La diócesis de Segorbe-Castellón, el Obispo, sacerdotes, religiosos/as y todos los diocesanos, presentamos nuestra condolencia por las personas fallecidas en el incendio que se ha producido en la ciudad hermana de Valencia. Ofrecemos nuestra solidaridad y cercanía por todas las víctimas, las personas afectadas y sus familias en estos momentos de tristeza y dolor. Todos nos sentimos unidos ahora con los vecinos de las viviendas siniestradas. Rezamos por ellos y pedimos a Dios y a su Madre, la Virgen de la Cueva Santa, patrona de la Diócesis, que ese dolor vaya dejando paso a la esperanza, al consuelo y a la serenidad de saber que pase lo que pase, el Señor y su Madre nunca nos abandonan y siempre están con nosotros y nos acompañan siempre.
(Para añadir en la Oración Universal)
– Por todas las víctimas del incendio acaecido en la ciudad de Valencia: para que el Señor conceda el descanso eterno a los fallecidos, fortaleza y consuelo a sus familiares y, que quienes han perdido todo, incluso su hogar, encuentren en el compromiso de la comunidad cristiana el apoyo necesario para seguir adelante con esperanza. Roguemos al Señor.
Esta mañana se ha reunido, en el Seminario Mater Dei, el Consejo Diocesano de Pastoral, el órgano consultivo del Obispo en el que están representadas todas las realidades de la Diócesis, formado por 43 miembros. La sesión comenzaba con la oración en la capilla, a las 10.30 h. de la mañana.
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Tras ello, reunidos en la biblioteca, se ha procedido a la elección de entre los seglares de un representante en la Permanente, habiéndose elegido a Dña. María José Roca, del Arciprestazgo de “Nuestra Señora Virgen de la Misericordia” (Burriana).
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A continuación, ha intervenido el Obispo de la Diócesis, que ha destacado la importancia de las reuniones del Consejo, siendo el fin, en este caso, “de realizar una valoración de cómo va la aplicación de lo que nos hemos propuesto en este curso pastoral”, dedicado de un modo especial al Primer Anuncio, sobre todo para que “a partir de la valoración que se haga, remediar las lagunas que se hayan percibido en lo que queda de curso”.
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En segundo lugar, preparar la programación del próximo curso que, siguiendo la aplicación de nuestro Plan de Diocesano de Pastoral, estará dedicado “a acompañar, a nivel individual y comunitario, a aquellas personas que han recibido y acogido el Primer Anuncio, que se han encontrado con el Señor y quieren madura su fe y su vida cristiana”.
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A continuación, el Vicario de Pastoral D. Miguel Abril, ha realizado una valoración sobre la Programación Pastoral de este curso, sobre todo en base a las valoraciones recogidas en la Jornada de Inicio de Curso, en la Jornada sobre el Primer Anuncio y en las Jornadas de Formación. También se han tenido en cuenta las valoraciones aportadas por los arciprestazgos, delegaciones y movimientos sobre el cumplimiento de la programación en sus respectivos ámbitos.
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Seguidamente han rezado la oración del Ángelus, orando también por los afectados y fallecidos en el incendio de Valencia.
Los miembros del Consejo han trabajado por grupos para analizar las claves fundamentales –actitudes, necesidades, dificultades, prioridades, procesos y propuestas de cara al próximo curso pastoral- sobre el acompañamiento en nuestras parroquias y en la Diócesis, en base a la Reflexión Diocesana en el Proceso Sinodal y el Congreso de Laicos (febrero 2020), con el fin de ser una Iglesia acogedora, servicial y misionera.
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Tras la puesta en común de las conclusiones, el Consejo Diocesano de Pastoral ha tratado dos temas en los que se está trabajando actualmente en la Diócesis, como es la acogida del “Protocolo de Prevención y Actuación Frente a Abusos Sexuales a Menores y Personas Equiparadas Legalmente”, de lo que ha hablo el Vicario General, D. Javier Aparici; y los preparativos en la Diócesis para el Jubileo 2025 que, convocado por el Papa Francisco, celebraremos en toda la Iglesia bajo el lema “Peregrinos de la esperanza”. Sobre ello ha hablado el Delegado diocesano para la Liturgia y la Espiritualidad, D. Antonio Sanfélix.
La Cuaresma es tiempo de gracia y salvación, tiempo de conversión de corazón a Dios y a los hermanos, y tiempo para dejarse reconciliar por Dios (cf. 2Cor 5, 20). Por ello mismo, la Cuaresma es un tiempo propicio para contemplar y experimentar la misericordia de Dios, y para vivir la misericordia con los hermanos. De ahí la llamada del tiempo cuaresmal a la oración más intensa, al ayuno, la limosna y las obras de caridad.
La escucha atenta de la Palabra de Dios de la misericordia divina ilumina nuestra oración, que nos lleva a descubrir o profundizar en el misterio de Dios, que es amor. El nombre de Dios es misericordia, nos ha dicho el papa Francisco. Misericordia significa etimológicamente el corazón que se abaja ante cualquier miseria humana. Es la palabra que mejor expresa el amor de Dios hacia la humanidad. Indica su disposición a aliviar cualquier necesidad humana y su infinita capacidad de perdonar. Es un amor eternamente fiel, que sigue amando a su criatura incluso cuando ésta se aleja de Él, que la espera pacientemente y sale a su encuentro. Es un amor compasivo que se compadece ante cualquier sufrimiento humano; es un amor entrañable como el de una madre, un amor que sale de sus entrañas.
Jesús es la misericordia encarnada de Dios. Jesus, el Hijo de Dios, nos revela el amor compasivo y misericordioso de Dios. Jesús habla con palabras de misericordia, mira con ojos misericordiosos, actúa y cura movido por la compasión hacia los necesitados, desheredados y enfermos en el cuerpo y en el espíritu. La persona misma de Jesús es un amor que se entrega gratuitamente hasta muerte en Cruz por amor a toda la humanidad; los signos que Jesús realiza, sobre todo hacia los pecadores, hacia los pobres, excluidos, enfermos y sufrientes son muestra de la compasión y de la misericordia de Dios.
Dios nos ha pensado a cada uno desde siempre y nos ha creado por amor y para el amor en plenitud. Dios viene a nuestro encuentro y nos indica el camino para alcanzar la felicidad plena y la salvación eterna. Con amor paciente y tierno nos indica como a hijos y amigos suyos cuál es el camino. Si somos sinceros con nosotros mismos, reconoceremos que, por acción o por omisión, nos hemos alejado de Dios y del prójimo, de sus caminos hacia la Vida, que son sus Mandamientos; si somos veraces reconoceremos que hemos rechazado el amor de Dios con nuestros pecados; si somos humildes reconoceremos que estamos necesitamos de su perdón y reconciliación.
Así la contemplación de la misericordia de Dios nos llevará al arrepentimiento de nuestros pecados y a la petición del perdón, para acoger, celebrar y experimentar personalmente la misericordia divina. Dios nos espera y nos acoge en la confesión, el sacramento de la misericordia, para darnos el abrazo del perdón que alegra su corazón. Su misericordia va incluso más allá del perdón; se transforma en este Año Jubilar Mariano de Lledó en indulgencia plenaria. A través de la Iglesia, la indulgencia nos libera de todo residuo del pecado. Dios cura nuestras heridas, Dios sana las huellas que el pecado deja en nuestros comportamientos y pensamientos.
La misericordia recibida de Dios transforma nuestros corazones; y nos capacita para obrar con caridad, para crecer en el amor, para poder ser misericordiosos como el Padre (Lc 6, 36), ejercitando las obras de misericordia corporales y espirituales. Las recordamos.
Las obras de misericordia corporales surgen en su mayoría de las palabras de Jesús en su descripción del Juicio Final en el Evangelio de Mateo (cf. 25, 34-36). Y son las siguientes: visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al forastero, vestir al desnudo, visitar a los presos y enterrar a los difuntos. Y las obras de misericordia espirituales, tomadas de otros textos de la Sagrada Escritura y de actitudes y enseñanzas del mismo Cristo, son: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que se equivoca, perdonar al que nos ofende, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo y orar a Dios por los vivos y por los difuntos. La clave de todas está en enseñarnos la sabiduría del corazón que es salir de sí hacia el hermano.
Por la dureza de nuestro corazón puede que nos cerremos a Dios, a su voz y a su misericordia. Dejémonos evangelizar en esta Cuaresma escuchando, meditando, experimentando y viviendo el Evangelio de la misericordia.
La Provincia Eclesiástica Valentina, que integra las tres diócesis de la Comunidad Valenciana y las tres de las Islas Baleares, se ha reunido hoy en Valencia, presidida por el Arzobispo monseñor Enrique Benavent.
En el encuentro han participado el Arzobispo de Valencia, mons. Enrique Benavent; el obispo de Segorbe-Castellón, monseñor Casimiro López; de Orihuela- Alicante, monseñor José Ignacio Munilla; de Mallorca, monseñor Sebastià Taltavull; así como el Vicario General del Arzobispado, Vicente Fontestad, que actúa como vicesecretario de la Provincia eclesiástica.
El acto estuvo presidido por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y estaba enmarcado en el programa de actos por el 750º aniversario de la fundación de la parroquia. El ponente, D. José Fernández Crespo, Responsable de Promoción de ACN, explicó en su intervención el modo de proteger nuestro derecho a creer en libertad, pues según explican “lamentablemente el 62% de la población mundial vive en países con graves violaciones a esta libertad fundamental”.
Desde 1999, el informe de ACN estudia y presenta el estado en el que se encuentra la libertad religiosa en 196 países, ocupa cerca de 800 páginas, y se publica en seis idiomas. Es uno de los cuatro informes sobre el estado de la libertad religiosa en el mundo, y es el único publicado por una institución no gubernamental de Europa que tiene en cuenta la doctrina social católica.
Un derecho en caída libre
Tal y como explicaron, se trata de un derecho que está realmente en caída libre, se incumple muchísimo a pesar de que está reconocido prácticamente por todas las legislaciones de todos los países, siendo aproximadamente un tercio de los países del mundo los que están sufriendo una gran carencia de libertad religiosa.
África, el continente más perjudicado
El Informe señala que el continente en el que más se está vulnerando en estos momentos es África, llegándose a producir asesinatos, secuestros y violaciones…, sobre todo a causa del yihadismo y a la existencia de gobiernos débiles o corruptos, o con amplios territorios en los que es imposible que haya una adecuada vigilancia policial que proteja, sobre todo a los cristianos –que son los que más ataques terroristas sufren-, pero también a otras minorías religiosas.
Nicaragua, entre los países donde más se viola la libertad religiosa
Además, por primera vez en el Informe se integra a un país de América en la lista de países en los que se cometen las mayores violaciones. Se trata de Nicaragua, que padece el régimen dictatorial de Daniel Ortega, y en el que se ataca a la Iglesia Católica por pedir diálogo y libertad. Es la situación del obispo Orlando Álvarez, que ha estado detenido, incluso desaparecido: también la de otros sacerdotes y otros obispos; la expulsión del Nuncio; la expulsión de las Misioneras de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta… Es verdad que se respeta la libertad de poder asistir a Misa, pero las homilías de los sacerdotes están vigiladas y controladas para que no se diga algo que no guste al régimen. Esa misma situación también se ha vivido en otros países como Cuba, y muestran cómo esta carencia de libertad religiosa va en crecimiento.
Persecución contra los cristianos en la Inda
También se contó ayer con el testimonio del sacerdote indio Wilson Lopis, que habló sobre la situación de los cristianos católicos en su país. “En la India existe un partido político, el BJP, que estando en el poder impone el hinduismo como religión del Estado, porque el buen ciudadano debe ser hindú, con una cultura, raza, lengua…”, y allí, según explicó, siempre ha habido persecución hacia los católicos, ejemplo de ello fue el martirio de Santo Tomás. Pero también, los mismos ciudadanos marginan y persiguen otras religiones minoritarias, como el islam, porque “todo nacido en la India debe ser hindú y machacan a todo lo que no es como ellos”.
Pero “es más sencillo atacar a los cristianos, porque el cristianismo no se rebela”, y los católicos, que sobre todo están presentes en el sur del país, sufren las leyes anticonversión que impulsa el partido BJP, por las que “una persona hinduista no puede convertirse al cristianismo, y obligan a los cristianos a abandonar su religión y convertirse al hinduismo”. Además, “ser cristianos (el 3% de la población total son católicos -de 1.300 millones de personas-) significa ser un ciudadano de segunda clase en muchos estados, lo que implica, por ejemplo, no poder acceder a ser funcionario público o a derechos sociales”.
El P. Wilson contó como hace un par de semana, en el Estado indio de Assam, donde el cristianismo es minoritario, los fundamentalistas hinduistas buscaban católicos que se pudieran convertir al hinduismo. “Van a sus casas y buscan utensilios católicos (cruces, biblias…) que hay que entregarles. Este es un ejemplo de la situación actual de cómo viven los cristianos católicos en la India”.
ACN necesita colaboradores
Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada solicitan la ayuda de la Diócesis y de la sociedad, sobre todo con la oración y colaborando con los proyectos que la Fundación Pontificia pone en marcha. Pero también necesitan un grupo de voluntarios que les ayuden a difundir su labor y esta dura realidad.
Entrevista en COPE Castellón
Mañana, viernes día 23 de febrero a las 13:35 h., será entrevistado en el programa “El Espejo” de COPE Castellón Sergio Rivas, Responsable regional de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Levante, para informarnos y acercarnos un poco más está realidad.
Se trata de un encuentro anual, en el que intervendrán ponentes de primer nivel, y los participantes recibirán formación, podrán escuchar testimonios impactantes, conocerán a otras personas y a otras asociaciones que trabajan en defensa de la vida, y descubrirán diferentes voluntariados.
El Congreso quiere aportar ciencia, conciencia y experiencia, sanar las heridas y devolver la esperanza que ha quitado la cultura de la muerte. Quiere contribuir a formar, alentar y reforzar toda acción que dé voz a los silenciados, a los olvidados, a todo ser humano que lo necesite desde su concepción hasta la muerte natural. Una amplia variedad de temas y estilos que no dejarán a nadie indiferente.
Y el domingo 10 marzo, más de 500 organizaciones y asociaciones nacionales e internacionales provida saldrán a las calles de Madrid bajo el lema “Si a la vida humana”. La Marcha está organizada por la plataforma “Sí a la Vida”, que convoca un año más a la sociedad civil española para visibilizar que hay alternativas a la cultura de la muerte.
Supone mucho más que una simple manifestación; es “una fiesta con sentido”, una poderosa expresión de solidaridad y compromiso con la defensa de uno de los valores más fundamentales: ¡la vida!.
Como cada año, en la tarde del primer sábado de Cuaresma, se celebró el Pregón Diocesano de Semana Santa. En esta ocasión, fue la Basílica del Salvador, en Burriana, el escenario de la XXXIV edición del Pregón, organizado por la Hermandad de Nuestra Señora Virgen de los Dolores de Burriana, en colaboración con la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa. La cita supone, para las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Iglesia de Segorbe-Castellón, el punto de partida para vivir, a través de la religiosidad popular, la Pasión, Muerte y Resurreción del Señor.
Por designación de la Junta rectora de la Hermandad de Ntra. Sra. Virgen de los Dolores, el pregonero fue D. Santiago Ríos Guinot, actual tesorero y uno de los fundadores de la Hermandad, cumpliéndose ahora 62 años de la fundación.
D.Santiago puso en valor su orígenes cristianos a través de su familia, desde donde le inculcaron «los valores del respeto y la caridad cristiana» que profundizó en el Colegio de San José en Valencia recordando «la liturgia, ritos y costumbres de la Iglesia, como casa de Dios» que unía a todos los cristianos en las celebraciones eucarísticas. Repasó la historia de los pueblos diocesanos destacando la riqueza «en costumbres y eventos que expresan la espiritualidad en el propio arte sacro, en su vasta cultura, su lenguaje e incluso en sus manifestaciones folclóricas y festivas».
Así, se refirió a la celebración del Pregón para anunciar «la llegada de algo misterioso que convoque a todos los ciudadanos» uniéndonos en el «sentimiento popular que se remonta a cientos de años pasados y que desde hace unos menos, se refleja en el nacimiento de las Hermandades».
Recordó la figura del Cardenal Mons. Vicente Enrique y Tarancón, quien le impartió el Sacramento de la Confirmación y rememoró «la relación conjunta que de siempre han tenido las creencias humanas y costumbres religiosas», así como ilustres cristianos como fueron los beatos Fray Benito y el Padre Laureano, «dos vidas ejemplares, burrianenses canonizados por su santidad San Juan Pablo II que dedicaron sus vidas a hacer el bien a los demás, educando a los jóvenes más pobres y humildes, para que tuvieran un futuro mejor», recordando que ambos recibieron la palma del martirio, en la madrugada del 16 de septiembre de 1936.
Destacó la Semana Santa como «la la solemnidad religiosa más importante de nuestro país» y repasó la historia de la Hermandad de Nuestra Señora Virgen de los Dolores poniendo el énfasis en la devoción popular a la Virgen en la ciudad de Burriana.
D. Casimiro se refirió a la cuaresma como antesala de la Semana Santa que nos conduce a la Pascua y a la celebración gozosa de la Resurrección del Señor poniendo a Cristo Jesús en el centro del anuncio del Pregón. Recordó la imposición de la ceniza como signo «de que somos caducos, limitados y frágiles, llamándonos a la conversión para que se avive nuestra fe».
Un tiempo de cuarenta días, dijo, «lleno de gracia y de misericordia del Señor para que nos dejemos purificar, para que volvamos a levantar nuestra mirada y nuestro corazón a Dios que nos salva, nos cura, y nos da vida y vida en virtud que brota hasta la vida eterna».
Expresión de la fe vivida
Mons. Casimiro López recordó que estas semanas previas al Triduo Pascual ha de servir para que de verdad «nos dejemos llenar del amor de Dios». Un amor que, en Jesucristo, dijo, «es expresión suprema del amor de Dios que se nos da en su Hijo que muere por cada uno de nosotros». Ese es el primer anuncio «que debemos acoger los cristianos, para vivirlo y llevarlo a los demás».
Se refirió a los cofrades como «fieles cristianos y primeros destinatarios, para llevar la fe en Cristo a través de la devoción de la Virgen y dar testimonio de Jesucristo». En este sentido, exhortó a los cofrades «a acoger y vivir el amor de Dios para que las procesiones sean expresión de la fe vivida».
Para concluir, advirtió que el sentido del Pregón los es por cuanto nos invita a prepararnos durante estos cuarenta días a la celebración de la Semana Santa, empezando el Domingo de Ramos y concluyendo con la celebración gozosa de la Pascua del Señor. Expresó su deseo para que «nos dejemos tocar el corazón por el Señor para que Él ocupe el centro de nuestra vida».
Ayer tarde-noche, confluyendo la conclusión de los cursillos prematrimoniales y el aniversario del centenario de la Coronación de la Mare de Déu del Lledó, las parejas de novios que contraerán matrimonio en los próximos meses, fueron convocados a una Vigilia de Oración.
Organizada por la Delegación Diocesana para la Familia y la Defensa de la Vida, se celebró en la Basílica de Nuestra Señora del Lledó y estuvo presidida por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente.
Los novios se unieron en oración a través de la Liturgia de la Palabra (Ef 4, 1-6; Mt 7, 21.24-27) y, así, se puso de manifiesto la llamada a la vocación matrimonial y, sobre todo, el amor de Dios.
«Así, pues, yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos.»
Así lo hizo constar D. Casimiro durante la predicación, poniendo el énfasis en las palabras de San Pablo para «vivir, según la vocación a la que habéis sido llamados» y haciendo constar que al igual que el sacerdocio o la vida consagrada, «también el matrimonio responde a una llamada de Dios por puro amor gratuito», y así, «viviendo el amor por el camino al que cada uno hemos sido llamados según su voluntad, lleguemos a la plenitud del amor».
D. Casimiro, resaltó que el noviazgo, como preparación al matrimonio, «es una llamada del Señor y es Él quien os ha llevado el uno al otro para que, viviendo del amor mutuo, seáis signo del amor de Dios en vuestro matrimonio, en vuestra familia y para los demás».
El amor cristiano
El Obispo también catequizó respecto al amor cristiano poniendo el énfasis en «la presencia de Dios en el matrimonio para, con la gracia de Dios, superar las dificultades y caminar hacia la plenitud del amor». Se refirió a acoger «con un corazón dispuesto, agradecido y humilde a Dios para no perder de vista que Dios está presente en la existencia de cada uno de nosotros y lo estará también en vuestro matrimonio».
Definió el amor cristiano como «una donación de sí mismo al cónyuge, de forma desinteresada y buscando siempre el bien del otro, ayudándonos a respetarnos, amarnos y disculpar ante la dificultad, siendo signo del amor de Dios y estando siempre abiertos a la gracia».
Acoger, escuchar y vivir la voluntad de Dios
A los pies de la Mare de Déu del Lledó, D. Casimiro se refirió también a la Virgen como ejemplo para «acoger, escuchar y vivir la voluntad de Dios». Como María, quien ante el anuncio del Ángel, María entró en diálogo con Dios, exhortó a los novios «a practicar la oración como fuente que os ayudará a caminar juntos siguiendo el plan de Dios para cada uno de vosotros». La Palabra de Dios, dijo el Obispo, «es la roca firme, sobre la que se ha de construir la existencia personal de todo cristiano y también de todo matrimonio porque si está construido sobre Cristo ya pueden venir los vientos, las dificultades, las tormentas, que el matrimonio quedará firme».
La Vocación del amor
La Vigilia continuó con una breve charla de la Hna. Catalina Nowak sobre la vocación al amor, porque como dijo, «por amor nos creó Dios y espera de nosotros una libre respuesta de amor».
El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo como un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente.
A través de esta cita de San Juan Pablo II, interpeló a los novios motivándolos a la reflexión respecto a la vocación del matrimonio para «alcanzar la salvación y la vida eterna» pues es, a través de la entrega al cónyuge total e incondicionalmente como nos entregamos a Dios a través del matrimonio, una donación, puntualizó, que «se comprende como una promesa de una comunión perfecta en la que Dios Trino ha puesto una específica imagen y semejanza de la comunión de Amor y Vida que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo».
La unión de amor conyugal, y la familia que engendra, continuó, «es un camino querido por Dios y una llamada divina a vivir la fe cristiana y buscar la santidad de un modo específico». Tal como explicó la Hna.Catalina, «dos cristianos que se casan han reconocido en su historia de amor la llamada del Señor, la vocación a formar de dos, hombre y mujer, una sola carne, una sola vida, y el Sacramento del matrimonio envuelve este amor con la gracia de Dios, lo enraíza en Dios mismo».
Del mismo modo advirtió que «la boda no es la meta, sino el comienzo de algo nuevo» y los animó a buscar la voluntad de Dios para ellos a través del matrimonio.
Dios en el centro
Los novios también pudieron conocer la historia de Marta y Benet, un matrimonio que antepuso, tal como ellos mismos explicaron, la voluntad de Dios a unirse a Él en matrimonio, alejándose de la boda que habían soñado. Se casaron, tal como explicó Marta, el día de San José en una ceremonia íntima oficiada por su hermano sacerdote, a escasos días de que se decretara el confinamiento por la pandemia del COVID.
La Vigilia de Oración finalizó con la bendición de unos rosarios que entregó personalmente D. Casimiro a cada una de las parejas.
Con la imposición de la ceniza el pasado miércoles hemos comenzado el tiempo cuaresmal. La Cuaresma es un camino o itinerario que nos lleva a una meta segura: la Pascua de la Resurrección del Señor. La Palabra de Dios nos invita y exhorta en este tiempo a ponernos en camino hacia la Pascua con una vida convertida, reconciliada y renovada. Este tiempo santo nos ofrece a todos los bautizados la oportunidad de renovar nuestra fe, de avivar la vida nueva del bautismo y de acrecentar nuestro amor a Dios y a los hermanos. La Cuaresma es un tiempo ‘fuerte’, un momento decisivo que puede favorecer en cada uno de nosotros el cambio, la conversión. La Cuaresma es un tiempo de gracia y de salvación (cf. 2 Cor 6,2).
En la imposición de la ceniza y a lo largo de este tiempo de gracia, escuchamos una fuerte llamada de Jesús mismo a la conversión. “Convertíos y creed el Evangelio” (Mc 1,15). La ceniza nos recuerda que somos mortales, frágiles y pecadores. La llamada a la conversión y el recuerdo de nuestra caducidad están íntimamente unidas: en esta vida breve hay que ir consumiendo el hombre viejo mediante la conversión a Dios, la fe en el Evangelio y las buenas obras para alcanzar la vida del hombre nuevo en la Pascua.
Todos los cristianos, nuestra Iglesia, nuestras comunidades necesitamos cambiar para mejor. Necesitamos convertirnos cada día a Dios para que Él ocupe el centro de nuestra vida y misión. No podemos contentarnos con una vida cristiana y eclesial mediocre. Estamos llamados a vivir unidos a Dios y a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca abandona; incluso cuando nos alejamos por el pecado, Jesús nos sigue esperando, y con esta espera manifiesta su voluntad de perdonar.
Convertirse es volver la mirada y el corazón a Dios con ánimo firme y sincero. Para convertirnos debemos escuchar la voz de Dios (Sal 94, 8), sobre todo, en la oración. Dios quiere ser nuestro guía hacia la tierra prometida. Él nos indica el camino para alcanzar nuestro verdadero ser, nuestra plenitud y nuestra salvación. Con amor nos sugiere como a sus hijos y amigos lo que hemos de hacer y evitar. Él nos quiere llevar a la comunión de vida consigo y con todos los demás. Quien escucha su voz encontrará la clave para caminar en la vida, para alcanzar la verdadera felicidad, para llegar a la vida eterna, a la tierra prometida en el Paraíso.
Puede que la llamada a la conversión nos resulte tan conocida que nos sea ya indiferente. Puede que nos hayamos instalado de tal modo en un estilo de vida mundano, alejado de Jesucristo y del Evangelio, que ya no sintamos necesidad de conversión y de mejora. Acojamos la llamada de Jesús a la conversión de modo que Él sea de verdad el centro de nuestra vida de bautizados. Este tiempo de Cuaresma nos invita a hacer un alto en el camino y reflexionar sobre el grado de nuestra fe y vida cristiana. La invitación a la conversión es una llamada y un proceso permanente en la vida de todo cristiano y de toda comunidad cristiana.
Dios no deja de hablarnos y de salir a nuestro encuentro. En lo más íntimo de cada persona resuena su voz. Abramos nuestro corazón a Dios, que nos habla, para escuchar su Palabra, acogerla y adherirnos plenamente a ella, para dejarnos configurar y guiar por Él como llevados de la mano. El cristiano es una persona que confía en Dios y se deja guiar por el Espíritu Santo.
La Cuaresma nos llama a crear silencio en nuestro interior para descubrir en la oración personal la voz de Dios, que es sutil, sabia y amorosa. Dejémonos evangelizar en el trato frecuente con la Palabra de Dios –leyendo y meditando el Evangelio-, de tal manera que adquiramos cada vez más una mentalidad evangélica.
Para este tiempo cuaresmal, junto a la oración, el Señor nos propone el ayuno. Hemos de ayunar no sólo de alimentos materiales, sino también de todo aquello que bloquea o dificulta nuestra apertura a Dios y al hermano necesitado, o que favorece los vicios, las pasiones, las ataduras a las cosas y el egocentrismo. Hemos de ayunar, en definitiva, de todo aquello que nos esclaviza, como nos recuerda el papa Francisco en su Mensaje de este año, de todo aquello que dificulta nuestro amor a Dios y a los hermanos. El Señor nos propone además el ejercicio de la limosna, que se expresa en las obras de caridad hacia a los más necesitados. Necesitamos aligerar nuestras mochilas para recorrer con presteza el itinerario cuaresmal. Así llegaremos llenos de alegría a la meta de la Pascua.
En relación con las noticias aparecidas hoy en la prensa sobre Mons. Cristián Carlo Roncagliolo Pacheco, Obispo Auxiliar de Santiago de Chile, este Obispado informa:
1. Mons. Cristián no ha tenido ni tiene denuncia ni causa abierta por delitos de connotación sexual en el ámbito civil (del Estado) en Chile. La denuncia llegada al Dicasterio para los Obispos en Roma fue archivada. A Mons. Cristián le ampara como a todo ciudadano la presunción de inocencia y él tiene el mismo derecho fundamental al honor y buena fama que todo ciudadano.
2. Mons. Cristian, por instrucción del Dicasterio para los Obispos, vino en mayo de 2022 a la residencia “Mosén Sol” de la Hermandad de Sacerdotes Operarios, en Alquerías del Niño Perdido, con el objetivo de someterse a un proceso de recuperación de su salud física, psicológica y espiritual.
3. Una vez recuperado Mons. Cristian, el Prefecto del Dicasterio para los Obispos pidió al Obispo de Segorbe-Castellón que le pudiera encomendar una tarea para reaprender un ejercicio más gozoso del ministerio, siempre bajo la guía pastoral del Obispo. De acuerdo con todas las partes, se vio oportuno que colaborara en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Benicasim para apoyar la labor parroquial, lo cual ha venido haciendo hasta el presente. El objetivo de su presencia en Benicasim se ha conseguido con creces y la valoración general de quienes lo han tratado ha sido altamente positiva.
4. La semana pasada, algunos feligreses mostraron su inquietud y desconfianza por la presencia de Mons. Cristián en la parroquia por noticias del pasado que todavía están en las redes sociales. Ante esta realidad el Obispo diocesano comunicó la nueva situación al Prefecto del Dicasterio para los Obispos. De acuerdo con éste, con Mons. Cristián y con el Párroco de Benicasim, pensando en la serenidad de todos, se decidió el día de ayer, que Mons. Cristian regrese a la residencia “Mosén Sol” hasta que la Santa Sede determine el lugar adecuado para ejercer su ministerio.
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