Ahora más que nunca, clase de Religión
Queridos diocesanos, y queridos padres y madres:
En breve comenzará la admisión y matriculación para el nuevo curso escolar 2021-2022, que se hará de forma primordialmente telemática. Ante la aprobación de la nueva Ley de Educación, la LOMLOE o “Ley Celaá”, puede que haya quien se pregunte si ha cambiado algo en relación con la asignatura de Religión y Moral católica. En este momento sólo está publicado el texto de la Ley. Aún faltan los desarrollos normativos de cada etapa educativa. No obstante, a día de hoy se puede afirmar que la LOMLOE ha mantenido literalmente su compromiso con el cumplimiento de los Acuerdos Iglesia-Estado, en la disposición adicional segunda. Esto significa que la Religión Católica seguirá siendo área o materia en todas las etapas educativas, de oferta obligatoria por todos los centros, y opcional para las familias.
Así pues todos los centros –de iniciativa pública o social (concertados y privados)- han de ofrecer la enseñanza de la Religión y Moral católica, que será de libre elección para los padres o los alumnos. Es lo estipulado en los Acuerdos Iglesia-Estado, según el principio de la libertad en materia religiosa y el derecho fundamental de los padres a la educación religiosa de sus hijos. La asignatura de Religión no ha sido, pues, suprimida; y también los padres deberán velar para que los colegios cumplan con esta obligación de ofertarla, que lo hagan de hecho con las horas que le corresponden y no se escuden en excusas diversas para no hacerlo.
Por su parte, los padres católicos que así lo deseen, deberán inscribir a sus hijos a la clase de Religión o deberán procurar que sus hijos se inscriban en ella. Es algo que hay que hacer personalmente en la inscripción para el próximo curso escolar. Al elegir la educación religiosa católica para sus hijos, los padres hacen uso de un derecho fundamental, ya que ellos -y no el Estado-, son los primeros y originarios educadores de sus hijos. Esta asignatura garantiza el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral de acuerdo con sus convicciones religiosas. Es un derecho de los padres, reconocido por nuestra Constitución, cuyo ejercicio efectivo, libre y no discriminatorio el Estado ha de garantizar siempre.
Señalo algunos motivos por los que los padres deben apuntar a sus hijos a clase de religión. En primer lugar, porque esta asignatura forma parte de la educación en la fe de los hijos, a la que los padres os comprometisteis libremente al presentarlos para el bautismo. La educación en la fe ha de llevarse a cabo en la familia, en la parroquia y en la escuela. Los tres ámbitos son distintos, necesarios y complementarios.
Esta asignatura ayuda además al alumno en la formación de una personalidad sólida, verdaderamente libre y responsable, y abierta a la trascendencia. Es un instrumento precioso para crecer en el conocimiento de todo lo que significa la fe cristiana a la par que se van desarrollando los saberes en otros campos; los alumnos aprenden así a darse y a dar razón de su fe en diálogo con cuestiones que pudieran plantear otras asignaturas. Esto es muy importante ante propuestas en otras áreas de una compresión del ser humano cerrado a Dios, o comprensiones del hombre y de la mujer contrarías a la naturaleza y a la revelación cristiana así como de una comprensión de la libertad totalmente autónoma.
En clase de religión comprenderán además que la fe en Dios ilumina las preguntas más profundas que todos llevamos en el corazón: cuál es nuestro origen, qué hacemos en esta vida y cuál es el sentido último de la existencia humana. Asimismo, en ella se muestra que Jesucristo es la revelación plena del misterio de Dios y del ser humano, por lo cual es el modelo para la existencia humana. En clase de religión, vuestros hijos conocerán y podrán adquirir una serie de principios y criterios, de virtudes y de valores, sin los cuales el ser humano queda expuesto al albur de modas y de manipulaciones interesadas. Siempre pero más en estos momentos de crisis, debemos volver a valorar la necesidad de transmitir a nuestros hijos principios éticos y morales.
Y, finalmente, en clase de religión adquirirán una visión del otro, de la vida humana y del mundo que les capacitará para ser ciudadanos más libres y responsables, constructores de verdadera convivencia y de una sociedad fraterna, solidaria y en paz.
Por todo ello y ahora mas que nunca: Padres, apuntad a vuestros hijos a clase de religión. También los párrocos, los catequistas y los fieles en general hemos de preocuparnos de que los padres apunten a sus hijos a clase de Religión, tan necesaria para una educación humana y cristiana de nuestros niños y jóvenes.
Con mi afecto y bendición,
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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