La Virgen del Carmen, patrona de la gente del mar
Queridos diocesanos:
En unos días celebraremos la Fiesta de la Virgen del Carmen. Su devoción está muy arraigada entre nosotros, sobre todo, en las parroquias del litoral, y la gente del mar la tiene y la celebra como su patrona. En este día tendremos un recuerdo muy especial y cercano para todos los trabajan en el mundo de la mar y en los puertos, en especial para los marineros, los pescadores y sus familias, sobre todo en estos tiempos tan duros a causa de la pandemia del Covid-19. A todos ellos les decimos: No estáis solos, no os olvidamos. Por ello también recordamos a los capellanes y a los voluntarios que son quienes, en nombre de nuestra Iglesia, los atienden día a día humana, material y espiritualmente con su cercanía humana, dedicación personal y entrega generosa. Un recuerdo muy especial tenemos este año para el joven estibador, David, aún desaparecido desde el trágico vuelco de un mercante en el puerto de Castellón a finales del mes mayo, y para toda su familia: los tengo diariamente presentes en mi oración y os invito a todos a rezar por ellos.
A pesar de su importancia indiscutible para la economía mundial, los marineros y los pescadores pasan desapercibidos para la mayoría de la gente. Recordemos que más del noventa por ciento del comercio mundial se transporta en barcos de todo tipo; sin la gente de mar, la economía mundial se detendría. Sin los pescadores, muchas partes del mundo sufrirían de hambre. Muchos marineros y pescadores trabajan durante largos períodos, lejos de su país y de sus familias. Su vida está marcada no solo por el aislamiento y la lejanía. Como nos recordó el papa Francisco, su vida “a veces también está herida por vergonzosas experiencias de abuso e injusticia, por la insidia de los traficantes de personas; por el chantaje del trabajo forzoso. Otras veces, no reciben el salario que se les debe o son abandonados en puertos lejanos. Además de los peligros de la naturaleza, deben hacer frente a los de los hombres, como la piratería o los ataques terroristas” (27.06.2019).
Jesús acompañaba a sus discípulos en los viajes en barca, les ayudaba en sus afanes y calmaba las tempestades. Como Jesús, también la Iglesia sale al encuentro de la gente del mar y la acompaña. Con el fin de atender las exigencias y necesidades de asistencia humana y religiosa de cuantos trabajan en el comercio marítimo o en la pesca, de sus familias, del personal de los puertos y de los que emprenden un viaje por mar surgió el apostolado del mar en la Iglesia, bajo el nombre de “Stella maris”; es el título preferido con el que la gente del mar se dirige a la Virgen María, en cuya protección siempre ha confiado.
El 4 de octubre del año pasado 2020 este apostolado del mar, el Stella maris, cumplía 100 años de apostolado y de permanente cercanía a la gente del mar. Stella maris está presente en más de 300 puertos de todo el mundo, y desde hace siete años también en el puerto de Castellón de la Plana, que cuenta con un local en el distrito marítimo de la capital de La Plana. La finalidad de este servicio diocesano es llevar la Buena Nueva del mensaje cristiano a todas las personas del mundo de la mar. Quien acoge y vive el Evangelio de Jesús, cuida, proclama y defiende con valentía la dignidad humana que a veces es descuidada y conculcada en el mundo del mar. Nuestro apostolado del mar desea acoger y acompañar, llevar luz y esperanza a la vida de la gente del mar, y ayudar solidariamente a los marineros necesitados y a todas sus familias.
Stella Maris-Castellón es como “el hogar, lejos del hogar”. La mayoría de los puertos han sido diseñados para operaciones de carga y descarga, embarque y desembarque, pero con frecuencia se ignoran las necesidades humanas, materiales y espirituales de los tripulantes de los barcos. El marino y el pescador necesitan sentirse personas, comunicarse con su familia, realizar compras, disfrutar de un mínimo tiempo de ocio o tal vez conversar con alguien o recibir asistencia, social, legal o espiritual. Además este apostolado debe ser también la voz de los sin voz, haciendo presentes sus necesidades en la sociedad.
Aprovecho esta ocasión para agradecer la implicación generosa de cuantos trabajan en nuestra Stella maris –el capellán y los voluntarios-; y para agradecer también la colaboración de la Autoridad portuaria y de las empresas del puerto.
Que la Virgen del Carmen, la Stella maris, como buena madre y patrona, proteja y guíe a todos y en especial a la gente del mar y sus familias.
Con mi afecto y bendición,
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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