Comienza el Triduo Pascual con la Cena del Señor: “Él nos indica que amar de verdad es servir al prójimo”
A las 18 h. ha comenzado la celebración de la Cena del Señor de este Jueves Santo, que ha presidido nuestro Obispo D. Casimiro en la S.I. Catedral de Segorbe. Es el primer día del Triduo Pascual, en los que conmemoramos la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo: Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo. Son los días del año litúrgico que concentran los momentos más importantes del cristianismo.
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Jesús nos deja el mandamiento nuevo de amor: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros”. Es el día de la Caridad, en el que tiene lugar uno de los más grandes símbolos del amor de Dios. Justo en la noche de la traición, Jesús, Dios hecho hombre, en un gesto de absoluta humildad se arrodilla y lava los pies de los apóstoles, porque quiere que conozcan su misericordia, su amor y su perdón, y quiere mostrarles lo que espera que hagan después de que Él se haya ido, un entregarse continuo y total a los demás, viviendo diariamente el amor al prójimo.
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Tras ello se sientan en torno a la mesa para celebrar la Pascua. Jesús parte el pan y dice: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por nosotros”. Y lo mismo con el cáliz: “Este es el cáliz de la nueva alianza sellada con mi sangre”. Es la Última Cena en la que instituye la Eucaristía, corazón de la vida cristiana y sacramento que nos alimenta, nos congrega y nos reúne.
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Jesús también les entrega la potestad de hacer en su nombre lo que Él acaba de realizar y, diciendo “haced esto”, instituye el Sacramento del Orden sacerdotal. Recordemos que sin sacerdotes no hay Eucaristía, y sin Eucaristía no hay Iglesia.
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En la homilía, el Obispo ha resumido esta celebración en cuatro palabras: Pascua, Eucaristía, sacerdocio y mandamiento nuevo del amor. “Jesús se ha reunido con sus apóstoles para celebrar la Pascua”, conmemorando el paso del Señor para liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto y establecer una alianza. Elige la celebración de esta fiesta “para anticipar su Pascua, su paso de este mundo al Padre a través de la muerte para liberar a la humanidad del pecado y de la muerte para establecer la nueva y definitiva alianza”.
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En la Cena “Jesús instituye la de Eucaristía, el sacramento que perpetúa su sacrificio y ofrenda en la cruz por todos los tiempos”, ha explicado D. Casimiro. “Desde aquel Jueves Santo, la Iglesia, que nace del misterio pascual de Cristo, vive de la Eucaristía y sigue celebrándola hasta que vuelva el Señor”, ha señalado.
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Hoy “recordamos y agradecemos también al Señor el don del sacerdocio ordenado”, que es inseparable de la Eucaristía. A sus apóstoles les da la tarea de celebrar en su nombre la Eucaristía, de modo que “pronunciando en su nombre las palabras que Él pronuncia en la Última Cena, pueden transformar el pan en su cuerpo y el vino en su sangre”. El Obispo ha exhortado a valorar “el gran don que nos hace el Señor a través de los sacerdotes” y, del mismo modo, ha animado a “suscitar, acoger y acompañar a aquellos que sienten la llamada al sacerdocio ordenado”.
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Finalmente, “esta tarde el Señor los deja en herencia al mandamiento nuevo del amor”. De ahí el gesto del lavatorio de los pies. “Él mismo Dios se abaja, se postra, y asume una tarea propia de esclavos para lavar los pies de sus discípulos”. Con este gesto “el Señor nos indica que amar de verdad es servir al prójimo. Es ponerse de rodillas ante él, es abajarse, es ser humildes, es servir y perdonar”.
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