La Penitenciaría Apostólica, autorizada por el Papa Francisco, ha emitido un decreto en respuesta a una solicitud del Cardenal Kevin Joseph Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Con motivo de la Cuarta Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se celebrará el domingo día 28 de julio bajo el tema «En la vejez no me abandones» (Sal. 71,9), se concede una Indulgencia Plenaria en las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa.
Esta Indulgencia Plenaria se aplica a abuelos, mayores y fieles que participen en las celebraciones de la Jornada Mundial; a fieles que visiten a mayores necesitados o en dificultad; y a mayores enfermos, sus cuidadores y aquellos que no pueden salir de casa por motivos graves, siempre que se unan espiritualmente a las celebraciones y ofrezcan sus oraciones y sufrimientos a Dios.
Además, se insta a los sacerdotes a estar disponibles para la confesión, facilitando así el acceso a la gracia divina.
La semana pasada se hizo público el Instrumentum Laboris, el instrumento de trabajo para la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar del 2 al 27 de octubre de 2024. «Cómo ser una Iglesia sinodal misionera» es el título que encabeza este nuevo documento, que está en continuidad con todo el proceso sinodal iniciado en 2021.
El Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, ha remitido el documento a los miembros de los grupos sinodales de nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón. “La experiencia enriquecedora de escucharnos y caminar juntos siendo Iglesia Sinodal, a través de la oración, el diálogo y el discernimiento, ha iluminado varias cuestiones que recoge el Instrumentum Laboris”, explica.
Las primeras páginas repasan, a modo de introducción, el camino recorrido hasta ahora. Le sigue un apartado dedicado a los Fundamentos de la comprensión de la sinodalidad, que vuelve a proponer la conciencia madurada a lo largo del camino y establecida por la Primera Sesión.
Después, incluye tres partes estrechamente relacionadas, que iluminan la vida sinodal misionera de la Iglesia desde diferentes perspectivas. La primera, desde la perspectiva de las relaciones con el Señor, entre los hermanos y hermanas y entre las Iglesias. La segunda, desde la perspectiva de los caminos que sostienen y alimentan en lo concreto el dinamismo de las relaciones. Y la tercera, desde la perspectiva de los lugares que, contra la tentación de un universalismo abstracto, hablan de la realidad de los contextos en los que se encarnan las relaciones, con su variedad, pluralidad e interconexión, y con su arraigo en el fundamento del que nace la profesión de fe, según se explica en la introducción. El documento se cierra con una conclusión sobre la Iglesia sinodal en el mundo.
“En la belleza del camino sinodal reafirmamos el método de la conversación en el Espíritu, que introducimos en el último Consejo Diocesano de Pastoral como método de trabajo y de consulta”, indica el Vicario de Pastoral. Junto al Instrumentum Laboris y un resumen que ha realizado la Secretaría General del Sínodo con las preguntas más frecuentes, ha enviado también un esquema de “La conversación en el Espíritu”, un método de discernimiento que se está utilizando en las asambleas sinodales. “Es una adaptación para el Consejo Diocesano de Pastoral, pero puede servir para otros momentos de discernimiento de vuestros movimientos y parroquias”, señala.
Con el inicio del mes de julio se renuevan las intenciones de oración que propone el Papa Francisco y la Conferencia Episcopal Española. El Santo Padre dirige su intención por el cuidado pastoral de los enfermos: “Oremos para que el sacramento de la Unción de los Enfermos dé a las personas que lo reciben y a sus seres queridos la fuerza del Señor, y se convierta cada vez más para todos en un signo visible de compasión y esperanza.”
Hoy quisiera hablaros del sacramento de la Unción de los enfermos, que nos permite tocar con la mano la compasión de Dios por el hombre. Antiguamente se le llamaba «Extrema unción», porque se entendía como un consuelo espiritual en la inminencia de la muerte. Hablar, en cambio, de «Unción de los enfermos» nos ayuda a ampliar la mirada a la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento, en el horizonte de la misericordia de Dios.
Hay una imagen bíblica que expresa en toda su profundidad el misterio que trasluce en la Unción de los enfermos: es la parábola del «buen samaritano», en el Evangelio de Lucas (10, 30-35). Cada vez que celebramos ese sacramento, el Señor Jesús, en la persona del sacerdote, se hace cercano a quien sufre y está gravemente enfermo, o es anciano. Dice la parábola que el buen samaritano se hace cargo del hombre que sufre, derramando sobre sus heridas aceite y vino. El aceite nos hace pensar en el que bendice el obispo cada año, en la misa crismal del Jueves Santo, precisamente en vista de la Unción de los enfermos. El vino, en cambio, es signo del amor y de la gracia de Cristo que brotan del don de su vida por nosotros y se expresan en toda su riqueza en la vida sacramental de la Iglesia. Por último, se confía a la persona que sufre a un hotelero, a fin de que pueda seguir cuidando de ella, sin preocuparse por los gastos. Bien, ¿quién es este hotelero? Es la Iglesia, la comunidad cristiana, somos nosotros, a quienes el Señor Jesús, cada día, confía a quienes tienen aflicciones, en el cuerpo y en el espíritu, para que podamos seguir derramando sobre ellos, sin medida, toda su misericordia y la salvación.
Este mandato se recalca de manera explícita y precisa en la Carta de Santiago, donde se dice: «¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que recen por él y lo unjan con el óleo en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo y el Señor lo restablecerá; y si hubiera cometido algún pecado, le será perdonado» (5, 14-15). Se trata, por lo tanto, de una praxis ya en uso en el tiempo de los Apóstoles. Jesús, en efecto, enseñó a sus discípulos a tener su misma predilección por los enfermos y por quienes sufren y les transmitió la capacidad y la tarea de seguir dispensando en su nombre y según su corazón alivio y paz, a través de la gracia especial de ese sacramento. Esto, sin embargo, no nos debe hacer caer en la búsqueda obsesiva del milagro o en la presunción de poder obtener siempre y de todos modos la curación. Sino que es la seguridad de la cercanía de Jesús al enfermo y también al anciano, porque cada anciano, cada persona de más de 65 años, puede recibir este sacramento, mediante el cual es Jesús mismo quien se acerca a nosotros.
Pero cuando hay un enfermo muchas veces se piensa: «llamemos al sacerdote para que venga». «No, después trae mala suerte, no le llamemos», o bien «luego se asusta el enfermo». ¿Por qué se piensa esto? Porque existe un poco la idea de que después del sacerdote llega el servicio fúnebre. Y esto no es verdad. El sacerdote viene para ayudar al enfermo o al anciano; por ello es tan importante la visita de los sacerdotes a los enfermos. Es necesario llamar al sacerdote junto al enfermo y decir: «vaya, le dé la unción, bendígale». Es Jesús mismo quien llega para aliviar al enfermo, para darle fuerza, para darle esperanza, para ayudarle; también para perdonarle los pecados. Y esto es hermoso. No hay que pensar que esto es un tabú, porque es siempre hermoso saber que en el momento del dolor y de la enfermedad no estamos solos: el sacerdote y quienes están presentes durante la Unción de los enfermos representan, en efecto, a toda la comunidad cristiana que, como un único cuerpo nos reúne alrededor de quien sufre y de los familiares, alimentando en ellos la fe y la esperanza, y sosteniéndolos con la oración y el calor fraterno. Pero el consuelo más grande deriva del hecho de que quien se hace presente en el sacramento es el Señor Jesús mismo, que nos toma de la mano, nos acaricia como hacía con los enfermos y nos recuerda que le pertenecemos y que nada —ni siquiera el mal y la muerte—podrá jamás separarnos de Él. ¿Tenemos esta costumbre de llamar al sacerdote para que venga a nuestros enfermos —no digo enfermos de gripe, de tres-cuatro días, sino cuando es una enfermedad seria— y también a nuestros ancianos, y les dé este sacramento, este consuelo, esta fuerza de Jesús para seguir adelante? ¡Hagámoslo!
Por otra parte, la intención de oración de la Conferencia Episcopal Española, por la que también reza la Red Mundial de Oración del Papa, es “por las familias y matrimonios en crisis por diversos motivos, para que encuentren en el amor de Cristo la fuerza y la gracia que necesitan para seguir viviendo fieles a lo que prometieron el día de su matrimonio”.
El matrimonio y la familia están afectados hoy por un contexto cultural poco favorable, cuando no contrario, al verdadero matrimonio y a la familia. Las familias tienen, entre otras cosas, difícil en muchos casos encontrar una vivienda digna o adecuada, conciliar la vida laboral y la familiar, o disponer de tiempo para escucharse y dialogar los esposos y los hijos. Falta aprecio social por la fidelidad esponsal, por la estabilidad matrimonial o por la natalidad. Estos desafíos, lejos de constituir obstáculos insalvables, se convierten para la familia cristiana y para la Iglesia en una oportunidad nueva; la propia familia puede encontrar en ellos un estímulo para fortalecerse y crecer como comunidad de vida y amor que engendra vida y esperanza en la sociedad.[…]
Los matrimonios y las familias necesitáis atención pastoral, necesitáis dedicación y acompañamiento. En muchas de nuestras parroquias es una asignatura pendiente el acompañamiento pastoral específico de los matrimonios y las familias. Pensemos además en el acompañamiento de parejas y familias en crisis, en el apoyo a los que se quedan solos, a las familias pobres, a las familias desestructuradas. Muchas familias necesitan que se les ayude a descubrir en los sufrimientos de la vida el lugar de la presencia de Cristo y de su amor misericordioso. Este Año es una oportunidad para acercarse a las familias, para que no se sientan solas ante las dificultades, para caminar con ellas, escucharlas y emprender iniciativas pastorales que las ayuden a cultivar su amor cotidiano, como su camino hacia la santidad, a la perfección en el amor
Necesitamos además un cambio de mentalidad. Los matrimonios y las familias no son sólo destinatarios de la pastoral sino que estáis llamados a ser sujetos activos de la pastoral familiar. Las familias podéis aportar mucho a toda la sociedad y a la Iglesia, por lo que debéis ser reconocidas e involucradas activamente en la pastoral ordinaria de las parroquias y de la diócesis. Un aspecto importante de este protagonismo de las familias es vuestro ejemplo de vida. Hay muchas familias, de hecho, que viven su fe y su vocación al matrimonio y a la familia de manera ejemplar. Y es muy edificante ver cómo no se rinden y afrontan las dificultades de la vida con profunda alegría, esa alegría que se encuentra en el “corazón” del sacramento del matrimonio y que alimenta toda la existencia de los cónyuges y de sus hijos y padres. Es necesario, por tanto, dar mayor espacio a las familias en la pastoral familiar. Su misma vida es un mensaje de esperanza para todo el mundo y, en especial, para los jóvenes. Como muestran numerosas encuestas realizadas en todo el mundo, el deseo de tener una familia propia sigue siendo hoy en día uno de los mayores sueños que desean realizar los jóvenes. ¡Jóvenes, no tengáis miedo al matrimonio!
Entre todos estamos llamados a generar una cultura de la familia, que recree un verdadero ambiente familiar. Es la misión de la Iglesia hoy. Es vuestra misión, queridas familias: Anunciar la alegría del amor y la belleza del matrimonio y de la familia; generar espacios y un ambiente favorable para que la familia pueda crecer y vivir en plenitud su vocación al amor. La alegría del Evangelio se refleja en la alegría del amor que se vive y se aprende eminentemente en la familia. La fuerza para amar nace, crece y se fortalece en la familia y es fuente de alegría y de esperanza para el ser humano y para la sociedad.
Manos Unidas de Segorbe-Castellón, junto a la Universitat Jaume I y la Cátedra FACSA-UJI, ha organizado el evento “Conectando Realidades”, que tendrá lugar el próximo 3 de julio, a las 11 h. en la Sala de Grado ESTCE de la misma universidad.
Se contará con la participación de Lucy Urvina, de la Red «Iglesias y Minería» y defensora de los ríos amazónicos en Ecuador, quien presentará la situación del agua en el Amazonas. A continuación, habrá una mesa redonda en la que participarán representantes de cada una de las organizaciones participantes quienes, junto a Lucy, dialogarán sobre el modo de contribuir a la conservación del río más largo del mundo.
En la exhortación apostólica postsinodal “Querida Amazonia”, el Santo Padre Francisco nos revela cuál es su sueño sobre esta región:
«Sueño con una Amazonia que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida.Sueño con una Amazonia que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana.Sueño con una Amazonia que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas. Sueño con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonia, hasta el punto de regalar a la Iglesia nuevos rostros con rasgos amazónicos.»
“Fratello Sole”
Por otra parte, el Papa Francisco – él y sus predecesores – en Laudato si´ nos propone reconocer que la creación está llena de heridas producidas por nuestro comportamiento irresponsable, por lo que nos invita «a toda la humanidad a tomar conciencia de la necesidad de cambiar sus estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir el calentamiento global, cuya principal causa, es el uso generalizado de combustibles fósiles».
«Es necesario hacer la transición hacia un modelo de desarrollo sostenible, que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, con el objetivo de la neutralidad climática», dice el Papa Francisco en la carta apostólica en forma de motu proprio “Fratello sole” – Hermano Sol – inspirada en una expresión de san Francisco de Asís, y publicada por la oficina de prensa del Vaticano el pasado miércoles.
Por ello, el Papa ha tomado la decisión de construir una planta de energía solar a las afueras de Roma con el objetivo principal de autoabastecer a la Ciudad del Vaticano. «La humanidad cuenta con los medios tecnológicos necesarios para hacer frente a esta transformación ambiental y sus perniciosas consecuencias éticas, sociales, económicas y políticas, y entre ellos, la energía solar desempeña un papel fundamental», subraya en el texto.
Con motivo de la festividad de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio, se celebra en toda la Iglesia el Día del Papa y se realiza la colecta llamada ‘Óbolo de San Pedro’. Por ser el día 29 laborable en nuestra comunidad autónoma, en nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón celebraremos ambas cosas el día siguiente,el domingo, 30 de junio.
En este Día estamos invitados a reflexionar sobre el ministerio del Papa y a rezar por su persona e intenciones, especialmente en unos momentos en que se ve sometido a intentos por debilitar o romper la unidad en la fe de la Iglesia. También estamos llamados a contribuir con nuestros donativos a las muchas obras de caridad del Papa en la Iglesia universal.
El Papa es el sucesor de san Pedro. Los Apóstoles, testigos directos de las palabras, vida y obras de Jesús, fueron elegidos y enviados por Él mismo para enseñar y actuar en su nombre, y para ser testigos de su resurrección. Entre los Apóstoles, Pedro tiene un puesto especial por voluntad expresa de Jesús. Pedro fue elegido por Jesús para ser el apoyo firme de la fe de sus discípulos y el fundamento de su Iglesia. “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,18) y “yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos” (Lc 22, 32), le dice Jesús a Pedro. Los Apóstoles reconocieron a Pedro la función de presidencia y de primacía. Después de ascender Jesús al Cielo, Pedro presidía la vida y las actividades de los Doce. Pedro es la piedra firme de la fe de todos los creyentes, sobre la que Jesús construye su Iglesia. El ministerio de Pedro es signo visible de la unidad de la Iglesia y de la verdad evangélica.
Después de anunciar el evangelio en Jerusalén, Pedro va primero a Antioquia y luego a Roma, siendo su primer Obispo. Roma era el centro del mundo conocido. Situarse en Roma era una manera de manifestar la universalidad del Evangelio de Jesús y de impulsar la difusión de la fe cristiana por todo el mundo. Hay testimonios muy antiguos de que todos los Obispos de entonces se sentían vinculados a la tradición apostólica de Roma. La huella de Pedro ha dado a la Iglesia de Roma y a su Obispo el papel de referencia para todas las demás Iglesias, y de ser garantía de la autenticidad de la fe y principio de la unidad católica de la fe y de la vida de todos los cristianos.
El ministerio de Pedro se perpetúa en el Obispo de Roma, hoy en el Papa Francisco. El Santo Padre garantiza la unidad en la fe, en los sacramentos, en la disciplina y en la misión de todos los Obispos y de todas las Iglesias diocesanas. Los cristianos católicos sabemos que nos encontramos dentro de la corriente viva de la fe de los Apóstoles, que arranca del mismo Cristo, si estamos en comunión en la fe con el sucesor de Pedro, con su persona y su doctrina. Esta es la garantía para saber que nuestra fe es auténtica y que pertenecemos a la Iglesia de Jesucristo. Acojamos de corazón y vivamos con fidelidad las enseñanzas del Papa y caminemos por los senderos que él nos va marcando. Nuestra fe ha de ser personal, sí; pero también eclesial, apostólica y en comunión afectiva y efectiva con el Papa.
Como sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra, sus palabras nos confirman en la fe y renuevan nuestra esperanza. Hoy le damos gracias por su ejemplo claro de entrega desinteresada al servicio de la Iglesia y de la humanidad, en especial de los más pobres y desfavorecidos de la tierra. Acojamos cordialmente su llamada insistente a una ‘conversión pastoral y misionera’ de toda nuestra Iglesia, basada en la alegría del encuentro personal y transformador con Cristo vivo.
Oremos por la persona y por el ministerio del Santo Padre, siempre y en especial en este día del Papa. Su misión se ha hecho hoy particularmente difícil. En la primera hora de la Iglesia, cuando Pedro estaba en la cárcel, toda la comunidad oraba por él. Oremos especialmente para que el Señor le conceda el don de sabiduría y el discernimiento necesario para conducir a su Iglesia en estos tiempos de cambio de época; oremos para que el Señor le conceda el don de la fortaleza para que su fe no decaiga y pueda confirmarnos en la fe a todos los creyentes, como encomendó Jesús a Pedro, ante los claros intentos de cisma en la Iglesia.
Seamos generosos en la colecta de este día, llamada ya desde los primeros siglos ‘Óbolo de San Pedro’, para ayudar al Papa en el cumplimiento de su misión universal y en su compromiso con los más pobres de la tierra. Muchísimas gracias.
Nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, ha dirigido una carta a todos los sacerdotes y diocesanos en vísperas del Día del Papa y la colecta del Óbolo de San Pedro, que en nuestra Diócesis tendrá lugar el domingo 30 de junio, a partir de la víspera.
D. Casimiro destaca la importancia de esta jornada, que coincide con la festividad de San Pedro y San Pablo, y llama a la comunidad a tener un especial recuerdo y agradecimiento hacia el Papa Francisco. Este día está dedicado a reconocer y apoyar el ministerio del Santo Padre, sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo en la tierra, subrayando su papel vital en la unidad y misión de la Iglesia.
Enfatiza que la comunión con Francisco es esencial para garantizar la autenticidad de la fe católica y la pertenencia a la Iglesia fundada por Jesucristo. Insta a los fieles a acoger y vivir con fidelidad las enseñanzas del Papa, particularmente en cuestiones de fe y moral, y a seguir sus directrices pastorales.
Para conmemorar este día, exhorta a elevar oraciones especiales en todas las parroquias y templos de la Diócesis “por el Papa Francisco, por su ministerio y por sus intenciones”, junto con la colecta del Óbolo de San Pedro. Este fondo, con una larga tradición en la Iglesia, apoya la labor del Papa en ayuda a los más necesitados del mundo. El Obispo anima a la comunidad a ser generosa en sus donaciones, resaltando las múltiples necesidades que el Papa debe atender.
La jornada servirá como un recordatorio de la importancia del Papa en la vida de la Iglesia y como una oportunidad para que los fieles muestren apoyo a través de la oración y la colecta.
A todo el Pueblo de Dios, que peregrina en Segorbe-Castellón
Queridos sacerdotes y diocesanos todos:
El día 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, se celebra en toda la Iglesia el Día del Papa y se lleva a cabo la colecta llamada ‘Óbolo de San Pedro’. Por ser el día 29 laborable en nuestra comunidad autónoma, en nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón celebraremos el Día del Papa y la colecta del Óbolo de San Pedro-, el domingo, 30 de junio, a partir de la víspera.
En esta Jornada estamos llamados a tener un especial recuerdo del Papa Francisco. Es un día para dar gracias a Dios por la persona y el ministerio del Santo Padre, sucesor de San Pedro y Vicario de Cristo en la tierra, para orar por él y por sus intenciones así como para reforzar nuestra conciencia del papel insustituible que tiene el Papa para la comunión en la fe y en la misión de toda la Iglesia.
El ministerio, que Jesús confió a Pedro, se perpetúa en el Obispo de Roma, hoy en el Papa Francisco. El Santo Padre garantiza la unidad en la fe y en la misión de todas las Iglesias diocesanas, de todos los Obispos y de todos los cristianos. Los católicos sabemos que nos encontramos dentro de la corriente viva de la fe de los Apóstoles, que arranca del mismo Cristo, si estamos en comunión con el sucesor de Pedro, con su persona y con su magisterio, y con sus directrices pastorales. Esta es la garantía para saber que nuestra fe es auténtica, que somos verdaderos discípulos de Jesús y que pertenecemos a la Iglesia fundada por el mismo Jesucristo. Acojamos de corazón y vivamos con fidelidad lo que el Papa enseña en cuestiones de fe y de moral, y caminemos por los senderos que él nos va marcando. Nuestra fe ha de ser personal, sí, pero también eclesial, apostólica y en comunión afectiva y efectiva con el Papa. Él nos llama una y otra ver a la renovación pastoral, para salir a la misión; una renovación que supone una verdadera conversión personal en el encuentro con Cristo para ser evangelizadores con Espíritu.
Por todo ello, dispongo que el domingo 30 de junio, XIII del Tiempo Ordinario, a partir de las vísperas, en todos los templos -parroquiales y no parroquiales– de nuestra Diócesis, se eleven oraciones especiales por el Papa Francisco, por su ministerio y por sus intenciones. Además, en todos estos templos y en todas las Eucaristías ha de llevarse a cabo la colecta del Óbolo de San Pedro, de la que hay testimonios desde muy pronto en la Iglesia. Con nuestra aportación colaboramos la ayuda y compromiso del Papa con los más necesitados del mundo. Por favor, seamos generosos en la colecta; el Papa tiene muchas necesidades que atender; ayudémosle entre todos. ¡Que Dios os lo pague!
Obras Misionales Pontificias (OMP) de España presentó ayer su memoria de actividades de 2023. En ella se muestra cómo España ocupa el primer lugar en el ranking internacional en envío de misioneros, y el segundo puesto en envío de dinero a la misión a través de OMP, para ayudar al Papa en su labor evangelizadora.
1.123 diócesis ayudadas cada año
A través de OMP, en 2023 se enviaron 13 millones de euros. El dinero fue recaudado a lo largo de las tres jornadas dedicadas a las misiones de 2022: Domund (tercer domingo de octubre), Infancia Misionera y Vocaciones Nativas (cuarto domingo de Pascua). En total, 879 proyectos se beneficiaron de estos ingresos. Con ello, España es el segundo país del mundo en envío de ayuda monetaria, sólo por detrás de los Estados Unidos.
Con lo recaudado en España y en todo el mundo, el Papa puede apoyar cada año a todos y cada uno de los Territorios de Misión de una forma equitativa, para que el Evangelio se pueda seguir anunciando hasta los confines de la Tierra. “No somos una ONG que sale al paso de las necesidades, somos la parte de la Iglesia que ayuda a que el Santo Padre cumpla su obligación misionera”, ha afirmado José María Calderón, director de OMP. El apoyo de la Iglesia tiene como objetivo seguir anunciando el Evangelio hasta los confines de la Tierra, como indicó Jesús antes de la Ascensión (Mt 28, 19-20).
La otra cara del tapiz: la animación misionera
Todas estas ayudas son el resultado de un trabajo de sensibilización misionera que OMP realiza a lo largo de todo el año, como parte fundamental de su carisma. “Nuestra principal tarea es la animación misionera, hacer conscientes a todos los cristianos de que la evangelización no es solo tarea de los misioneros, sino de todos los bautizados”, ha afirmado José María Calderón. ¿Cómo? A través de la oración, el ofrecimiento de los sufrimientos y la colaboración económica. Y sería imposible sin la implicación de las delegaciones diocesanas de OMP, presentes en todas las diócesis.
El país que más misioneros envía
Desde hace más de 10 años, Obras Misionales Pontificias actualiza una base de datos nacional de misioneros españoles, que unifica los datos de las diócesis y de las instituciones que envían misioneros, y año a año ofrece una fotografía fija de los misioneros españoles. España es el país que más misioneros envía: en la actualidad hay 9.932 misioneros, 6.042 en activo y 3.890 en España, colaborando con la animación misionera a la espera de nuevo destino. El 53% son mujeres, y provienen de 383 instituciones diferentes. La mayoría (66,27%) está en América, pero tiene presencia los cinco continentes. Entre ellos hay sacerdotes –79 obispos y 7 cardenales-, y religiosos y consagrados, pero también hay 643 laicos.
La caridad de todos los bautizados de nuestra Iglesia diocesana consigue que se ayude a los territorios de misión. Participamos en la caridad misionera universal ofreciendo un constante apoyo espiritual y material a las Iglesias jóvenes, en zonas en las que la Iglesia está en sus inicios, y necesitan un apoyo especial.
Gracias a nuestra colaboración económica a través de diversos cauces, la Diócesis destinó un total de 91.543,77 € al Fondo Universal de Solidaridad. Dichos ingresos provienen de:
Obra de Propagación de la fe – DOMUND: 49.976,14 €
Obra de Infancia misionera: 36.608,63 €
Obra de San Pedro Apóstol: 4.959 €
En relación a los misioneros, la Diócesis de Segorbe-Castellón tiene un total de 36 en 24 países de todo el mundo. De ellos, 7 son sacerdotes, 11 religiosas, 7 religiosos, 10 seglares – 3 familias – y 1 clausura.
Esta web utiliza 'cookies' propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Pulsando en "aceptar" consientes el uso de todas las cookies, pero puedes cambiar la configuración de 'cookies' en cualquier momento.
Como la mayoría de los servicios en línea, nuestro sitio web utiliza cookies propias y de terceros para varios propósitos. Las cookies de origen son principalmente necesarias para que el sitio web funcione correctamente y no recopilan ninguno de sus datos de identificación personal.
Las cookies de terceros utilizadas en nuestros sitios web se utilizan principalmente para comprender cómo funciona el sitio web, cómo interactúa con nuestro sitio web, mantener nuestros servicios seguros, proporcionar anuncios que sean relevantes para usted y, en general, brindarle una mejor y mejor experiencia del usuario y ayudar a acelerar sus interacciones futuras con nuestro sitio web.
Cookies Necesarias
Algunas cookies son esenciales para que pueda experimentar la funcionalidad completa de nuestro sitio. Nos permiten mantener las sesiones de los usuarios y prevenir cualquier amenaza a la seguridad. No recopilan ni almacenan ninguna información personal. Por ejemplo, estas cookies le permiten iniciar sesión en su cuenta y agregar productos a su carrito y pagar de forma segura.
Respetamos completamente si desea rechazar las cookies, pero para evitar preguntarle una y otra vez, permítanos almacenar una cookie para eso. Puede optar por no participar en cualquier momento u optar por otras cookies para obtener una mejor experiencia. Si rechaza las cookies, eliminaremos todas las cookies establecidas en nuestro dominio.
Le proporcionamos una lista de las cookies almacenadas en su computadora en nuestro dominio para que pueda verificar lo que almacenamos. Por razones de seguridad, no podemos mostrar ni modificar cookies de otros dominios. Puede comprobarlos en la configuración de seguridad de su navegador.
Cookies para Google Analytics
Estas cookies almacenan información como el número de visitantes al sitio web, el número de visitantes únicos, qué páginas del sitio web se han visitado, la fuente de la visita, etc. Estos datos nos ayudan a comprender y analizar qué tan bien funciona el sitio web y donde necesita mejorar.
Si no desea que rastreemos su visita a nuestro sitio, puede deshabilitar el rastreo en su navegador aquí:
Otros servicios externos
También utilizamos diferentes servicios externos como Google Webfonts, Google Maps y proveedores de video externos. Dado que estos proveedores pueden recopilar datos personales como su dirección IP, le permitimos bloquearlos aquí. Tenga en cuenta que esto podría reducir considerablemente la funcionalidad y la apariencia de nuestro sitio. Los cambios entrarán en vigor una vez que vuelva a cargar la página.
Google Webfont:
Google Maps:
Google reCaptcha:
Vimeo and Youtube videosembeds:
Política de Privacidad
Puede leer sobre nuestras cookies y la configuración de privacidad en detalle en nuestra Página de Política de Privacidad.