La Hospitalidad Diocesana de Lourdes participa en la procesión del Santísimo y en la Adoración Eucarística
Ayer tarde en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, junto a las Hospitalidades de Jaén, Ourense, Todelo, Tortosa
La peregrinación diocesana a Nuestra Señora de Lourdes vivió ayer tarde el encuentro con el Señor a través de la procesión del Santísimo y la Adoración Eucarística en la que también participaron otras hospitalidades españolas. Así, vivieron lo que nuestro Obispo ha venido repitiendo en las homilías de las celebraciones de estos días en el Santuario: «la gracia del encuentro personal con el Señor a través de la gran intermediaria que es la Virgen».
La procesión comienza en la pradera del Santuario y termina en la Basílica de San Pío X con un tiempo de oración y adoración del Santísimo Sacramento, seguido por la bendición de los peregrinos, de entre los cuales los enfermos ocupan la primera fila.
Fue una tarde de encuentros y vivencias personales de muchos hospitalarios que llevan peregrinando a Lourdes desde que hicieron su Primera Comunión y ahora viajan con sus hijos, o aquellos otros a quienes también se suman sus nietos, juntándose hasta tres generaciones sirviendo al necesitado, especialmente a los enfermos que les acompañan.
En la procesión del Santísimo Sacramento de ayer tarde la emoción se sentía en el ambiente. A pesar de la amenaza de lluvia, pudo realizarse de principio a fin. Una emoción que hacía brillar los ojos de los casi 70 jóvenes que han peregrinado este año junto a la Hospitalidad Diocesana, muchos de ellos por primera vez, y que aseguran que no será la última.
Testimonios de hospitalarios
Procesión del Santísimo Sacramento
La procesión la encabezaban los estandartes de los cuatro Evangelistas y el de de Nuestra Señora de Lourdes, a quienes seguían los sacerdotes diocesanos que se han unido en esta peregrinación.
El solemne palio acogía el Santísimo Sacramento a quien acompañaba los prelados de las Diócesis participantes, entre ellos Monseñor Casimiro López Llorente, de la de Segorbe-Castellón.
El Señor, custodiado por el equipo de sanitarios (médicos, enfermeras y farmacéuticos) que han estado estos días atendiendo el servicio en el Accueil Notre-Dame donde se hospedan los enfermos peregrinos, era seguido muy de cerca por los enfermos portados por los hospitalarios durante todo el trayecto como venía siendo habitual en la peregrinaciones anteriores a la pandemia.
El final de la procesión es la entrada en la Basílica PíoX donde tiene lugar un tiempo de oración y de adoración ante el Santísimo Sacramento teniendo un protagonismo especial los enfermos que ocupan las primeras filas, siendo atendidos, en caso de necesidad, por los amables hospitalarios que siempre están pendientes de ellos. Al finalizar la oración se procedió, como es habitual a la bendición del Santísimo a los enfermos.