Vigilia diocesana de Pentecostés: “Laicos por vocación, llamados a la misión”
La parroquia de La Sagrada Familia de Castellón acogió anoche la celebración de la “Vigilia Diocesana de Pentecostés”, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro, en el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar, este año bajo el lema “Laicos por vocación, llamados a la misión”.
.
.
La Vigilia estaba enmarcada dentro de un programa, organizado por la Delegación diocesana para los Laicos, con el que celebrar la venida del Espíritu Santo. La jornada comenzaba a las 16 h. con la celebración de un Retiro, animado por el movimiento Renovación Carismática, y a las 19 h. tuvo lugar una Eucaristía.
.
.
Además, después de la Vigilia hubo una cena de sobaquillo y un concierto de Nico Montero, salesiano cooperador que lleva más de 30 años cantando desde la gratuidad con la única razón de llevar al Dios de la Vida a través de su música.
.
.
En su carta de este domingo, D. Casimiro explica que el lema de este año “recuerda que cada fiel laico, por su bautismo, está llamado por Jesús a la misión de anunciar a Cristo Jesús y el Evangelio”, ya que todos los cristianos bautizados “recibimos el Espíritu Santo, somos incorporados a la Iglesia y compartimos la misión que Jesús confió a todos sus discípulos de ser sus testigos hasta el confín de la tierra”.
.
.
“El mismo Espíritu – continua el Obispo – nos da la fuerza para superar el miedo y nos impulsa a proclamar por doquier la buena Noticia de la salvación de Dios en Cristo. Como los Apóstoles y discípulos de Jesús de entonces, también los cristianos de hoy, estamos convocados en esta hora de la historia para decir al mundo que el Señor vive y que fuera de Él no hay salvación ni futuro ni esperanza para la humanidad”.
.
.
Cada cual, según su vocación, es corresponsable en la vida y misión de la Iglesia, formando entre todos el Pueblo santo de Dios, recuerda. Y “los laicos no son cristianos de segunda categoría o meros colaboradores de los pastores en la misión salvífica de la Iglesia. Del mismo modo que los pastores, obispos y sacerdotes o la vida consagrada experimentan que su entrega al Señor y a la Iglesia es vocación, necesitamos en la Iglesia que haya laicos por vocación, que descubran esa fuerza de lo alto, esa efusión del Espíritu Santo que los impulsa a la misión”.
Por ello, “es muy importante que los laicos se sientan protagonistas, corresponsables y partícipes de la misión salvífica de la Iglesia. Los laicos os tenéis que sentir llamados por Jesús y acoger su llamada a ser misioneros en la Iglesia y en el mundo”, recalca.