Primera sesión del curso sobre los Evangelios en La Vall d’Uixó
Se está celebrando desde el pasado lunes a iniciativa de los fieles de diferentes parroquias del Arciprestazgo de La Vall que, al verse implicados en la Reflexión Diocesana y la participación en la Fase diocesana del Sínodo de los Obispos, solicitaron a los sacerdotes la necesidad de profundizar en la formación.
La primera sesión supuso una introducción general al curso, que se va a prolongar hasta el 28 de marzo, ofrecida por el Rector del seminario diocesano Mater Dei, D. Juan Carlos Vizoso, que centró su intervención en «la importancia que supone para un cristiano escuchar, leer y meditar la Palabra de Dios» como prólogo a lo que van a ser las ocho sesiones restantes de este curso.
«Una iniciativa de Dios para entablar una amistad con nosotros»
Así definió Juan Carlos Vizoso «la Palabra de Dios» e hizo un recorrido del significado de la Palabra para un creyente a partir de la Sagrada Escritura. Así resumió las formas en que se concreta esa iniciativa de Dios de contarse a cada uno de nosotros, a través de la manifestación de su Palabra.
La primera gran manifestación del deseo de Dios de entablar una amistad con nosotros «está en la misma Creación», refiriéndose al libro del Génesis y a la belleza que en él se describe por ser lo creado por Dios para nosotros. En este sentido se refirió a la «tergiversación de esa Palabra por parte del maligno por querernos hacer ver y creer que la Palabra de dios no es la buena y que Dios ha hecho mal las cosas».
La segunda manifestación es la propia historia y al «concepto del pueblo Hebreo respecto a todo aquello que sucede esconde una Palabra de Dios», invitándonos a descubrir, a través de las Sagradas Escrituras, «todo aquello que pasa en la propia vida».
Recurrió al prólogo del Evangelio según San Juan para recordarnos el momento de la Encarnación de Jesucristo como otra de las grandes manifestaciones de Dios: «la Palabra se hizo carne», de forma que, se hizo uno de los nuestros, advirtió Juan Carlos Vizoso, «para hacerse entendible en nuestra propia carne».
Para concluir, se refirió a la importancia de «ver las cosas desde la mirada de Dios porque así es cómo somos capaces de entender el sentido de esas cosas y así descubrir que nuestra vida no tiene momentos de oscuridad y tinieblas que no puedan ser discernidos a la luz de Dios».