La Marcha por la Vida a la Cruz del Bartolo encara el acto diocesano culminante por la Consagración al Sagrado Corazón
Cinco y media de la mañana en Castellón el último domingo de octubre. Medio centenar de personas, la mayoría jóvenes, se preparan para ir a pie hasta la Cruz del Bartolo. Son unos 20 kilómetros de recorrido. En la explanada del convento de carmelitas del Desierto de las Palmas, les esperan unas cien personas más. Juntos hacen el último tramo y, a mediodía, celebran la Misa. Es la Marcha por la Vida que desde la Vicaría de Pastoral se propuso específicamente a los jóvenes para unirse al Jubileo por el centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús. Dentro de 15 días, el sábado 9 de noviembre, se concluirán los actos diocesanos con la Consagración de la Diócesis.
Miguel Abril, vicario de pastoral que presidió la celebración eucarística a los pies de la cruz, explica cómo este evento muestra «el carácter de la fidelidad a la tradición viva de la fe, que desde la cruz y el corazón de Cristo nos invita a amarnos y ser testigos enamorados de Jesucristo». Al mismo tiempo, la peregrinación ha sido una afirmación de la vida, defendiendo «la dignidad absoluta de toda vida humana aunque esté en una situación de enfermedad».
Crear Iglesia e impulso evangelizador
La peregrinación a la Cruz del Bartolo es el segundo acto diocesano organizado con motivo del año jubilar con motivo del Centenario de la Consagración de España, que tiene por lema «Sus heridas nos han curado». El 9 de octubre, más de 200 personas participaron en la peregrinación diocesana al Cerro de los Ángeles, en la diócesis de Getafe. Y el 9 de noviembre, Mons. Casimiro López Llorente presidirá una eucaristía en el Seminario Mater Dei de Castellón. Al final de la ceremonia, dirigirá la oración de consagración de la Diócesis y de cada fiel al Sagrado Corazón de Jesús.
Miguel Abril considera que estos actos han permitido «crear Iglesia diocesana, uniéndonos en tres momentos claves cuyo principal valor es hacernos testigos de ese corazón que es el amor de Dios, y que nos impulsa a seguir evangelizando así como los objetivos pastorales de nuestra Diócesis».
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