Los más pequeños, protagonistas en la ‘tornà’ de la romería a la Magdalena de Castellón
Ayer domingo más de 150.000 personas -según los datos facilitados por la Policia Local- participaron en la Romería de les Canyes, a la ermita de la Magdalena, coincidiendo como de costumbre, con el tercer domingo de Cuaresma. Evocando así los orígenes de la ciudad de Castellón y los de la comunidad cristiana.
(Al final de la noticia, mira el vídeo de la llegada a la Concatedral de Santa María)
A la llegada al ermitorio de la Magdalena, el obispo de la diócesis de Segorbe-Castellón, monseñor Casimiro López Llorente presidió la eucaristía en la que durante la homilía habló de la importancia del seguimiento, la conversión y la paciencia, en la vida de todo cristiano; tomando como ejemplo la figura de Santa María Magdalena.
Por la tarde, en ‘la tornà de la romeria’, el Obispo volvió a hacer hincapié, en la Basílica de la Mare de Déu del Lledó, en la importancia de una jornada tan especial para los castellonenses en la que se recuerdan sus raíces cristianas y su identidad religiosa.
Los diferentes actos de la ‘tornà’
La romería religiosa comienza en el templo-concatedral de Santa María de Castellón, para llegar al ermitorio de Santa María Magdalena. Lugar del antiguo Castellón. Por la tarde, regresa de nuevo a su lugar de partida: la Iglesia Mayor. Este retorno a la ciudad es conocido popularmente como «la tornà», en la que hay elementos esenciales vinculados a la fe y a la comunidad cristiana.
En la capilla de la Sangre se reúnen los cofrades y los Apóstoles, desde donde se dirigen a la confluencia de las calles San Roque y Sanahuja, llamado ‘Forn del Pla’, para recibir a los romeros que vuelven de la ermita. Van presididos por una imagen de Cristo crucificado, obra del escultor Juan Bautista Adsuara, que recibirá la adoración de los penitentes. Este gesto es conocido popularmente como «les reverències» o «les tres caigudes» y lo protagonizan tres niñas que representan a las tres Marías (la madre de Jesús, la Magdalena y María de Cleofás) y un niño que encarna al apóstol San Juan; efectuando tres profundas inclinaciones de cabeza y tres genuflexiones. Un acto muy esperado, especialmente, por el protagonismo que cobran los más pequeños.
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