Intenciones de oración de la CEE y del Papa en agosto
Este mes de agosto se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Papa dirige su intención por los pequeños y medianos empresarios: “Recemos para que los pequeños y medianos empresarios, duramente afectados por la crisis económica y social, encuentren los medios necesarios para continuar su actividad al servicio de las comunidades en las que viven”.
En el Encuentro con el Mundo del Trabajo, celebrado en mayo de 2017, Francisco decía lo siguiente:
«El empresario es una figura fundamental de toda buena economía: no hay una buena economía sin un buen empresario. No hay buena economía sin buenos empresarios, sin vuestra capacidad para crear, crear trabajo, crear productos. […] Es importante reconocer las virtudes de los trabajadores y las trabajadoras. Sus necesidades —de los trabajadores y las trabajadoras— tienen que ver con el hacer bien el trabajo porque el trabajo hay que hacerlo bien. A veces se piensa que un trabajador trabaja bien sólo porque se le paga: esta es una grave desestima de los trabajadores y del trabajo, porque niega la dignidad del trabajo, que inicia precisamente en trabajar bien por dignidad, por honor. El verdadero empresario —intentaré dibujar el perfil de un buen empresario— el verdadero empresario conoce a sus trabajadores, porque trabaja junto a ellos, trabaja con ellos. No olvidemos que el empresario debe ser antes que nada un trabajador. Si él no tiene esta experiencia de la dignidad del trabajo, no será un buen empresario. Comparte las fatigas de los trabajadores y comparte las alegrías del trabajo, la solución de los problemas, crear algo juntos. Y si debe despedir a alguien es siempre una decisión dolorosa y no lo haría, si pudiese. Ningún buen empresario ama despedir a su gente —no, quien piensa resolver el problema de su empresa despidiendo a la gente, no es un buen empresario, es un comerciante, hoy vende a su gente, mañana vende la propia dignidad—, sufre siempre, y a veces de este sufrimiento nacen nuevas ideas para evitar el despido. Este es el buen empresario. Yo recuerdo, hace casi un año, un poco menos, en la misa en Santa Marta a las7 de la mañana, a la salida saludo a la gente que está ahí, y se acercó un hombre. Lloraba. Dijo: “he venido a pedir un favor: estoy al límite y debo hacer una declaración de quiebra. Esto significaría despedir unos 60 trabajadores, y no quiero, porque siento que me despido a mí mismo”. Y aquel hombre lloraba. Él era un buen empresario. Luchaba y pedía por su gente, porque era “suya”: “Es mi familia”. Están unidos…».
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por los laicos, en particular por quienes participan en la Peregrinación Europea de la Juventud, para que sepan llevar la buena noticia del Evangelio, de palabra y de obra, a todos los ambientes de su vida”.
En su carta del 2 de noviembre de 2019, con motivo del Congreso Nacional de Laicos, nuestro Obispo D. Casimiro recordaba la misión de los laicos, imprescindibles para la urgente tarea de la nueva evangelización:
«Una vez más os recuerdo que la misión de la Iglesia corresponde a todos los bautizados según el carisma, el ministerio y la función que cada uno ha recibido. Las palabras de Jesús “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15), se dirigen a todos los bautizados. Ya el Concilio Vaticano II nos enseñó que también los fieles laicos, incorporados a Cristo y a la Iglesia por el bautismo, están llamados a participar, según su condición, en la misión evangelizadora de todo el pueblo de Dios. No es una concesión de los pastores, sino un don y una llamada, que han recibido del mismo Señor en el bautismo. Sin la implicación efectiva de los laicos no será posible la urgente tarea de la nueva evangelización de nuestra Iglesia y comunidades y menos aún de nuestra sociedad».
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