Los Arciprestazgos de san Juan Bautista de Albocàsser y de san Miguel Arcángel del Pla de l’Arc, se han reunido en los salones parroquiales de san Juan Bautista de La Vall d’Alba para ultimar los detalles de la próxima peregrinación a la Catedral de Segorbe, con motivo del Año Jubilar Diocesano, que tendrá lugar el sábado 25 de marzo. Según indican, son muchos los feligreses que se han apuntado para celebrar este histórico acontecimiento con entusiasmo e ilusión.
Además, trataron los planes de las parroquias para Semana Santa, así como el retiro de Cuaresma que celebrarán el sábado 18 de marzo en Atzeneta.
Palabras de D. Casimiro en la Peregrinación Jubilar de los Arciprestazgos de Vila-real y Burriana
Cientos de personas de las comunidades parroquiales de los Arciprestazgos de Vila-real y Burriana, celebraron ayer la Peregrinación Jubilar a la Catedral de Segorbe lo hicieron acompañados de los párrocos y sacerdotes de las diferentes parroquias y en comunión con nuestro Obispo tal como viene sucediendo este Año de Gracia en el que estamos celebrando el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe.
Los peregrinos se reunieron a primera hora de la mañana en la Capilla del Seminario Diocesano donde se unieron en oración ante el Santísimo Sacramento expuesto en el Altar, donde se celebró un acto penitencial para, a través del Sacramento de la Reconciliación, recibir la misericordia de Dios, a través del perdón de los pecados. Así, a través de la gracia del perdón recibida, los peregrinos partieron en procesión hacia la Catedral, donde, tras cruzar la Puerta Santa, renovaron la fe haciendo parada en la pila Bautismal y frente al Sagrario, uniéndose así a Cristo Jesús, a través de la Eucaristía.
Tras la celebración de la Liturgia de la Palabra, D. Casimiro manifestó «la alegría del corazón al ver a los hermanos unidos en oración, en la escucha de la Palabra y la renovación del Misterio Pascual que es la muerte y resurrección del Señor para que todo el que crea en Él tenga vida eterna», en una celebración muy especial que, como viene siendo habitual en este Año Jubilar la Iglesia de Segorbe-Castellón celebra en la Iglesia Madre Catedral.
El Obispo, saludó afectuosamente al Cabildo Catedral, a los arciprestes de Vila-real y Burriana, así como a los párrocos y vicarios parroquiales que, «en sus manos, el Señor ha puesto al cuidado de cada una de las comunidades parroquiales» dijo D. Casimiro, dirigiéndose con especial cariño «a los fieles que representan a la Iglesia peregrina del Señor» en dichos arciprestazgos.
Y allí, frente a la cátedra del Obispo en la Iglesia Madre de nuestra Diócesis, origen de nuestra Iglesia Diocesana, dio gracias a Dios «por tantos dones que, como Iglesia del Señor, hemos recibido de Él, fuente y origen de todo don, a quien también pedimos perdón para que nos purifique de todos los pecados que a lo largo de la historia haya podido cometer nuestra Iglesia por no haber sido transparente del Señor entre los hombres o bien, por nuestros propios pecados».
D. Casimiro recordó que el Señor, que es misericordia, «nos ha concedido la gracia del perdón y limpiar así las huellas que el pecado deja en nuestra alma y que nos impiden caminar hacia el bien, logrando así la indulgencia plenaria», recordando el acto penitencial que se celebró previamente en la Capilla del seminario.
La celebración estuvo cargada de «signos visibles que como los sacramentos nos ayudan y nos llevan a contemplar lo invisible». Uno de ellos la propia peregrinación, dijo D. Casimiro, que es «signo de nuestra condición de Iglesia peregrina del Señor, integrada por cuantos forman la porción del Pueblo de Dios que representan los arciprestazgos de Vila-real y Burriana y llamados a caminar siempre al encuentro con el Señor».
Y, en ese encuentro «hemos atravesado la Puerta Santa que es signo de Cristo Jesús, puerta que nos lleva a ingresar en su comunidad», recordando que así lo hacemos al recibir el Bautismo, «a través del cual no solo somos limpiados de todo pecado sino también somos hechos hijos e hijas de Dios, hermanos de Cristo y miembros de esta Iglesia».
La entrada en esta Iglesia, templo físico y morada de Dios entre los hombres, «es signo de que aquí vive Dios, y al mismo tiempo símbolo de nuestra Iglesia Diocesana», donde nos reunimos bajo la presidencia de su Pastor «alentada por el Espíritu, congregada en torno a la Palabra y a la Eucaristía para crecer en comunión con Dios y con los hermanos para salir así a la misión y que nos invita a ser un templo de piedras vivas».
Así, exhortó a los presentes a vivir, «con intensidad desde la raíz y desde el fundamento con una fidelidad creciente esa nueva vida que recibimos el día de nuestro bautismo para que así nuestra Iglesia sea de verdad transparencia de Dios ante los hombres». Y no para poseer y como ámbito de poder, resaltó D. Casimiro, sino «para servir a Dios sirviendo a los hermanos, siendo instrumento para crear unidad con Dios y entre los hombres». Estamos llamados «a recuperar nuestra identidad como Iglesia – dijo el Obispo -. En este sentido se refirió a las comunidades eclesiales en la medida que están insertas en la Iglesia Diocesana y así en la Iglesia Apostólica y «trabajar para no perder la eclesialidad «que toda la Iglesia sea una transparencia de la presencia del Señor», invitándoles «a vivir nuestra condición de Iglesia del Señor elegida para ser su signo de salvación entre los hombres».
Prosiguió la homilía detallando el resto de los signos y destacó aquellos otros como el altar, donde además de la sede episcopal se encuentra el ambón desde donde se proclama de la Palabra y el mismo altar que representa a Cristo que «es la piedra angular desde donde se ha de construir cada comunidad cristiana y cada vida cristiana, todo ello bajo la acción del Espíritu Santo que sigue presente entre nosotros, para seguir siendo Iglesia peregrina del Señor».
Y desde esa comunión, dijo D. Casimiro, «el Señor nos envía a la misión», y, refiriéndose a la Palabra proclamada durante la celebración, acentuó que «es la misma Palabra de Dios, de Cristo Jesús vivo, aquí y ahora». Una Palabra con la que el Obispo bendice tras su proclamación, a los fieles. Una Palabra que está dirigida a cada uno de los que, «entorno a su mesa, nos reunimos y que somos enviados a predicar el Evangelio y llegar a la plenitud de la vida». «Él nos envía como a Jeremías – dijo D. Casimiro en referencia a las lecturas – y lo hace recordándonos que contamos con su presencia todos los días hasta el fin del mundo».
Por ello, si creemos de verdad que «Jesucristo es el camino, la verdad y la vida, y que fuera de Él no hay salvación ni transformación de la humanidad, no hay justicia ni gracia, tenemos que ofrecerlo a otros porque gratis lo recibimos y gratis lo hemos de ofrecer según nuestra condición, vocación, ministerio y carisma recibido», refiriéndose a los niños, jóvenes, adultos y presbíteros que ayer le acompañaron en la celebración «y hacerlo juntos según los dones recibidos al servicio de los demás, y, sobre todo, al servicio del anuncio del Evangelio, aún cuando las mujeres y los hombres de hoy intenten eludir la presencia de Dios en su vida».
La misión hay que realizarla «juntos» resaltó D. Casimiro, «porque solos nos perdemos, nos desalentamos y nuestra fe va menguando y nuestro ánimo se desalienta y caemos un poquito en la tristeza o el tibieza de ser cristianos». Y, en este sentido, se refirió a cómo, a través de la celebración Jubilar, «el Señor nos invita a recoger su gracia, su vida, su comunión, para salir a la misión y para crecer como Iglesia Diocesana que es don de Dios para toda la humanidad, sirviéndole y amándole integrados en ella para vivir mejor nuestra condición de cristianos».
Para concluir, elevó petición «para que Dios nos conceda la gracia de abrir nuestros corazones a la acción del Espíritu y salir con esperanza y alegría a la misión», todo ello de la mano de la Virgen, siguiendo su ejemplo, haciendo siempre «lo que Él os diga».
La parroquia de La Transfiguración del Señor de Les Useres ha sido el lugar elegido para celebrar hoy sábado, el II Encuentro de parroquias del Arciprestazgo de Llucena (Arciprestazgo nº 14, “San Vicente Ferrer”).
Casi un centenar de personas (entre fieles y sacerdotes) se dieron cita en esta segunda convocatoria en la que participaron representantes de los municipios de L’Alcora, Castillo de Villamalefa, Cortes, Costur, Figueroles, Llucena, San Vicente de Piedrahita, Les Useres, Villahermosa del Río y Zucaina, así como las pedanias de Araia y La Foia.
El encuentro comenzó con un volteo manual de campanas en la torre campanario, al que siguió una breve presentación en el templo a cargo del párroco anfitrión, mosén Jaime Arenós; quien destacó que este acto “era una nueva oportunidad para conocernos, para compartir nuestras realidades.
Lo que hacemos en las parroquias del arciprestazgo y para preparar la peregrinación a Segorbe en este año Jubilar”. Seguidamente se realizó una oración en la que se tuvieron muy presentes las tristes realidades de la guerra de Ucrania y el terremoto en Turquía y Siria. “Los cristianos debemos rezar por ellos y en el contexto de este encuentro los vamos a tener muy presentes” remarcó mosen Jaime Arenós. La oración concluyó con un símbolo ante el altar (encendiendo velas) y cantando el himno de la Virgen de Lourdes, en el día de su fiesta, recordando a los ancianos y enfermos.
Después el historiador de Les Useres, José Rubio; explicó la historia de la parroquia, de sus altares y de la torre campanario de forma magistral y con mucho detalle. La segunda parte del encuentro se realizó en el pabellón municipal. Allí el Delegado Diocesano para los Laicos, Javier Vicente; habló sobre el primer anuncio de la Buena Noticia e invitó a reflexionar a los presentes entorno a las preguntas: ¿Qué hemos de hacer para anunciar a la Iglesia? ¿Mi parroquia cómo está? ¿Creamos comunidad? “Es importante reflexionar porque estamos trabajando para profundizar en la renovación de la Iglesia”, puntualizó.
Después se puso en valor el testimonio de varias realidades diocesanas, movimientos como los Equipos de Nuestra Señora, Vida Ascendente o la Adoración Nocturna; que tuvieron su protagonismo a través de la experiencia de algunos de sus integrantes. La mañana concluyó con una comida de fraternidad. El párroco de l’Alcora y Arcipreste de la zona, mosén Pepe Aparici; señaló que “esta jornada ha sido un verdadero gozo y es necesario que nos felicitemos todas las parroquias”.
Un nutrido grupo de fieles han peregrinado a la tierra de Jesús
La tierra que vio nacer, vivir, morir y resucitar a Jesucristo ha acogido a un nutrido grupo de fieles de la parroquia de Ntra. Sra. de La Asunción, en La Vall d’Uixó, que peregrinaron a Tierra Santa recientemente. Acompañados por el párroco D. Marc Estela, han podido vivir con la misma intensidad que narran las Sagradas Escrituras, los acontecimientos que cambiaron la historia de la humanidad, y visitar los lugares en los que acontecieron.
Así, Caná de Galilea fue la primera parada de la peregrinación. En el mismo lugar donde Cristo realizó el primer milagro convirtiendo el agua en vino, los esposos peregrinos pudieron renovar sus promesas matrimoniales. Allí todo el grupo, se unió en oración por aquellos otros de la parroquia, que ya descansan junto al Padre.
En el mismo lugar donde María recibió el anuncio del Ángel, los peregrinos visitaron la casa donde vivió María y rezaron el Ángelus junto a los Padres Franciscanos. En la casa de José, donde vivió y trabajó la Sagrada Familia, dieron gracias a Dios por el don de la familia y rezaron, especialmente, por todas las de la Parroquia. Pudieron revivir la transfiguración de Jesucristo bajo la quietud y el silencio del Monte Tabor en una jornada que estuvo cargada de fe.
Dejándose encontrar por Jesucristo, de la mano de San Pedro, visitaron el monte de las Bienaventuranzas y el lugar donde se produjo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, paseando también a orillas del lago, visitando también la ciudad de Cafarnaún donde Jesús vivió en la casa de Pedro, predicó en su sinagoga y obró varios milagros. Frente a las ruinas de la ciudad de Magdala, pudieron conocer el manantial de la vida de Pedro, Pablo y María Magdalena, que no es otro que Cristo.
Desde Nazaret hasta Belén, recorrieron el mismo camino que tomaron José y María, y visitaron el lugar donde María daría a luz al Salvador y rezar en la Basílica de la Natividad donde sigue resonando la buena noticia que llena de alegría el mundo entero. En el trayecto también pudieron renovar la gracia que se nos concede a todos el día de nuestro bautismo en el mismo río Jordan donde fue bautizado el Señor.
Junto a Jesucristo, entraron triunfantes en Jerusalén, y tras visitar la Iglesia de la Ascensión y del Padrenuestro, rezaron el oficio de Laudes en el mismo lugar en el que Jesús, conmovido, lloró ante la ciudad Santa. También hubo ocasión para rezar en silencio en la Basílica de la Agonía situada en el huerto de los olivos y visitar la Iglesia en la que los hermanos ortodoxos conservan la tumba de la Virgen. Se unieron a Cristo en el mismo lugar donde estuvo encarcelado, así como el Cenáculo, lugar donde instituyó la Eucaristía y el sacerdocio, y donde después de su Resurrección, tuvo lugar la efusión del Espíritu Santo a los apóstoles, reunidos con María.
Frente al muro de las lamentaciones rezaron por la tan deseada paz y desde el punto exacto del pretorio de Pilato acompañaron al Señor por la Vía Dolorosa al Señor, recorriendor las calles de la ciudad vieja de Jerusalén meditando cada una de las estaciones del Vía Crucis.
Ya en la Basílica del Santo Sepulcro, y no exentos de emoción, visitaron la capilla de la crucifixión y el Edículo del Sepulcro, donde Jesús venció la muerte. Emaús fue la última parada, y lugar donde tuvieron la oportunidad de revivir la misma experiencia de los discípulos a los que Cristo salió a su encuentro viendo renacer el entusiasmo de la fe, el amor a la comunidad, y la necesidad de comunicar la buena nueva, dando testimonio de todo lo vivido durante la peregrinación.
Los peregrinos han participado diariamente en las Eucaristías que ha celebrado el párroco, D. Marc Estela en lugares tan emblemáticos como la Basílica de la Encarnación, donde “el Verbo se hizo carne”; a orillas del lago de Galilea, donde Pedro manifestó su amor a Cristo; en Jericó; o en el mismo ‘Cenaculin’ donde, de forma especial, pidieron por todos los sacerdotes, y acompañaron al párroco en la renovación de las promesas del día de su ordenación sacerdotal.
Con motivo del Año Jubilar por el Centenario de la Coronación de la Virgen
Con júbilo y alegría se celebró esta segunda Peregrinación de Familias de Catequesis cuyos protagonistas principales fueron los niños. La celebración del Año Jubilar con motivo del Centenario de la Coronación de la Virgen de los Desamparados, fue lo que motivó esta peregrinación tan especial que, tal como ha asegurado el párroco de La Asunción, D. Marc Estela, «se ha estado preparando con antelación y con una participación destacada de los niños que confeccionaron una ofrenda con flores realizadas por ellos mismos que incluían una petición a la Virgen».
El acto principal de la jornada fue la celebración de la Eucaristía en la Basílica que presidió D. Marc Estela. El Evangelio proclamado (Mateo 18,12-14) sirvió de referencia para poner el énfasis, durante la homilía, «en el pastor que va a buscarnos cuando estamos perdidos» haciendo un paralelismo con «la Madre» poniendo en valor la figura referencial y protectora de la Virgen y que, «como Jesús, cuida y sana con ternura».
Tras la celebración Eucarística tuvo lugar la presentación de todos los niños a la Virgen que culminó con la ofrenda floral de los niños y una oración de agradecimiento por la acogida que se hizo extensiva al Rector de la basílica, D. Melchor Seguí, «por su cordialidad y disponibilidad para que pudiéramos celebrar con tanta alegría la Eucaristía en honor a nuestra Madre», dijo Marc Estela.
La jornada continuó en el Parque de San Vicente, en Llíria, con todas las familias. Allí tuvieron la oportunidad de realizar divertidos juegos en familia a través de los cuales pudieron descubrir la necesidad que tenemos unos de otros, poniendo en valor que ‘juntos somos Iglesia’.
La peregrinación sacerdotal a Barcelona encaró hoy su última jornada con una visita guiada a una bodega de Sant Sadurní d´Anoia, concretamente la del grupo familiar Pere Ventura Family Wine Estates, que elabora y comercializa sus propios vinos y cavas, conocidos en todo el mundo por su gran calidad y prestigio.
Los sacerdotes y el Obispo, D. Casimiro, pudieron conocer de primera mano todo el proceso de elaboración del cava, gracias a las explicaciones de los propietarios y de sus colaboradores más directos.
En la tarde de ayer, los sacerdotes de la Diócesis que se encuentran de peregrinación a Barcelona, visitaron la Catedral, dedicada a la Santa Cruz y a Santa Eulalia, realizando un recorrido junto al canónigo, mosén Josep Vives Traval, quien les enseñó las diferentes capillas y estancias.
También pudieron visitar la cripta de Santa Eulalia, Patrona de la ciudad, siendo éste uno de los lugares más eminentes y entrañables de la Catedral, ya que acoge la magnífica tumba gótica, cuyos relieves narran por un lado el martirio de la santa después de despedirse de sus padres, durante la persecución religiosa en el año 304, decretada por el emperador Diocleciano; y por otro lado el descubrimiento y primer traslado de sus reliquias desde Santa María del Mar a la Catedral.
Los sacerdotes tuvieron allí un rato de oración, pidiendo la intercesión de la santa por su ministerio, por sus comunidades parroquiales y por la Diócesis.
Tras ello se dirigieron a la Basílica de Santa María del Mar, donde el párroco, Mosén Salvador Pié Ninot, les enseño el que está considerado como el mejor ejemplo del Gótico Catalán en Barcelona.
Esta mañana a primera hora, los sacerdotes que están participando en la peregrinación diocesana junto al Obispo de la Diócesis, se han trasladado hasta la Basílica de la Sagrada Familia, donde han realizado una visita guiada.
Este templo, diseñado por Antonio Gaudí, fue dedicado por el Papa Benedicto XVI en el año 2010 y representa una de las obras cumbres del modernismo catalán. La visita ha comenzado por la fachada principal, donde han podido conocer con detalle las esculturas del Nacimiento, así como la imponente estructura de la Basílica.
Una vez en el interior del templo, y siguiendo la explicación del guía, han conocido los detalles de la decoración de las vidrieras, así como del altar y de la bóveda. Así, han contemplado los fundamentos de la Religión Católica a través de una arquitectura que está repleta de simbolismo, pues el templo en sí mismo es un resumen en piedra de la fe cristiana.
De hecho, tal como se les ha explicado, toda la edificación, tanto la parte que está construida como la que está en fase de construcción, expresa la fe en un único Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cuando la Basílica esté finalizada, sobre la fachada principal se podrá leer «credo in unum deum, in jesum christum, in spiritum sanctum», mostrando así la fe de la Iglesia cristiana y católica, que era también la fe de Antonio Gaudí.
Una vez finalizada la visita han celebrado la Eucaristía, que ha presidido el Obispo.
Durante la homilía, D. Casimiro ha recordado los dones y virtudes de cada uno de los miembros de la Sagrada Familia. En este sentido, ha indicado que José, María y Jesús, nos hablan del «designio amoroso de Dios». De José, como esposo y padre; de María como esposa y madre; y de Jesús, como Hijo enviado por Dios para hacernos partícipes de su amor para que lleguemos al cielo para su gloria y alabanza por siempre. Cada uno de ellos, ha dicho, «tiene, como también cada uno de nosotros, su don, su vocación y su misión», y así la debemos asumir, «porque es un don de Dios que hemos recibido», ha concluido.
La celebración, en su parte musical, ha sido interpretada por Juan de la Rubia, organista oficial de la Basílica de la Sagrada Familia, natural de La Vall d’Uixó y perteneciente a la Parroquia de La Asunción, que les ha explicado cuál es su función en La Sagrada Familia.
A primera hora de esta mañana, con salida desde el Seminario Mater Dei, partía el autobús en el que viajaban los sacerdotes junto al Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón para participar en esta peregrinación organizada desde la Vicaria para el Clero. El viaje forma parte de un amplio programa de actividades espirituales y formativas que se va a desarrollar a lo largo del presente curso pastoral en el que, coincidiendo con la celebración del Año Jubilar Diocesano, va a permitir a los sacerdotes diocesanos «volver la mirada y el corazón a Dios para convertirse a Él».
Así lo ha expresado nuestro Obispo, durante la homilía de la Santa Misa de hoy, que se ha celebrado en la Cripta de los Mártires de la Basílica de Montserrat, «lugar donde confesaron su fe con el derramamiento de su sangre». Una ocasión excelente para «de la mano de María, unidos a los apóstoles y al resto de la Iglesia, avivemos nuestra fe».
Durante la predicación ha destacado las virtudes de María que hay que tener presente en todo momento y, sobre todo, en la oración: escuchar, creer, acoger y llevar». Así ha recordado el pasaje evangélico de la «Anunciación» y de cómo la Virgen «estaba recogida en oración escuchando el anuncio de ser la elegida por Dios para ser la Madre de su Hijo». María «cree» en la Palabra , «acepta la voluntad de Dios» y se convierte «en la primera misionera», ha dicho D.Casimiro. En este sentido, el Obispo les ha exhortado a “leer los acontecimientos de la vida a través de la Palabra y fiarnos de Dios para creer su palabra”.
También se ha referido a la fraternidad entre todos pues “somos hermanos por la ordenación que hemos recibido», ha señalado. Y en este año de gracia para la Diócesis de Segorbe-Castellón, ha pedido especialmente «que el Señor nos ayude a crecer en comunión para salir a la misión y que la Virgen de Monserrat nos ayude para que crezcamos en fe, en la esperanza y en la caridad”.
El grupo ha llegado a Montserrat a mitad mañana donde ha visitado la Basílica en la que se conserva la imagen de la Virgen de Montserrat, conocida popularmente como la Moreneta por el color oscuro de su piel, una talla románica policromada del siglo XII de una gran belleza.
A las 12,00 horas, coincidiendo con la hora del ángelus, se ha celebrado la Eucaristía presidida por D. Casimiro y concelebrada por el resto de participantes en la peregrinación. Se ha vivido un momento de especial recogimiento al participar en el canto del Virolai de la Escolanía.
Por la tarde se trasladaron a Manresa donde visitaron la Cueva de San Ignacio de Loyola, imitando el mismo recorrido que realizó San Ignacio el año 1522.
En Manresa pasó once meses, un tiempo de importancia capital para su vida y para la que más adelante sería la Compañía de Jesús. Su lugar privilegiado de oración fue la Cueva. Se trata de una cavidad sobre el río Cardener, excavada por la erosión fluvial del Terciario, alrededor de la cual se alza el actual Centro de Espiritualidad.
La experiencia aquí vivida por San Ignacio fue el origen de su libro Ejercicios Espirituales. Los sacerdotes se recogieron en oración en este mismo lugar que supuso tanto para el santo.
Los casi 300 alumnos de Secundaria del Colegio Diocesano Mater Dei han peregrinado hasta Segorbe para pedir a Dios que la gracia Jubilar los acompañe en el día a día de su curso académico.
Durante una semana y organizada por cursos académicos, se han celebrado estas convivencias que comenzaban con una celebración Penitencial en el colegio. Después, cada curso acudía al Santuario de la Cueva Santa, donde a los pies de la Patrona de la Diócesis, se celebraba la Eucaristía.
Tras una visita por el entorno de la Cueva Santa, los alumnos se desplazaron a Segorbe para la visita de la Catedral, donde pudieron contemplar la exposición histórica «Germen y Diseño», así como los signos jubilares tras cruzar la Puerta Santa.
Durante la visita, acompañados de la Guía jubilar editada por la Diócesis fueron rellenando un cuestionario a modo de competición. Acabaron la jornada con algunas actividades lúdicas en la zona de la Fuente de los 50 caños.
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