San Joaquín y Santa Ana. Abuelos, soñad para que los jóvenes profeticen
La semana pasada la cantante de folk Joan Báez dio sus últimos conciertos en España. Es parte de la gira con la que se retirará a los 78 años. Dice que la voz ya no le da para más. Al mismo tiempo asegura que ahora es más feliz que cuando era joven. Un artículo periodístico titulado «La felicidad comienza a los 50», tiene un comentario hecho por un hombre de 65: «Queridos jóvenes, no temáis a la vejez. Os aseguro que es mucho mejor que el resto de la vida». Los sociólogos constatan desde hace unos años la «Paradoja de la vejez»: a pesar de los achaques, los estudios de campo muestran que a más edad mayor es la felicidad.
Con estos datos no resultan extrañas las declaraciones del Papa Francisco, un hombre de 82 años, que asegura que «los ancianos son una riqueza». Y les confía una misión: «Siento que el Señor desea que os diga que entre jóvenes y ancianos debe existir una alianza. Ha llegado la hora en que los abuelos deben soñar para que los jóvenes puedan profetizar». Hoy, 26 de julio, es la fiesta de san Joaquín y santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús.
Miguel Escrihuela y Amparo Mas son un buen ejemplo de esto. Él vino de Mallorca a Castellón de pequeño. Se conocieron, se enamoraron y se casaron. Y así siguen 54 años después. Tienen cuatro hijas (una de ellas hermanas de la Consolación) y ocho nietos: seis chicos y dos chicas. Cuando llegó el primero, hace 22 años, sintieron una gran ilusión y satisfacción al ver cómo la familia aumentaba.
Desde el principio han sido conscientes que su papel es el de ayudar «en la educación que los padres quieren para ellos», sin olvidar que también es su misión seguir dando testimonio de la fe: «No hemos dejado de invitar a los que en algún momento han estado apartados, pero sobre todo lo más importante es nuestra vida, que vean que nosotros vamos haciendo lo que creemos más positivo. Y si en algo nos hemos equivocado, reconocemos que no somos perfectos y ahí está el Señor que nos perdona y nos guía por su camino».
La misión de los abuelos
En este sentido, Francisco recordaba en la audiencia general del 11 de marzo de 2015 la belleza del aliento que «el anciano logra transmitir al joven en busca del sentido de la fe y de la vida. Es verdaderamente la misión de los abuelos». Y a continuación evocaba las palabras que su propia abuela le dio por escrito el día de su ordenación sacerdotal: «Las llevo todavía conmigo, siempre en el breviario, y las leo a menudo, y me hacen bien».
Los nietos son motivo de felicidad cuando muestran su cariño. También implican momentos de sufrimiento, en especial cuando comienzan a salir con los amigos y deseas que no dejen el buen camino, reconocen Miguel y Amparo. Ellos, por su parte, a medida que los años pasan sienten que las fuerzas menguan, pero aseguran que como personas «pueden seguir creciendo siempre» y no dejan de estar dispuestos para lo que haga falta: «Si hay que hacer una paella para 25 o 30, se hace. Se trata de dar facilidades para que la familia crezca unida«.
Si quieres leer la carta de Mons. López Llorente a los abuelos, pincha aquí.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!