Agradecimiento y carisma al despedir la Consolación del Hospital Provincial
Después de 159 años, las hermanas de la Consolación se van del Hospital Provincial. Mons. Casimiro López Llorente presidió ayer, 24 de octubre, una Eucaristía de acción de gracias en la capilla del histórico centro sanitario de Castellón. Numerosos fieles quisieron acompañar a las religiosas que contaban con la presencia de la provincial, la hna. Pilar García. También hicieron acto de presencia el presidente de la Diputación, Javier Moliner, y personal médico. El agradecimiento y la permanencia del carisma han sido los pilares de una celebración con una gran carga emotiva.
El 23 de agosto de 1859 llegaron siete hermanas. Era la primera fundación de la Consolación fuera de Tortosa, y se respondía a la insistente petición del Ayuntamiento para que las religiosas cuidaran de los enfermos de la ciudad y aportaran al cuidado médico un servicio religioso. El Obispo reconocía que los tiempos han cambiado, y por eso agradecía a la representación institucional su presencia: “Nos recordáis la historia y os honra”.
Pero sobre todo el Obispo manifestaba el agradecimiento por la aportación de las religiosas: “Dejáis huellas muy palpables, y junto con los capellanes habéis contribuido muy mucho a la atención humana de los enfermos y a la humanización de la medicina”, afirmaba Mons. López Llorente desde su propia experiencia, cuando recordaba que su madre pasó sus últimos días en el Provincial.
Seguir presentes en tiempos nuevos
En una intervención al final de la celebración, la hna. Pilar García reconocía que como congregación viven tiempos nuevos a los que se tienen que adaptar “para seguir presentes en el mundo de la salud acompañando, humanizando y evangelizando”. Ya concluida la Eucaristía, la provincial afirmaba que, aunque hay una parte de tristeza, “lo importante no es vivir dentro o fuera del hospital, sino que podamos seguir viniendo a consolar y formar a los voluntarios”.
Esta es la tarea que el Obispo les pide ahora: “Como en tiempos de Santa Rosa María Molas, fundadora de la Consolación, los hombres y mujeres de hoy siguen necesitando el anuncio del amor y la misericordia de Dios encarnada en Jesucristo”. Y el modo concreto es a través de la labor del Voluntariado Consolación, que seguirá con su labor: “Se os va a echar de menos, pero el carisma seguirá por los voluntarios”.
Alma mater del Hospital
En los próximos días las últimas tres hermanas de la Consolación dejarán la vivienda que hasta ahora tenían en el recinto hospitalario. Las religiosas se quedarán en comunidades de la Diócesis. Javier Moliner, ha declarado que “el legado que deja el paso de la Consolación es imborrable. La estima, el afecto y la misericordia han marcado el carácter de este centro”. Por ello, aseguraba, ha querido mostrar por su participación en la Eucaristía su “respeto y aprecio hacia estas religiosas que han sido el alma mater del Hospital”.
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