Ante la inminente celebración del VI Encuentro de adolescentes y jóvenes en proceso de Confirmación, el Obispo de la Diócesis ha publicado una carta dirigida a los jóvenes e invitándolos a participar en el encuentro que se celebrará el próximo 25 de febrero,en Segorbe.
Con la complicidad y el cariño que D. Casimiro muestra habitualmente a los jóvenes, recuerda lo entrañable y hermoso que fue el encuentro del pasado año ya salvadas las limitaciones de la pandemia. Una ocasión única, dice el Obispo en esta carta, «para conocernos, para compartir la alegría de ser amigos de Jesús y para ver que somos muchos los que le seguimos y formamos su Iglesia».
Del mismo modo, les traslada el gozo que supone para él «estar con vosotros este día, para conocernos, para escuchar vuestros anhelos y esperanzas, y también –claro está- vuestras dificultades y vuestras peticiones a nuestra Iglesia para poder ser y vivir como cristianos hoy».
Y bajo el lema del encuentro «Conectados», les anima a cumplir con el deseo de Jesús de crecer en comunión para salir a la misión, participando en la peregrinación desde la Cueva Santa hasta Segorbe para después celebrar la Eucaristía y disfrutar de los talleres y actividades organizadas por la Delegación para la Infancia y la Juventud.
Ha estado presidida por Mons. Casimiro López Llorente
La Concatedral de Santa María en Castellón, ha acogido esta mañana la Eucaristía de inicio de la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas de Segorbe-Castellón. Ha estado presidida por el Obispo de la Diócesis y concelebrada por el párroco de Santa María, D. Miguel Simón, los Vicarios parroquiales, D. Ángel Cumbicos y D. David Barrios, y por el Consiliario de Manos Unidas. D. Juan Crisóstomo, asistidos por el diácono.
Junto a la presidenta, Dª Amparo Faulí, a la cabeza, se ha unido una representación de voluntarios, así como representantes de diferentes comarcales de Manos Unidas de Segorbe-Castellón comprometidos en dar a conocer y denunciar la existencia del hambre y de la pobreza, sus causas y sus posibles soluciones.
Por todo ello, cada año trabajan para reunir medios económicos para financiar los programas, planes y proyectos de desarrollo integral dirigidos a atender necesidades en aquellos lugares del mundo donde la pobreza es extrema. Los fondos que recaudan proceden de las cuotas de los propios socios, la colecta anual en las parroquias, cuyos datos se han publicado en la Hoja Parroquial de este domingo, así como las aportaciones de colegios, empresas, organismos públicos y otras donaciones.
Durante la celebración de la Eucaristía, D. Casimiro, sensible siempre hacia los más pobres y desfavorecidos ha valorado la tarea eclesial de esta Asociación del la Iglesia Católica haciéndolo «desde el Señor y desde la Eucaristía», fuente de la Palabra de Dios que hoy, como ha dicho el Obispo, es muy acorde «a la misión de Manos Unidas».
Y es que a través de la Palabra proclamada, como ha puntualizado D. Casimiro, «Jesús invita a sus apóstoles llegados de la misión a descansar ,pero era tanta la gente que le abordaba pidiéndole ayuda, guía y orientación que Él siente compasión de aquella multitud que parecían ovejas sin pastor».
Así ha recordado el Salmo de hoy en el que hemos proclamado que Jesús es nuestro pastor y con Él nada nos falta,. «nos lleva a fuentes tranquilas y repara nuestras fuerzas», ha dicho el Obispo dirigiéndose a las voluntarias y voluntarios de Manos Unidas como miembros de la Iglesia de Segorbe-Castellón, invitándoles a «reposar en el Señor porque Él calma vuestras ansiedades ante tantas necesidades como vemos, Él repara vuestras fuerzas y os enseña el camino justo para cumplir la tarea que ha puesto en vuestras manos como lo hizo con aquellos apóstoles que fueron elegidos para estar con el Señor y después enviarles a predicar». Les ha recordado también, cómo Jesús acude a la multitud con compasión, incidiendo en que ésta «no es tener lástima porque eso nos lleva a la tristeza ante tanta necesidad como detectáis».
El Pastor de nuestra Iglesia les ha animado a «ofrecer sacrificios espirituales», recordando la Carta a los Hebreos, «para ofrecer la propia persona, el propio tiempo como hacéis vosotros, de forma gratuita, desinteresada e incondicional» y ese es el sacrificio que pide el Señor, le has recordado, «haciéndolo desde el amor fraterno, como Dios nos ama a través de su Hijo Jesucristo, de forma desinteresada y gratuita para hacer el bien a los más necesitados, aquellos que no tienen ni lo más elemental para sobrevivir y que se traduce en pobreza, y no solo de pan, sino también de cultura y que afecta como se recoge en el material de la campaña, a tantas mujeres», ha dicho D. Casimiro, sensible a la desigualdad a la que se refiere el lema de esta campaña.
Y para eso cuenta el Señor con nuestras manos, para luchar contra la desigualdad, «sobre todo con las de las voluntarias y voluntarios de Manos Unidas que con vuestra campaña vais a interpelar para concienciar a la sociedad y, con sus aportaciones, poder solucionar tantos problemas». En este sentido, el Obispo, se ha referido a la importante «tarea de tarea de concienciar a la sociedad opulenta que vive desechando tantas cosas que afectan a toda la creación y es fuente de la injusticia y de tantas desigualdades». Por ello, «hay que compadecerse -ha puntualizado D. Casimiro,-,“sufrir con ellos, empatizar y ponerse en su lugar para tener la compasión que nos muestra Jesús ante esa multitud y hacerlo como Iglesia diocesana». Como signo en el ofertorio, voluntarios de Manos Unidas han ofrecido los proyectos en los que durante este 2023, Manos Unidas, tratará de conseguir fondos.
El Señor pone de nuevo a misión a Manos Unidas de Segorbe-Castellón este año, con una nueva campaña, «para que llegue a todas las parroquias y a toda la comunidad diocesana que es la primera interpelada, pero también, a través de ellos a toda la sociedad para que esos programas puedan cumplirse como este año pasado». Finalmente, ha pedido intercesión a María la Virgen, «para que os proteja en esta tarea», recordando los de más de 60 años de historia de Manos Unidas «que pusieron en marcha aquellas mujeres, que como vosotras, pusieron en marcha la Campaña contra el Hambre para saciar el hambre de pan, de cultura y de Dios».
En este 2023, Manos Unidas comienza un quinquenio cuyos esfuerzos van a centrarse en algunas de las brechas de desigualdad que siguen creciendo y comprometen la dignidad de todo ser humano. Desde esta Asociación de la Iglesia Católica, aseguran que para promover sociedades más justas, pacíficas e inclusivas, no basta con reducir la pobreza y el hambre, o mejorar la calidad de la educación o del medioambiente, sino que es necesario apostar decididamente por la eliminación de las inequidades que atentan contra la vida digna de millones de personas.
Presentación de la campaña
El próximo martes, 7 de febrero, en el edificio Menador, en la Plaza Huertos Hogueros, a las 18.30 de la tarde,se presentará oficialmente la Campaña contra el Hambre para este 2023 y podremos conocer los proyectos para los que Manos Unidas de Segorbe-Castellón tratará de conseguir fondos.
La enfermedad forma parte de nuestra condición y experiencia humana. Tarde o temprano toca a nuestras puertas. La pandemia del Covid-19 nos ha recordado que somos frágiles, vulnerables y mortales; y también que nos necesitamos los unos de los otros. El reconocimiento de esta realidad nos invita a ser humildes, a practicar la solidaridad y, sobre todo, a abrir nuestra mirada a Dios, que nunca nos abandona. A través de la experiencia de la fragilidad y de la enfermedad podemos aprender a caminar juntos según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura. La enfermedad y el sufrimiento, si se viven en el aislamiento y en el abandono, si no van acompañados del cuidado y de la compasión, pueden llegar a ser inhumanos.
Los enfermos no nos pueden ser indiferentes: no podemos abandonarlos, olvidarlos o marginarlos. Jesús siempre se acercaba y atendía a los enfermos, especialmente a los que habían quedado abandonados y arrinconados. Su cercanía y compasión hacia los enfermos, sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase son un signo maravilloso de que Dios ha visitado a su pueblo y del amor de Dios hacia cada uno de ellos. La compasión de Jesús hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: “estuve enfermo y me visitasteis” (Mt 25, 36).
En la fiesta de la Virgen de Lourdes, el 11 de febrero, celebramos la Jornada Mundial del Enfermo, que nos llama a cuidar de ellos, como hace el buen Samaritano (cf. Lc 10,30-37). Recordemos como dos transeúntes, considerados religiosos, ven a un robado y malherido por unos ladrones en el camino de Jerusalén a Jericó, dan un rodeo y no se detienen. Un tercero, en cambio, un samaritano, objeto de desprecio, siente compasión y se hace cargo de aquel forastero, tratándolo como a un hermano. Lo cura de sus heridas, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo lleva a una posada. “Cuida de él” (v. 35) es el encargo del samaritano al posadero, al despedirse al día siguiente. Jesús, al final de la parábola nos exhorta: “Anda y haz tú lo mismo” (v. 37). Se trata de un mandato incisivo porque, con esas palabras, Jesús nos indica cuales deben ser también hoy la actitud y el comportamiento de todos sus discípulos en especial con enfermos y los que sufren. El Samaritano, comentan muchos Santos Padres de la Iglesia, es el mismo Jesús. Mirando cómo actuaba Cristo podemos comprender el amor infinito de Dios, sentirnos parte de este amor y enviados a ser samaritanos con nuestra atención y nuestra cercanía a todas las personas que necesitan ayuda porque están heridas en el cuerpo y en el espíritu.
Jesús pide que nos acerquemos al enfermo, lo escuchemos y establezcamos una relación personal con él, que sintamos empatía y conmoción con la persona enferma, y nos dejemos involucrar en su sufrimiento hasta llegar a hacernos cargo de su cuidado. Este es el amor fraterno que todo cristiano, toda familia cristiana y toda comunidad cristiana hemos de tener hacia los enfermos. El cuidado cercano y fraterno de los enfermos, hecho con compasión y gratuidad, no puede faltar nunca en nuestra Iglesia diocesana y en cada parroquia. Los enfermos han de ocupar un lugar prioritario en la oración, vida y misión de todas nuestras comunidades cristianas y de los cristianos, siguiendo las palabras de Jesús y su ejemplo, al modo del buen samaritano. Contamos con un buen número de visitadores de enfermos en muchas parroquias y, en los hospitales, con muchos voluntarios: junto con los sacerdotes y los capellanes, se acercan y atienden a los enfermos y a sus familias humana y espiritualmente. Pero cada vez hay más personas enfermas y solas a las que acercarse y cuidar.
El cuidado integral de los enfermos pide cuidar también la dimensión espiritual de los enfermos. La fe en Cristo Jesús, muerto y resucitado, cura y sana, y da aliento y esperanza en la enfermedad al enfermo y a la familia. Es lamentable que haya quienes priven a sus familiares enfermos de la atención y cercanía del sacerdote o de los visitadores sea en casa o en los hospitales. No olvidemos que en todos los hospitales existe un servicio religioso católico, que se ha pedir expresamente en la recepción o en planta para que los capellanes o visitadores puedan acudir a las habitaciones.
Con ocasión de la Jornada Mundial del Enfermo oremos por todos los enfermos y sus cuidadores en el seno de las familias, en los centros sanitaros y residencias. Y damos gracias a Dios por todos cuantos trabajan en la pastoral de la salud: sacerdotes, religiosos y religiosas, voluntarios y visitadores de enfermos. Y damos gracias por el trabajo de todos los sanitarios. A todos los ponemos en manos de la Virgen, Nuestra Señora de Lourdes.
Cada 2 de febrero la Iglesia celebra la festividad litúrgica de la Presentación del Niño Jesús en el Templo. Una jornada en la que Vida Ascendente conmemora a sus patronos, San Simeón y Santa Ana. Los miembros del movimiento en Diócesis de Segorbe-Castellón lo celebraron ayer en la parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón con una Eucaristía en su honor, que estuvo presidida por Mons. Casimiro López Llorente.
Durante la homilía, el Obispo se refirió a la consagración de Jesús al Padre «que rememora también nuestra propia consagración como cristianos». En la Presentación de Jesús en el Templo, las Sagradas Escrituras, nos llevan hasta Simeón y Ana «que tuvieron la dicha y el gozo de encontrarse con el Señor», dijo D. Casimiro, y son los patronos de Vida Ascendente, «cuyo ejemplo nos ha de ayuda a crecer en la fe para aumentar la fraternidad entre vosotros y acogiendo al Mesías seáis también testigos suyos allá donde os encontréis».
Se refirió a los dos personajes bíblicos destacando las virtudes de ambos. De Simeón, dijo el Obispo, «movido por el Espíritu Santo, va al templo y acoge a Jesús en sus brazos dando gloria y alabanza a Dios por ese encuentro; y Ana da gracias a Dios y lo anuncia ante todos aquellos que esperaban la redención».
«Encuentro, fe y anuncio», son las palabras que resumen la actitud de Simeón y de Ana tras el encuentro con el Señor cuya máxima es «reconocerlo como el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador», recalcó D. Casimiro.
Así se refirió a cómo, en cada Eucaristía, «Jesús sale a nuestro encuentro para fortalecer nuestra fe y alimentar nuestra vida cristiana, a través de la Palabra de Dios viva, aquí y ahora, que nos alimenta y nos ayuda a crecer en la fe para creer de verdad en Él».
La necesidad de alimentar nuestra fe, centró parte de la homilía. Por ello el Obispo puso en valor acudir al encuentro con el Señor «para dejarnos iluminar por su palabra, alimentarnos por la Eucaristía y así avivar nuestra fe, tan necesaria en nuestros tiempos en que si no tenemos ese encuentro personal y comunitario con el Señor corremos el peligro de desfallecer y dejarnos llevar por un ambiente no favorable a la fe cristiana».
Este movimiento laical de jubilados y mayores tiene como objetivo llevar y fomentar el mensaje evangélico a los jubilados y mayores para que los mismos puedan poner al servicio de este mensaje su caudal de fe. Así, D. Casimiro les exhortó a ser luz ante los demás para anunciar, como Simeón y Ana, que caminamos hacia el encuentro definitivo con el Señor. «Encuentro y acogida en la fe para, una vez hemos recibido al Señor, llevarlo a los demás y hablar de Él», dijo el Obispo.
Como cristianos y como miembros de Vida Ascendente, «el Señor pone en vuestra manos ser anunciadores de Cristo y de su Evangelio siendo testigos suyos» y recordando los objetivos del apostolado que, en comunidad, crecen en la Fe, fomentan la amistad y se conciben como miembros activos de la Iglesia y de la Sociedad, «llegue a todos Aquel que enriquece vuestra vida cristiana, porque a todos está destinado».
D. Casimiro concluyó la homilía dando gracias a Dios por los miembros de Vida Ascendente de la Iglesia de Segorbe-Castellón, exhortándolos a llevar a todos los pueblos de la Diócesis el apostolado para ayudar a todos aquellos que desfallecen en la fe.
Con al fiesta de la Candelaria, los católicos celebramos la Presentación de Jesús en el Templo y su consagración al Padre, también la Purificación de la Virgen María y, coincidiendo con todo ello, la Iglesia Católica, dedica este día a la Vida Consagrada, Jornada Mundial instituida por San Juan Pablo II hace 27 años.
Religiosos, religiosas y consagradas de nuestra Diócesis se reunieron ayer tarde en torno a la mesa del Señor, en una Eucaristía que se celebró en la Parroquia de San Cristóbal, en Castellón, y que estuvo presidida por Mons. Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
A la luz de la Palabra proclamada (Lc 2, 22-40) la homilía del Obispo se centró en tres palabras: encuentro, consagración y caminar, en clara alusión al lema para la celebración de la Jornada Mundial de este año «Caminando en esperanza».
La celebración de ayer nos lleva a rememorar «el Encuentro – dijo D. Casimiro – de Jesús con su pueblo y aquellos que esperan la venida del Mesías», refiriéndose a «los humildes y sencillos, que lo reconocen y lo acogen igual que nosotros esta tarde». Con estas palabras hacía alusión a la procesión de entrada con las candelas en la celebración, signo a través del cual, prosiguió, «hemos venido hoy al encuentro con el Señor, que se nos hace presente en esta Eucaristía de una forma muy especial a través de la Palabra de Dios, haciéndose presente para ser luz en nuestra vida». Es precisamente la luz de las candelas, el símbolo que representa al mismo Jesús «que es la luz que ilumina las tinieblas y nos enseña el camino para el encuentro definitivo con Él».
D. Casimiro puso el énfasis en el encuentro con el Señor, por ser «fundamental para todo aquel que quiere ser cristiano» y ha de ser «un encuentro constante, diario y permanente para mantener viva la llama de la fe y nuestra consagración bautismal porque Él es la esperanza que no defrauda». y así, en la fiesta de ayer, Jesús es consagrado como primogénito al Padre, «se ofrece en toda su persona y con total disponibilidad al Padre para llevar a cabo la tarea que Él le había encomendado: liberar de las tinieblas al mundo para cumplir su voluntad».
Las palabras del Obispo no pasaron por alto que la Consagración al Padre nos recuerda nuestra propia consagración bautismal. A través del bautismo, dijo D. Casimiro, «somos hechos hijos de Dios, hermanos de Jesús y miembros de una comunidad, consagrados a Él para vivir cada uno según la condición y vocación que recibimos y ser presencia y discípulos misioneros del Señor».
Los religiosos y consagrados lo están, dijo D. Casimiro, «de una forma especial por los votos, según el carisma propio de cada Instituto o congregación a través de la obediencia, la pureza y la castidad para vivir en medio del mundo y ser luz de Cristo Jesús y siendo sus testigos allí donde os encontréis».
El Obispo finalizó su homilía haciendo alusión al lema de la Jornada Mundial de este año: «Caminando en esperanza». Y es que «en nuestro caminar hemos puesto nuestra esperanza en Áquel que no defrauda». Un caminar que para D. Casimiro ha de ser «Es un caminar «diario y constante con la esperanza de tener a Cristo Jesús en el centro de nuestra vida y mirando a Dios que es con quien y desde quien se camina», exhortando a los presentes «a tener a Dios presente en la vida y estar abiertos siempre a la voz del Padre, mirando el rosto de Cristo crucificado estando atentos a la voz del Espíritu Santo». Porque es el Espíritu Santo, remarcó el Obispo, «quien actúa en vosotros a través de vuestros carismas para ser de verdad testigos en quien se refleja la misma Trinidad», haciéndolo en el mundo de la educación, la sanidad, o la pobreza, «siempre al lado de los más desfavorecidos, pobres en el espíritu y necesitados de Dios, encontrando, a través de vosotros, el sendero que les lleva hacia Dios».
Esa es la tarea fundamental de nuestra Iglesia, remarcó D. Casimiro, «no centrarnos en nosotros mismos, sino que a través de nosotros, las personas se encuentren con el Señor y sientan su presencia y su cercanía que ayuda a vivir con esperanza».
Con la Eucaristía celebrada ayer tarde, las consagradas y consagrados renovaron sus votos y promesas con el objetivo de seguir viviendo para Dios, desde la pobreza, la obediencia y la castidad, y según el don que cada uno ha recibido de Dios.
La Delegación Diocesana para la Infancia y la Juventud ha puesto en marcha la organización para el Encuentro Diocesano de Jóvenes del presente curso pastoral que se va a celebrar el próximo 25 de febrero en Segorbe. El objetivo, tal como ha confirmado el Delegado Diocesano, D. José Miguel Sala, es que «nos podamos reunir, en comunión con nuestro Obispo, en la sede episcopal que vio nacer a nuestra Diócesis ahora hace casi ocho siglos de historia».
Por ello es, en el contexto de la celebración del 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe, «una oportunidad única para, como nos exhorta D. Casimiro, hacer memoria agradecida del pasado, dar gracias a Dios por todos los dones que ha derramado sobre cada uno de nosotros a lo largo de la historia, y también cómo no – asegura el Delegado Diocesano – para asumir la misión que Dios nos encomienda como miembros de la Iglesia Diocesana de la que formamos parte».
Bajo el lema “CONECTADOS”, desde la Delegación Diocesana se ha remitido una convocatoria masiva a movimientos, asociaciones y parroquias, animando a la participación del Encuentro que se celebrará en el Seminario de Segorbe. De esta forma, aprovechando la efeméride, «los jóvenes podrán ganar el Jubileo». La jornada se ha organizado con un atractivo programa de actividades que incluye una emotiva peregrinación desde el Santuario de la Virgen de la Cueva Santa, Patrona de nuestra Diócesis, hasta la Catedral de Segorbe donde se celebrará una Eucaristía presidida por Mons. Casimiro López Llorente.
Además de la comida fraterna, el Encuentro incluye la celebración de varios talleres. Tal como asegura D. Jose Miguel Sala, «los jóvenes de nuestro tiempo, como insiste nuestro Obispo en repetidas ocasiones, necesitan sentirse queridos y arropados por la Iglesia que los acoge como Madre», por ello se estima muy idóneo celebrar talleres «para tratar aquellas cuestiones que son más susceptibles de empatizar con ellos y así dar respuesta cristiana a las muchas inquietudes que manifiestan».
Los tres talleres que se incluyen en el programa, según adelante el subdelgado diocesano, D. Mauel Díaz, versarán sobre el noviazgo cuya charla ofrecerán, los influencers católicos Quique y Mery; las adicciones serán tratadas por el psicólogo experto en el tema, Juan Colomina; y la charla de series y películas ofrecida por el escritor y director de cine, Diego Blanco.
También, como la música forma parte de la diversión y el entretenimiento preferido de los jóvenes, el Encuentro finalizará con el concierto de la rapera católica, Aisha, y la Adoración al Santísimo Sacramento.
En la convocatoria se pide a los jóvenes llevar almuerzo y comida y una aportación voluntaria de 2 euros. La Delegación Diocesana ha provisto el traslado en autobuses para facilitar la participación de los jóvenes. Además, deberán cumplimentar, según el caso y la edad de los participantes, la autorización de menores y el de protección de datos (se adjunta link de descarga)
Para cualquier consulta o duda se puede contactar con la delegación Diocesana para la Infancia y la Juventud, por whatsapp a través del teléfono: 601 20 10 98.
Coincidiendo con la celebración, de este sábado 4 de febrero, con la Jornada de la Fraternidad Humana
Este próximo sábado, 4 de febrero, se cumplen cuatro años de la reunión entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad al-Tayyib celebrada el 4 de febrero de 2019 en Abu Dabi, que dio lugar a la firma del documento titulado “La fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común” el 4 de febrero de 2020. Uno de los frutos de aquella reunión fue la proclamación, por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del 4 de febrero como el Día Internacional de la Fraternidad Humana, recogido en la resolución 75/200, cuya primera edición se celebró en 2021.
El Pontífice también firmó un documento tras su viaje apostólico a los Emiratos Árabes Unidos que, bajo el título «La Fraternidad Humana: por la paz mundial y la convivencia común», asegura que «la fe lleva al creyente a ver en el otro a un hermano que debe sostener y amar» y bajo esa premisa, afirma, entre otras cuestiones, que «en el nombre de Dios que ha creado todos los seres humanos iguales en los derechos, en los deberes y en la dignidad, y los ha llamado a convivir como hermanos entre ellos, para poblar la tierra y difundir en ella los valores del bien, la caridad y la paz».
Ya en 2021, el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso se sumó a la celebración de esta Jornada y animó a todas las conferencias episcopales a sumarse. Al acercarse esta fecha, desde la Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Española, animan a las Diócesis españolas a tener presente esta Jornada, que, en palabras de D. Casimiro, «ofrece una buena ocasión para subrayar la importancia del diálogo interreligioso en la vida de la Iglesia».
Es por ello que nuestro Obispo nos exhorta a «orar por la fraternidad entre las religiones y para que cese todo tipo de violencia en nombre de Dios y la persecución por motivos religiosos, y para que los fieles de todas las religiones seamos instrumentos de paz en nuestra sociedad».
Los próximos 6 y 7 de febrero en el Seminario Mater Dei
Bajo el título “Fieles a la misión del Señor ante el actual cambio de época” el Obispo de la Diócesis nos invita a participar en estas Jornadas de formación sobre la Iglesia que se van a celebrar los próximos 6 y 7 de febrero en el Seminario Mater Dei.
D. Casimiro ha remitido una carta de invitación al Pueblo de Dios de Segorbe-Castellón para invitarnos a estas segundas jornadas formativas que se retoman tras la pandemia y que tanto éxito tuvieron en enero de 2020. La iniciativa se reanuda coincidiendo con «este tiempo de gracia de Dios, que está siendo el Año Jubilar, para seguir caminando juntos con alegría y esperanza como Iglesia del Señor – afirma D. Casimiro – según la vocación, el ministerio y el carisma que cada uno hemos recibido del Señor».
El Obispo, consciente de estos «tiempos recios para poder vivir como comunidad de ‘discípulos misioneros’ del Señor y para la misión evangelizadora» y también atendiendo la tarea de pastorear nuestra Iglesia, nos anima a «volver la mirada al Señor resucitado y a la acción del Espíritu Santo».
Con la certeza de que el Señor no abandona a su rebaño y que este Jubileo nos está ayudando «a recuperar el aliento eclesial y la alegría de ser su Iglesia», D. Casimiro anima a participar en estas Jornadas que se celebrarán el 6 y 7 de febrero en sesión de mañana, de 10.30 a 14h, para sacerdotes, religiosos y diáconos finalizando con una comida; y el 6 de febrero por la tarde, de 18.00 a 20.00h para religiosas y seglares en general, y, de modo especial, a catequistas, a profesores cristianos y de religión y a estudiantes.
El Obispo de la diócesis de Segorbe-Catellón, D. Casimiro López Llorente; ha presidido esta misma mañana en la parroquia de San Francisco de Asís de Castellón la misa de desagravio con el deseo de reparar el acto sacrílego que tuvo lugar a primeras horas de la noche del pasado 24 de enero; en la citada iglesia.
En la eucaristía han concelebrado varios sacerdotes, entre ellos el párroco de San Francisco, D. Antonio Caja.
Cabe recordar que este hecho “que nos duele profundamente y que se trata de un acto sacrílego contra el mayor tesoro que tenemos los católicos: la Santísima Eucaristía, presencia real y permanente de Jesucristo entre nosotros” (así lo transmitió el Obispo en un comunicado) tuvo lugar en el transcurso de un robo perpetrado en la iglesia en el que se sustrajo el viril con el Santísimo, depositado en el Sagrario. Por eso hoy al comienzo de la homilía el obispo ha recordado que fue el propio párroco el que le llamó para comunicarle “la dolorosa noticia del robo del Santísimo de la capilla del oratorio”.
Sus palabras, a raíz de este suceso, han servido para reflexionar sobre lo que supone que el Señor se haya quedado presente entre nosotros bajo las especies eucarísticas y ha recordado que Jesucristo no dudó ni un momento en cumplir su promesa: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
“Sin la eucaristía no podemos vivir si lo queremos hacer como cristianos. Sin la eucaristía no puede haber comunidad eclesial, ni parroquial”, ha remarcado el Obispo. El acto religioso ha concluido con una exposición del Santísimo Sacramento y el rezo de la oración por el Año Jubilar.
Al mismo tiempo en otras iglesias parroquiales, capillas y templos abiertos al culto se han llevado a cabo actos de desagravio y de reparación a través de la celebración de la eucaristía o con la exposición prolongada del Santísimo Sacramento.
Celebrado este sábado en Segorbe en el contexto del Año Jubilar
La campaña de Infancia Misionera que se ha celebrado durante este mes de enero por ser el mes de la misiones, culminaba este sábado en nuestra Diócesis. Segorbe fue el centro neurálgico de esta especial celebración en el contexto del XX Encuentro Diocesano de Infancia Misionera en el que cientos de niñas y niños, y también jóvenes de diferentes parroquias de la Diócesis, peregrinaron a la Catedral para celebrar el Año Jubilar Diocesano.
Bajo el lema de este año «Uno para todos y todos para Él», la Delegación Diocesana de Misiones, organizó una jornada que arrancó en el Seminario Diocesano de Segorbe. Tras la acogida por parte de D. Salvador Prades, Delegado Diocesano de Misiones, niñas y niños, jóvenes, catequistas y padres disfrutaron de la actuación de Nandet que fue el deleite de los más pequeños.
A continuación y como viene siendo habitual en este año de celebración Jubilar, la Capilla del Seminario, que en esta ocasión se quedó pequeña, acogió el acto de preparación de la peregrinación desde donde todo el grupo partió en procesión hacia la Puerta Santa de la Catedral.
Tras cruzar la Puerta Santa, cumplieron con la parada en la Pila Bautismal y frente al Sagrario, dando comienzo posteriormente la Eucaristía.
¡Qué alegría ver a tantas niñas y niños de tantos lugares para celebrar el Jubileo Diocesano en la S.I. Catedral!. Fueron las primeras palabras del Obispo de Segorbe-Castellón durante la homilía que, en esta ocasión, la realizó a los pies del Altar junto a los más pequeños. Y es que la jornada de este sábado se vivió con especial júbilo y alegría pues el Encuentro Diocesano de Infancia Misionera hacía dos años que no se podía celebrar como consecuencia de la pandemia.
D. Casimiro se refirió al significado de los ritos que se cumplen durante la peregrinación jubilar, desde el camino que se recorre partiendo del Seminario, hasta el Sagrario donde los peregrinos se encuentran con Jesucristo. Y lo hacemos «juntos» dijo el Obispo, «representando a la Iglesia peregrina del Señor de toda la Diócesis».
Explicó del mismo modo el motivo de unirse en la Catedral «por ser la casa de toda la comunidad diocesana». En una homilía que también lo fue de diálogo con los más pequeños, nuestro Obispo recordó la entrada por la Puerta Santa que representa a Jesús «para encontrarnos con Él y a través de Él formamos parte de la Iglesia». Así, las niñas y niños pudieron renovar su Bautismo como signo, dijo el Obispo, «del día que pasamos a formar parte de la familia de Jesús».
El signo de que Jesús no nos dejó solos es la Eucaristía, recordó también D. Casimiro, y en la celebración recordamos su misterio pascual y, aludiendo al lema de este año recordó que «se dio para todos» muriendo por todos en la cruz «para que todos lo que crean en Él tengan vida eterna».
De la celebración de la Eucaristía, D. Casimiro explicó los tres elementos representativos: el altar, que representa a Jesús; el ambón desde donde se proclama la Palabra de Dios; y la sede episcopal, donde se ubica el Obispo como sucesor de los apóstoles, enviados por Jesús para, en su nombre, anunciar el Evangelio.
Nuestro Obispo concluyó invitando a todos a participar en la misión encomendada por Dios, también a los más pequeños que tras la celebración eucarística, fueron también enviados a misión.
La Jornada continuo con la comida y la actuación musical del grupo del Colegio de la Consolación de Castellón y la oración de envío.
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