El testimonio de Elena Benages, médico contagiada por coronavirus: “la oración en todo el proceso ha sido fundamental”
Elena Benages es médico de familia y atención comunitaria, y ejerce desde hace 7 años en un área rural de la comarca de Els Ports. Está felizmente casada y es madre de cinco hijos (Juan, Guillermo, Mario, Catalina y Lucas), cuyas edades están comprendidas entre los 9 años y los 8 meses.
La familia vive en un pequeño pueblo de la comarca, y aunque participan en la vida parroquial del mismo, siguen viviendo su fe junto con su comunidad de la Parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón, y en la que sus hijos participan en el Oratorio para niños pequeños.
¿Cómo estás viviendo tu fe desde que empezó el confinamiento?
Estoy viviendo el confinamiento con mucha normalidad. En los sufrimientos que he tenido en mi vida nunca le he exigido explicaciones a Dios, lo cual me permite vivir el día a día, confiando en que los acontecimientos que permite tienen sentido, aunque yo no lo entienda.
Veo que está siendo una oportunidad única para vivir la Iglesia doméstica con toda la familia, y que el Espíritu Santo está sosteniendo a los niños, porque nuestros hijos son inquietos y tienen mucha energía que en casa es difícil de agotar, pero les ha concedido la sabiduría de conocer exactamente la gravedad de la situación y no renegar. Así que, a pesar de tener el campo a pocos metros de casa, han obedecido y no han salido.
La oración, con las Laudes y las Vísperas, así como la Eucaristía diaria a través de diferentes medios, está siendo fundamental. Es lo que sostiene nuestro matrimonio y nos ayuda a pedirnos perdón, puesto que hay situaciones de tensión con los peques en casa que te hacen subir el tono y ser más exigente.
¿Has tratado pacientes con Covid-19?. Si es así, ¿te ha ayudado tu fe a la hora de tratarlos o de hablar con ellos?
Es una pregunta difícil de responder, porque no lo sé con exactitud. Gente con síntomas compatibles con el virus llevamos visitando desde hace meses. También se podía confundir con una gripe, y ambas enfermedades han coincidido en el tiempo, pero sin tests no puedo confirmarlo.
La fe me ayuda a tratar a todos mis pacientes. No solo a los afectados con el coronavirus. Los sanitarios tratamos con el sufrimiento físico y psíquico de las personas directamente, y todo el mundo necesita escuchar palabras de consuelo, o sentirse escuchado y confortados, sobre todo ante la muerte. Los cuidados paliativos son muy duros para el enfermo y para toda la familia, y no es lo mismo estar acompañándolos creyendo en la Vida Eterna que no.
Tú y tu familia os contagiasteis de Covid-19, ¿cómo te ha ayudado tu fe?
La oración en todo el proceso ha sido fundamental, porque lo que peor se lleva al ponerte enfermo, muchas veces no es la enfermedad en sí, sino la incertidumbre ante qué sucederá. Piensas en que si nos tuvieran que ingresar a los dos, ¿quién cuidaría de nuestros hijos ante la situación del estado de alarma?… ¿cómo evolucionará la enfermedad?…
Antes de contagiarte, ¿tuviste miedo de contagiarte?, ¿o de llevar el virus a casa?
No tuve miedo de contagiarme. Tenía claro que antes o después me sucedería. Contagiar a mi marido o a mis hijos sí que era una idea que me angustiaba más. Mi marido entra en lo que llaman grupo vulnerable para el contagio y no quería ser yo la culpable de hacerlos enfermar.
¿Has podido descansar en el Señor?, ¿Os habéis sentido cuidados por Él?
Sí, y por la Virgen. Cuando hemos tenido momentos de inquietud, el apoyarme en el Señor con la oración del corazón, o rezando el Rosario nos ha reconfortado, dándonos paz.
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