Las carmelitas de Las Alquerías celebran los 25 años de profesión de una hermana maliense
De Mali a Las Alquerías del Niño Perdido. El viaje de la Hna. Blandine de la Santa Faz no ha sido solo geográfico. Responde a una búsqueda de la voluntad de Dios que la ha llevado a escoger la vida contemplativa con el carisma carmelita atraída por la alegría. El sábado 11 de mayo, ha celebrado sus 25 años de profesión con una Eucaristía presidida por el Obispo, Mons. Casimiro López Llorente, en el monasterio del Sagrado Corazón de Jesús.
La vida de la hermana Blandine es una historia de providencia divina. Su padre fue uno de los primeros catequistas en el país, formado por los Padres Blancos y traductor de las principales oraciones y parte de la liturgia al dongo, la lengua local. Blandine comenzó a sentirse atraída por la oración viendo a su padre orar. Sin embargo la joven iglesia maliense no tenía – y muy a pesar de sus obispos sigue sin tener – ninguna comunidad de vida contemplativa.
Una larga búsqueda
La primera vez que oyó hablar del monaquismo fue en la escuela. Entonces se sintió interpelada por la vida de soledad y trabajo de los monjes. Al acabar los estudios, el capellán de habló de las comunidades religiosas de la vecina Burkina Faso. Se marchó, y encontró en las carmelitas que pocos años antes había fundado el monasterio de Las Alquerías el espíritu de Santa Teresita en «Historia de un alma», un libro que la había marcado.
Desde 2015 forma parte de la comunidad del Sagrado Corazón de Jesús: » Para mi es un mundo totalmente nuevo, pero Dios es el mismo. Es el mismo Cristo que estoy sirviendo; mi vocación es siempre rezar, y se puede rezar en todas partes, estando presente al mundo y a la Iglesia». Su secreto para perseverar durante 25 años es « vivir el día a día» y asegura que no se arrepiente de su elección.
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