Una madre y su hijo, dos santos y un carisma religioso
Este jueves y viernes, 27 y 28 de agosto, se recuerda la historia de una madre y su hijo, se celebran dos santos y las comunidades de agustinos y agustinas festejan a su fundador. En Montornés (Benicasim), las religiosas harán memoria de Santa Mónica y San Agustín con vísperas solemnes y la Eucaristía desde las 19:30h. El viernes, los agustinos de Castellón se les unirán.
Además de los oficios religiosos, las contemplativas agustinas están rezando una novena, y aprovechando para profundizar los textos de su fundador: “Agustín nos llama a la conversión en este tiempo. Él mismo pasó por diferentes momentos. Comenzó por descubrir y desear la sabiduría y la verdad. Después llegó a la dimensión espiritual y finalmente se encontró con Cristo. Es importante saber que siempre estamos en tiempo de conversión y que es posible mejorar, porque la vida es cambio”.
Historia de Mónica y Agustín
Santa Mónica nació en Tagaste (Argelia-África) en el año 313, de familia crisitana. Muy joven fue dada en matrimonio a un hombre llamado Patricio, del que tuvo varios hijos, entre ellos san Agustín, cuya conversión le costó muchas lágrimas y oraciones. Murió en Ostia (Italia) el año 387.
San Agustín nació el año 354. Después de una juventud algo desviada doctrinal y moralmente, se convirtió, estando en Milán, y el año 387 fue bautizado por el obispo San Ambrosio. Vuelto a su patria, llevó una vida dedicada al ascetismo, y fue elegido obispo de Hipona. Durante treinta y cuatro años, en que ejerció este ministerio, fue un modelo para su grey, a la que dio una sólida formación por medio de sus sermones y de sus numerosos escritos, con los que contribuyó en gran manera a una mayor profundización de la fe cristiana contra los errores doctrinales de su tiempo. Una de sus obras más conocidas es su autobiografía: Las Confesiones. Murió el año 430 y es doctor de la Iglesia.
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