«Nadie se enteró de que me fui una semana a vivir con los pobres»
Santi (nombre ficticio) es una persona activa, amigable y ha colaborado como voluntario en diferentes países tercermundistas. Tiene 25 años y, graduado en Medicina, se prepara para los exámenes del MIR. Sin embargo, un día vivió una desagradable experiencia.
Un día estaba estudiando en la biblioteca, (él asegura que durante muchos años ese es su día a día), cuando se le acerca un mendigo para pedirle dinero para desayunar. Llevaba 10 euros en el bolsillo y nada suelto, por lo que, muy resuelto, le dice que entre en la cafetería, se pida lo que quiera y le diga al camarero – que conocía a Santi sobradamente – que él le invitaba. Y eso es lo que hizo. Pero, para sorpresa de nuestro protagonista, el indigente sale con las manos vacías, y enuncia: «Me ha dicho que tiene estropeada la máquina del café y que me vaya», por lo que Santi, un poco mosqueado, entra en la cafetería a pedirse un café. El mozo se lo sirve rápidamente.
Después de decirle cuatro cosas bien dichas al camarero, Santiago, abrumado por lo que acababa de pasar, toma la alocada decisión de irse una semana a Bilbao – un mes de enero – a vivir con los ‘sin techo’, para conocer, aunque fuese mínimamente, esta experiencia que sufren tantas y tantas personas en el mundo, que no tienen qué comer, dónde dormir o con quién hablar. Leer más