El clero joven de la Diócesis inicia el curso con un encuentro en la Asociación Moreres de Castellón
Ayer tuvo lugar, en la sede de la Asociación Moreres de Castellón, el primer encuentro del clero joven de este curso, presidido por nuestro Obispo, y en el que pudieron conocer el espíritu y el carisma del Opus Dei.
D. Casimiro explicó como la formación debe acompañar a los sacerdotes siempre, en cualquier momento de su vida, así como en los diversos cargos de responsabilidad eclesial que se les confíen, siendo ésta una ayuda para comprender y vivir la riqueza del don del sacerdocio, a insertarse en el presbiterio diocesano desde la comunión.
Además, participando en los encuentros de la formación permanente, los jóvenes sacerdotes pueden ofrecerse una ayuda mutua mediante el intercambio de experiencias y reflexiones, siendo éstos el modo de mantener vivo un proceso de continua maduración, pero también de formación: humana, espiritual, intelectual y pastoral.
Del mismo modo, la formación permanente del sacerdote debe ser desde la caridad pastoral, empujándole a conocer cada vez más las esperanzas, necesidades y problemas de los destinatarios de su ministerio.
En relación al radicalismo evangélico, que brota de la llamada de Cristo a seguirlo e imitarlo, es una exigencia para todos los cristianos, también para los sacerdotes al estar configurados con Cristo, Cabeza y Pastor, capacitados y comprometidos para el ministerio ordenado.
Les indicó también varios elementos a cuidar en la vida diaria, como son el amor a Jesucristo y a su Iglesia, la formación intelectual teológica y la vida espiritual, en particular la vida de oración, la celebración de los Sacramentos y el acompañamiento espiritual.
Les exhortó a no menospreciar los encuentros, los retiros y los ejercicios espirituales, ya que les garantizarán buenos momentos de descanso, oración, reflexión e intercambio fraterno. Son una ayuda, una orientación evangélicamente equilibrada a su vida presbiteral.
Tras ello, el Rvdo. D. Miguel Ocaña González, les habló sobre el Opus Dei, su origen y su misión dentro de la Iglesia. Para ello empezaron recordando la figura de su fundador, San Josemaría y el carisma que recibió en 1928 para fundar una institución que recordara a todos los cristianos su vocación a la santidad santificando su trabajo y las circunstancias ordinarias de la vida corriente. Él tenía como modelo la conducta de los primeros cristianos que con su ejemplo de vida y con su palabra transformaron el mundo pagano dando testimonio entre sus iguales.
Después continuaron charlando sobre el modo en que la Obra lleva a la práctica este espíritu y cómo sus fieles procuran hacer realidad en su día a día este mensaje de santificar el mundo desde dentro viviendo la unidad de vida, el espíritu del trabajo bien hecho y el apostolado de amistad.