«Todos juntos regalamos esperanza»: La Diócesis celebra el Día de las Personas con Discapacidad
La parroquia de El Salvador, en Castellón, fue el escenario este 3 de diciembre de la conmemoración del Día Internacional de las Personas con Discapacidad con la celebración de una Eucaristía. Presidida por D. Raúl López, responsable de la Pastoral del Sordo en la Diócesis, y concelebrada por D. Samuel Torrijo, párroco anfitrión, y D. Juan Agost, Delegado diocesano para la Catequesis y el Catecumenado, la Misa reunió a más de 60 personas bajo el lema “Todos juntos regalamos esperanza”.
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La celebración destacó por su atención a las necesidades de los participantes, incluyendo adaptaciones como la proclamación de una de las lecturas en braille por un lector invidente y el uso de la lengua de signos para facilitar la participación de todos. “Queremos que esta Eucaristía sea para todos un espacio de encuentro y de acogida, mostrando que cada uno es importante y necesario en la comunidad”, señaló D. Raúl López en su homilía.
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También compartió su testimonio personal como sacerdote con hipoacusia, un tipo de deficiencia auditiva, destacando que “los discapacitados somos maestros de esperanza para todo el mundo”. Reflexionando sobre las palabras del Evangelio proclamado, recordó: “Jesús dijo: ‘Te doy gracias, Padre, porque has revelado estas cosas a los pequeños’. Nos llama a ser humildes y reconocer que necesitamos a los demás y, sobre todo, a Dios”.
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D. Raúl también destacó cómo las discapacidades pueden revelar talentos únicos, mencionando que “las personas ciegas tienen un oído extraordinario y los sordos desarrollan una vista aguda como la de un halcón”. Subrayó que todos somos valiosos ante los ojos de Dios: “En Cristo Jesús valemos la eternidad, más que todo el oro o la plata del mundo. Somos hijos de Dios, y ese es el valor supremo de nuestras vidas”.
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La homilía concluyó con una llamada a la esperanza y la reconciliación: “Jesús nos enseña que el que mucho perdona, mucho ama. Todos necesitamos perdonar y ser perdonados”. Además, agradeció a los voluntarios y a todos los presentes por su colaboración en una jornada que, como afirmó, “nos une para regalar esperanza a quienes más lo necesitan”.
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Enmarcada en la campaña nacional de la Conferencia Episcopal Española y en el espíritu del Jubileo 2025, la celebración reflejó el compromiso de la Iglesia con una comunidad en la que cada persona, con sus talentos y retos, contribuye al bien común y a la misión evangelizadora. Una vez finalizada la Eucaristía hubo un ágape de fraternidad.
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