El Pregón se estrena en Burriana y prepara a vivir la Cuaresma
El Pregón diocesano de las Cofradías y Hermandades de Semana Santa se ha pronunciado por primera vez en Burriana. La Basílica de El Salvador acogió un acto multitudinario que, para los miembros del Santo Sepulcro, ha sido un honor y gran alegría organizar, según reconocía su Hermano Mayor, Manuel Moros. El Obispo recordaba que este evento, el sábado después del Miércoles de Ceniza, “nos dispone a la preparación para la Cuaresma, que nos llevará a la Semana Santa y al Triduo Sacro para culminar con la celebración gozosa de la Pascual de la Resurrección”.
Mons. Casimiro López Llorente invitaba a conjugar “nuestro amor a Dios y al prójimo” para prepararse a celebrar con verdadera fe y profunda devoción los misterios centrales de la fe: “Debidamente preparados podremos vivir los días Santos no solo contemplando la belleza de nuestros pasos, sino viendo en ellos al Hijo venció el pecado, el odio y el rencor, y resucitando restauró la Vida y el Amor de Dios y entre los hombres”.
El Obispo exhortaba a los cofrades a “vivir con intensidad la Cuaresma, para luego ser un auténtico testigo de la Resurrección del Señor pero no solo con palabras sino con obras”. El párroco de El Salvador coincidía en que “todo esto que contemplamos y celebramos será verdad si lo vivimos realmente en lo cotidiano”. Y para ello, concluía mons. López Llorente, es necesario “encuentro personal con Cristo Jesús en la escucha de su Palabra, en la celebración de los Sacramentos, en la oración y en la comunidad de su Iglesia”.
El pregonero de este año ha sido el salesiano P. Rafael Vicent, hijo de Burriana y profesor de biblia en Universidad Pontificia Salesiana. Durante el acto se entregaron un presente a la Cofradía Virgen de los Dolores de L’Alcora y al Santo Sepulcro de Burriana por la organización la Cuaresma pasada del pregón y procesión diocesanos, respectivamente. También se contó con la intervención musical de la Coral Borrianenca.
La procesión diocesana
El programa de actos de la Junta de Cofradías proseguirá esta Cuaresma con la procesión diocesano el 18 de marzo. Este año será de nuevo en Castellón y la organizará la Cofradía de Medinaceli. Su hermana mayor, Carmen Forés, espera que esta vez no se repita lo que pasó en 2014, cuando se tuvo que suspender por la lluvia.
Resumen del Pregón de Semana Santa: las Cofradías en camino hacia la Pascua
Las Cofradías, celebrando con intensidad la Semana Santa,participan en los sentimientos de Jesús, especialmente en su Pasión, Muerte y Resurrección. Responden así, visible y personalmente, al amor de Cristo, como decía S. Pablo: «Me amó y se entregó por mí» (Gal 2,20). No se limitan a la Semana Santa: con la formación espiritual, la oración personal y comunitaria, son todo el año “fermento” del Evangelio.
Para preservar la identidad de las Cofradías y, a la vez, potenciarlas para mejor evangelizar y profundizar la fe cristiana, el Sr. Obispo de Segorbe-Castellón, que hoy preside nuestra asamblea, emanó un decreto con un Estatuto-marco, hace hoy exactamente dos años (el 17 de febrero 2016). He leído en Internet que un miembro de la Junta Mayor de la Semana Santa Marinera de Valencia se lamentaba: «Hay que lograr el lógico decoro en las procesiones, pues estamos teniendo problemas en estos años, en que parece que algunos participan como si se tratara de una comisión fallera».
- «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?» (Lc 24,5)
El primer núcleo de este Pregón parte del Santo Sepulcro. La imagen del Cristo Yacente de Burriana, magníficamente restaurada, es un momento clave en la procesión del Viernes Santo. Es el Sepulcro de una muerte anunciada. Su caminar es silencio. Y al mismo tiempo, oración. Tras las estaciones de penitencia de nuestras Cofradías, llega por fin la alegría de aclamar a Cristo Resucitado. Es un grito de victoria, ¡¡Aleluya!!, que brota del corazón: Jesús, has vencido a la cruz y a la muerte. Como dice el Papa Francisco: «La resurrección de Jesús no es el final feliz de una fábula maravillosa, no es el happy end de una película. Es la intervención de Dios Padre en el momento que todo parece perdido para siempre».
El peregrino a Tierra Santa, llega a Jerusalén. En el “Santo Sepulcro” escucha los mensajes de los ángeles a las mujeres: «Ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí» (mensaje negativo) y luego un mensaje positivo: «Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis» (Mt 28,5-7).Seguramente, más de una vez nos merecemos el reproche de los ángeles a las mujeres que van a la tumba: «Por qué buscáis entre los muertos al que vive?» (Lc 24,5)
- «Tú eres el salvador del mundo» (Jn 4,39-42)
Recordamos la escena, que tuvo lugar junto al antiguo pozo de Jacob, en Siquén (Jn 4). Llegó una mujer samaritana para sacar agua del pozo y Jesús entabló con ella un diálogo sencillo y profundo. Le dice: «Dame de beber». La samaritana: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?» Jesús le contesta: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva» (Jn 4,10). La mujer le dice: «Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos lo dirá todo». Jesús le dice: «Soy yo, el que habla contigo». Sorprende el final de este episodio; la gente del pueblo se siente transformada por el encuentro con Jesús y le dicen a la mujer: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo» (Jn 4,42). De una fe superficial, han llegado a una fe madura y personal.
Ojalá la celebración de la Semana Santa lleve a cada cofrade, y a todo cristiano, a personalizar la fe, fruto de la experiencia de un encuentro con Jesús, como confiesan los samaritanos: «Ya no creemos por lo que tú dices (o lo que nos ha dicho el catequista, el párroco o el Papa); nosotros mismos lo hemos oído (hemos escuchado con interés su Palabra, la aplicamos a la vida) y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo».
- Cristianos hacia la Pascua, compartiendo la misión del Evangelio
La Semana Santa, Semana Grande de nuestra fe, tiene un único y gran protagonista: Jesucristo. Jesús resucitó y vive en la fe callada y enamorada de tantos hombres y mujeres de nuestro mundo. Pero en tantos lugares de la tierra sigue siendo Viernes Santo: Cristo sigue sufriendo hoy su Pasión en los refugiados, perseguidos o abandonados. Su dolor debe despertar nuestra solidaridad y asumirla como misión, para ayudarles a tener calidad de vida.«La misión en el corazón del pueblo, dice el Papa Francisco, no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo. (…) Vosotros mostráis a la ciudad, los acontecimientos pascuales de nuestro Señor, sois una catequesis viviente».Recordemos los ejemplos de misericordia, entre otros, de Madre Teresa de Calcuta.
El Papa Francisco dice a los jóvenes: «¡No dejéis que otros sean protagonistas del cambio! A través de vosotros entra el futuro en el mundo. Os pido ser constructores de un mundo mejor. Queridos jóvenes, por favor, ¡no os quedéis mirando la vida desde el balcón!».
- La Cuaresma, tiempo de desierto, debe conducirnos a tomar cada vez más conciencia de cuánto el Espíritu Santo, recibido en el Bautismo, obró y puede obrar en nosotros. Jesús curó a un sordomudo, tocándole los oídos y la lengua (Mc 7,31-37) y pronunciando la parola aramea Effetá (“ábrete”), que se utiliza en el ritual de Bautismo. En cierto modo esta palabra Effetá condensa toda la misión de Jesús. Con el Bautismo, la persona comienza, podríamos decir, a “respirar” el Espíritu Santo: abre el oído para escuchar la Palabra y la boca para proclamar el amor del Señor y ayudar a los hermanos; pero, sobre todo, Dios quiere abrir el corazón, purificar sus deseos y crear una profunda relación de amistad. Jesús dijo de sí mismo: «Yo soy el camino y la verdad y la vida» (Jn 14,6). Como cristianos queremos tenerlo en cuenta y seguirle realmente como discípulos. Que no ocurra que al final de la vida nos tenga que reprochar: «Me llamáis Luz, y no me creéis. Me llamáis Camino, y no me recorréis… Si un día no os reconozco, no os extrañéis».
- Termino dedicando un recuerdo afectuoso para los cofrades que se han dedicado en cuerpo y alma a hacer crecer las Cofradías y que ya han pasado a la Jerusalén del cielo, y para los cofrades aquí presentes que estáis construyendo con tanto amor y esfuerzo el futuro de las Cofradías y de la fe cristiana. Pido para todos ellos un fuerte aplauso. ¡Feliz tiempo de gracia, Cuaresma y Semana Santa! ¡Feliz Pascua de Resurrección!
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