Esperanza para los pobres
Queridos diocesanos:
Celebramos este domingo, 17 de noviembre, la Jornada Mundial de los pobres. El papa Francisco, al final del Jubileo de la Misericordia, quiso ofrecer a la Iglesia esta Jornada, con el fin de que “en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados”. En este día queremos fijar la mirada en quienes tienden sus manos clamando ayuda y pidiendo nuestra solidaridad. Ellos son nuestros hermanos, creados y amados por el Padre celestial; muchos de ellos viven entre nosotros, están a nuestro lado; y con frecuencia no nos damos cuenta.
El Papa ha elegido como lema para el mensaje de este año las palabras: “La esperanza de los pobres nunca se frustrará” (Sal 9,19). “Ellas, nos dice, expresan una verdad profunda que la fe logra imprimir sobre todo en el corazón de los más pobres: devolver la esperanza perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la vida”. El salmo describe con duras palabras la actitud de los ricos que despojan a los pobres: “Están al acecho del pobre para robarle, arrastrándolo a sus redes” (Sal 10,9). ). Pasan los siglos y la situación se mantiene inalterada, por lo que estas palabras no se refieren sólo al pasado, sino también a nuestro presente, expuesto al juicio de Dios.