El verdadero sentido de la Primera Comunión. «El primer encuentro con Jesús en el Sacramento de la Eucaristía».
Carta del Obispo, D. Casimiro: “Año Jubilar de Lledó”.
Las comunidades neocatecumenales comienzan la “Gran Misión” en las plazas.
Conciertos de Carrillón y toque UNESCO en la Basílica de San Pascual de Vila-real.
En recuerdo de las SdD Teodora Celades García y Carlota Tena Fabregat, mártires seglares.
La defensa de la vida centra la celebración de la Jornada Diocesana de la Familia.
Con fervor a «La Virgen María y la belleza de Dios» se presenta el Año Jubilar Mariano por el centenario de la Coronación de Nuestra Señora del Lledó, Patrona de Castellón.
Entrevista a Mª José Mansilla, Presidenta de Spei Mater.
Este domingo, 7 de mayo, con la Misa Estacional en la Basílica de Lledó tendrá lugar la apertura del Año Jubilar de Lledó, que será clausurado el 5 de mayo de 2024. Con este año deseamos conmemorar el Centenario de la coronación pontificia de la imagen de Nuestra Señora de Lledó, que tuvo lugar el 4 de mayo de 1924. El papa Francisco nos ha concedido la gracia de poder ganar la Indulgencia plenaria a lo largo de todo este año, para que redunde en frutos de conversión y renovación espiritual, cristiana y mariana.
La historia y el presente de Castellón es impensable sin la Mare de Déu del Lledó. A lo largo de los siglos, ella ha sido y es para los castellonenses, la Madre atenta y solícita, la mediadora de todo don y de toda gracia, venerada e invocada como auxilio de los cristianos, consuelo de los afligidos y refugio de los pecadores. Ella es signo permanente de la presencia de Dios en medio de nuestro pueblo y mediadora de la bondad divina para con nosotros. Así lo entendieron y vivieron nuestros antepasados en la fe. Fue su experiencia real de la cercanía maternal de María, la que llevó a pedir la coronación de su imagen. Querían así manifestar su sincera gratitud y su profunda devoción a la Madre de Dios y Madre nuestra.
Al contemplar coronada esta entrañable imagen sentimos a la Virgen como nuestra Reina. María es nuestra Reina porque es la Madre del Hijo de Dios, el Rey mesiánico, cuyo reino no tendrá fin (cf. Lc 1, 33). A María la llamados Reina, porque ella es la llena de gracia de Dios, unida íntimamente a Cristo y asociada a su obra redentora; ella nos lleva a la fuente de la gracia, su Hijo muerto y resucitado para que todo el que cree en Él tenga vida eterna, plena y feliz. Y, finalmente, a María la proclamamos Reina, porque ya participa plenamente de la gloria de su Hijo en cuerpo y alma en el cielo: ella ha recibido ya la corona merecida, la corona de gloria que no se marchita; María se ha convertido así en esperanza nuestra (cf. 1Pe 5, 4). Nuestra Señora de Lidón nos acompaña con su protección maternal a los creyentes de todos los tiempos en nuestro peregrinaje por los caminos de la historia. Generación tras generación, los creyentes experimentamos su cercanía. Por ello la invocamos con confianza, la llamamos bendita entre todas las mujeres y la proclamamos Reina.
El recuerdo de la coronación nos ha de llevar a dar gracias a Dios por habernos dado a tan buena Madre y Reina de nuestras almas. Este año nos ofrece la oportunidad para acrecentar nuestra devoción a la Mare de Déu del Lledó. Es nuestro deseo que este tiempo nos ayude a despertar o fortalecer la devoción a la Virgen en niños, jóvenes y adultos, en las familias y en las parroquias de la Ciudad y de la Diócesis. Nuestro amor a la Virgen nos llevará al encuentro o reencuentro personal con su Hijo vivo, el único capaz de dar sentido, alegría y esperanza a nuestra existencia; un encuentro que implica nuestra adhesión de mente y corazón a Dios en su Hijo para experimentar la alegría de saberse amado por Dios y para compartir con otros esta experiencia de amor.
Este año será también un tiempo para dar gracias a Dios por el don de la fe cristiana del pueblo castellonense, en cuyas raíces se encuentra la devoción a Santa María del Lledó. Si de sus manos acogemos a su Hijo, Vida para el mundo, será un año de crecimiento en santidad del pueblo cristiano; un año en que los fieles cristianos y las parroquias quedarán fortalecidos en su fe y en su vida cristiana, en la comunión eclesial y en su vida pastoral y misionera. Ella, la primera misionera en la visitación a su prima Isabel, nos alentará a salir sin demora, fortalecidos por el Espíritu Santo, a la misión de anunciar a Jesucristo y su Evangelio en medio de una sociedad cada vez más secularizada y que vive como si Dios no existiera.
Esto es lo que nos mueve en este Año Jubilar de Lledó. A María acudimos en todos los momentos de nuestra vida, y, en especial, en los momentos de debilidad o de dificultad, de dolor o de aflicción, personal y comunitaria. Como una buena madre, María nos protege, vela por nosotros y nos lleva a su Hijo. Ella nos susurra las palabras de su Hijo Jesucristo para que perseveremos en la fe y vida cristiana, sobre todo en estos momentos de increencia, de indiferencia religiosa y de alejamiento de la fe y de la Iglesia.
María nos enseña a creer y confiar siempre en Dios, a escuchar y acoger la Palabra de Dios, a mantenernos unidos en la oración y a salir sin miedo a la misión. ¡Acojamos de corazón de manos de María la gracia de este Año Jubilar en memoria de su Coronación!
Con gran devoción y fervor a la Mare de Déu del Lledó, cientos de castellonenses se han reunido esta mañana en la Concatedral de Santa María para celebrar el Canto del Magnificat a la Reina y Patrona de la ciudad de Castellón, acto que ha presidido nuestro Obispo, D. Casimiro, en el nonagésimo noveno aniversario de la Coronación de la Virgen, y vigésimo cuarto de la Consagración de la Concatedral.
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La parte musical ha corrido a cargo de la Coral de Barreros de la Mare de Déu del Lledó, con Augusto Belau en el órgano, y con la intervención del tenor solista Manuel Navarro Forcada. Además, se han disparado 99 salvas, con el volteo de campanas “Vol de la Coronació” desde el Fadrí.
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Se ha procedido al traslado de la imagen de la Virgen del Lledó desde la capilla lateral del templo hasta el Altar Mayor y, posteriormente, se ha proclamado el Evangelio de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel.
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“Atentos a la llamada de la Madre hemos venido a la Concatedral, para celebrar con este Magnificat el 99º aniversario de su Coronación, que nos está preparando ya para el Año Jubilar que vamos a iniciar el próximo domingo”, ha dicho el Obispo en la homilía. “Hoy sentimos la cercanía maternal y la presencia amorosa de nuestra Madre, la Mare de Déu del Lledó… la más humilde, y a la vez la más grande de todas las criaturas”.
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“El Magnificat es la respuesta de María a las palabras de saludo de su prima Isabel: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!», ha explicado D. Casimiro. “La Virgen proclama la grandeza del Señor”, dirigiendo nuestra mirada a Él. Ella “no tiene miedo de Dios”, porque sabe que “Él no oprime la vida del ser humano”, más bien todo lo contrario, ella es grande porque ha dejado a Dios ser grande en su vida.
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“En la actualidad se piensa y se cree que, apartando a Dios, y siendo el hombre totalmente autónomo, siguiendo sus propias ideas y su voluntad, llegará a ser más libre y podrá hacer lo que desee”, ha advertido. “Pero cuando Dios desaparece, el hombre pierde la dignidad”.
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Este es el verdadero problema de nuestro tiempo, ha indicado, “la quiebra de humanidad, la falta de una visión verdadera del hombre, que es inseparable de Dios creador y redentor”. El hombre de hoy prescinde de Él en su vida y “se erige así mismo en el centro de su existencia, suplantando a Dios por que querer ser Dios, sin Dios”, lo cual “ocurre en la vida personal, familiar, política y legislativa”, “se margina a Dios”. Pero “el ser humano es grande solo si Dios es grande”, ha señalado el Obispo.
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Ante ello ha puesto a la Madre de Cristo como nuestro modelo a seguir, y ha exhortado a no alejarse de Dios, “haciendo que esté presente y sea grande en nuestra vida”. “Recuperemos a Dios en nuestra existencia, dejemos a Dios ser Dios”.
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“La Mare de Déu del Lledó es faro en la oscuridad de nuestra noche, faro que nos conduce hacia la luz, que es Dios mismo”. Ella “nos enseña a poner toda nuestra confianza en Dios, en las alegrías y en las penas, en la dificultad, en la enfermedad, y también en la muerte”, porque Él es amor y hace maravillas.
La celebración podrá seguirse en directo por televisión
El próximo domingo, día 7 de mayo, es la Fiesta Principal de la Mare de Déu del Lledó, patrona de la ciudad de Castellón de la Plana. Se celebrará con una solemne Eucaristía en su Basílica, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, a las 11 h.
Además, tendrá lugar la apertura del Año Jubilar Mariano con motivo del Centenario de la Coronación de la Virgen del Lledó, aprobada por el Papa Pío XI, que tuvo lugar el 4 de mayo de 1924. Se celebrará hasta el 5 de mayo del 2024, gracia concedida por la Penitenciaria Apostólica con la posibilidad de ganar la Indulgencia Plenaria, y con un amplio programa de actos y eventos planificados por la Comisión Organizadora.
Asistirán autoridades, Clavario, Perot y Junta de Gobierno de la Real Cofradía de la Mare de Déu del Lledó. La parte musical correrá a cargo de la “Ensemble Aurea Vocalis”.
Además, en esta ocasión serán dos las televisiones que retransmitirán en directo la celebración: TVCS-Televisió de Castelló y La 8 Mediterráneo. También podrá seguirse por el canal diocesano en YouTube: «Diócesis Segorbe-Castellón».
Tendrá lugar este jueves, 23 de marzo, a las 19.30h
La cátedra donde hace ahora 775 años que se creó la sede episcopal de nuestra Diócesis, será el escenario de la Conferencia que, bajo el título “La Liturgia de la Iglesia Catedral”, ofrecerá el Delegado Diocesano para la Liturgia y la Espiritualidad, D. Antonio Sanfelix.
El objetivo es ayudarnos a conocer el significado teológico-litúrgico de la Iglesia Catedral de la Diócesis, que se diferencia del resto de templos de la diócesis porque en ella está situada la cátedra del Obispo. Este es el elemento distintivo que da incluso el nombre a este templo: catedral. De ahí que la liturgia que allí se celebra se convierte en modelo celebrativo para toda la Diócesis y repercute en el bien de toda la iglesia particular.
Los próximos 9 y 10 de febrero, en el contexto de celebración del Año Jubilar
Este próximo fin de semana tendrá lugar, en dos sesiones, la Conferencia de Pastoral, que se va a celebrar en el contexto de celebración del Año Jubilar Diocesano.
Bajo el título «Segobricensis 775, una Pastoral para nuestro tiempo», D. Juan Manuel Gallent, tratará de «volver a las huellas de Jesús guiados por el Espíritu Santo» con el objetivo de realizar una «mirada evangélica a nuestra Diócesis» desde la renovación espiritual y pastoral, pero también estructural, haciendo una lectura atenta de los signos de los tiempos para afrontar los caminos de renovación de nuestra Diócesis a partir de la luz de la Palabra de Dios.
Así, este próximo jueves, 9 de febrero, la conferencia tendrá lugar en el salón de actos de la Parroquia de Santa María, en Castellón, a las 19.00h de la tarde.
Ya, el viernes, 10 de febrero, para todos los fieles de la comarca del Alto Palancia, se celebrará, a las 19.30h de la tarde, en la S.I. Catedral de Segorbe.
«Segobricensis». En el contexto del devenir histórico del pueblo de Dios en la Diócesis de Segorbe-Castellón»
Este próximo jueves, 12 de mayo, a las 20h de la tarde, la Cámara de Comercio acogerá la Conferencia Histórica que, con motivo del 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe se ha organizado junto a otras conferencias y eventos que se van a ir celebrando a lo largo de este año, con el objetivo de poner en valor el importante legado de fe de estos casi ocho siglos de Historia. La misma conferencia se celebrará también el viernes, 13 de mayo, en la S.I. Catedral Basílica de Segorbe
Será impartida por el Dr. en Historia del Arte, D. David Montolío que también es miembro de la Delegación Diocesana de Patrimonio de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
La Cátedra Episcopal en Segorbe, está unida a Albarracín desde los inicios en tiempos bajomedievales, hasta su separación en el siglo XVI y posterior nueva configuración, en el siglo XX, como Segorbe-Castellón, con las particularidades geográficas y límites diocesanos.
La conferencia se centrará en el transcurrir y la particular misión del pueblo de Dios en nuestra diócesis desde aquellos primeros momentos, pasando por los tiempos modernos y contemporáneos, hasta la actualidad. También incluirá una reseña sobre la figura de sus más destacados Prelados, el Cabildo Catedral, la pastoral, las instituciones de regimiento y gobierno, las parroquias y los grandes entornos conventuales.
Se tratará, especialmente, la característica evolución de los espacios y arte sagrados, teniendo como punto de referencia esencial a la propia Catedral. Así como el mundo de los clérigos, los fieles y sus instituciones, la formación y cultura, la asistencia social o la economía y administración.
En el contexto de la Jornada sacerdotal celebrada con motivo de San Juan de Ávila, su Patrono
El Obispo de la Diócesis y una nutrida representación de los sacerdotes, diáconos y seminaristas de Segorbe-Castellón, han participado en la Jornada sacerdotal que, organizada por la Vicaría del Clero, se ha celebrado durante la mañana de hoy en el Seminario Menor diocesano de Segorbe, con motivo de la festividad de San Juan de Ávila que se celebra el próximo 10 de mayo.
La jornada ha comenzado con la oración de la mañana en la Capilla del Seminario donde, a continuación el Padre D. Emilio Lavaniegos, operario y Director de la Residencia Mosén Sol de Alquerías del Niño Perdido, ha ofrecido una conferencia bajo el título «La relación fraterna entre los presbíteros».
Tras una introducción con continuas referencias a San Juan de Ávila por su labor evangelizadora y su espiritualidad, se ha referido también a la afirmación de la Doctrina de la Iglesia respecto al «carácter esencial de la relación fraterna entre los presbíteros» afirmando que existe «un desajuste entre nuestra praxis y la Doctrina de la Iglesia, máxime desde la perspectiva de San Juan de Ávila, que fundamenta la santificación sacerdotal en la contemplación de Cristo y la configuración con él».
En su análisis, ha recurrido también al texto del decreto Presbyterorum Ordinis para abordar la relación entre los presbíteros que se funda, ha dicho, «en la común vocación y en la común misión». Así, se ha referido a la «íntima fraternidad sacramental» que según el texto conciliar describe la relación presbiteral, haciendo especial mención a las actitudes que deben prevalecer para superar barreras, centrándose en «la caridad fraterna, la oración y la colaboración» entre todos. Ha destacado que «la relación entre los presbíteros descrita por el decreto Presbyterorum Ordinis se corresponde a la dignidad sacerdotal y también respecto a la relación del presbítero con el obispo y con los fieles».
Lo que une a los presbíteros en la vida fraterna «no es para la observancia o para la realización propia, sino para trascendernos», es decir, «para caminar juntos hacia la santificación de cada uno», ha especificado. Y para este ‘caminar juntos‘ se ha referido a dos elementos: «al ideal que compartimos, que en la Diócesis de Segorbe-Castellón representan tantos sacerdotes que han vivido con fidelidad su ministerio; y el mal que compartimos, que también nos une cuando es reconocido y abrazado con humildad» animándolos a resolverlos desde las enseñanzas del Señor, «que nos ha enseñado a transformar el mal en fuente de bien, el árbol seco de la cruz en fuente de vida. De esta contemplación amorosa de la cruz y de sus fecundos resultados tenía experiencia San Juan de Ávila».
Finalmente se ha referido a las actitudes que edifican el presbiterio, citando expresamente la gratitud, anhelar el bien del hermano, exhortarse para tomar iniciativas, sostenerse y alentarse, custodiar para procurar el bien de los demás, tejer relaciones ante la fragilidad de las relaciones humanas, servir a la fraternidad y permanecer ante la dificultad. Tras la charla se les ha regalado a todos un libro que, bajo el título “Como un hermano querido” es una guía que ayuda a la construcción de relaciones armónicas en el ejercicio del ministerio presbiteral.
«Soy yo quien os ha elegido»
Tras la conferencia los sacerdotes, diáconos y seminaristas, junto al Obispo de la Diócesis, han peregrinado en procesión, desde la Capilla del Seminario Menor Diocesano, hasta la S.I. Catedral Basílica de Segorbe donde han celebrado una Eucaristía que ha estado presidida por D. Casimiro, ganado así el Jubileo.
La homilía de nuestro Obispo ha puesto el énfasis en la cita del Evangelio de San Juan: «Soy yo quien os ha elegido» (15,16) poniendo en valor que «nuestra vocación y nuestro ministerio son un don gratuito y amoroso del Señor», por lo que hay que dar gracias cada día siendo conscientes de que tanto en los años de ministerio sacerdotal como en el tiempo de formación «todos vamos experimentando que el Señor nos enriquece en nuestra pobreza y fortalece en nuestra fragilidad».
En sus palabras ha recordado la invitación que el Papa Francisco, les hizo a él y al resto de obispos durante la visita ad limina el pasado enero, «exhortándonos a la cercanía a Dios, a los hermanos obispos, a los sacerdotes y al Pueblo de Dios», una exhortación que hoy D. Casimiro ha extrapolado a los sacerdotes, diáconos y seminaristas invitándolos a esa cercanía «con Dios, con el Obispo, con los hermanos sacerdotes y hacia el pueblo».
El ejemplo de San Juan de Ávila
No han faltado las referencias a San Juan de Ávila cuya figura resulta «ejemplar y atrayente todavía hoy», ha dicho D. Casimiro, porque «puede iluminar los caminos y los métodos a seguir en la vida eclesial y en la misión pastoral de estos tiempos de cambio de época». Se ha referido a las orientaciones del Concilio Vaticano II, la Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis de S. Juan Pablo II y las indicaciones del Papa Francisco por hallar en San Juan de Ávila, «el modelo acabado de un sacerdote evangelizador que encontró la fuente de su espiritualidad en el ejercicio de su ministerio, configurado con Cristo Sacerdote y Pastor, pobre y desprendido, casto, obediente y servidor».
En palabras de D. Casimiro, el Apóstol de Andalucía (como se conoce a San Juan de Ávila), resulta «un apóstol infatigable, entregado a la misión, predicador del misterio cristiano y de la conversión, padre y maestro en el sacramento de la penitencia, guía y consejero de espíritus, discernidor de carismas, animador de vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales, innovador de métodos pastorales, preocupado por la educación de los niños y jóvenes». Por todo ello, tanto los presbíteros como quienes se preparan para serlo, ha enfatizado nuestro Obispo, «encontramos en él un modelo del verdadero apóstol, y un ejemplo vivo de la caridad pastoral como clave de la espiritualidad sacerdotal, vivida diariamente en el ejercicio del ministerio sacerdotal».
Recordando la petición del Papa Francisco a los sacerdotes «para vivir de verdad nuestra condición de pastores», D. Casimiro ha hecho hincapié en la necesidad de la Iglesia de hoy, «de pastores que, día a día, den lo mejor de sí mismos en favor de sus ovejas», o dicho de otro modo, ha enfatizado, «pastores que amen de tal manera a la gente que les ha sido encomendada, que estén dispuestos en todo momento a dar la vida por ellos. Sacerdotes que no huyan nunca de su dedicación al rebaño, vayan las cosas bien o, por el contrario, los resultados se hagan esperar». Con palabras cariñosas, como padre y hermano, el Obispo ha recordado que «no somos asalariados, que se buscan a sí mismos o que buscan su comodidad, su ascenso en el escalafón o sus intereses personales. El buen pastor no se esconde en horarios egoístas ni en tareas que no le son propias. El buen pastor está siempre disponible y en sintonía con todo el presbiterio diocesano, con el Obispo y con la comunidad diocesana».
También les ha hecho meditar respecto a la tentación de caer «en la desilusión y el pesimismo» e instándose así mismo y al conjunto, ha invitado a no caer en la tentación «de buscar las lisonjas humanas, de compararnos con los demás, o de quejarnos continuamente culpando siempre a los demás o a la situación que vivimos» poniendo el énfasis en que «la riqueza del presbiterio diocesano lo es por su diversidad y por el don de la unidad que cada sacerdote está llamado a vivir y construir en torno al Obispo junto con el resto de los presbíteros». Para ayudarse a superar esas tentaciones ha recurrido al ejemplo de San Juan de Ávila, que «cuidó su vida de oración, en estrecha unión con Dios Padre», y se mantuvo fiel al estudio, a través de «los Santos Padres, los comentarios a la Sagrada Escritura y las reflexiones teológicas de los eruditos de su tiempo hicieron de él luz del mundo y sal de la tierra«.
En la homilía no ha faltado su agradecimiento a Dios por el don del ministerio ordenado a quienes celebran sus bodas sacerdotales, así como su felicitación y agradecimiento «de corazón por tantos años de entrega admirable y abnegada». También ha elevado oración fraterna por los hermanos sacerdotes fallecidos en este último año (D. Joaquín Domínguez Esteve, D. Luis Gascó Molina, D. Amado Segarra Segarra, D. Domingo José Galindo y D. Fco. Javier Iturralde Pachés) para que «el Buen Pastor les conceda la gracia de habitar en su casa por años sin término», ha concluido.
Tras la Eucaristía, se han unido en una comida fraterna que ha puesto el colofón a la celebración.
El martes santo de este 2022 se celebrará una Eucaristía de apertura del Año Jubilar Diocesano que marcará el inicio de los actos programados con motivo de tal importante efeméride. Así lo confirmaba nuestro Obispo, Mons. D. Casimiro López Llorente en el acto de presentación que se celebró el pasado viernes en la Capilla de El Salvador de la S.I.Catedral de Segorbe. El 12 de abril coincide con la fecha en la que el Papa Pío IV, mediante la bula, Pie Postulatio, reconocía la jurisdicción real del Obispo sobre la Ciudad de Segorbe, verdadero origen de la sede episcopal en la Catedral de Segorbe y de la Iglesia diocesana del mismo nombre.
De aquí a entonces, «es importante preparar nuestros corazones para acoger la Gracia que el Señor derramará en este Año Jubilar», aseguraba nuestro Obispo en Herrera y Mediodía COPE Más Castellón. La participación de todos, como miembros de la Iglesia de Segorbe-Castellón, contribuirá a arraigar el sentimiento de pertenencia a lo que somos, «una porción del Pueblo de Dios». De esta forma, peregrinar a nuestro origen facilitará la necesaria «conversión personal y renovación de nuestra fe y de nuestra vida cristiana, así como de nuestra vida comunitaria en nuestras parroquias, porque así se avivará la comunión con Dios y con nuestros hermanos y saldremos con fuerza, ilusión y esperanza a la misión». Esta es la tarea que, en palabras de D. Casimiro, «nos encomendó entonces el Señor y que nos encomienda ahora porque en la Iglesia diocesana es donde actúa y se hace presente la Iglesia de Jesucristo».
El anuncio de la celebración ha sido destacado en diferentes medios de comunicación, que se han hecho eco de la noticia recogiendo los detalles de los actos que, la Comisión para la celebración del Año Jubilar, ha programado a tal efecto.
La 8 TV resalta la necesidad de incidir en el mensaje de la Iglesia y ahora también del Papa Francisco en pro de la causa misionera. Del mismo modo, el Periódico Mediterráneo, hace alusión a las conferencias que con diferentes temáticas (histórica, teológico-litúrgica y pastoral) se ofrecerán a lo largo del año, así como a la exposición itinerante y las peregrinaciones de los arciprestazgos al origen de la sede espiscopal. Por su parte, Castellón Diario, recoge las palabras de nuestro Obispo que animan a la participación en el Año Jubilar «para crecer juntos como Pueblo de Dios».
Fuera del territorio episcopal, la Linterna de la Iglesia, se hacía eco del objetivo y la finalidad de la celebración y otros medios, como es el caso de Andalucía información o Viva Sevilla, destacan la posibilidad de ganar Indulgencia Plenaria.
Ayer 7 de octubre, coincidiendo con la celebración de la Virgen del Rosario, el clero joven retomó las jornadas de este nuevo curso pastoral que, habitualmente, se producen una vez al mes.
En esta ocasión, la reunión se celebró en Onda donde se está celebrando un Año Jubilar en honor a Nuestra Señora de la Esperanza. La Iglesia de la Sangre acogió a los sacerdotes que menos tiempo llevan ordenados que compartieron la oración inicial con nuestro Obispo, D. Casimiro, quien insistió en la idea de la peregrinación, «siguiendo en camino unidos por el Señor y juntos como presbiterio». Tras el rezo de las intermedias, el párroco de La Asunción de Nuestra Señora, Domingo José Galindo ofreció una charla sobre el origen del «Año Santo».
La jornada se completó con la oración frente a la Virgen de la Esperanza y la celebración de la Eucaristía que estuvo presidida por D. Casimiro, quien, a la luz de la Palabra proclamada, centró su homilía en María como punto de unidad, advirtiendo en que «la tristeza y el desaliento provienen de nuestra incredulidad en el Señor». El Obispo les exhortó a «escuchar, creer y acoger a Dios para salir a la misión» siguiendo el ejemplo de María.
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