El Obispo agradece en la Misa Crismal la labor de los sacerdotes
Esta mañana se ha celebrado en la Concatedral de Santa María la Misa Crismal, segundo gran acto de la Semana Santa después del Domingo de Ramos. En esta eucaristía solemne, presidida por el Obispo, se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Mons. Casimiro López Llorente ha agradecido el servicio de los sacerdotes: “Solo Dios sabe el bien inmenso que todo sacerdote fiel, bueno y entregado hace a nuestra comunidades. Contad en esta mañana con el reconocimiento, el apoyo, el afecto, la gratitud y la oración de vuestro obispo y de los fieles”.
Durante la celebración, los presbíteros renuevan sus promesas y los hace “conscientes de pertenecer a una realidad muy hermosa: a la Iglesia de Segorbe-Castellón y a este presbiterio diocesano que, unido a su obispo, hoy quiere renovar su entrega generosa al servicio del pueblo de Dios”. Mons. López Llorente resumía la llamada de los sacerdotes como un servicio a los fieles “para que sean discípulos misioneros del Señor. Así -proseguía- surgirán comunidades de discípulos misioneros que se saben enviadas y salen a la misión. Que van a las periferias existenciales o geográficas para anunciar el evangelio del amor de Dios a los pobres de Dios, de cultura y de pan”.
Entre los retos actuales del ministerio sacerdotal, el Obispo ha destacado el proceso de iniciación cristiana, los jóvenes y las familias: “Me preocupa especialmente el alejamiento de la fe y vida cristiana y de la Iglesia de muchos adolescentes, jóvenes y jóvenes adultos”. Asegura que “pese a todas las apariencias, al joven y al hombre de hoy le sigue interpelando la verdad y el sentido de la vida que es y ofrece Jesucristo”. Por eso, recomendaba “ser cercanos, conocerlos y nunca, nunca, despreciarlos; hemos de amarlos con el afecto del buen Pastor, siendo testigos transparentes de Él, para ofrecerles con verdadera pasión a Dios y a Cristo, el camino la Verdad y la Vida”.
La Misa Crismal recibe este nombre por la consagración del Crisma, que sirve para administrar los sacramentos del bautismo, confirmación y el orden, y la bendición de los óleos de los catecúmenos y de los enfermos. Como explicaba Mons. López Llorente en la homilía, “van a ser utilizados en toda la Diócesis como cauces de la misericordia del Señor en la celebración de los sacramentos”.
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