La Facultad de Teología de Valencia-Universidad Católica de Valencia (UCV) ha celebrado su 50 aniversario con un acto conmemorativo en el que ha sido investido Doctor Honoris Causa el Cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. La ceremonia ha estado presidida por el Arzobispo de Valencia y Gran Canciller de la UCV, Mons. Enrique Benavent, y ha contado con la asistencia de Mons. Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón.
Fotografias A.Saiz/ Delegación Medios Arzobispado
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Durante su intervención, Mons. Benavent recordó su etapa como estudiante, profesor y decano en la Facultad de Teología, donde aprendió a «amar la teología» y a valorar su papel en la vida de la Iglesia. En este sentido, afirmó que «la Iglesia necesita que las ideologías, sean tradicionalistas o progresistas, no condicionen la comprensión de la fe, sino que sea la fe la que nos lleve a una manera de pensar». Asimismo, destacó que una vida eclesial sin fundamentos teológicos «acaba convirtiéndose en algo vacío e inconsistente», del mismo modo que una teología desconectada de la realidad eclesial «se convierte en un ejercicio de erudición sin vida».
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Esta Facultad ha sido un centro de formación fundamental para numerosos sacerdotes de la Diócesis de Segorbe-Castellón, que han adquirido en sus aulas una formación teológica sólida al servicio de la Iglesia.
Por su parte, el Cardenal Koch insistió en la necesidad de promover la unidad de los cristianos, que considera un elemento esencial de la misión de la Iglesia. «Es fundamental dar un testimonio común por la paz en un mundo marcado por tantos conflictos, especialmente en Europa», afirmó. Recordó también que todos los Papas desde el Concilio Vaticano II han trabajado en favor de la unidad y que el Papa Francisco insiste en tres pilares: «caminar juntos, rezar juntos y colaborar juntos».
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Tras una eucaristía en la iglesia del Salvador, presidida por el Arzobispo de Valencia, concelebrada por el Cardenal Koch y el Nuncio de Su Santidad en España, mons. Bernardito Auza, ha tenido lugar la investidura como doctor ‘honoris causa’, en la renovada sede de la calle Trinitarios. Durante el acto, se resaltó su trayectoria como teólogo y su compromiso con el ecumenismo, que ha marcado su labor desde que Benedicto XVI le nombrara presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos en 2010.
Además, el Cardenal Koch, como presidente de la Comisión Vaticana para las Relaciones Religiosas con los Judíos, participó en un coloquio sobre ecumenismo y diálogo judeo-cristiano, organizado por la Cátedra Yves Congar de la UCV y la asociación Amistad Judeo-Cristiana de Valencia.
El viernes, el Monasterio de las Monjas Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada de Castellón abrió sus puertas a fieles de distintas parroquias católicas y a miembros de la comunidad ortodoxa para la oración de Vísperas. Este encuentro, repetido anualmente, destaca el compromiso de las religiosas en la oración por la unidad de la Iglesia de Cristo.
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Por otra parte, el acto de clausura tuvo lugar ayer, domingo, en la Parroquia Ortodoxa del Patriarcado de Rumanía en Castellón. Como viene siendo costumbre, los hermanos ortodoxos acogieron a un grupo de fieles católicos, unidos en la oración por el don de la unidad visible de la Iglesia de Cristo. En la celebración estuvieron presentes el Delegado Diocesano para las Relaciones Interconfesionales, D. Nuno Vieira; D. Federico Caudé, Deán de la Catedral de Segorbe; y el Diácono Carlos Ribera.
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La jornada concluyó con una comida fraterna preparada por los anfitriones ortodoxos, fortaleciendo los lazos de fraternidad entre ambas confesiones. Con estas iniciativas, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos cierra un año más con renovadas esperanzas de avanzar hacia el entendimiento y la comunión entre las diferentes tradiciones cristianas.
En el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, la parroquia de San Bartolomé de Torreblanca fue escenario ayer de un emotivo encuentro ecuménico que reunió a fieles católicos y ortodoxos. La Comunidad Ortodoxa del Patriarcado de Rumanía, encabezada por el Padre Nicolás Ionita, participó en esta celebración junto a D. Óscar, vicario de la parroquia anfitriona, y D. Nuno, Delegado Diocesano de Relaciones Interconfesionales y Diálogo Religioso, además de párroco de Torreblanca.
Cerca de cien fieles de ambas Iglesias se dieron cita para compartir un momento de oración por la unidad de la Iglesia de Cristo. Durante el acto, se reflexionó sobre la responsabilidad común de los bautizados en construir puentes de entendimiento y diálogo entre las distintas confesiones cristianas, reconociendo en ellas la acción del Espíritu Santo.
El encuentro concluyó con un gesto de fraternidad: una mesa compartida que permitió a los asistentes confraternizar y reforzar lazos, celebrando la alegría de saberse hermanos en la fe.
Estos actos, organizados en el marco del octavario que se celebra del 18 al 25 de enero, continúan promoviendo la sensibilización y el compromiso con el ecumenismo, un camino esencial para avanzar hacia la unidad visible de la Iglesia.
La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2025 dio inicio este sábado, 18 de enero, en la Parroquia Ortodoxa Rumana de Segorbe. Este primer acto reunió a fieles de la Iglesia Ortodoxa y de la Iglesia Católica, marcando el inicio de un tiempo de reflexión y oración conjunta por la unidad entre ambas confesiones.
En la celebración estuvieron presentes el párroco ortodoxo, D. Augustín; D. Federico, párroco de San Pedro y Santa María de Segorbe; y D. Nuno, Delegado Diocesano para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso. Los fieles católicos, provenientes de Torreblanca y de diversas parroquias de Segorbe, fueron acogidos con hospitalidad en el templo ortodoxo, decorado con bellos iconos que evocan la rica tradición espiritual del cristianismo oriental.
La oración de vísperas centró el tema del año, «¿Crees esto?» (Jn 11, 26), permitiendo a los asistentes unirse en un mismo anhelo: avanzar hacia la unidad visible de la única Iglesia de Cristo. Al concluir el encuentro, todos compartieron mesa en un gesto de fraternidad que favoreció el conocimiento mutuo y estrechó los lazos entre ambas comunidades. “Fue una tarde hermosa”, destacó el delegado D. Nuno, subrayando el ambiente de comunión y esperanza que caracterizó la jornada.
La Semana de Oración, que se celebra del 18 al 25 de enero, continuará con diversas actividades:
Lunes 20 de enero: Encuentro con los Pastores de las Iglesias Evangélicas, a las 11:00 h., en la Iglesia Evangélica de Castellón.
Martes 21 de enero: Presentación del tema de la Semana a profesores de Religión y catequistas, a las 19:00 h., en la Casa Sacerdotal de Castellón.
Miércoles 22 de enero: Oración ecuménica entre evangélicos y católicos, a las 17:00 h., en el Hospital General de Castellón.
Jueves 23 de enero: Oración ecuménica entre ortodoxos y católicos, a las 19:00 h., en Torreblanca.
Viernes 24 de enero: Vísperas ecuménicas con la participación de ortodoxos y católicos, a las 18:00 h., en la comunidad de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada.
Sábado 25 de enero: Misa por la unidad de los cristianos en las distintas parroquias de la Diócesis.
Domingo 26 de enero: Visita a la Parroquia Ortodoxa Rumana de Castellón, a las 12:00 h.
Este octavario, inspirado en las palabras de Jesús a Marta, es una oportunidad para orar por la unidad de los cristianos y fomentar el diálogo, la conversión y la caridad como pilares del “ecumenismo espiritual”.
En su carta del pasado domingo, D. Casimiro nos exhorta a participar en esta semana de Oración, subrayando la importancia de la unidad entre los seguidores de Jesús, recordando las palabras de Cristo en la Última Cena: “Que todos sean uno” (Jn 17, 21). Según el Obispo, la falta de unidad es un obstáculo para la misión de la Iglesia y un escándalo para el mundo, especialmente en tiempos de creciente secularización.
También destaca los frutos del movimiento ecuménico impulsado por el Concilio Vaticano II, aunque reconoce que los avances no deben llevarnos al desánimo ante los retos actuales. Además, alienta a fomentar el “ecumenismo espiritual” a través de la oración, la conversión y la caridad, considerando que la unidad es, ante todo, un don de Dios. En el marco del 1700º aniversario del Concilio de Nicea, insta a seguir buscando caminos que hagan realidad la unidad visible de la Iglesia.
Celebraciones en la Diócesis de Segorbe-Castellón
La Delegación Diocesana para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso organiza los actos de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, con el propósito de fortalecer el diálogo y la unión entre las distintas confesiones cristianas.
La programación comienza el sábado 18 de enero a las 19:30 h. con una celebración en la Parroquia Ortodoxa Rumana de Segorbe. Al día siguiente, todas las parroquias de la Diócesis celebrarán una Misa dedicada a la unidad de los cristianos.
A lo largo de la semana, se llevarán a cabo diversas actividades. Entre ellas, un Encuentro con los Pastores de las Iglesias Evangélicas el lunes 20, a las 11:00 h., en la Iglesia Evangélica de Castellón, y una presentación del tema a profesores de Religión y catequistas el martes 21, a las 19:00 h., en la Casa Sacerdotal de Castellón. Además, el miércoles 22, el Hospital General de Castellón será sede de una oración ecuménica entre evangélicos y católicos a las 17:00 h.
El jueves 23, a las 19:00 h., se celebrará una oración ecuménica entre ortodoxos y católicos en Torreblanca. Al día siguiente, el viernes 24, las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada acogerán a las 18:00 h. las vísperas, nuevamente con la participación de ambas confesiones.
El sábado 25, las parroquias de la Diócesis repetirán la Misa por la unidad de los cristianos, y la Semana culminará el domingo 26 de enero con una ceremonia en la Parroquia Ortodoxa Rumana de Castellón, prevista para las 12:00 h., que pondrá el broche final a estos actos de comunión y unidad.
Materiales para la Semana de Oración por la Unidad
La Subcomisión Episcopal para las Relaciones interconfesionales y Diálogo interreligioso aporta diversos recursos para su celebración como son: el mensaje que firman los obispos de esta Subcomisión; unas reflexiones bíblicas y oraciones para cada uno de los días del octavario; una guía para las celebraciones eucarísticas de la Semana de oración; o un material para reflexionar preparado especialmente para acercar la Semana de Oración a los niños y adolescentes.
Los obispos de la Subcomisión también recuerdan que el año en curso es un año jubilar en el que la Iglesia conmemora los 1700 años del Concilio de Nicea (325 d. C.), que proclamó la fe profesada en el credo que une a los cristianos que confiesan el misterio de Dios uno y trino. «El jubileo abierto por el Papa es un tiempo de gracia en el que este año tiene su marco propio el Octavario por la Unidad de los Cristianos», subrayan.
Los textos oracionales y de meditación para esta Semana de Oración han sido preparados por la comunidad monástica de Bose, eligiendo como lema y reclamo que nos interpela el pasaje evangélico del diálogo entre Jesús y Marta acerca de la resurrección: «¿Crees esto? (Jn 11,26)».
Destacan que el Concilio de Nicea «supuso un hito en la historia de la Iglesia porque configuró una herencia dogmática y litúrgica común en el credo que recitamos en los domingos y solemnidades en la santa misa, texto de convergencia de todas las Iglesias y comunidades eclesiales, cuya mejor comprensión y explicación catequética se ha convertido en un objetivo fundamental del Consejo Ecuménico de las Iglesias y de la Iglesia Católica en fraterna colaboración y empeño».
Por ello, indican que «hoy como siempre necesitamos un lenguaje común de la fe, sin el que será muy difícil salvar la unidad de fe de las Iglesias y la reconstrucción de la unidad visible de la una, santa y católica Iglesia».
Por todo ello, constatan que la reciente constitución de la Mesa de Diálogo Interconfesional, que quedó formalizada el pasado 16 de septiembre, es «manifestación de la fraterna relación de las confesiones cristianas en nuestro país; y es sin duda un signo del espíritu de sinodalidad que nos anima y nos ayudará a consolidar la colaboración entre las Iglesias y las comunidades eclesiales».
En unos días comienza la Semana de oración por la unidad de los cristianos. Desde hace más de un siglo, del 18 al 25 de enero, los cristianos de todas las Iglesias y comunidades eclesiales oramos a Dios para que nos conceda el don la unidad. Nos unimos así al deseo de Jesús en su oración a Dios-Padre durante la última Cena: “Que todos sean uno; como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” (Jn 17,21). Tanto le importa al Señor la unidad de sus discípulos que pide hasta cuatro veces que sean ‘uno’. Se trata de una unidad que ha de ser a imagen de la que se da entre el Padre y el Hijo; una unidad que sólo puede darse siguiendo el ejemplo de la unión y entrega del Hijo al Padre, es decir, saliendo de sí y uniéndose a Cristo y, en Él, al Padre.
La actual división de los cristianos contradice clara y abiertamente la voluntad de Jesús y la razón de ser de la Iglesia. Mal puede ser la Iglesia “signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1), si ella está visiblemente dividida. La falta de unidad visible de la Iglesia es un escándalo para el mundo y obstaculiza seriamente la tarea que Jesús nos encomendó de predicar el Evangelio a toda criatura, más si cabe en tiempos de descristianización y secularización.
La unidad de los discípulos de Jesús es de vital importancia para hacer creíble que Jesús es el Hijo de Dios, enviado por el Padre para la salvación del mundo, y para la credibilidad de sus discípulos, es decir, de la Iglesia enviada por Jesús para anunciar la Buena Nueva de la salvación. La unidad está conectada con la misión misma de la Iglesia en el mundo. Así como la unidad refuerza la misión de la Iglesia, la falta de unidad la dificulta y debilita. La Iglesia debe vivir una unidad que sólo puede derivar de su unión con Cristo.
Así lo entendió san Juan XXIII al convocar el Concilio Vaticano II con estos dos grandes objetivos: la renovación interior de la Iglesia y la búsqueda de unidad entre los cristianos. El Concilio Vaticano II dio un fuerte impulso a la búsqueda de la comunión plena entre todos los discípulos de Cristo en la profesión de la misma fe, en los sacramentos, especialmente en la eucaristía, y en el ministerio jerárquico así como a la Semana de oración. Desde entonces, el movimiento ecuménico ha producido numerosos frutos visibles en diversos ámbitos, desbloqueando los rígidos muros confesionales que habían levantado las Iglesias y comunidades cristianas durante los últimos siglos. El diálogo entre católicos y los hermanos cristianos es una realidad incuestionable. Esta es razón más que suficiente para que los contratiempos no nos lleven al desánimo.
La Semana de oración por la unidad de los cristianos sigue siendo un momento principal de la actividad ecuménica. Esta cita espiritual une a los cristianos de todas las confesiones y nos hace más conscientes a todos de que la unidad hacia la que tendemos no será sólo resultado de nuestros esfuerzos, sino que será sobre todo un don recibido de lo alto, que es preciso invocar siempre. En palabras del papa Benedicto XVI la unidad es “un don de Dios, que nace del Espíritu”, que “surge de la oración perseverante y la conversión, y que hace vivir a cada uno según la verdad y la caridad” (Ecclesia in Medio Oriente”, n. 11). Este ‘ecumenismo espiritual’, de que habló el Concilio Vaticano II, es el alma del verdadero ecumenismo; y lo hemos de promover en parroquias, conventos y monasterios, en las familias, en las escuelas y en los seminarios. La oración por la unidad y la conversión a Cristo y su Evangelio son el camino principal para alcanzar la comunión plena, porque caminando unidos hacia el Señor y dejándonos transformar y convertir por Cristo caminamos hacia la unidad en la verdad y en la caridad. “La unidad de los cristianos, se logra caminando y rezando juntos, y con obras de caridad” (Francisco).
La unidad ecuménica no es ni confusión, ni tampoco uniformidad de las tradiciones. El camino para llegar a ella es haciendo nuestra la oración de Jesús al Padre de que todos seamos uno. La celebración este año del 1700º Aniversario del concilio de Nicea nos invita a todas las Iglesias y comunidades eclesiales a seguir avanzando en el camino hacia la unidad visible y a no cansarnos de buscar formas adecuadas para corresponder plenamente a la oración de Jesús.
Oremos siempre y de modo más intenso durante esta Semana, esperando el día glorioso de la unidad visible de toda la Iglesia de Jesucristo.
La parroquia de la Natividad de Almassora fue, ayer por la noche, el escenario de la clausura de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2024, en la que se unieron ortodoxos, evangélicos y católicos, en una celebración que estuvo presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente.
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Para poder llegar a la vida eterna, Cristo nos pide amar a Dios y al prójimo, lo que no sería posible “si no fuéramos antes nosotros amados por Dios, y nos dejásemos amar por Él. Por eso la oración por la unidad es siempre, antes de nada, pedir el don de la unidad- señaló – para que el amor de Dios vaya sanando nuestros corazones y nuestras divisiones”, de modo que su amor pueda llegar a todos. Así, es necesario que los cristianos nos amemos, apuntó el Obispo, “porque solo así seremos creíbles en un mundo cada vez más alejado de Dios”.
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“El Buen Samaritano es el mismo Jesús que hoy sale a nuestro encuentro”- explicó D. Casimiro ante la parábola – “Pongámonos en el lugar de aquel malherido”, dijo refiriéndose a todos los cristianos: “las iglesias evangélicas, los ortodoxos, los católicos, también somos para Dios malheridos”, pues sufrimos “las heridas de la separación que necesitan ser sanadas por el Señor”.
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Ortodoxos y católicos rezan las Vísperas por la unidad
Entre las celebraciones de esta Semana de Oración, el miércoles 24 tuvo lugar el rezo de Vísperas en el monasterio de las Hermanas Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada, en Castellón, en el que participaron ortodoxos y católicos, pidiendo al Señor el don de la unidad de su Iglesia. El coro de la parroquia ortodoxa de Castellón entonó los cantos.
En el contexto de la Semana de Oración por los Cristianos
Por primera vez en nuestra Diócesis, y en el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el día de ayer protagonizó un encuentro entre católicos y evangélicos de la provincia de Castellón. La reunión contó con la presencia del Pastor Francisco Javier Piquer Ramos, presidente de CECVA (Consejo Evangélico de la Comunidad Valenciana) que se hizo acompañar de los vocales de la misma entidad que representan Castellón, los Pastores Daniel Carlos Yelanguezián Tavitián (Iglesia Evangélica Vida Nueva) y Óscar Mamaní Fernández (Templo Cristiano la Hermosa). Al CECVA están adscritas 243 Iglesias Evangélicas ubicadas en las provincias de Valencia, Castellón y Alicante.
Además, participaron en la reunión los Pastores Francisco Hilario y Marcos Ford (Centro Cristiano de Castellón y Vila Real), José Antonio Fernández (Primera Iglesia Bautista de Castellón) y Salvador José Marco (Iglesia Bautista el Buen Pastor), presidente de la Fraternidad de Pastores Evangélicos de Castellón. Cabe destacar la presencia de un grupo de hermanas con sensibilidad e inquietud ecueménica, del movimiento eclesial Focolares.
El Encuentro, que duró unas tres horas partió de la lectura del texto evangélico de Juan 13, 34 en el que Jesús nos deja el gran legado de su amor y el mandato de amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado. La reflexión entre todos condujo a la conclusión que la gran riqueza de la Iglesia está en su diversidad y complementariedad. Todos configuramos la única Iglesia de Cristo y estamos llamamos al anuncio de la Buena Noticia. Pero también todos somos conscientes de que el pecado de cada uno afecta a todos y que las divisiones deben ser superadas pela práctica del mandato de Jesús de querernos y amarnos.
La jornada concluyó con la comida y agendado quedó el próximo encuentro para seguir creciendo en conocimiento mutuo en orden a llegar a una acción conjunta de alabanza a Dios. Es todo un desafío pues habrá que ir dando pasos desde la desconfianza, al conocimiento, hasta llegar a la amistad sincera y a la fraternidad deseada por nuestro Dios y Señor Jesús.
Celebramos la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, del 18 al 25 de enero, este año con el lema«Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Lc 10,27).
Los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso piden para esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que «oremos con intensidad, para que nuestra Iglesia sea de verdad casa de acogida».
El tema de reflexión para la esta Semana de Oración, propuesto este año por los cristianos de Burkina Faso, es la parábola del buen samaritano, en la que Jesús explica en qué consiste amar al prójimo.
Por ello, en este mensaje los obispos comienzan explicando que “en un prefacio de la misa se dice que Jesús también hoy «como Buen Samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y sana sus heridas”. En esta interpretación de la parábola, se señala que la posada a la que Jesús, el buen samaritano, lleva a la persona herida es la Iglesia.
Explican que “la Iglesia tiene que ser posada donde todos puedan refugiarse, lugar de acogida para los hombres y mujeres que buscan, comunidad que sana”.
En este sentido, indican que para que esto sea posible, “nuestras comunidades han de ser abiertas, alegres, vivas. Han de tener, sobre todo, una inmensa capacidad de acogida, para que todos se encuentren en ella como en su casa. Pensemos en el posadero, que no pregunta quién es la víctima, ni cuál es su estado o condición. Simplemente lo acoge y, desde el amor, lo ayuda a sanar”.
Los obispos subrayan que “la acogida y la hospitalidad son un signo distintivo de la Iglesia de Cristo. Evidentemente, esta acogida hemos de vivirla entre los que nos llamamos cristianos, que por el baño del bautismo somos miembros de la Iglesia, aunque entre nosotros aún no vivamos la plenitud de la comunión en la fe (cf. LG 15). Todos formamos parte del cuerpo de Cristo”.
En estos días piden que oremos “especialmente para que el Señor nos haga sentir el dolor de la división y nos ilumine para encontrar caminos de encuentro”. Además, apuntan que vale la pena trabajar unidos para acoger a las personas heridas, “que quizás siguen estando al borde del camino”.
Al mismo tiempo, piden perdón por las veces en que parte de esta humanidad herida se haya podido sentir excluida de la misma Iglesia. “Y también –añaden- porque con nuestras actitudes hemos sembrado división y discordia, acentuando las divergencias y mirando al otro como a un contrincante y no como a un hermano”.
Recuerdan también las palabras del Papa Francisco y la imagen que ofrece cuando habla de la Iglesia como “hospital de campaña”, que atiende a «tanta gente herida que nos pide cercanía, que nos pide a nosotros lo que pedían a Jesús: cercanía, proximidad”.
Por todo esto, piden que «oremos con intensidad durante esta semana, para que nuestra Iglesia sea de verdad casa de acogida, hospital que sana, posada que recibe a todos, como aquella del buen samaritano”.
SOUC, una APP para rezar cada día de la Semana de Oración por la Unidad
Una de las novedades de este año es una aplicación con reflexiones y oraciones en texto y audio para el octavario que podrá ser descargada, de forma gratuita, en dispositivos móviles llamada SOUC (Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos).
El objetivo es que el mayor número de personas pueda sumarse a esta red internacional de oración, conformando así, según explica la Subcomisión, lo que Paul Couturier llamó un «vasto monasterio invisible» donde todos eleven al unísono la petición del Señor: «Padre, que todos sean uno para que el mundo crea» (Jn 17,21).
La aplicación está disponible en Play Store y en App Store.
Reflexiones bíblicas y oraciones para el octavario
Hoy, jueves 18 de enero a las 19 h., la parroquia de San Bartolomé de Torreblanca acogerá la celebración inaugural entre católicos y ortodoxos, y mañana a las 11 h. tendrá lugar un encuentro con los hermanos de las Iglesias Evangélicas en la Casa Sacerdotal de Castellón.
Una oración ecuménica será el tercer acto de esta Semana, que se celebrará en la parroquia ortodoxa rumana de Castellón el próximo domingo día 21 de enero a las 12 h. El lunes a las 17 h., la Delegación diocesana para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso ha programado una visita a la Residencia de las Hermanas de los Ancianos Desamparados de Castellón.
El martes 23 a las 19 h., en el Seminario Mater Dei habrá una serie de vivencias desde la fe de las distintas confesiones cristianas y, al día siguiente, las Hermanas Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada, en Castellón, acogerán el rezo de vísperas entre ortodoxos y católicos a las 18 h.
La parroquia de la Natividad de Almassora será, el 25 de enero a las 20 h., el escenario de la Clausura de la Semana con la presencia de las Iglesias Católica, Ortodoxa y Evangélica.
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