El 1 de mayo la Iglesia celebra a San José Obrero, modelo y ayuda en el trabajo
Coincidiendo con la Fiesta del Trabajo, el 1 de mayo la Iglesia celebra a San José Obrero. Esta memoria litúrgica del padre adoptivo de Cristo y esposo de la Virgen María, se instituyó en 1955 por iniciativa del papa Pío XII para que, como afirmaba el pontífice, “el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también vuestro próvido guardián y el de vuestras familias”. Esta tarde, a las 17h, la Sub-delegación de Pastoral Obrera organiza una Eucaristía en la parroquia de San Juan Bautista del Pueblo Seco, en Castellón.
Esta mañana, el Papa Francisco ha escrito un twitter en el que desea que «San José, el humilde trabajador de Nazaret, nos oriente hacia Cristo, sostega el sacrificio de quienes obran el bien e interceda por todos los que han perdido el trabajo o no consiguen encontrar uno».
San Juan Pablo II, en su exhortación apostólica Redemptoris Custos, afirma que la “importancia del trabajo en la vida del hombre requiere que se conozcan y asimilen aquellos contenidos que ayuden a todos los hombres a acercarse a través de él a Dios, Creador y Redentor, y a participar en sus planes salvíficos respecto al hombre y al mundo, y a profundizar en sus vidas la amistad con Cristo”.
La santidad de la vida cotidiana
“Se trata, en definitiva –añadía el Papa polaco- de la santificación de la vida cotidiana, que cada uno debe alcanzar según el propio estado y que puede ser fomentada según un modelo accesible a todos: san José es el modelo de los humildes, que el cristianismo eleva a grandes destinos; san José es la prueba de que para ser buenos y auténticos seguidores de Cristo no se necesitan grandes cosas, sino que se requieren solamente las virtudes comunes, humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas”.
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