La celebración podrá seguirse en directo por televisión
El próximo domingo, día 7 de mayo, es la Fiesta Principal de la Mare de Déu del Lledó, patrona de la ciudad de Castellón de la Plana. Se celebrará con una solemne Eucaristía en su Basílica, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, a las 11 h.
Además, tendrá lugar la apertura del Año Jubilar Mariano con motivo del Centenario de la Coronación de la Virgen del Lledó, aprobada por el Papa Pío XI, que tuvo lugar el 4 de mayo de 1924. Se celebrará hasta el 5 de mayo del 2024, gracia concedida por la Penitenciaria Apostólica con la posibilidad de ganar la Indulgencia Plenaria, y con un amplio programa de actos y eventos planificados por la Comisión Organizadora.
Asistirán autoridades, Clavario, Perot y Junta de Gobierno de la Real Cofradía de la Mare de Déu del Lledó. La parte musical correrá a cargo de la “Ensemble Aurea Vocalis”.
Además, en esta ocasión serán dos las televisiones que retransmitirán en directo la celebración: TVCS-Televisió de Castelló y La 8 Mediterráneo. También podrá seguirse por el canal diocesano en YouTube: «Diócesis Segorbe-Castellón».
Tendrá lugar este jueves, 23 de marzo, a las 19.30h
La cátedra donde hace ahora 775 años que se creó la sede episcopal de nuestra Diócesis, será el escenario de la Conferencia que, bajo el título “La Liturgia de la Iglesia Catedral”, ofrecerá el Delegado Diocesano para la Liturgia y la Espiritualidad, D. Antonio Sanfelix.
El objetivo es ayudarnos a conocer el significado teológico-litúrgico de la Iglesia Catedral de la Diócesis, que se diferencia del resto de templos de la diócesis porque en ella está situada la cátedra del Obispo. Este es el elemento distintivo que da incluso el nombre a este templo: catedral. De ahí que la liturgia que allí se celebra se convierte en modelo celebrativo para toda la Diócesis y repercute en el bien de toda la iglesia particular.
Los próximos 9 y 10 de febrero, en el contexto de celebración del Año Jubilar
Este próximo fin de semana tendrá lugar, en dos sesiones, la Conferencia de Pastoral, que se va a celebrar en el contexto de celebración del Año Jubilar Diocesano.
Bajo el título «Segobricensis 775, una Pastoral para nuestro tiempo», D. Juan Manuel Gallent, tratará de «volver a las huellas de Jesús guiados por el Espíritu Santo» con el objetivo de realizar una «mirada evangélica a nuestra Diócesis» desde la renovación espiritual y pastoral, pero también estructural, haciendo una lectura atenta de los signos de los tiempos para afrontar los caminos de renovación de nuestra Diócesis a partir de la luz de la Palabra de Dios.
Así, este próximo jueves, 9 de febrero, la conferencia tendrá lugar en el salón de actos de la Parroquia de Santa María, en Castellón, a las 19.00h de la tarde.
Ya, el viernes, 10 de febrero, para todos los fieles de la comarca del Alto Palancia, se celebrará, a las 19.30h de la tarde, en la S.I. Catedral de Segorbe.
«Segobricensis». En el contexto del devenir histórico del pueblo de Dios en la Diócesis de Segorbe-Castellón»
Este próximo jueves, 12 de mayo, a las 20h de la tarde, la Cámara de Comercio acogerá la Conferencia Histórica que, con motivo del 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe se ha organizado junto a otras conferencias y eventos que se van a ir celebrando a lo largo de este año, con el objetivo de poner en valor el importante legado de fe de estos casi ocho siglos de Historia. La misma conferencia se celebrará también el viernes, 13 de mayo, en la S.I. Catedral Basílica de Segorbe
Será impartida por el Dr. en Historia del Arte, D. David Montolío que también es miembro de la Delegación Diocesana de Patrimonio de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
La Cátedra Episcopal en Segorbe, está unida a Albarracín desde los inicios en tiempos bajomedievales, hasta su separación en el siglo XVI y posterior nueva configuración, en el siglo XX, como Segorbe-Castellón, con las particularidades geográficas y límites diocesanos.
La conferencia se centrará en el transcurrir y la particular misión del pueblo de Dios en nuestra diócesis desde aquellos primeros momentos, pasando por los tiempos modernos y contemporáneos, hasta la actualidad. También incluirá una reseña sobre la figura de sus más destacados Prelados, el Cabildo Catedral, la pastoral, las instituciones de regimiento y gobierno, las parroquias y los grandes entornos conventuales.
Se tratará, especialmente, la característica evolución de los espacios y arte sagrados, teniendo como punto de referencia esencial a la propia Catedral. Así como el mundo de los clérigos, los fieles y sus instituciones, la formación y cultura, la asistencia social o la economía y administración.
En el contexto de la Jornada sacerdotal celebrada con motivo de San Juan de Ávila, su Patrono
El Obispo de la Diócesis y una nutrida representación de los sacerdotes, diáconos y seminaristas de Segorbe-Castellón, han participado en la Jornada sacerdotal que, organizada por la Vicaría del Clero, se ha celebrado durante la mañana de hoy en el Seminario Menor diocesano de Segorbe, con motivo de la festividad de San Juan de Ávila que se celebra el próximo 10 de mayo.
La jornada ha comenzado con la oración de la mañana en la Capilla del Seminario donde, a continuación el Padre D. Emilio Lavaniegos, operario y Director de la Residencia Mosén Sol de Alquerías del Niño Perdido, ha ofrecido una conferencia bajo el título «La relación fraterna entre los presbíteros».
Tras una introducción con continuas referencias a San Juan de Ávila por su labor evangelizadora y su espiritualidad, se ha referido también a la afirmación de la Doctrina de la Iglesia respecto al «carácter esencial de la relación fraterna entre los presbíteros» afirmando que existe «un desajuste entre nuestra praxis y la Doctrina de la Iglesia, máxime desde la perspectiva de San Juan de Ávila, que fundamenta la santificación sacerdotal en la contemplación de Cristo y la configuración con él».
En su análisis, ha recurrido también al texto del decreto Presbyterorum Ordinis para abordar la relación entre los presbíteros que se funda, ha dicho, «en la común vocación y en la común misión». Así, se ha referido a la «íntima fraternidad sacramental» que según el texto conciliar describe la relación presbiteral, haciendo especial mención a las actitudes que deben prevalecer para superar barreras, centrándose en «la caridad fraterna, la oración y la colaboración» entre todos. Ha destacado que «la relación entre los presbíteros descrita por el decreto Presbyterorum Ordinis se corresponde a la dignidad sacerdotal y también respecto a la relación del presbítero con el obispo y con los fieles».
Lo que une a los presbíteros en la vida fraterna «no es para la observancia o para la realización propia, sino para trascendernos», es decir, «para caminar juntos hacia la santificación de cada uno», ha especificado. Y para este ‘caminar juntos‘ se ha referido a dos elementos: «al ideal que compartimos, que en la Diócesis de Segorbe-Castellón representan tantos sacerdotes que han vivido con fidelidad su ministerio; y el mal que compartimos, que también nos une cuando es reconocido y abrazado con humildad» animándolos a resolverlos desde las enseñanzas del Señor, «que nos ha enseñado a transformar el mal en fuente de bien, el árbol seco de la cruz en fuente de vida. De esta contemplación amorosa de la cruz y de sus fecundos resultados tenía experiencia San Juan de Ávila».
Finalmente se ha referido a las actitudes que edifican el presbiterio, citando expresamente la gratitud, anhelar el bien del hermano, exhortarse para tomar iniciativas, sostenerse y alentarse, custodiar para procurar el bien de los demás, tejer relaciones ante la fragilidad de las relaciones humanas, servir a la fraternidad y permanecer ante la dificultad. Tras la charla se les ha regalado a todos un libro que, bajo el título “Como un hermano querido” es una guía que ayuda a la construcción de relaciones armónicas en el ejercicio del ministerio presbiteral.
«Soy yo quien os ha elegido»
Tras la conferencia los sacerdotes, diáconos y seminaristas, junto al Obispo de la Diócesis, han peregrinado en procesión, desde la Capilla del Seminario Menor Diocesano, hasta la S.I. Catedral Basílica de Segorbe donde han celebrado una Eucaristía que ha estado presidida por D. Casimiro, ganado así el Jubileo.
La homilía de nuestro Obispo ha puesto el énfasis en la cita del Evangelio de San Juan: «Soy yo quien os ha elegido» (15,16) poniendo en valor que «nuestra vocación y nuestro ministerio son un don gratuito y amoroso del Señor», por lo que hay que dar gracias cada día siendo conscientes de que tanto en los años de ministerio sacerdotal como en el tiempo de formación «todos vamos experimentando que el Señor nos enriquece en nuestra pobreza y fortalece en nuestra fragilidad».
En sus palabras ha recordado la invitación que el Papa Francisco, les hizo a él y al resto de obispos durante la visita ad limina el pasado enero, «exhortándonos a la cercanía a Dios, a los hermanos obispos, a los sacerdotes y al Pueblo de Dios», una exhortación que hoy D. Casimiro ha extrapolado a los sacerdotes, diáconos y seminaristas invitándolos a esa cercanía «con Dios, con el Obispo, con los hermanos sacerdotes y hacia el pueblo».
El ejemplo de San Juan de Ávila
No han faltado las referencias a San Juan de Ávila cuya figura resulta «ejemplar y atrayente todavía hoy», ha dicho D. Casimiro, porque «puede iluminar los caminos y los métodos a seguir en la vida eclesial y en la misión pastoral de estos tiempos de cambio de época». Se ha referido a las orientaciones del Concilio Vaticano II, la Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis de S. Juan Pablo II y las indicaciones del Papa Francisco por hallar en San Juan de Ávila, «el modelo acabado de un sacerdote evangelizador que encontró la fuente de su espiritualidad en el ejercicio de su ministerio, configurado con Cristo Sacerdote y Pastor, pobre y desprendido, casto, obediente y servidor».
En palabras de D. Casimiro, el Apóstol de Andalucía (como se conoce a San Juan de Ávila), resulta «un apóstol infatigable, entregado a la misión, predicador del misterio cristiano y de la conversión, padre y maestro en el sacramento de la penitencia, guía y consejero de espíritus, discernidor de carismas, animador de vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales, innovador de métodos pastorales, preocupado por la educación de los niños y jóvenes». Por todo ello, tanto los presbíteros como quienes se preparan para serlo, ha enfatizado nuestro Obispo, «encontramos en él un modelo del verdadero apóstol, y un ejemplo vivo de la caridad pastoral como clave de la espiritualidad sacerdotal, vivida diariamente en el ejercicio del ministerio sacerdotal».
Recordando la petición del Papa Francisco a los sacerdotes «para vivir de verdad nuestra condición de pastores», D. Casimiro ha hecho hincapié en la necesidad de la Iglesia de hoy, «de pastores que, día a día, den lo mejor de sí mismos en favor de sus ovejas», o dicho de otro modo, ha enfatizado, «pastores que amen de tal manera a la gente que les ha sido encomendada, que estén dispuestos en todo momento a dar la vida por ellos. Sacerdotes que no huyan nunca de su dedicación al rebaño, vayan las cosas bien o, por el contrario, los resultados se hagan esperar». Con palabras cariñosas, como padre y hermano, el Obispo ha recordado que «no somos asalariados, que se buscan a sí mismos o que buscan su comodidad, su ascenso en el escalafón o sus intereses personales. El buen pastor no se esconde en horarios egoístas ni en tareas que no le son propias. El buen pastor está siempre disponible y en sintonía con todo el presbiterio diocesano, con el Obispo y con la comunidad diocesana».
También les ha hecho meditar respecto a la tentación de caer «en la desilusión y el pesimismo» e instándose así mismo y al conjunto, ha invitado a no caer en la tentación «de buscar las lisonjas humanas, de compararnos con los demás, o de quejarnos continuamente culpando siempre a los demás o a la situación que vivimos» poniendo el énfasis en que «la riqueza del presbiterio diocesano lo es por su diversidad y por el don de la unidad que cada sacerdote está llamado a vivir y construir en torno al Obispo junto con el resto de los presbíteros». Para ayudarse a superar esas tentaciones ha recurrido al ejemplo de San Juan de Ávila, que «cuidó su vida de oración, en estrecha unión con Dios Padre», y se mantuvo fiel al estudio, a través de «los Santos Padres, los comentarios a la Sagrada Escritura y las reflexiones teológicas de los eruditos de su tiempo hicieron de él luz del mundo y sal de la tierra«.
En la homilía no ha faltado su agradecimiento a Dios por el don del ministerio ordenado a quienes celebran sus bodas sacerdotales, así como su felicitación y agradecimiento «de corazón por tantos años de entrega admirable y abnegada». También ha elevado oración fraterna por los hermanos sacerdotes fallecidos en este último año (D. Joaquín Domínguez Esteve, D. Luis Gascó Molina, D. Amado Segarra Segarra, D. Domingo José Galindo y D. Fco. Javier Iturralde Pachés) para que «el Buen Pastor les conceda la gracia de habitar en su casa por años sin término», ha concluido.
Tras la Eucaristía, se han unido en una comida fraterna que ha puesto el colofón a la celebración.
El martes santo de este 2022 se celebrará una Eucaristía de apertura del Año Jubilar Diocesano que marcará el inicio de los actos programados con motivo de tal importante efeméride. Así lo confirmaba nuestro Obispo, Mons. D. Casimiro López Llorente en el acto de presentación que se celebró el pasado viernes en la Capilla de El Salvador de la S.I.Catedral de Segorbe. El 12 de abril coincide con la fecha en la que el Papa Pío IV, mediante la bula, Pie Postulatio, reconocía la jurisdicción real del Obispo sobre la Ciudad de Segorbe, verdadero origen de la sede episcopal en la Catedral de Segorbe y de la Iglesia diocesana del mismo nombre.
De aquí a entonces, «es importante preparar nuestros corazones para acoger la Gracia que el Señor derramará en este Año Jubilar», aseguraba nuestro Obispo en Herrera y Mediodía COPE Más Castellón. La participación de todos, como miembros de la Iglesia de Segorbe-Castellón, contribuirá a arraigar el sentimiento de pertenencia a lo que somos, «una porción del Pueblo de Dios». De esta forma, peregrinar a nuestro origen facilitará la necesaria «conversión personal y renovación de nuestra fe y de nuestra vida cristiana, así como de nuestra vida comunitaria en nuestras parroquias, porque así se avivará la comunión con Dios y con nuestros hermanos y saldremos con fuerza, ilusión y esperanza a la misión». Esta es la tarea que, en palabras de D. Casimiro, «nos encomendó entonces el Señor y que nos encomienda ahora porque en la Iglesia diocesana es donde actúa y se hace presente la Iglesia de Jesucristo».
El anuncio de la celebración ha sido destacado en diferentes medios de comunicación, que se han hecho eco de la noticia recogiendo los detalles de los actos que, la Comisión para la celebración del Año Jubilar, ha programado a tal efecto.
La 8 TV resalta la necesidad de incidir en el mensaje de la Iglesia y ahora también del Papa Francisco en pro de la causa misionera. Del mismo modo, el Periódico Mediterráneo, hace alusión a las conferencias que con diferentes temáticas (histórica, teológico-litúrgica y pastoral) se ofrecerán a lo largo del año, así como a la exposición itinerante y las peregrinaciones de los arciprestazgos al origen de la sede espiscopal. Por su parte, Castellón Diario, recoge las palabras de nuestro Obispo que animan a la participación en el Año Jubilar «para crecer juntos como Pueblo de Dios».
Fuera del territorio episcopal, la Linterna de la Iglesia, se hacía eco del objetivo y la finalidad de la celebración y otros medios, como es el caso de Andalucía información o Viva Sevilla, destacan la posibilidad de ganar Indulgencia Plenaria.
Ayer 7 de octubre, coincidiendo con la celebración de la Virgen del Rosario, el clero joven retomó las jornadas de este nuevo curso pastoral que, habitualmente, se producen una vez al mes.
En esta ocasión, la reunión se celebró en Onda donde se está celebrando un Año Jubilar en honor a Nuestra Señora de la Esperanza. La Iglesia de la Sangre acogió a los sacerdotes que menos tiempo llevan ordenados que compartieron la oración inicial con nuestro Obispo, D. Casimiro, quien insistió en la idea de la peregrinación, «siguiendo en camino unidos por el Señor y juntos como presbiterio». Tras el rezo de las intermedias, el párroco de La Asunción de Nuestra Señora, Domingo José Galindo ofreció una charla sobre el origen del «Año Santo».
La jornada se completó con la oración frente a la Virgen de la Esperanza y la celebración de la Eucaristía que estuvo presidida por D. Casimiro, quien, a la luz de la Palabra proclamada, centró su homilía en María como punto de unidad, advirtiendo en que «la tristeza y el desaliento provienen de nuestra incredulidad en el Señor». El Obispo les exhortó a «escuchar, creer y acoger a Dios para salir a la misión» siguiendo el ejemplo de María.
Con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal, el Papa Francisco estableció que, desde el pasado 8 de diciembre y durante todo un año se celebre un Año especial de San José, en el que cada fiel, siguiendo su ejemplo, pueda fortalecer diariamente su vida de fe en el pleno cumplimiento de la voluntad de Dios.
Del mismo modo, siguiendo la voluntad del Santo Padre, la Penitenciaria Apostólica publicó un Decreto por el que se concede el don de indulgencias especiales concedidas benévolamente durante el Año de San José.
La indulgencia plenaria, tal como establece el Decreto, se concede en las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre) a los fieles que, con espíritu desprendido de cualquier pecado, participen en el Año de San José en las ocasiones y en el modo indicado por esta Penitenciaría Apostólica.
Casos para la obtención de la Indulgencia plenaria
A aquellos que mediten durante, al menos, 30 minutos en el rezo del Padre Nuestro, o que participen en un retiro espiritual de al menos un día que incluya una meditación sobre San José, porque él, como auténtico hombre de fe, nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar nuestra fidelidad a la oración, a escuchar y responder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios.
A aquellos que, siguiendo el ejemplo de San José, realicen una obra de misericordia corporal o espiritual. El Evangelio atribuye a San José el título de «hombre justo» (cf. Mt 1,19): él, guardián del «íntimo secreto que se halla en el fondo del corazón y del alma»[1], depositario del misterio de Dios y, por tanto, patrono ideal del foro interior, nos impulsa a redescubrir el valor del silencio, de la prudencia y de la lealtad en el cumplimiento de nuestros deberes.
El aspecto principal de la vocación de José fue ser custodio de la Sagrada Familia de Nazaret, esposo de la Santísima Virgen María y padre legal de Jesús. Para que todas las familias cristianas sean estimuladas a recrear el mismo clima de íntima comunión, amor y oración que se vivía en la Sagrada Familia, por ello se concederá la Indulgencia Plenaria por el rezo del Santo Rosario en las familias y entre los novios.
A todo aquel que confíe diariamente su trabajo a la protección de San José y a todo creyente que invoque con sus oraciones la intercesión del obrero de Nazaret, para que los que buscan trabajo lo encuentren y el trabajo de todos sea más digno.
A los fieles que recen la letanía de San José en favor de la Iglesia perseguida ad intra y ad extra y para el alivio de todos los cristianos que sufren toda forma de persecución.
A los fieles que recen cualquier oración o acto de piedad legítimamente aprobado en honor de San José, por ejemplo «A ti», oh bienaventurado José», especialmente el 19 de marzo y el 1 de mayo, el 19 de cada mes y cada miércoles, día dedicado a la memoria del Santo.
En el actual contexto de emergencia sanitaria, el don de la indulgencia plenaria se extiende particularmente a los ancianos, los enfermos, los moribundos y todos aquellos que por razones legítimas no pueden salir de su casa.
Como ya se ha anunciado, el 5 de abril del próximo año de 2019 se cumple el VI Centenario de la muerte de san Vicente Ferrer. Para preparar la celebración de esta efeméride, los Obispos de la Comunidad Valenciana por concesión de la Santa Sede hemos convocado un Ano Jubilar, desde el 9 de abril de este año hasta el 29 de abril de 2019.
San Vicente Ferrer, patrono de la Comunidad Valenciana, es un gran santo, un gran evangelizador y un apóstol incansable de la unidad y la paz. Su devoción se halla extendida por los numerosos lugares que recorrió en Europa a lo largo de su vida. También en nuestra Diócesis, numerosos templos, ermitas, capillas, altares, imágenes y cuadros nos recuerdan la huella que dejó en su periplo de apostolado y predicación por muchos de nuestros pueblos y que aún mantienen viva la memoria de su paso, de su predicación y de sus milagros. Leer más
Valenciano de origen (23 de enero de 1350), el veneradísimo santo entró de lleno en la segunda mitad del siglo decimocuarto y atravesó el umbral del decimoquinto con la gracia divina de representar a Cristo allá donde iba. Por inspiración del Espíritu Santo y también por la inigualable custodia que de su educación cristiana hicieron sus padres, Guillermo y Constancia, católicos reconocidos popularmente por su profunda entrega a la caridad hacia los más pobres.
Todo esto inclinó la balanza de su vida hacia la Orden de los Predicadores, a la que se sumó a la tierna edad de 20 años. Su gran afinidad a la orden dominica le llevó a crecer enormemente en sabiduría, estatura y gracia, condiciones favorables para que, con solo 28 años, terminase el doctorado en Teología con calificación Summa cum Laude. Desde este momento y durante ocho años se dedicó a la enseñanza sagrada en las universidades de grandes ciudades como Valencia o Barcelona.
Llegando a un vínculo único con el Evangelio de Cristo y propulsado por santo Domingo de Guzmán y san Francisco de Asís, emprendió un largo itinerario de evangelización por plazas, caminos y campos de toda Europa, llegando a países como Inglaterra, Italia, Alemania u Holanda. El punto central de su exhortación a las gentes era la salida de la cultura de la muerte y la inmersión en el riesgo de una vida completamente renovadora (de aquí viene la imagen que le muestra junto al Apocalipsis bíblico), actitudes que llegaban al corazón de muchas personas a su alrededor.
Los tres pilares en los que sustenta su recorrido de predicación fueron la austeridad y la penitencia, la Eucaristía y la caridad con los más pobres. Estas bases le llevaron a ser crucial mediador de conflictos políticos del momento, así como de otros tantos religiosos (visitó a multitud de príncipes y personas influyentes del continente para frenar el Gran Cisma de Occidente). Fue precisamente por este motivo por el cual se cruzó con santa Catalina de Siena, patrona de Europa y doctora de la Iglesia.
Tras toda una vida de entrega a los problemas cotidianos de su época, san Vicente Ferrer murió en 1419 (Vannes, Francia) con casi 70 años de edad. Por motivos obvios fue canonizado por el papa Calixto III pasadas poco más de tres décadas (en el año 1455).
Monseñor Casimiro habla sobre la apertura del Año Jubilar Vicentino
Monseñor dio una palabra sobre el decreto de la Penitenciaría Apostólica que concede la celebración de un año dedicado a san Vicente Ferrer, «gran santo valenciano y una de las glorias más señeras de la Comunidad Valenciana».
En su deseo ha estado invitar a todos a vivir un «tiempo de conversión, personal, comunitaria y pastoral, una ocasión para intensificar la predicación del Evangelio y centrar nuestras vidas en el Señor Jesucristo».
Asimismo, ha hablado de un «tiempo de gracia para que aprendamos de san Vicente Ferrer y nos dejemos imbuir de su espíritu eclesial y evangelizador, para que conozcamos su personalidad y su obra, sus aportaciones en el campo del pensamiento y en la recomposición de la Iglesia y de la sociedad en Valencia, en España y en Europa, y para que avivemos nuestra devoción a este santo y lo invoquemos cada día más como intercesor ante Dios».
Decreto del Año Jubilar Vicentino
El pasado lunes 26 de marzo, don Casimiro López Llorente hizo público el decreto del Año Jubilar Vicentino. Con ocasión del sexto centenario del paso de san Vicente Ferrer, patrón de la Comunidad Valenciana y de la ciudad de Castellón, la Penitenciaría Apostólica ha concedido la gracia de un Año Jubilar para el tan relevante presbítero de la Orden de los Predicadores. El período comprende desde el próximo nueve de abril hasta el 29 del mismo mes de 2019.
Monseñor Casimiro ha correspondido a la concesión del tribunal de la Santa Sede con la publicación del decreto, atendiendo a lo que se establece: indulgencia plenaria para «fieles cristianos que estén verdaderamente arrepentidos de sus pecados, cumplan debidamente las condiciones acostumbradas» (sacramento de la confesión, Eucaristía y comunión, rezar el Credo y oración por las intenciones del papa), y participen en los actos y lugares siguientes para recibir la indulgencia:
Los fieles que participen en la Santa Misa presidida por el Sr. Obispo en la Santa Iglesia Catedral-Basílica de Segorbe el día 9 de abril de 2018 y el 29 de abril de 2019, apertura y clausura del Año jubilar.
Los fieles que participen en la Santa Misa durante el Año Jubilar en alguno de los siguientes templos jubilares:
– Santa Iglesia Catedral-Basílica de Segorbe.
– Iglesia Parroquial de San Vicente Ferrer de Castellón de la Plana.
– Ermita de San Vicente Ferrer en La Vall d’Uixó.
Asimismo, existen otras varias circunstancias y en otras iglesias en las que los fieles podrán lucrarse de la indulgencia plenaria (como enfermos y personas mayores que estén impedidos para asistir). Estas se pueden comprobar a través de la web.
El próximo nueve de abril de 2018será precepto con obligación de participar en la Santa Misa en toda la Comunidad Valenciana con motivo del 600 aniversario de la festividad de san Vicente Ferrer, patrón de la comunidad y de la ciudad de Castellón.
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