La Semana Santa de Vila-real, declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial y Autonómico, es una de las más antiguas de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Cristo atado a la columnaSantísimo Cristo del HospitalCristo YacenteEcce Homo
La Arciprestal San Jaime es uno de los templos que, durante estos días, protagonizan la Semana Santa, pues acoge a un total de nueve imágenes procesionales de gran valor artístico, cultural y religioso, que dan a conocer y transmiten la fe en Cristo, así como la veneración y el amor a la Santísima Virgen.
El Nazareno y CirineoLa Dolorosa de Tierra SantaLa PiedadEl Nazareno y la Verónica
Algunos de estos pasos están realizados por escultores locales. Es el caso del Ecce Homo, el Cristo Yacente, la Verónica, la Oración del Huerto o la Virgen de los Dolores, maravillosas obras artísticas del escultor vila-realense José Ortells. Por otra parte, cabe destacar la Virgen de las Angustias, obra del escultor valenciano Octavio Vicent, también autor de la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados.
A los nueve pasos que se pueden contemplar en estos momentos en la parroquia Arciprestal, se añadirán esta tarde otros dos que trasladará la Cofradía de Santa María Magdalena, desde la parroquia de Santa Isabel, a las 19:30 h. A Continuación, a las 20 h. tendrá lugar el desfile procesional de las cofradías y hermandades de Semana Santa.
Nuestro Padre Jesús NazarenoLa Oración del HuertoMaría Santísima de la CaridadVirgen de la Soledad
Se celebró ayer tarde en la Concatedral de Santa María, organizado por la M.I. Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús
La Concatedral de Santa María, en Castellón, acogió ayer tarde la celebración del Pregón Diocesano de Semana Santa, organizado por la Muy Ilustre Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, de Castellón, en colaboración con la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa.
En este primer sábado de Cuaresma, el Pregón Diocesano supone, para las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Iglesia de Segorbe-Castellón, el punto de partida para vivir, a través de la religiosidad popular, la Pasión, Muerte y Resurreción del Señor.
Coincidiendo con el 475º Aniversario de la Fundación de la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, en Castellón, la pregonera de esta XXXIII edición, fue Mª Teresa Giner Pallarés, cofrade de la Purísima Sangre de Jesús de la rama de industriales, y también presidenta de la Junta Local de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Castellón desde el pasado enero. Mujer de fe y profundamente vinculada a la Real Cofradía de Nuestra Señora del Lledó, entre otros cargos.
El acto estuvo presidido por el Obispo, Mons. Casimiro López Llorente, a quien acompañaron el Delegado Diocesano para la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, D. Pascual Luis Segura; el Consiliario Diocesano para la Junta, D. Federico Caudé; el Deán de la Concatedral, D. Miguel Simón; así como el y Presidente de la Cofradía de la Sangre, D. Juan Antonio Guzmán; y el Hermano Mayor, D. Ignacio Valls.
Pregón Diocesano
En sus primeras palabras, Mª Teresa Giner Pallarés, destacó con emoción, su condición de cristiana, por coincidir este 25 de febrero con el aniversario de su Bautismo, agradeciendo las vivencias y enseñanzas recibidas, a lo largo de los años, por los hermanos y hermanas cofrades. Recordó las palabras de D. Casimiro en su Carta Pastoral para este Año Jubilar Diocesano, en el que «hay que hacer memoria agradecida del pasado», poniendo el acento en las personas sencillas que se se asociaron, a través de la Cofradía, «para ayudar a los más necesitados ante las dificultades que muchos, por aquel entonces, atravesaban, siendo su máxima amar al prójimo siguiendo el Evangelio y proclamando su fe». El pregón supuso, en gran parte, un repaso a las Sagradas Escrituras, con referencias a la grandeza de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Recuerdo agradecido a la Historia
Hubo palabras de agradecimiento y reconocimiento «a quienes iniciaron este camino pero también a todos los que han seguido sus pasos a través de los siglos haciendo posible la realidad de hoy, siendo capaces de superar todas las dificultades sin rendirse y continuando siempre adelante». Palabras que resonaron con fuerza coincidiendo con la celebración del 475º Aniversario de la Cofradía que nos recuerdan a todos los casi cinco siglos de historia de algunas cofradías de nuestra Diócesis, así como aquellas otras que han ido surgiendo, cuya historia, para la pregonera refiriéndose a la propia de la Cofradía de la Purísima Sangre de Castellón, «nos ayuda a comprender la riqueza que encierran, siendo un tesoro de solidaridad, arte, religiosidad, lo hizo poniendo la mirada en el sentimiento de solidaridad hacia quienes lo necesitaban como el origen de su existencia». Del mismo modo, alzó su voz para destacar el papel protagonista «de aquellos hombres y mujeres – refiriéndose a los cofrades- que con la mirada puesta en Jesucristo fueron capaces de transformar la realidad social con la fuerza del Evangelio, siendo un desafío que aún hoy persiste».
En este sentido, sirviéndose de la parábola del Buen Samaritano, reivindicó la necesidad de «seguir el ejemplo de los cristianos que nos precedieron de acercarse al diferente, al necesitado, al desconocido que sufre, superando las barreras de la enemistad, la discriminación y prejuicios que dificultan el trato hacia las personas». Puso en valor «la caridad cristiana que es ejemplo de misericordia, consuelo y fraternidad» y advirtió que «el corazón el cristiano está llamado a hacerse grande y a acercarse al del prójimo de manera sencilla, sin arrogancia, con humildad para transmitir ese amor que – recordando a San Pablo – ni presume ni se engríe».
Salir al encuentro
Reclamó la autenticidad y el significado real del papel de la Cofradía cada tercer domingo de Cuaresma que «sale al encuentro en auxilio de aquellos, que como entonces, llegaban exhaustos en su camino de penitencia» exaltando, precisamente el «acto de caridad que esta salida al encuentro» suponía y que tristemente hoy «parece que ha perdido su esencia convirtiéndose en un mero acto festivo». En este sentido puntualizó y reivindicó que hoy » es un signo con el mismo significado: salir al encuentro y acoger porque es la esencia de nuestra misión a la que se han sumado el resto de cofradías de la ciudad», y recordando al papa Francisco (Fratelli tutti) invitó a «hacerlo juntos porque nadie puede pelear la vida aisladamente, se necesita una comunidad que nos ayude, que nos sostenga y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar adelante».
Fe para creer
Servirse de la condición de cofrade para mostrar a la sociedad que «la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús es nuestra máxima expresión de fe» frente a una sociedad que muestra la misma incredulidad que Tomas (Juan 20, 24-29), dijo, «y necesita ver y tocar para creer». En este sentido se refirió al importante patrimonio artístico y cultural de la religiosidad popular «como muestra del don especial de muchos artistas que han sabido plasmar todo aquello que sucedió hace más de 2000 años y que cambió la humanidad». El arte que atesoran las cofradías ha de servirnos para «transformar nuestros sentidos y avivar nuestras almas porque además de la profunda huella cultural, son imágenes que forman parte de nuestra propia historia». Se refirió al «privilegio que es para todos los cofrades que nos confesamos creyentes mostrar al mundo una lectura que vaya más allá de la contemplación de una obra de arte».
Destacó que en el privilegio de procesionar por las calles «nos debemos dejar guiar por el espíritu del Evangelio y vivir una Semana Santa en la que se manifieste un estilo de vida basado en la seriedad y el compromiso que supone recordar que Jesucristo se abandonó a la voluntad del Padre sufriendo el martirio hasta la cruz, pero pidiendo el perdón para toda la humanidad instantes antes de morir». Y no quedarnos solo en eso, porque, repasando desde la entrada triunfante en Jerusalén hasta su camino en el calvario, «su entrega lo fue de amor tal como pidió a sus discípulos, a quienes llama amigos. No hay amistad sin perdón y no hay perdón sin amor. Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos».
Tesoro de fe, arte y religiosidad
Para terminar se refirió al compromiso que han de asumir las Cofradías y los cofrades, un compromiso dijo, que «va va más allá de la Cuaresma y de la Pascua, que lo es de cada día porque eso es lo que construye la historia». Las Cofradías son «un tesoro de fe, arte y religiosidad pero de nada sirve un tesoro si lo escondemos solo para nosotros», apuntó. Animó a convertirse en «pregoneros del amor, la esperanza, el perdón y la reconciliación para que todos vean que nuestro Cristo Yacente no es una imagen de muerte, sino una imagen de amor, que hemos de dar a conocer al mundo», concluyó.
El Pregón Diocesano concluyó con las palabras de Mons. Casimiro López Llorente, que dio gracias a Dios por Mª Teresa Giner pues sus palabras, dijo, «no solo han sido una reflexión profunda respecto a la dedicación de las Cofradías y a la contemplación de la Semana Santa, sino una confesión pública de la fe». Aplaudió, en este sentido, la organización y celebración del acto «como símbolo de nuestra preparación para celebrar con fe profunda la Semana Santa y con gozo alegre la Pascua».
Con guiño a las palabras de la pregonera, celebró el repaso por la memoria agradecida al pasado «en este año, que la Iglesia Diocesana celebra el Jubileo, mirando nuestro presente y mirar hacia el futuro, que es la perspectiva que debe tener todo aniversario», dijo.
En el análisis del presente, se refirió al individualismo y a la secularización de la sociedad actual, invitándonos a interpelarnos en caso de que decaiga nuestra fe, y «buscando la respuesta en Cristo Jesús que es la fuente de nuestra fe, porque muere y resucita para que tengamos vida eterna y que en Él acojamos el amor de Dios y ahí – destacó- es donde hay que poner el acento porque vivimos un tiempo complicado para mantener la fidelidad en la fe».
Pandemia espiritual
El Obispo exhortó a los presentes a volver la mirada hacia todos esos rostros necesitados y «avivar nuestra fe en Él desde el encuentro con Él, vivo y resucitado». Superada la pandemia, valoró que hemos sufrido también una «pandemia espiritual que nos ha hecho más individualistas, dejando atrás aquella solidaridad inicial, sin percibir que siguen existiendo aquellos que nos necesitan». Recordó que ese es «el peligro al que se enfrentan, no solo las cofradías, sino también la Iglesia» y avalando el importante legado de tradición, cultura y fraternidad que implican las cofradías, pidió que, ante todo, sean «expresión de la fe y de la fidelidad cristiana siendo promotores de reconciliación y de la paz, mirando a la cruz porque, precisamente, de ahí brota el amor, la reconciliación y el perdón».
Durante el acto se entregaron obsequios de reconocimiento, a Mª Teresa Giner como pregonera, pero también a D. Feliope Monfort Gómez, presidente de la M.I. Cofradía de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Vila-real, por la organización del Pregón Diocesano de 2022, así como a Dª. Mª Carmen Gozalbo, Secretaria de la Cofradía de Jesús Nazareno, organizadores de la procesión diocesana de la Semana Santa del pasado año.
La celebración estuvo acompañada por la interpretación magistral de varias piezas musicales por parte de la Coral Vicent Ripollés bajo la dirección de Jordi Ràfols. Siendo todas ellas aplaudidas por el numeroso público que asistió al acto, destacó el Misere que el propio Vicent Ripollés compuso, cuya partitura original que regaló a la Cofradía de la Sangre, generosidad que le fue agradecida nombrándolo cofrade honorario. La partitura se extravió y dejó de interpretarse hasta que fue encontrada hace unos años, reestrenándose la tarde de ayer.
El Altar, especialmente engalanado para la ocasión, estuvo acompañado de la imagen de la Mater Dolorosa que el artista Adsuara tallara en 1942 para la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús.
Tras la celebración de la Misa en la Cena del Señor, las calles de Segorbe acogieron ayer, Jueves Santo, la Procesión Penitencial de las tres cofradías de la ciudad, en la que participó nuestro Obispo, D. Casimiro.
La Cofradía de la Sangre – Cristo de San Marcelo, que portaba la Virgen de la Soledad y el Cristo de San Marcelo, la Cofradía de la Santísima Trinidad, con las imágenes de Jesús Nazareno, la Virgen de la Soledad y Jesús atado a la columna, presidiendo el Santísimo Cristo de las Mercedes. Y la Cofradía de la Verónica, que procesionó portando en su anda la imagen de la Verónica y el Cristo de las Mercedes.
A las 20 h. de este Lunes Santo arrancaba en Vila-real la XV Procesión Infantil y Juvenil, organizada por la Cofradía de Santa María Magdalena de la Parroquia de Santa Isabel de Aragón, que se organiza desde el año 2008.
Han participado numerosos niños y jóvenes de esta y de otras parroquias de la ciudad, así como de varios colegios, sacando a la calle las imágenes de la Pasión y Resurrección del Señor.
Nuestro Obispo, D. Casimiro, les ha bendecido y les ha agradecido esta hermosa expresión de fe, “que bonito es manifestar a Jesús lo que le queremos, pero Él nos quiere mucho más, y lo que hemos recordado en la procesión es que se entrega hasta el final por amor a nosotros”, les ha dicho, recordando que Él “ha resucitado para darnos vida, para que le sintamos presente en nuestra vida”. “Nunca estamos solos, Jesús nos acompaña, incluso durante este tiempo de pandemia que parece que va terminando”, ha señalado, “nunca nos ha abandonado”.
Organizada por la Cofradía Jesús Nazareno en l’Alcora
Tras dos años de pandemia y menos presencia de la manifestación popular de la religiosidad en nuestra Diócesis, tan característica de la Semana Santa, ayer domingo por la tarde se celebró la XXIX Procesión Diocesana que, retomando lo que estaba previsto en 2020, tuvo lugar en l’Alcora , organizada por la Cofradía de Jesús Nazareno con motivo de su 40 Aniversario.
Al menos 30 cofradías de nuestra Diócesis se sumaron a la procesión cuyo recorrido partía desde la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, donde también se ubicó el palco que estuvo presidido por el Obispo de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente.
Desde allí procesionaron miembros de las diferentes cofradías, las imágenes titulares de las mismas, así como las bandas de tambores. La procesión que discurrió, tal como estaba previsto por la C/ Moliners, Av/ Constitució, Pl. Sant Roc y C/ Sant Francesc, finalizó en la Iglesia de San Francisco.
La manifestación de fe popular a través de la Semana Santa en la Diócesis de Segorbe-Castellón es muy reciente. Sin embargo, cuando la fe se encarna en la cultura popular surge una religiosidad que tiene una forma propia y unas expresiones impulsadas por el pueblo que la acoge y el contexto en que se viven, con un objetivo común: acercar al pueblo cristiano al conocimiento de Dios y a su adoración.
La religiosidad popular vincula directamente la expresión de la fe con los misterios centrales de la vida cristiana. La historia de las Cofradías y Hermandades de Semana Santa en Segorbe-Castellón tiene su origen en el tercer sábado de Cuaresma de 1989. La Cofradía del Santísimo Cristo del Calvario de l’Alcora, organizaba una exposición provincial de cofradías, coincidiendo con que el Cardenal Vicente Enrique y Tarancón pronunciaba el pregón de Semana Santa, en la parroquia de Ntra. Señora de la Asunción de l’Alcora.
Ya en la década de los 90 un grupo de presidentes y de representantes de cofradías de Semana Santa de nuestra Diócesis iniciaron conversaciones con la intención de crear una agrupación de cofradías que aglutinara a las poblaciones de la provincia de Castellón que acogía también poblaciones de la Diócesis de Tortosa. Dado que las Cofradías integrantes de la Junta pertenecían a diócesis distintas, este proyecto se diluyó pero la Diócesis de Segorbe-Castellón continuó con el proyecto y en 1993 se eligió la directiva y se elaboraron los estatutos que se aprobarían canónicamente. Así nacía la Junta diocesana de Cofradías y Hermandades de Segorbe-Castellón, que ha contribuido durante todo este tiempo a revitalizar la Semana Santa en nuestra Diócesis.
En la actualidad, la integran 59 Cofradías penitenciales y dos asociaciones pasionales a través de las cuales están representados 19 municipios de la Diócesis. El trabajo de la Junta no cesa en aras de mantener viva la expresión de la fe pero también preservando una vida cofrade que nace de su condición de ser miembros de la Iglesia diocesana cuya misión principal es proclamar la alegría del Evangelio.
Después de dos años sin poder hacerlo a causa de la pandemia, nuestras Cofradías y Hermandades de Semana Santa volverán a celebrar la tradicional procesión anual de Semana Santa. Será el domingo, 3 de abril, V de Cuaresma, en l’Alcora. Cercanos los días santos, la procesión diocesana es una expresión pública de nuestra fe común en Cristo Jesús, muerto y resucitado para la Vida del mundo, y de nuestra pertenencia a la gran familia de la Iglesia diocesana.
Las procesiones, las Cofradías y Hermandades de Semana Santa son ante todo una realidad cristiana y eclesial. En su centro y raíz está Jesucristo, Redentor único de todos los hombres, que vive y está presente en su Iglesia. Él es la única roca firme sobre la que se ha de edificar cualquier expresión o realidad eclesial. Sin la fe viva en Jesucristo, muerto y resucitado, y sin la Iglesia, presencia suya en la historia y en el presente, no tendrían razón de ser; se quedarían en lo superficial, en lo estético y costumbrista, en los tambores y las cornetas, pero les faltaría lo fundamental, su razón de ser y su fuente.
La procesión diocesana es expresión de la rica piedad popular de nuestro pueblo cristiano en torno a los misterios de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor. Es cierto que la piedad popular puede derivar hacia lo irracional y quizás también quedarse en lo externo. Sin embargo, excluirla es completamente erróneo. A través de ella, la fe ha entrado en el corazón de los hombres y mujeres, formando parte de sus sentimientos, costumbres, sentir y vivir común. Por eso, la piedad popular es un gran patrimonio de nuestra Iglesia y de nuestro pueblo. La fe se ha hecho carne y sangre, se ha encarnado y hecho cultura. Ciertamente que la piedad popular tiene siempre que purificarse y apuntar al centro; pero merece todo nuestro aprecio y hace que todos nosotros nos integremos plenamente en el “Pueblo de Dios”. La piedad popular ha aportado y ha de seguir aportando mucho a la vida y misión evangelizadora de la Iglesia en nuestros pueblos y ciudades. Pero, si no se cuida con esmero su identidad cristiana y eclesial, se pueden producir desviaciones que oscurecen su razón de ser y su auténtica contribución a la vida espiritual de la comunidad eclesial, de forma particular de los fieles más sencillos.
Las procesiones de Semana Santa no son en modo alguno un mero hecho cultural, ni un medio para promover el llamado ‘turismo religioso’. Aunque algunos lo vean así y traten de conducirlas de manera sutil hacia esa visión, está sería su propia muerte por más ayudas económicas que pudieran recibir. Tampoco faltan personas, incluso cofrades, sin duda bien intencionados, que han vaciado su contenido y sentido más genuino, y lo han sustituido por sentimientos estéticos, por valores culturales o por otros aspectos ajenos a la fe cristiana, a su experiencia o a su proclamación de fe genuina y eclesial.
No podemos olvidar que una Cofradía o Hermandad de Semana Santa es una asociación pública de fieles cristianos, que se unen para promover en nombre de la Iglesia el culto en torno a un misterio de la pasión, muerte y resurrección del Señor. Los cofrades son, antes de nada, fieles cristianos. De todo cristiano se pide que sea creyente en Cristo Jesús, que sea su discípulo y testigo en el seno de la comunión eclesial y que participe de modo activo en la vida y misión de la Iglesia. El ser cofrade no prescinde de su condición cristiana ni la anula, sino que la presupone y debe favorecer.
Sin duda que hay muchos cofrades que se esfuerzan por vivir esta doble condición de cristiano y de cofrade en su vida privada, familiar y profesional así como en la vida y misión de la comunidad eclesial. En otros casos, sin embargo, no hay conciencia de esta realidad. Es tarea de las directivas de las propias Cofradías, con el acompañamiento de su consiliario, formar y acompañar espiritualmente a los cofrades.
La procesión diocesana nos ofrece la ocasión para reencontrarnos con Jesús, el Nazareno, y nos preparan para la celebración litúrgica y procesional de la Semana Santa en nuestros pueblos. Los oficios litúrgicos y las procesiones de la Semana Santa son las dos caras de una misma moneda, cuya estrecha relación hemos de vivir. Por ello, las Cofradías deben favorecer la participación de sus miembros en los actos litúrgicos de estos días. Las procesiones nacieron como prolongación popular de la celebración litúrgica. A través de las imágenes y del silencio orante o de la música, los cofrades y cuantos contemplen el desfile podremos adentrarnos en lo que sucedió aquellos días y se actualiza en la liturgia. Nos entrará por los sentidos hasta donde llega el amor de Dios y la entrega de su Hijo por nosotros.
En la Virgen María contemplaremos el valor del dolor cuando está empapado de la esperanza de la Resurrección.
Esta mañana se ha celebrado una reunión entre nuestro Obispo, D. Casimiro, y todos los consiliarios de las Hermandades y Cofradías de Semana Santa de la Diócesis de Segorbe-Castellón. Al encuentro también ha acudido D. Pascual Luis Segura, Delegado Diocesano para la Junta Diocesana de Semana Santa, y D. Federico Caudé, Consiliario diocesano para la Junta.
El fin era realizar una toma de contacto con ellos de cara a la Cuaresma y a la Semana Santa para analizar la situación actual de las Hermandades y Cofradías. El Obispo les ha animado a llevar a cabo la misión que tienen, como comunidades y grupos cristianos, de evangelizar, de salir a la calle para dar testimonio del Señor, de transmitirlo y anunciarlo a los demás.
Tal y como ha informado el Delegado Diocesano de la Junta de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, D. Pascual Luis Segura, ya está todo organizado para la celebración del XIII Encuentro Interdiocesano de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, que en esta ocasión se llevará a cabo en Nules el próximo sábado, día 19 de febrero.
Hasta esta localidad se trasladarán los representantes de todas las Cofradías y Hermandades de la Archidiócesis de Valencia y de la Diócesis de Orihuela-Alicante, que, en comunión, se sumarán a las 60 que hay en nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón.
La jornada comenzará a las 10 h. con el acto de inauguración en el Salón Multifuncional. Acto seguido, los asistentes realizarán un recorrido por la ciudad, visitando las imágenes de la Semana Santa de Nules. A las 13 h. está previsto que nuestro Obispo, D. Casimiro, presida la Misa Solemne que se celebrará en la parroquia de San Bartolomé y San Jaime.
Al finalizar se llevará a cabo una comida de hermandad en el Salón Social de la Caja Rural, lugar en el que se proclamará al municipio alicantino de Crevillente como sede del XIV Encuentro Interdiocesano de 2023. Ya por la tarde, la jornada concluirá con una visita al recinto medieval amurallado de Mascarell.
Cabe indicar que esta será la quinta vez que el Encuentro Interdiocesano se celebre en nuestra Diócesis, ya que Vila-real, Benicàssim, Segorbe y La Vall d´Uixó ya fueron sede en anteriores ediciones. Además, con motivo del 50º aniversario de la Junta Central de Semana Santa, la ciudad de Vila-real volverá a coger el Encuentro en el 2025.
Este pasado sábado, se celebró la Asamblea General Extraordinaria de la Junta Diocesana de Hermandades y Cofradías de Semana Santa, La sesión tuvo lugar en el Seminario menor diocesano de Segorbe. La sesión estuvo precedida de una Eucaristía en la Iglesia del Seminario que presidió nuestro Obispo, Monseñor Casimiro López Llorente, concelebrada por el Consiliario de la Junta, D. Federico Caudé Ferrandis y el Secretario particular, D. Ángel Cumbicos.
Tras la celebración litúrgica dio comienzo la Asamblea General en la que se procedió al nombramiento de Felipe Monfort Gómez, Presidente de la Cofradía de La Sangre de Vila-real, como Hermano Mayor para el Pregón diocesano de Semana Santa, momento en el que le fue impuesta la medalla de manos del Obispo de la diócesis. También se procedió al nombramiento de Adrián Muñoz Ruiz, de la Cofradía de los Dolores de L’Alcora, como Hermano Mayor para la organización de la Procesión diocesana, que el año pasado, debido a la pandemia no pudo celebrarse.
Durante la Asamblea, José Luis Martínez, de la junta de Cofradías de Nules, dio cuenta de la celebración XIII Encuentro Interdiocesano de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, que se celebrará D.m, el próximo 19 de febrero de 2022 en Nules. En este sentido, dio cuenta de la programación prevista para dicho encuentro, que, entre otras actividades, contará con una Misa Solemne que presidirá Monseñor Casimiro López Llorente y una comida de hermandad. También se proclamará l sede del que será el XV Encuentro Interdiocesano de 2023.
Este mediodía, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente ha recibido en audiencia a la Junta Local de Semana Santa. De manos de su presidente, Joaquín Borrás, han hecho entrega de la Medalla de cofrade de la Junta a nuestro Obispo, quien ha mostrado su agradecimiento.
La medalla simboliza la Pasión de Jesucristo, a través de la cruz de Israel y la corona de espinas, así como a la Junta Local de Semana Santa a través del escudo de la ciudad y el anagrama de la misma.
En el transcurso de la reunión, la Junta ha dado detalle de la celebración de la pasada Semana Santa que, a pesar de las limitaciones por la pandemia, «se ha podido celebrar dentro de los templos, acudiendo los fieles con una asistencia más que notable» ha asegurado Joaquín Borrás, a quien acompañaba, D. Miguel Simón, Consiliario de la Junta Local de Semana Santa, así como otros miembros de la propia Junta.
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