Castellón acoge con fervor el traslado de la Mare de Déu del Lledó a la ciudad en el Año Mariano
La Concatedral de Santa María acogió el primer día de Triduo y una solemne Eucaristía presidida por el Obispo
En un ambiente de recogimiento, devoción y emoción contenida, la imagen de la Mare de Déu del Lledó, patrona de Castellón, fue trasladada ayer jueves desde su Basílica hasta la Capilla de la Purísima Sangre, donde fue recibida por las principales autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad. Posteriormente, la venerada imagen mariana fue conducida en procesión hasta la Concatedral de Santa María, donde fue entronizada en el Altar Mayor en un acto de especial solemnidad.

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Con la llegada de la patrona a la Concatedral comenzó oficialmente el Triduo en su honor, preparatorio para la gran fiesta del próximo domingo. A continuación se celebró la Eucaristía presidida por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, quien se dirigió a los numerosos fieles congregados con una homilía profundamente pastoral, centrada en la esperanza cristiana y en la figura de María como signo y guía en el camino de fe.

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«María, Madre de la esperanza que no defrauda»
Desde el inicio de su homilía, el Obispo saludó cordialmente a los sacerdotes, arciprestes, miembros de los consejos pastorales y cofrades presentes, destacando la importancia de este primer día del triduo para toda la comunidad diocesana. Explicó que la visita de la Mare de Déu del Lledó es una oportunidad providencial “para mostrarle nuestro cariño, contarle nuestras penas, nuestros desconsuelos y nuestros desalientos personales, familiares, comunitarios y pastorales”.

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En el marco del Año Mariano y del Jubileo Ordinario de 2025, el Obispo subrayó que este tiempo litúrgico es una ocasión para revitalizar la virtud teologal de la esperanza, en un mundo cada vez más marcado por el desencanto, la incertidumbre y la pérdida del horizonte trascendente. Puntualizó que «hay signos claros de falta de esperanza» y recordando al Papa Francisco, advirtió que «necesitamos abrirnos más a la esperanza ofrecida por el Evangelio, que es el antídoto para que el espíritu de la desesperanza no invada nuestros corazones».

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Recordó que la esperanza cristiana no es optimismo ingenuo, sino confianza firme en las promesas de Cristo y en la fidelidad de Dios, apoyados en la gracia del Espíritu Santo. “La Virgen del Lledó nos muestra a Jesús y nos conduce hacia Él. Ella es el camino seguro para llegar a Cristo, nuestra única esperanza”.

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Escuchar, creer, acoger: el camino de María
El Obispo articuló el centro de su homilía a partir de tres verbos clave tomados del Evangelio de la Anunciación proclamado durante la Misa: escuchar, creer y acoger, como actitudes fundamentales de María ante el plan de Dios y como modelo para todo cristiano.

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- Escuchar a Dios: María escuchó con atención al ángel y se dejó interpelar personalmente por la Palabra. No se trata de oír superficialmente, advirtió el prelado, sino de una actitud abierta y disponible a la voz de Dios. También animó a “escuchar los hechos”, leer los signos de los tiempos desde la fe y prestar atención a las realidades que hablan de Dios, como los templos vacíos o los rostros sufrientes.
- Creer y fiarse de Dios: La fe de María fue grande porque confió en Dios incluso en la incertidumbre. “María perseveró en su fe, no sólo cuando el ángel la acompañaba, sino en el día a día, en el silencio, en las dificultades”, destacó. Invitó a los presentes a renovar su confianza en Cristo resucitado, sobre todo en tiempos de prueba.
- Acoger la voluntad de Dios: Con plena libertad, María acogió el plan divino: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. El Obispo exhortó a seguir este ejemplo, acoger la misión evangelizadora con valentía y esperanza, y vivir una fe coherente que transforme la sociedad.

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Una esperanza para la Iglesia de hoy
El Obispo también abordó los desafíos pastorales que enfrenta la Iglesia en la actualidad: la secularización, la indiferencia religiosa, el abandono de la fe y las dificultades para transmitir el Evangelio. “A veces no sabemos cómo acertar para llevar la alegría del Evangelio. Pero no debemos dejarnos robar la esperanza”, insistió, haciendo eco de las palabras del Papa Francisco.

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María, dijo, es “signo cierto de la meta hacia la que se orienta la esperanza de todo cristiano”, y su asunción en cuerpo y alma a los cielos es prenda de la gloria futura que esperamos. Ella acompaña a los fieles en cada momento, especialmente en las pruebas, como madre cercana y guía segura.

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La homilía culminó con una oración espontánea del Obispo a la Virgen, en la que pidió que nos enseñe a escuchar la Palabra, a confiar en Dios sin reservas y a acoger a Jesús como la esperanza que no defrauda.

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La fiesta continuará hoy, segundo día del triduo, ofrecido por las cofradías de la ciudad y asociaciones de fiestas de calle. A las 19:00h se rezará el Santo Rosario en la Concatedral de Santa María y, seguidamente, se celebrará una Eucaristía presidida por D. Ignacio Pérez de Heredia, Prior Emerito de la Real Cofradía de la Mare de Déu del Lledó. La jornada concluirá con la serenata a la Virgen, a las 23:00 h. en la Plaza Mayor.

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