Acción de gracias a Dios por el 40 aniversario de la Residencia de Ancianos «Virgen de la Soledad» de Nules
El pasado sábado, el Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López, presidió la Eucaristía en Acción de gracias a Dios por los 40 años de atención y cuidado de las personas mayores de la población, con especial mención a todos los que hicieron posible dar los pasos necesarios para hacer realidad esta casa de acogida, cuidado y acompañamiento a quienes más lo necesitan. Recordó al entonces alcalde, a los sacerdotes, a las diferentes fuerzas sociales y a los donantes anónimos que impulsaron la Residencia, sin olvidar a los residentes y trabajadores que a lo largo de estos 40 años, incluso hoy en día, forman parte de la misma.
La Palabra de Dios, dijo D. Casimiro, «es providencial». Así, recitó de nuevo las palabras del salmista para incidir en que «Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres porque esta casa es un don de Dios para los residentes, pero también para el conjunto de la sociedad y para la Iglesia de Segorbe-Castellón».
El Señor, dijo el Obispo en referencia a la primera lectura (Jeremías 31, 7-9), «nos invita a dar un paso más y recorrer la historia de Dios con la humanidad» y subrayó que «tanto en el pasado como en el presente, Dios sigue estando con nosotros y eso es motivo de alegría y de esperanza».
No pasó por alto el Evangelio proclamado (Marcos 10,46-52) y recordando al ciego Bartimeo afirmó que la Sagrada Escritura «es el símbolo de aquellos que han perdido la fe y la luz de Dios tan necesaria para seguir recorriendo el camino del día a día que nos lleva a Él». Reforzó la idea del necesario «encuentro con el Señor, de los más necesitados, sobre todo de los marginados y de quienes necesitan la curación en cuerpo y espíritu», porque ahí, subrayó, «es donde se produce el verdadero encuentro con el Señor.
Advirtió, tal como se hizo en la oración colecta, la «necesidad de aumentar nuestra fe, esperanza y caridad» pues ante la dificultad, «nuestra fe se debilita y dejamos de confiar en Dios porque nos abruma el dolor físico y el dolor del alma por no sentirnos suficientemente amados por aquellos que están con nosotros».
La esperanza está en Él, concluyó el Obispo, «aquel que nunca falla y que siempre nos acompaña en el tránsito por esta vida, siendo todos peregrinas que caminamos hacia la patria eterna que es el cielo para contemplar su rostro».
La Residencia Virgen de la Soledad, que es un referente en el municipio, tiene capacidad para 64 residentes en el que se trabaja para proporcionar cuidados tendentes a fomentar la autonomía personal y mejorando la calidad de vida de las personas.
La atención integral, desde el respeto, la implicación y el cariño; es la fórmula del éxito de esta residencia que no solo da respuesta a las necesidades físicas y psíquicas, sino también a las espirituales. Todo ello en con medidas de mantenimiento y refuerzo del apoyo familiar.