El «Rosario Mundial de Mujeres» que está recorriendo diferentes ciudades en España, ha llegado hoy a Castellón donde al menos 150 personas, especialmente mujeres, se han unido en oración en la plaza Mayor, frente a la Concatedral de Santa María.
La convocatoria ha coincidido con la fiesta de la Virgen de Fátima, que se celebra hoy. Esta iniciativa que hoy ha tenido lugar en Castellón tiene su razón de ser por cuanto, según las organizadoras, en el mundo de hoy «el el relativismo ideológico y la degradación se manifiestan de manera pública y social». Por ello, convencidas de que «la mejor arma para combatir al enemigo es la fe Católica y la devoción ferviente al Santo Rosario» han impulsado y secundan la iniciativa.
Movidas por su fe católica, se unen en oración que les ayuda a mostrar la vocación maternal que Dios les ha otorgado en contraposición «con otras manifestaciones de los derechos de la mujer defendidos por el feminismo, que no sólo no representa a la mayoría de mujeres, sino que hacen creer que la sociedad acepta estos supuestos derechos».
Como mujeres «defensoras de la vida, la familia y la maternidad» se unen «en profunda devoción por el camino trazado por Nuestra Reina celestial, para expresar la libertad de fe y la firme convicción a la que hemos sido llamadas».
El Rosario se ha ofrecido: – Por la Santa Iglesia Católica, por el papa, obispos, sacerdotes y religiosos del mundo para que sean fieles al mensaje de Jesucristo y así muestren a los hombres el camino de salvación. Lo ofrecemos también por el aumento de vocaciones santas. – Por las familias, para que el amor mutuo sea un testimonio del amor de Cristo en medio de ellas. – Por los niños y jóvenes para que encuentren en Jesucristo de mano de María, la Verdad que los guie, el Camino para alcanzar sus ideales más profundos y la Vida para vivirla en plenitud. – Por el fin del aborto y el respeto a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. – Por los enfermos para que tengan salud física y espiritual y Dios les conceda fortaleza para superar su prueba – Por la paz en el mundo, en cada hogar y en cada corazón para que todos comprendamos que para lograr la verdadera paz, necesitamos encontrarnos con Jesús. – Por las benditas almas del purgatorio, que brille para ellas la luz perpetua y descansen en la paz de Dios. – Por la conversión de los que rechazan a Dios. – Por nuestra propia conversión y la perseverancia final. – Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María y el Sacratísimo Corazón de Jesús
Con gran devoción y fervor a la Mare de Déu del Lledó, cientos de castellonenses se han reunido esta mañana en la Concatedral de Santa María para celebrar el Canto del Magnificat a la Reina y Patrona de la ciudad de Castellón, acto que ha presidido nuestro Obispo, D. Casimiro, en el nonagésimo noveno aniversario de la Coronación de la Virgen, y vigésimo cuarto de la Consagración de la Concatedral.
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La parte musical ha corrido a cargo de la Coral de Barreros de la Mare de Déu del Lledó, con Augusto Belau en el órgano, y con la intervención del tenor solista Manuel Navarro Forcada. Además, se han disparado 99 salvas, con el volteo de campanas “Vol de la Coronació” desde el Fadrí.
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Se ha procedido al traslado de la imagen de la Virgen del Lledó desde la capilla lateral del templo hasta el Altar Mayor y, posteriormente, se ha proclamado el Evangelio de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel.
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“Atentos a la llamada de la Madre hemos venido a la Concatedral, para celebrar con este Magnificat el 99º aniversario de su Coronación, que nos está preparando ya para el Año Jubilar que vamos a iniciar el próximo domingo”, ha dicho el Obispo en la homilía. “Hoy sentimos la cercanía maternal y la presencia amorosa de nuestra Madre, la Mare de Déu del Lledó… la más humilde, y a la vez la más grande de todas las criaturas”.
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“El Magnificat es la respuesta de María a las palabras de saludo de su prima Isabel: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!», ha explicado D. Casimiro. “La Virgen proclama la grandeza del Señor”, dirigiendo nuestra mirada a Él. Ella “no tiene miedo de Dios”, porque sabe que “Él no oprime la vida del ser humano”, más bien todo lo contrario, ella es grande porque ha dejado a Dios ser grande en su vida.
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“En la actualidad se piensa y se cree que, apartando a Dios, y siendo el hombre totalmente autónomo, siguiendo sus propias ideas y su voluntad, llegará a ser más libre y podrá hacer lo que desee”, ha advertido. “Pero cuando Dios desaparece, el hombre pierde la dignidad”.
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Este es el verdadero problema de nuestro tiempo, ha indicado, “la quiebra de humanidad, la falta de una visión verdadera del hombre, que es inseparable de Dios creador y redentor”. El hombre de hoy prescinde de Él en su vida y “se erige así mismo en el centro de su existencia, suplantando a Dios por que querer ser Dios, sin Dios”, lo cual “ocurre en la vida personal, familiar, política y legislativa”, “se margina a Dios”. Pero “el ser humano es grande solo si Dios es grande”, ha señalado el Obispo.
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Ante ello ha puesto a la Madre de Cristo como nuestro modelo a seguir, y ha exhortado a no alejarse de Dios, “haciendo que esté presente y sea grande en nuestra vida”. “Recuperemos a Dios en nuestra existencia, dejemos a Dios ser Dios”.
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“La Mare de Déu del Lledó es faro en la oscuridad de nuestra noche, faro que nos conduce hacia la luz, que es Dios mismo”. Ella “nos enseña a poner toda nuestra confianza en Dios, en las alegrías y en las penas, en la dificultad, en la enfermedad, y también en la muerte”, porque Él es amor y hace maravillas.
Durante el encuentro que se ha producido este mediodía en el Seminario Diocesano Mater Dei
Desde el pasado 12 de abril de 2022 la Diócesis de Segorbe-Castellón ha celebrado el Año Jubilar con motivo de la celebración del 775º aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, que será clausurado mañana, Domingo de la Misericordia, en una Solemne Eucaristía presidida por el Nuncio de S.S., Mons. Bernardito C. Auza, en la Catedral de Segorbe.
En comunión con nuestro Obispo, emprendíamos camino para regresar a nuestros orígenes y sentirnos piedras vivas para arraigar el sentimiento de pertenencia al Pueblo de Dios en la Iglesia de Segorbe-Castellón. Juntos, tal como nos pedía nuestro Obispo, hemos hecho memoria agradecida del pasado, por el importante legado de fe que, a lo largo de estos casi ocho siglos, dejaron nuestros antepasados, pero también abriendo nuestro corazón al Señor, para fijar la mirada en el presente y caminar juntos hacia la misión encomendada.
Muchos han sido los actos que con carácter histórico y cultural, además del enorme valor espiritual de las peregrinaciones a la Iglesia Madre de nuestra Diócesis, se han celebrado a lo largo de estos 12 meses.
Desde la Delegación de Medios de Comunicación se ha producido un vídeo-resumen que, este mediodía se ha presentado ante el Nuncio Apostólico. El Vídeo muestra la realidad de la iglesia de Segorbe-Castellón desde sus orígenes hasta su concepción actual. Es un repaso histórico de nuestra esencia como Pueblo de Dios, que muestra, no solo el importante legado de fe que nos dejaron nuestros antepasados, sino también el importante valor artístico y cultural de nuestra Iglesia a los largo de los siglos.
El vídeo muestra también la realidad actual de la configuración diocesana a partir de sus arciprestazgos y supone un repaso de las peregrinaciones con marcado carácter de renovación espiritual para todos los fieles que han participado en las mismas.
Comienza la Semana Santa con la celebración del Domingo de Ramos
Nuestro Obispo ha iniciado esta mañana la Semana Santa en la Diócesis, presidiendo la Misa del Domingo de Ramos en una repleta Concatedral de Santa María, Castellón. Recordamos hoy la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en un borriquillo, y en medio de una multitud que lo aclama como el Mesías antes de ser condenado.
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«¡Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor!»
Previa a la procesión, D. Casimiro ha bendecido las palmas y los ramos de olivo que portaban los files, del mismo modo que hizo el pueblo de Jerusalén, que las agitaron y las colocaron al paso de Jesús mientras lo aclamaban como Rey y como el que venía en nombre del Señor.
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«Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica»
La lectura del Evangelio de la Pasión es otro de los momentos que la Iglesia cuida con solemnidad en este día, donde se proclama por tres lectores, y con el que recordamos que Reino de Dios es diferente a los reinos de este mundo, pues se basa en el amor, en el servicio y en la humildad.
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Este día “es el pórtico por el cual entramos en la semana más grande para toda la comunidad cristiana, para cada uno de nosotros, la Semana Santa”, ha dicho en la homilía, en la que vamos a celebrar los misterios centrales de nuestra fe: la Pasión, la Muerte y la Resurrección del Señor.
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«Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz»
La Palabra de Dios proclamada centra nuestra atención en Cristo, “el Mesías, el Hijo de Dios, que fiel a la voluntad del Padre, con total libertad y por un amor infinito hacia la humanidad, sigue el camino que le llevará a la cruz con el fin de abrirnos las puertas al Amor de Dios y a la Vida divina”, ha indicado.
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Si contemplamos al Señor en su pasión veremos en Él “los sufrimientos de toda la humanidad”, ha continuado, porque a pesar de no tener pecado alguno “tomó sobre sí lo que el hombre no podía soportar: la injusticia, las mentiras, las violencias, las guerras, los adulterios, el pecado, el odio, el sufrimiento y, por último, la muerte”.
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En la cruz, Dios rompe “las cadenas de nuestra soledad y de nuestro pecado”, ha recalcado el Obispo, por lo que celebramos “el triunfo del amor infinito de Dios sobre el pecado y sobre la muerte”.
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Durante estos días de Semana Santa “estamos llamados a decidir si lo acogemos y creemos en Él o no, si estamos con Él o contra Él, si somos simples espectadores de su pasión y muerte o, incluso, si le negamos con nuestras palabras, actitudes y comportamientos”.
Organizada por la Cofradía de la Purísima Sangre de Castellón
La trigésima Procesión Diocesana de Semana Santa marcó ayer tarde en Castellón el anticipo del Triduo Pascual que comenzaremos a vivir a partir de la próxima semana, acompañando a Jesús de Nazaret en su Pasión y Muerte para celebrar la alegría de la Pascua de Resurrección.
Lo advertía D. Casimiro en la Misa Estacional que se celebró ayer tarde en la Concatedral de Santa María en acción de gracias por el 475º Aniversario de la fundación de la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, organizadora de la procesión. La religiosidad popular forma parte de nuestra identidad cultural pero va mucho más allá por nuestra condición de cristianos y creyentes.
A través de los misterios que cada una de las Cofradías de nuestra Diócesis procesionan en las calles, como hicieron ayer tarde, la presencia de Jesús no solo llega a la ciudadanía, sino que contribuye a mostrar la riqueza del Evangelio y la importancia de la fe. El recorrido de ayer tarde partió de la Concatedral de Santa María recorriendo la Plaza Mayor, Arcipreste Balaguer y Calle Mayor, para finalizar en la Capilla de la Purísima Sangre, donde se encuentra la escultura del Cristo Yacente, joya del patrimonio escultórico castellonense y una de las más importantes de la comunidad Valenciana. conocido popularmente como Sant Sepulcre.
El acto estuvo presidido por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente a quien acompañaron las principales las autoridades locales y provinciales, así como los Vicarios General, D. Javier Aparici, de Pastoral, D. Miguel Abril, y Judicial, D. Vicente Borja.
También participaron en la misma, el Cabildo Catedral y Consiliario de la Junta de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, D. Federico Caudé, y el Deán de la Concatedral y Prior de la Capilla de la Purísima Sangre, D. Miguel Simón.
El protagonismo de esta manifestación popular lo tuvieron los miembros de las diferentes cofradías, las imágenes titulares de las mismas, así como las bandas de tambores que les acompañaron durante todo el recorrido y que, sin duda, mostraron la fe encarnada en la cultura popular como referencia de una religiosidad que tiene una forma propia y unas expresiones impulsadas por el pueblo que la acoge y el contexto en que se viven. Todo ello con el objetivo común de acercar al pueblo cristiano al conocimiento de Dios y a su adoración.
Así, ayer tarde se conmemoró de nuevo la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús como forma, para muchos, de profundizar su relación íntima con Dios y también para expresar su fe en comunidad. En este sentido, supone un momento de reflexión y oración que contribuye a la meditación sobre el profundo significado que tiene la Pasión y Muerte de Jesús de Nazaret.
En la Procesión Diocesana de Semana Santa, que ayer celebró su XXX edición, juega un papel fundamental la la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Segorbe-Castellón, que ha contribuido, desde su fundación, arevitalizar la Semana Santa en nuestra Diócesis.
En la actualidad, está integrada por 59 Cofradías penitenciales y dos asociaciones pasionales a través de las cuales están representados 19 municipios de la Diócesis. El trabajo de la Junta no cesa en aras de mantener viva la expresión de la fe pero también preservando una vida cofrade que nace de su condición de ser miembros de la Iglesia diocesana cuya misión principal es proclamar la alegría del Evangelio.
Ayer, al finalizar la Procesión, D. Casimiro descubrió un a placa conmemorativa de cerámica en conmemoración de la peregrinación que las cofradías penitenciales de la Diócesis realizaron para venerar al Santísimo Cristo del Santo Sepulcro.
La Concatedral de Santa María, en Castellón, acogió ayer tarde la ceremonia de entrega de las credenciales a los ministros extraordinarios de la Comunión en el transcurso de una Eucaristía, que estuvo presidida por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, y concelebrada por los párrocos de todos ellos.
Todo ello tras haber participado en las tres sesiones formativas que comenzaron el pasado 28 de febrero, continuaron el 7 de marzo, y ayer mismo que tuvo lugar la última de esta convocatoria. El curso formativo se ha desarrollado en los salones parroquiales de Santa María y ha sido impartido por el Delegado Diocesano para la Liturgia, D. Antonio Sanfélix.
Se trata pues de un ministerio laical contemplado en la Iglesia Católica y estipulado en el Canon 230, del Derecho Canónico en el que se dice: “Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, pueden los laicos, aunque no sean lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión según la prescripción del derecho”. También en el canon siguiente (231) establece que para ejercer este ministerio laical se requiere de la debida formación, conciencia y generosidad.
Durante la homilía, D. Casimiro agradeció la presencia de los sacerdotes concelebrantes; del Rvdo. D. Antonio Sanfélix, por la preparación y la formación que ha ofrecido a los nuevos ministros; y a ellos mismos que, para ejercer dignamente este ministerio, «antes de nada hemos de vivir lo que llevamos en nuestras manos», «hemos de creer, celebrar y vivir la Eucaristía».
Se refirió a las lecturas proclamadas en este martes de la 4ª semana de Cuaresma, exhortando a «centrar nuestra mirada en Aquel que es la fuente de la vida, que salta hasta la vida eterna, Cristo Jesús». Del mismo modo en la Cruz, «en el costado de Cristo del que brota sangre y agua». «Él nos dio el gran don de actualizar ese momento de su entrega, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna por su entrega en la muerte y por la resurección», dijo.
También subrayó la importancia de asistir a la Eucaristía, porque de ella «obtenemos la vida y recobramos la salud, sobre todo la espiritual, para que participemos de esa nueva vida que brota del Árbol de la Cruz, que es la vida misma de Dios», explicó citando a la curación del paralítico de Betesda. Del mismo modo, «vosotros también tenéis la dicha de dar, a los que se acerquen a comulgar, a Aquel que es la vida, que es el agua que salta hasta la vida eterna», dijo dirigiéndose a los nuevos ministros de la Comunión.
Para la constitución de este ministerio se requiere la existencia de una necesidad dentro de la Iglesia que viene recogida en el documento pontificio Immensae caritatis, en donde se establecen, específicamente, los casos en que la Iglesia considera que existe esa necesidad, siendo los siguientes:
Que no haya sacerdote, diácono o acólito que pueda repartir la comunión.
Que habiéndolos, no puedan administrar la comunión por impedírselo otro ministerio pastoral, o la falta de salud o la edad avanzada.
Que sean tantos fieles los que pidan la comunión que sería preciso alargar demasiado la Misa o la distribución de la comunión fuera de ella.
Siendo así, afirma D. Antonio Sanfelix, «la Iglesia atiende las necesidades de sus hijos y vela por hacer accesible el Cuerpo de Cristo a quien lo necesite».De esta forma, los laicos pueden ayudar de forma activa a los sacerdotes en la distribución de la Comunión, tanto en la misa como fuera de ella, en el caso de la asistencia a enfermos. Son los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión.
Cada tres años, en nuestra Diócesis, desde la delegación de Liturgia se organizan los mencionados cursos de preparación en los que participan los fieles elegidos por los sacerdotes para ejercer este ministerio a los que el Obispo posteriormente, como sucedió ayer tarde, otorga el nombramiento por un tiempo determinado.
Ante de finalizar la Eucaristía, D. Casimiro entregó las credenciales a los sacerdotes que a su vez las harán llegar a los ministros extraordinarios de sus respectivas parroquias.
Tendrá lugar mañana con una celebración Eucarística presidida por Mons. Casimiro López Llorente
Mañana, martes 21 de marzo, a las 20,00h. en la Iglesia Concatedral de Santa María de Castellón, el Obispo de la Diócesis, presidirá la Eucaristía en la conclusión de la formación que han recibido los Ministros Extraordinarios de la Comunión.
La Iglesia católica contempla, como queda estipulado en el Canon 230 del derecho canónico que, allí donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, los laicos, aunque no sean lectores ni acólitos, pueden suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión según la prescripción del derecho”. Y en el canon siguiente (nº 231) se establece que para ejercer este ministerio laical se requiere de la debida formación, conciencia y generosidad.
Así pues, desde la Delegación Diocesana de Liturgia, una vez cumplidos los tres años desde la última entrega de credenciales, se ha procedido a la organización de los cursos de preparación necesarios para poder ejercer este ministerio. En nuestra Diócesis han tenido lugar en tres sesiones que concluyen mañana mismo.
De esta forma, mañana, tras la ultima sesión, tendrá lugar la Eucaristía durante la cual, Mons. Casimiro López Llorente hará entrega a los párrocos de las credenciales para los Ministros Extraordinarios que ejercerán este ministerio en las parroquias por un tiempo de 3 años. Es por ello que desde la Delegación Diocesana de Liturgia se ha remitido una invitación a participar en este Eucaristía a los párrocos que han solicitado tener ministros extraordinarios.
La procesión de «la Torná» se ha celebrado esta tarde rememorando los orígenes de la fundación de nuestra ciudad. Unos orígenes que como esta mañana recordaba nuestro Obispo «son cristianos». Volver a la ciudad desde La Magdalena no hace más que recordar el camino que todos, como peregrinos, recorremos en esta Cuaresma de la mano del Señor que, como decía esta mañana D. Casimiro es «fuente para saciar la sed espiritual» que nos lleva al Señor.
El Obispo ha bendecido a los peregrinos que desde el cerro de La Magdalena ha regresado a la ciudad rememorando los orígenes de un pueblo cristiano.
La «Romería de les Canyes» marca el inicio de la celebración del Misterio Pascual: la Muerte y Resurrección del Señor que nos ha de llevar a todos a una conversión personal y comunitaria que nos ayude a avivar nuestra fe en este Año Jubilar Diocesano. No en vano, la procesión de «la torná» supone para el Pueblo de Dios de la Diócesis de Segorbe-Castelló, el inicio del Misterio Pascual.
Esta tarde-noche nos hemos preparado para acompañar a Jesús en su camino al calvario, rememorando más de dos mil siglos de historia. De hecho, con la procesión de la torná revivimos, el camino que, como peregrinos, recorremos en esta Cuaresma para encontrarnos con quien es «el camino, la verdad y la vida».
Mons. Casimiro López Llorente ha bendecido a los peregrinos que hoy, como hace varios siglos, fundaron nuestra ciudad.
Nos ha exhortado a caminar desde el Señor a la raíz cristiana del origen de nuestro pueblo
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El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, ha participado hoy en la «Romería de les Canyes» que ha partido a primera hora de la mañana desde la Concatedral de Santa María.
A las 08.00h la Concatedral de Santa María, acogía a cientos de fieles que se han sumado a la tradicional Misa de Romeros que ha estado presidida por D. Casimiro y concelebrada por el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, y por el Vicario parroquial de Santa María, D. Ángel Cumbicos. La celebración de la Eucaristía ha servido para poner en camino, como cada tercer domingo de Cuaresma, a los peregrinos hacia el Ermitorio de La Magdalena remomorando así la fundación de la ciudad de Castellón.
Durante la homilía la reflexión de nuestro Obispo se ha centrado en el verdadero origen. Así ha recordado como nuestros antepasados, en este tiempo de Cuaresma, comenzaron a caminar para ir en romería penitencial hasta La Magdalena. Un camino que lo es también de conversión «para pedir perdón al Señor volviendo al origen y que se reavive nuestra fe y nuestra condición cristiana». De esta forma, ha puesto en valor «el sentido cristiano del día de hoy y el núcleo de la celebración» a pesar de que con el tiempo se hayan ido incorporando otro tipo de celebraciones.
La «Romería de les Canyes» tiene, en sus inicios, una vinculación religiosa que está asociada al traslado de la población de Castellón de la Plana desde la montaña al llano, por lo que la presencia del clero ha estado siempre vinculada a la misma tal como consta en la documentación existente.
Lo verdaderamente importante, ha dicho D. Casimiro es que «caminamos desde el Señor hasta el origen de nuestro pueblo, hasta su raíz cristiana». Así se ha referido al pueblo de Israel, también peregrino por el desierto, y como a ellos, «a falta de agua, a nosotros nos pasa que, anhelando llenar los deseos de nuestro corazón murmuramos contra Dios, le dejamos de lado e intentamos saciar nuestra sed, no solo física, sino también espiritual, en fuentes contaminadas».
En este sentido, recordando la Palabra proclamada, ha exhortado a los romeros «a escuchar la voz del Señor que sale a nuestro encuentro como lo hizo con aquella samaritana» (Juan 4, 5-42) a quien pidió «dame de beber». Así se ha referido a San Agustín para recordarnos que lo que verdaderamente le pedía el Señor a la samaritana «era su fe y poco a poco fue creciendo en ella hasta poder proclamar que Él era el Salvador». También ha recordado a María Magalena, «otra mujer conversa que dedicó toda su vida y su amor al Señor, teniendo la dicha de ser la primera que se encontró con el Señor Resucitado».
Lo confesemos o no, ha dicho D. Casimiro, «tenemos sed, no sólo de agua, sino de plenitud y de felicidad que muchas veces buscamos en fuentes contaminadas que nunca saciarán la sed espiritual porque el único que la puede saciar es Cristo Jesús, fuente del agua viva que nos lleva a la vida eterna».
En este día de romería, el Señor, ha remarcado D. Casimiro, «nos ofrece un reencuentro con Él y con nuestra fe para que se avive nuestra condición cristiana y nos vayamos preparando para celebrar con verdadera alegría el Misterio más grande: la Muerte y Resurrección del Señor para que todo el que crea en Él tenga vida eterna». No ha dejado de exhortarnos a la misión en este día de Romería «sea una expresión de nuestra fe para que otros, como ocurrió con el caso de la samaritana, conozcan a Aquel que es el único capaz de llevar a la plenitud que la mujer y el hombre de hoy también buscan».
Para concluir ha elevado intención para que este día lo sea también de acción de gracias «por todos los beneficios recibidos de Dios a través de nuestra fe». La romería reproduce año tras año la protección penitencial que rememora el nacimiento de la ciudad de Castellón en 1252.
En la actualidad está declarada Bien de Interés Cultural y para los cristianos también es de carácter penitencial y de acción de gracias. De hecho tal y como está documentado, existe una rogativa vinculada a las pestes de la época medieval… En el siglo XIV, se autorizan las procesiones por la sequía y más adelante se instaura una romería penitencial para invocar ayuda tanto material como espiritual. En 1991 se publica la Cosueta o ritual de la romería que recoge el protocolo entre el que se incluyen los símbolos religiosos, el volteo de campanas, la misa de romeros, y la romería propiamente dicha.
Hoy, como entonces, el clero ha participado en la Romería como «acción de gracias» uniéndose a la manifestación de la identidad de todo un pueblo siendo el portador de la reliquia de Santa María Magdalena, D.Miguel Abril, Vicario de Pastoral, seguido de nuestro obispo, D, Casimiro, que encabezaban la procesión.
Se celebró ayer tarde en la Concatedral de Santa María, organizado por la M.I. Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús
La Concatedral de Santa María, en Castellón, acogió ayer tarde la celebración del Pregón Diocesano de Semana Santa, organizado por la Muy Ilustre Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, de Castellón, en colaboración con la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa.
En este primer sábado de Cuaresma, el Pregón Diocesano supone, para las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Iglesia de Segorbe-Castellón, el punto de partida para vivir, a través de la religiosidad popular, la Pasión, Muerte y Resurreción del Señor.
Coincidiendo con el 475º Aniversario de la Fundación de la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, en Castellón, la pregonera de esta XXXIII edición, fue Mª Teresa Giner Pallarés, cofrade de la Purísima Sangre de Jesús de la rama de industriales, y también presidenta de la Junta Local de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Castellón desde el pasado enero. Mujer de fe y profundamente vinculada a la Real Cofradía de Nuestra Señora del Lledó, entre otros cargos.
El acto estuvo presidido por el Obispo, Mons. Casimiro López Llorente, a quien acompañaron el Delegado Diocesano para la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, D. Pascual Luis Segura; el Consiliario Diocesano para la Junta, D. Federico Caudé; el Deán de la Concatedral, D. Miguel Simón; así como el y Presidente de la Cofradía de la Sangre, D. Juan Antonio Guzmán; y el Hermano Mayor, D. Ignacio Valls.
Pregón Diocesano
En sus primeras palabras, Mª Teresa Giner Pallarés, destacó con emoción, su condición de cristiana, por coincidir este 25 de febrero con el aniversario de su Bautismo, agradeciendo las vivencias y enseñanzas recibidas, a lo largo de los años, por los hermanos y hermanas cofrades. Recordó las palabras de D. Casimiro en su Carta Pastoral para este Año Jubilar Diocesano, en el que «hay que hacer memoria agradecida del pasado», poniendo el acento en las personas sencillas que se se asociaron, a través de la Cofradía, «para ayudar a los más necesitados ante las dificultades que muchos, por aquel entonces, atravesaban, siendo su máxima amar al prójimo siguiendo el Evangelio y proclamando su fe». El pregón supuso, en gran parte, un repaso a las Sagradas Escrituras, con referencias a la grandeza de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Recuerdo agradecido a la Historia
Hubo palabras de agradecimiento y reconocimiento «a quienes iniciaron este camino pero también a todos los que han seguido sus pasos a través de los siglos haciendo posible la realidad de hoy, siendo capaces de superar todas las dificultades sin rendirse y continuando siempre adelante». Palabras que resonaron con fuerza coincidiendo con la celebración del 475º Aniversario de la Cofradía que nos recuerdan a todos los casi cinco siglos de historia de algunas cofradías de nuestra Diócesis, así como aquellas otras que han ido surgiendo, cuya historia, para la pregonera refiriéndose a la propia de la Cofradía de la Purísima Sangre de Castellón, «nos ayuda a comprender la riqueza que encierran, siendo un tesoro de solidaridad, arte, religiosidad, lo hizo poniendo la mirada en el sentimiento de solidaridad hacia quienes lo necesitaban como el origen de su existencia». Del mismo modo, alzó su voz para destacar el papel protagonista «de aquellos hombres y mujeres – refiriéndose a los cofrades- que con la mirada puesta en Jesucristo fueron capaces de transformar la realidad social con la fuerza del Evangelio, siendo un desafío que aún hoy persiste».
En este sentido, sirviéndose de la parábola del Buen Samaritano, reivindicó la necesidad de «seguir el ejemplo de los cristianos que nos precedieron de acercarse al diferente, al necesitado, al desconocido que sufre, superando las barreras de la enemistad, la discriminación y prejuicios que dificultan el trato hacia las personas». Puso en valor «la caridad cristiana que es ejemplo de misericordia, consuelo y fraternidad» y advirtió que «el corazón el cristiano está llamado a hacerse grande y a acercarse al del prójimo de manera sencilla, sin arrogancia, con humildad para transmitir ese amor que – recordando a San Pablo – ni presume ni se engríe».
Salir al encuentro
Reclamó la autenticidad y el significado real del papel de la Cofradía cada tercer domingo de Cuaresma que «sale al encuentro en auxilio de aquellos, que como entonces, llegaban exhaustos en su camino de penitencia» exaltando, precisamente el «acto de caridad que esta salida al encuentro» suponía y que tristemente hoy «parece que ha perdido su esencia convirtiéndose en un mero acto festivo». En este sentido puntualizó y reivindicó que hoy » es un signo con el mismo significado: salir al encuentro y acoger porque es la esencia de nuestra misión a la que se han sumado el resto de cofradías de la ciudad», y recordando al papa Francisco (Fratelli tutti) invitó a «hacerlo juntos porque nadie puede pelear la vida aisladamente, se necesita una comunidad que nos ayude, que nos sostenga y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar adelante».
Fe para creer
Servirse de la condición de cofrade para mostrar a la sociedad que «la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús es nuestra máxima expresión de fe» frente a una sociedad que muestra la misma incredulidad que Tomas (Juan 20, 24-29), dijo, «y necesita ver y tocar para creer». En este sentido se refirió al importante patrimonio artístico y cultural de la religiosidad popular «como muestra del don especial de muchos artistas que han sabido plasmar todo aquello que sucedió hace más de 2000 años y que cambió la humanidad». El arte que atesoran las cofradías ha de servirnos para «transformar nuestros sentidos y avivar nuestras almas porque además de la profunda huella cultural, son imágenes que forman parte de nuestra propia historia». Se refirió al «privilegio que es para todos los cofrades que nos confesamos creyentes mostrar al mundo una lectura que vaya más allá de la contemplación de una obra de arte».
Destacó que en el privilegio de procesionar por las calles «nos debemos dejar guiar por el espíritu del Evangelio y vivir una Semana Santa en la que se manifieste un estilo de vida basado en la seriedad y el compromiso que supone recordar que Jesucristo se abandonó a la voluntad del Padre sufriendo el martirio hasta la cruz, pero pidiendo el perdón para toda la humanidad instantes antes de morir». Y no quedarnos solo en eso, porque, repasando desde la entrada triunfante en Jerusalén hasta su camino en el calvario, «su entrega lo fue de amor tal como pidió a sus discípulos, a quienes llama amigos. No hay amistad sin perdón y no hay perdón sin amor. Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos».
Tesoro de fe, arte y religiosidad
Para terminar se refirió al compromiso que han de asumir las Cofradías y los cofrades, un compromiso dijo, que «va va más allá de la Cuaresma y de la Pascua, que lo es de cada día porque eso es lo que construye la historia». Las Cofradías son «un tesoro de fe, arte y religiosidad pero de nada sirve un tesoro si lo escondemos solo para nosotros», apuntó. Animó a convertirse en «pregoneros del amor, la esperanza, el perdón y la reconciliación para que todos vean que nuestro Cristo Yacente no es una imagen de muerte, sino una imagen de amor, que hemos de dar a conocer al mundo», concluyó.
El Pregón Diocesano concluyó con las palabras de Mons. Casimiro López Llorente, que dio gracias a Dios por Mª Teresa Giner pues sus palabras, dijo, «no solo han sido una reflexión profunda respecto a la dedicación de las Cofradías y a la contemplación de la Semana Santa, sino una confesión pública de la fe». Aplaudió, en este sentido, la organización y celebración del acto «como símbolo de nuestra preparación para celebrar con fe profunda la Semana Santa y con gozo alegre la Pascua».
Con guiño a las palabras de la pregonera, celebró el repaso por la memoria agradecida al pasado «en este año, que la Iglesia Diocesana celebra el Jubileo, mirando nuestro presente y mirar hacia el futuro, que es la perspectiva que debe tener todo aniversario», dijo.
En el análisis del presente, se refirió al individualismo y a la secularización de la sociedad actual, invitándonos a interpelarnos en caso de que decaiga nuestra fe, y «buscando la respuesta en Cristo Jesús que es la fuente de nuestra fe, porque muere y resucita para que tengamos vida eterna y que en Él acojamos el amor de Dios y ahí – destacó- es donde hay que poner el acento porque vivimos un tiempo complicado para mantener la fidelidad en la fe».
Pandemia espiritual
El Obispo exhortó a los presentes a volver la mirada hacia todos esos rostros necesitados y «avivar nuestra fe en Él desde el encuentro con Él, vivo y resucitado». Superada la pandemia, valoró que hemos sufrido también una «pandemia espiritual que nos ha hecho más individualistas, dejando atrás aquella solidaridad inicial, sin percibir que siguen existiendo aquellos que nos necesitan». Recordó que ese es «el peligro al que se enfrentan, no solo las cofradías, sino también la Iglesia» y avalando el importante legado de tradición, cultura y fraternidad que implican las cofradías, pidió que, ante todo, sean «expresión de la fe y de la fidelidad cristiana siendo promotores de reconciliación y de la paz, mirando a la cruz porque, precisamente, de ahí brota el amor, la reconciliación y el perdón».
Durante el acto se entregaron obsequios de reconocimiento, a Mª Teresa Giner como pregonera, pero también a D. Feliope Monfort Gómez, presidente de la M.I. Cofradía de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Vila-real, por la organización del Pregón Diocesano de 2022, así como a Dª. Mª Carmen Gozalbo, Secretaria de la Cofradía de Jesús Nazareno, organizadores de la procesión diocesana de la Semana Santa del pasado año.
La celebración estuvo acompañada por la interpretación magistral de varias piezas musicales por parte de la Coral Vicent Ripollés bajo la dirección de Jordi Ràfols. Siendo todas ellas aplaudidas por el numeroso público que asistió al acto, destacó el Misere que el propio Vicent Ripollés compuso, cuya partitura original que regaló a la Cofradía de la Sangre, generosidad que le fue agradecida nombrándolo cofrade honorario. La partitura se extravió y dejó de interpretarse hasta que fue encontrada hace unos años, reestrenándose la tarde de ayer.
El Altar, especialmente engalanado para la ocasión, estuvo acompañado de la imagen de la Mater Dolorosa que el artista Adsuara tallara en 1942 para la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús.
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