El retiro de padres de familia que se ha celebrado en nuestra Diócesis con motivo del Año Jubilar de San José, se ha centrado en «el hombre, el esposo y el padre», a partir de unas pautas antropológicas, psicológicas y espirituales de la identidad de cada uno de estas condiciones. Organizado por la Comunidad de las Bienaventuranzas, se celebró el pasado fin de semana en el seminario Mater Dei de Castellón.
Los participantes pudieron compartir momentos de trabajo personal para profundizar en su condición de padres de familia. El sábado se celebró una vigilia de oración, en la que se los asistentes confiaron a la intercesión de San José sus intenciones, así como aquellos aspectos para mejorar como hombres, esposos y padres. Un momento fuerte del retiro se vivió en la dinámica que consistió en escribir una carta a su propio padre, siendo para varios de los participantes, una ocasión de reconciliación con su progenitor, ya que la propia experiencia del padre es la que se transmite a los hijos.
El Padre Michel Martin-Prével, que dirigió el retiro, también insistió en la necesidad de transmitir la fe a los hijos, y explicó que en la fe no se exigen resultados, que dependen de Dios, pero sí que se pongan los medios. Éstos consisten, en esencia, en que los hijos vean a sus padres dirigirse y relacionarse con Dios. La educación, a nivel humano y también a nivel cristiano, dijo el ponente, «se basa en un 80% en el ejemplo a través de nuestro comportamiento».
Esta experiencia de retiro es el primero de unos encuentros motivados por el Año de San José y de la exhortación Apostólica «Amoris Laetitia». El P. Michel Martin-Prével volverá del 11 al 13 de febrero próximo para un nuevo retiro, esta vez dirigido a matrimonios.
Encuentros matrimoniales en el «Año de la Familia»
El encuentro se celebró el pasado sábado en el seminario Mater Dei, en el que se han inscrito 49 matrimonios y está organizado por la Delegación para la Pastoral de la Familia y Defensa de la Vida y las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret. El ponente del encuentro fue el Vicario del Clero, Marc Estela, cuya intervención versó sobre el origen y el propósito del matrimonio tomando como referencia a Adán y Eva.
A partir de la lectura de Esdrás (9:5-9) invitó a los matrimonios a «arrodillarse y extender las palmas de las manos hacia el Señor y exclamar lo que lleváis en el corazón» ante la necesidad de «redescubrir qué significa el Sacramento del Matrimonio y qué significa que Cristo esté en el centro de vuestro matrimonio».
El objetivo de estos encuentros que se van a producir una vez al mes tratan de, a partir del análisis de diferentes parejas bíblicas, propiciar un encuentro de los matrimonios participantes con Cristo para, tal como afirmó Marc Estela en esta primera charla, «descubrir cómo estos personajes bíblicos pueden ayudar a los matrimonios a construir de manera más fuerte su matrimonio».
Con la charla de este primer encuentro, los participantes fueron invitados a «volver al principio», al origen de la creación a partir del Génesis que, fue escrutado por el ponente con el objetivo de ayudarles a la reflexión respecto a la «vida como don del amor de Dios y a reconocer y agradecer la presencia de Dios en nuestra vida a través de tantos rostros y acontecimientos». El don de Dios, citando el Génesis (2, 18) revela, dijo Marc Estela citando a Juan Pablo II, «que el hombre por sí ‘solo’ no realiza totalmente esta esencia. Solamente la realiza existiendo ‘con alguno’, y aún más profundamente y más completamente: existiendo ‘para alguno'»
Este regreso «al principio» lo fue para «penetrar en el corazón de Dios y descubrir cuál era realmente el proyecto que Dios tenía para Adán y Eva para, en el fondo, descubrir cuál es el proyecto que Dios tiene para ti y para mi». Y a partir de la lectura del Génesis y de algunas reflexiones se ofrecieron preguntas para la reflexión y el trabajo en grupos.
Tal como ya se había anunciado, los hijos de los matrimonios participantes también pudieron disfrutar de la Jornada gracias a las actividades programadas ad-hoc para ellos dentro del mismo complejo del Mater Dei que fueron tutorizadas por monitores del equipo “Teen Star”. Al finalizar, también pudieron compartir un momento de adoración frente al Santísimo.
El Centro de Orientación Familiar (COF) de Castellón Domus Familiae celebró el pasado fin de semana una Jornada de inicio de curso con una Eucaristía, presidida por su capellán, D. Rafael Manzaneque, en el convento de las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret, Benicàssim.
Se trata de una Jornada que todos los años celebran los voluntarios y profesionales que integran el COF, a excepción de estos dos últimos años a causa de la pandemia. Tras la Eucaristía tuvo lugar una reunión con el fin de realizar una revisión del funcionamiento actual del Centro, así como de la búsqueda de mejoras para poder prestar el mejor servicio a aquellas familias que necesiten de sus servicios.
Cabe recordar que el COF acaba de estrenar nueva web, www.cofcastellon.es, como una ayuda “Al servicio de la persona, del matrimonio y de la familia”.
La web www.cofcastellon.esse estrena haciendo gala del lema “Al servicio de la persona, del matrimonio y de la familia”, ya que la misión principal del COF, que lleva trabajando 21 años en la Diócesis, es ser una auténtica ayuda efectiva a los matrimonios y a las familias, como un servicio especializado de atención integral a los problemas familiares en todas sus dimensiones.
Por ello, la nueva página incorpora varios apartados, entre los que destaca el formulario de contacto “¿Podemos ayudarte?”, gracias al cual, cualquier persona que lo solicite tiene la opción de comunicarse con todo un equipo formado en Ciencias del Matrimonio y la Familia, colaborando todos ellos como voluntarios para ofrecer escucha, orientación y acompañamiento personal. La web también incorpora varios documentos, como exhortaciones y encíclicas, relacionados con la familia.
Cabe recordar que el COF es un servicio gratuito, especializado en el apoyo integral de la persona y en el buen desarrollo de su estructura familiar cuya misión es dar respuesta a las múltiples causas que provocan crisis matrimoniales y familiares.
Entre los servicios que ofrece y de los que informa en la misma página está la orientación matrimonial a familias en crisis, formación y atención en técnicas de regulación de la fertilidad, formación familiar para la educación a niños y adolescentes, atención a mujeres en riesgo de exclusión social, orientación y atención al anciano frágil, a personas con diversidad funcional y con alto riesgo de exclusión social, atención a personas con trastornos de salud mental y psicoeducación a sus familiares.
En este Año de la Familia que estamos celebrando, con la web del COF se responde a varias de las propuestas y sugerencias realizadas por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida para llevar a cabo una pastoral familiar a la luz de la exhortación apostólica del Papa Francisco «Amoris Laetitia».
Organizados por la Delegación diocesana de Familia y Vida, y las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret estos encuentros se celebrarán un sábado al mes desde el próximo 25 de septiembre en el Seminario Mater Dei y finalizarán en junio de 2022.
El objetivo de estos Encuentros mensuales es que los matrimonios puedan tener un espacio de calidad para orar ante el Señor, profundizar en los diversos aspectos de su vida conyugal a la luz de los ejemplos de la Escritura y mejorar la comunicación entre ellos. Así mismo, los participantes tendrán ocasión de conocer y compartir con otros matrimonios sus inquietudes, alegrías o preocupaciones para generar un verdadero ambiente de caridad entre todos. Los hijos de los matrimonios participantes tendrán sus propias actividades desarrolladas en el mismo complejo del Mater Dei por tutores del equipo “Teen Star”.
Se celebrarán un total de 10 encuentros en los que se desarrollarán varios temas a partir de la historia de algunos matrimonios de la sagrada escritura: El origen y el propósito del Matrimonio (Adán y Eva); La importancia de la fe en las crisis matrimoniales (Abraham y Sara); El riesgo de amar (Ruth y Booz); El don de la es`posa sensata y hermosa (Abigail y Nabal); La sexualidad. El lenguaje del amor( Tobias y Sara); El amor es más fuerte que la infidelidad (Oseas y Gomer); El matrimonio que pone su confianza en Dios (Zacarías e Isabel); No hay puertas cerradas o secretos para el Espíritu Santo ( Ananias y Safira); El ejemplo de la hospitalidad (Aquila y Priscila); El matrimonio es cosa de tres: Dios, él y ella (La Virgen María y San José).
Estructura de los encuentros
Cada sesión comenzará con una charla de unos 30 minutos sobre el tema asignado al ponente. Durante la misma se desarrollarán los puntos principales de la historia de estos matrimonios de la Escritura y qué enseñanza trasmiten para los matrimonios hoy. Tras la misma, se entregará a los participantes un texto significativo de cada charla con algunas preguntas para poder orar y reflexionar sobre ese tema en grupo y también de forma personal a cada matrimonio. Se trata de verse reflejado en esas preguntas, para poder confrontar la propia vida conyugal con el aspecto/s que nos propone la Palabra de Dios encarnada en esos ejemplos de matrimonios. Así mismo, se incluirán o sugerirán algunas referencias de lecturas adecuadas para seguir con esa reflexión en casa hasta el siguiente encuentro. Tras un breve descanso los participantes podrán interiorizar el contenido de la charla en oración ante el Santísimo Sacramento durante unos 15 minutos. A partir de las sugerencias del ponente, los matrimonios podrán trabajar en grupos durante unos 30 minutos y exponer ante el resto una síntesis. Las sesiones finalizarán con la bendición a los cónyuges con el Santísimo Sacramento.
«Permaneced en mi amor»
La iconografía que se ha utilizado para estos encuentros simboliza el encuentro matrimonial de los esposos entre sí y con Cristo. De hecho, de los perfiles unidos de los esposos se puede visualizar el rostro de Cristo, que les habla: “Permaneced en mi amor” (Juan 15, 9b). Cristo permanece en los esposos, y ellos, como matrimonio, permanecen en su amor a través del diálogo entre ellos y con él. El rostro de Cristo no tiene por qué visualizarse a primera vista. Al igual que en la vida cotidiana, a veces es difícil ver a Cristo en nuestro matrimonio. Cristo se revela gradualmente, no se impone, pero está ahí. La cruz inscrita en un halo, de acuerdo con los principios de la iconografía bizantina, hace que este icono sea claramente cristocéntrico. Los brazos de la cruz se colocan a la altura de las cabezas de cada cónyuge. Llevan la cruz juntos, pero cada uno de ellos la experimenta individual y personalmente. El icono representa una realidad simbólica y mística al mismo tiempo. La tranquilidad y la paz espiritual que se alcanza en un matrimonio basado en el amor puro, la dignidad de las personas representadas en el icono, que nos ayudan a entablar un diálogo fructífero y así mismo también son fruto de tal diálogo.
El icono simboliza el matrimonio tal como nos lo muestra Jesús «no son dos, sino una sola carne» (Mt 19,6), en sentido espiritual y físico. Simboliza la comunión de las personas y el sacramento del matrimonio como un don de Cristo, que se realiza a través del diálogo,perfeccionando así el amor humano de los esposos, reforzando su unidad indisoluble y santificándolos en el camino hacia la vida eterna.
Bajo el título «El amor da color al gris del mundo» se presenta este sexto vídeo que, con motivo del «Año de la Familia», promueve el diálogo online entre el Santo Padre y las Familias. En esta ocasión, el Papa Francisco nos presenta a Enrico y Francesca, un matrimonio de Venecia con siete hijos y que en este momento se encuentran en misión en Bridgeport (Connecticut, EE.UU).
El Papa se sirve de la experiencia de esta familia para exponer que «el amor conyugal no se agota al interior de la pareja, sino que genera una familia» porque es dador de vida. Cada nueva vida, asegura Francisco, “nos permite descubrir la dimensión más gratuita del amor, que jamás deja de sorprendernos pues los hijos son amados antes de que lleguen lo que refleja el primado del amor de Dios que siempre toma la iniciativa».
Enrico y Francesca
Son el matrimonio protagonista de esta sexta entrega. Están casados desde hace 28 años y tienen 7 hijos. Tras el sufrimiento de los primeros años en los que, tras dos abortos espontáneos y dos operaciones de útero, los médicos les aseguraron que Francesca era estéril, sintieron el apoyo de la iglesia y de su comunidad neocatecumenal. Gracias a estos siete años de sufrimiento, afirma Francesca, «sentimos que Dios nos llamaba a ser fecundos, a abrirnos a la vida, a su plan para nosotros, y en Rusia adoptamos a nuestro primer hijo, Emmanuel». En el diálogo con las familias, el Papa Francisco pone de relieve que «la adopción es una opción cristiana, pues adoptar es dar una familia a quien no la tiene y es el acto de amor por el que un hombre y una mujer se convierten en mediadores del amor de Dios».
La acogida de su primer hijo permitió a Enrico y Francesca sanar heridas y sentirse amados y perdonados por Dios, y después, dice Francesca, «llegó la gracia y unos meses después de la adopción quedé embarazada y nació Josué, luego Miriam, Benedetta, Israel, Simón Pedro y Natanael, junto con otros cinco abortos espontáneos que son los ángeles que nos esperan en el cielo. En 2005, llenos de gratitud y alegría, nos ofrecimos y fuimos enviados por el Santo Padre Benedicto XVI como familia en misión».
Junto con este vídeo, el Dicasterio para los laicos la familia y la vida, ha publicado el correspondiente subsidio que invita a la reflexión y a trabajar en familia pues como asegura Enrico, «la misión, junto con nuestros hijos es dar testimonio del amor de Dios a las personas que encontramos en nuestro camino, anunciando con nuestra vida que Cristo ha resucitado y ha vencido a la muerte».
Las mujeres y hombres del apostolado Emaús se sumaron, el pasado sábado, al «Año de la Familia» convocado por el Papa Francisco a través de una Convivencia con las Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret (Benicàssim) para profundizar en la Exhortación Apostólica «Amoris Laetitia». Con esta Convivencia, pretendemos, dicen desde este apostolado parroquial «afianzar la misión que, como miembros de nuestra propia familia y de la gran familia que es Emaús, Dios nos encomienda a cada uno de nosotros para enfrentar con alegría cada una de las circunstancias que se nos presentan siguiendo el ejemplo de la Familia de Nazaret».
La jornada se desarrolló en la Casa-Convento de las Hermanas de Nazaret, donde el Delegado diocesano para la Pastoral de la Familia y Defensa de la Vida, Luis Oliver, explicó las tres claves fundamentales que trata de trasladarnos el Papa Francisco a través de la Exhortación Apostólica «Amoris Laetitia». El corazón de esta exhortación es que «hemos sido creados por amor y para amar», pero «el amor humano está herido», dijo Luis Oliver, «y a partir de este diagnóstico (estamos enfermos de amor), el Santo Padre nos exhorta a tratar esa herida para sanarla». El Delegado diocesano de Familia y Vida explicó cómo, a través de Emaús, se puede contribuir a «vivir la belleza y la alegría del amor» de la que habla el Santo Padre invitándonos al «acompañamiento, el discernimiento y la integración». En este sentido, dijo, «estas tres claves se dan en el camino hacia Emaús donde Jesús sale a nuestro encuentro».
El «acompañamiento», aseguró, «supone ponerse en los zapatos del otro, escuchar, y comprender», y esto, «requiere mucho sacrificio y mucho amor, pero es necesario crear espacios de acompañamiento, como en Emaús, donde la escucha y la comprensión son fundamentales». Es necesario el «discernimiento, es decir, ayudar al otro a buscar los posibles caminos de encuentro con Dios y de crecimiento en medio de las pruebas para que sepan que, en medio del sufrimiento, no estamos solos». Por último, aludió a la «integración pues la llamada y vocación principal de la persona es el conocimiento de Dios y la comunión plena con Él». «Esa es la misión fundamental de cada uno de vosotros en Emaús», advirtió, pues con alegría y siguiendo al Señor aún en las circunstancias que Dios ha querido para cada uno de vosotros, sois testigos de su amor».
Durante la Convivencia los miembros de Emaús se acercaron más a la Sagrada Familia de Nazaret a través de las Hermanas de esta Congregación fundada por una religiosa polaca en Roma, en 1873, y que, en la actualidad, cuenta con 1.200 profesas en 14 países del mundo, explicó la Hermana Jana Zawieja que ofreció una charla sobre el carisma y la espiritualidad de la Orden, basada en «difundir el amor de Dios entre nosotras y los demás, convirtiéndonos en testigos de este amor y compartirlo». Su misión en España empieza «en esta misma casa, que es una casa abierta, porque lo es de acogida y de encuentro con Dios». Allí se reúnen «en oración y adoración ante el Señor a quien presentamos todas las intenciones y nos unimos en oración en comunión con nuestras hermanas en el resto del mundo para rezar por todas las familias».
Pero esta no es, únicamente, una misión de oración, ya que su actividad apostólica en nuestra Diócesis se ha consolidado, en apenas tres años, teniendo siempre como fundamento el acompañamiento a la familia. Y lo hacen, tal como expuso la Hermana Jana, «en comunión con nuestro Obispo, desde la Delegación diocesana de Familia y Vida, en el COF, en el oratorio del Mater Dei, en la pastoral juvenil en colaboración con la Delegación diocesana de Infancia y Juventud, visitando enfermos, colaborando con Cáritas parroquial y en las catequesis de la Parroquia de Benicàssm». Pero además han desarrollado una intensa actividad de cursos de formación gratuitos dirigidos a mujeres, jóvenes y matrimonios abriendo su casa al encuentro con Dios a todo el que lo desee, incluyendo la dirección espiritual.
Para animar a celebrar este «Año de la Familia«, exhortó a tener la certeza de que «Dios conoce a cada familia y no es ajeno a todo lo que sucede en el entorno de cada familia, de hecho Jesús mismo nace en el seno de una familia que no está exenta del sufrimiento». La misión de Jesús para cada uno es, «una misión de servicio en nuestra casa, en la Iglesia doméstica, y hacerlo desde el encuentro con Él a través de la Eucaristía porque recibiendo a Dios en nuestro corazón, construimos y fortalecemos nuestra fe». La fe es un don, advirtió, «y se fortalece cuando la compartimos con los demás, con nuestra familia primero, pero también con todas aquellas personas pone en nuestro camino porque nuestro testimonio de fe puede ser reparador para alguien pues tal vez la fe viva que tu le transmites sea el único Evangelio que esa persona escuche».
Es una misión «de alegría», porque «para contagiar el Evangelio y la Buena Nueva se necesita cristianos alegres»; es una misión «de bondad y de sensibilidad hacia los demás, especialmente hacia quienes sufren»; y es una «misión de dolor y sufrimiento», pero las lágrimas son una oración poderosa, dijo recordando las del Santa Mónica pues, «de no haber sido por su oración, tal vez San Agustín nunca hubiera sido santo».
La Convivencia concluyó unidos en oración ante el Santísimo expuesto y el Sacramento de la Confesión. Para finalizar compartieron un ágape que sirvió para fraternizar y despedir el curso, que se retomará de nuevo a finales de agosto.
Oración a la Sagrada Familia del Papa Francisco
Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos. Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas iglesias domésticas. Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado. Santa Familia de Nazaret, haz tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. Amén.
En este nuevo vídeo, el Papa Francisco nos explica que «el matrimonio es un signo precioso, un icono del amor de Dios por nosotros. Esto no significa que el amor entre los cónyuges tenga que ser perfecto… Nadie lo es, pero el amor entre los cónyuges es un proceso dinámico, que continúa y mejora a lo largo de la vida. Por eso el matrimonio requiere fidelidad, el matrimonio es para siempre».
La reflexión del Santo Padre va acompañada del testimonio personal de los esposos italianos Donato y Francesca, que tienen 5 hijos y están casados desde hace 18 años. La experiencia de Donato es que «¡Dios es fiel a su plan de Amor, confía y apuesta por los matrimonios cristianos! El don de su Amor hace posible el “para siempre” de dos criaturas frágiles, limitadas y heridas, pero creadas a su imagen y semejanza y, por tanto, destinadas a la eternidad, esa eternidad que es el “para siempre” de Dios».
Francesca indica que el “para siempre” del matrimonio «es ante todo un don, y como pareja nos damos cuenta de ello sobre todo cuando luchamos por construir nuestra relación de amor, nuestra intimidad, nuestro diálogo, pero es precisamente ahí donde tenemos la oportunidad de ver la intervención de la Gracia. Nos ocurre, por ejemplo, cuando uno de los dos corazones se ablanda y se disculpa con el otro; o cuando una sonrisa es suficiente para disolver la frialdad que se ha creado en la relación. A veces ocurre que un hijo, con una intervención, una broma, un abrazo, consigue aliviar la tensión que se había creado entre nosotros, y aquí vemos que la Gracia actúa, porque el viaje vuelve a empezar…».
Este quinto vídeo, como los anteriores, viene acompañado de un Subsidio a modo de guía para ayudar a las familias en la reflexión y profundización de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, que te puedes descargar a continuación:
Custodios de nuestras raíces y transmisores de la fe
“Yo estoy contigo todos los días” (Mt. 28, 20) es el tema elegido por el Papa Francisco para la celebración de la primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, que festejamos hoy, 25 de julio, cerca de la memoria litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús. Con este tema se quiere expresar la cercanía del Señor y de la Iglesia en la vida de cada persona mayor, especialmente en este difícil momento de pandemia.
Según el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, este lema es también una promesa de cercanía y esperanza que jóvenes y mayores pueden expresarse mutuamente. De hecho, no sólo los nietos y los jóvenes están llamados a estar presentes en la vida de las personas mayores, sino que los mayores y los abuelos tienen también una misión de evangelización, de anuncio, de oración y de guía de los jóvenes a la fe.
Para facilitar la celebración de esta Jornada, nuestra Diócesis ha publicado el mensaje del Santo Padre para la ocasión, que está disponible para quien lo desee en todas las parroquias. También es posible encontrar algunas herramientas pastorales en la web www.amorislaetitia.va “Después de un año tan difícil hay una verdadera necesidad de celebrar, juntos, a abuelos y nietos, jóvenes y mayores”, dijo el Cardenal Farrell, Prefecto del Dicasterio.
A veces, hemos pensado que las personas mayores no son importantes en la vida de las familias, en la vida de la sociedad o de la Iglesia, y son descartadas, pudiéndose llegar en España, a causa de la aprobación de la Ley de la eutanasia, a la triste situación de los ancianos que huyen de Holanda o Bélgica por temor (en estos países existe la posibilidad de aplicar la eutanasia a enfermos a petición de los hijos o de los padres).
Pero podemos aprovechar esta preciosa ocasión para iniciar una nueva era de protagonismo de los ancianos, como escribió hace poco el Dr. Vittorio Scelzo, responsable de la pastoral de los ancianos del Dicasterio, “muchos de ellos han vivido aislados durante más de un año y hoy viven las consecuencias del virus Covid y de la soledad. El Papa nos invita a prometer a cada uno de ellos: «Yo estoy contigo todos los días»”.
Tras el rezo del Ángelus del domingo 31 enero, Francisco nos recordaba que “la vejez es un regalo y que los abuelos son el eslabón entre las generaciones, para transmitir a los jóvenes experiencias de vida y de fe”. “A menudo se olvida a los abuelos y nosotros olvidamos esta riqueza de preservar las raíces y transmitir”, subrayó. De aquí su decisión de instituir esta Jornada Mundial.
Hoy, más que nunca, los abuelos tienen un papel fundamental. ¿Cuántos abuelos mantienen las familias de sus hijos?, ¿cuántos se encargan de los nietos a diario?, y sin duda, ellos son testigos de la fe recibida y los primeros en transmitirla a las nuevas generaciones. Ya en el libro del Éxodo, la Biblia nos habla de la importancia de la transmisión de la fe por parte de nuestros mayores, cuando Dios ordena a los israelitas que den a conocer las maravillas del Señor: «…y para que puedas contar a tus hijos y nietos cómo manejé a Egipto y los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy el Señor».
Ellos son escuela de vida, y como puente que son entre niños y padres en cuanto a la experiencia de Jesús, son valiosos transmisores de la fe. Como subraya el Papa en su Mensaje, la vocación que tienen es «custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar a los pequeños». Y para ello «no importa la edad que tengas, si sigues trabajando o no, si estás solo o tienes una familia, si te convertiste en abuela o abuelo de joven o de mayor, si sigues siendo independiente o necesitas ayuda, porque no hay edad en la que puedas retirarte de la tarea de anunciar el Evangelio, de la tarea de transmitir las tradiciones a los nietos».
Pero no solo los abuelos tienen responsabilidad en esta relación, también la tienen los nietos, los jóvenes, con el deber de honrar y respetar a las generaciones mayores: «Igualmente los más jóvenes: someteos a los mayores. Pero revestíos todos de humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes» (1ª Pedro 5, 5).
Desde estas líneas agradecemos a nuestros abuelos y a nuestros mayores todo lo que han hecho y hacen por nosotros, muchas veces desde el silencio, con cosas que no vemos, como por ejemplo sus oraciones, y también felicitar a todas las personas que realizan una honorable labor en el cuidado de los ancianos, ya sea en sus casas, residencias, hospitales…
Hoy hace justo un año que entrevistamos a la familia Rubio Millán, una familia de nuestra Diócesis que está en misión en Ucrania desde hace 10 años. Ahora hemos vuelto a hablar con ellos para que nos cuenten como están y como han vivido este año de misión allí.
Son el castellonense David Rubio (36 años) y la vallera María Millán (34 años), de la parroquia de Santo Tomás de Villanueva, Castellón, en la que desde hace 23 años forman parte de la 4ª comunidad del Camino Neocatecumenal, “donde estamos siendo formados en un itinerario de formación cristiana”, explican, y donde “hemos descubierto a Jesucristo y el amor de Dios, viviendo la fe en comunidad”. Eso es “lo que nos ha hecho partir, abandonar todo e ir a anunciar este amor”.
David y María tienen ocho hijos: Israel (14), Josué (13), David (10), Juan (9), Pablo (7), Francisco Javier (5), que es el único nacido en la misión, en Odesa, María (3) y Cecilia (1). Además, están de enhorabuena, pues están esperando a su novena hija, “que se llama Gloria, y que está previsto que nazca en dos semanas”.
Explican que estaban “dispuestos a ir a cualquier parte del mundo”, y en el año 2010 la Iglesia les envió y les dio como destino Ucrania. Allí fueron enviados en el 2011 por el Papa Benedicto XVI, y posteriormente por el Papa Francisco. Desde entonces, 9 años, han estado en la diócesis de Odesa-Simferópol, aunque este año han cambiado de diócesis, concretamente a la de Kiev-Zhytómyr.
La última vez que hablamos, hace justo un año, nos contabais que habían fallecido 1500 personas por coronavirus en Ucrania. ¿Cómo está actualmente el país?
Ha habido un cambio, porque ahora los datos dicen que hay más de 2 millones de contagios, y cerca de los 50.000 fallecidos. También hay que tener en cuenta que Ucrania no está dentro de la Unión Europea, y a diferencia de otros países europeos tienen dificultades en la contabilización de los contagios y en la gestión de la vacunación.
Realmente, los contagios y las muertes se han empezado a contabilizar bien más tarde, y seguramente hay mucha gente que ha muerto de Covid sin saberlo, en sus casas, sobre todo gente mayor, sabemos de algún caso. Y es que Ucrania tiene un sistema sanitario más precario y la sanidad cuesta dinero. A diferencia de España, por ejemplo, allí no se ha comenzado a vacunar en masa.
La Diócesis de Kiev, donde estamos nosotros, ha estado en zona roja en dos ocasiones en este año, lo que ha supuesto el cierre de los comercios, las clases para los mayores han sido online, los colegios han estado cerrados, con el uso obligatorio de la mascarilla… Y esta ha sido un poco nuestra realidad en este curso. Gracias a Dios no han cerrado las iglesias, puesto que la ley permitía la asistencia de una persona cada 5 m2, por lo que las iglesias grandes no han tenido problema, pero sí que se ha acudido un número menor de fieles a la parroquia por temor.
Rusia y Ucrania están en guerra desde el año 2014, ¿cómo vivís este hecho?, ¿os afecta?
Ahora la situación no es la que era en el año 2014. La guerra está muy localizada en la zona del Dombás, donde están las ciudades de Donetsk y Lugansk, que hacen frontera con Rusia. Ahí sí que hay conflicto, que en estos momentos está controlado gracias a la intervención de países como Francia y Alemania. De momento es un conflicto con cese al fuego, y es una guerra más política que otra cosa.
Al final, detrás de todas las guerras están los intereses económicos, y para Ucrania este conflicto supone una crisis económica, no puede prosperar y no puede entrar en la Unión Europea, como quieren los ucranianos.
En nuestro día a día no nos afecta para nada. El país sí que está preparándose por si tuviera que entrar en combate, hay una tensión política y ves muchos tanques por la calle, pero la realidad es que en el día a día no nos afecta. Gracias a Dios no es la misma situación que en el año 2014.
En la última entrevista nos hablasteis de vuestra misión allí, ¿sigue siendo la misma?, ¿ha habido cambios?
Sí que ha habido cambios. Este año hemos cambiado de diócesis. Hemos estado en la diócesis de Odesa-Simferópol durante 9 años, y este año hemos pasado a la de Kiev-Zhytómyr, donde hay una aceptación mucho mayor a los católicos.
Nuestra misión consiste en anunciar a Jesucristo resucitado. Somos parte de la missio ad gentes, una comunidad formada por varias familias, que en este caso son dos ucranianas, una polaca, otra española, de Valencia, tres chicas, y nosotros, que somos los responsables junto a un sacerdote y un seminarista. Formamos una comunidad cristiana y vivimos allí como lo hacían las primeras comunidades cristianas, encontrándonos para celebrar la Palabra, la Eucaristía y anunciar que Cristo ha resucitado. Este año, en la medida que hemos podido, hemos salido a la calle a anunciar que Cristo ha resucitado, y que ama a los ucranianos, un pueblo que ha sufrido mucho en su ser, en su alma, a causa del comunismo.
Otra parte de nuestra misión consiste en apoyar a la parroquia, que es la catedral, como catequistas, en la formación de comunidades cristianas. Durante este año hemos hecho catequesis y ha nacido una nueva comunidad cristiana. Ha sido un regalo de Dios poder participar de esta catequización. También nos hemos dedicado a acompañar a los jóvenes de la parroquia, realizando convivencias con ellos.
Y otra parte de la misión ha sido participar de un proyecto que se está realizando en la ciudad en la que vivimos ahora, Zhytomir, con la construcción de una casa en la que poder celebrar convivencias a nivel nacional, y en la que aquellas personas que vayan puedan sentirse amadas y queridas, encontrándose con Cristo, con el amor de Dios. Cuando esté terminada podrán alojarse hasta 500 personas, pero ahora mismo ya hay una parte que está habitada por seminaristas en formación, y también por chicos que tienen problemas de adicciones (drogas, pornografía, juego…).
Allí siempre hay un presbítero y un matrimonio en misión, y nosotros, que también participamos, ayudándoles a que tengan una estructura desde la oración, con las Laudes por la mañana, desde la celebración de la Eucaristía, y después trabajan en aquellas cosas en las que pueden ayudar, acabando el día con las Vísperas. Todo este ritmo de oración y de trabajo, y de mantener un contacto diario con seminaristas y con las familias en misión, les ayuda muchísimo. En este curso hemos visto milagros con chicos que tenían problemas muy serios, y en los que ahora ha habido un cambio, recuperando la dignidad de ser hijos de Dios.
¿Cómo viven vuestros hijos la misión?
D- Cada uno la vive de una forma. Nuestros hijos más mayores son más conscientes de lo que es la misión y son más participativos. Ellos la viven de una forma en la que, al igual que el matrimonio, se sienten llamados. Viven la misión con mucha fe, creyéndose de verdad los motivos por los que estamos allí, y forman parte de ella en el mismo grado que los padres, porque el carisma es `familia en misión´, no padres en misión o hijos en misión. También la viven con sufrimiento, por la adolescencia, por la persecución de este mundo, en el que ser cristiano es muy difícil, y tienen sus combates, pero saben y tienen grabado a fuego que son parte de esta misión. Por otra parte, es una maravilla ver a los niños más pequeños, que han crecido en misión y forman parte de ella. Ellos ya saben que nosotros estamos llamados a la misión y a anunciar a Jesucristo.
M- Mi opinión como madre es que viven la misión con alegría. Hay momentos difíciles, pero están contentos cuando están en la misión. Les ayuda muchísimo el contacto con la Palabra de Dios, el poder formar parte de su comunidad, el poder formar parte de un prevocacional en el que se escruta la Palabra, en el que celebran la Eucaristía, en el que tienen contacto con otros jóvenes que también se preguntan por su vocación. Los pequeños lo asocian todo con Dios y con su providencia, y todo esto es gracias a la misión. A veces hay gente que nos pregunta por los sufrimientos de los hijos en la misión, como si fuese algo que a ellos les coarte la libertad, o les haga vivir de una forma más precaria que otros niños, cuando ellos lo viven al revés, como una riqueza, en obediencia a sus padres, con alegría y sin rebeldía.
¿Cuáles son los pilares de vuestra convivencia familiar?
La oración, sin lugar a dudas. Nosotros dos rezamos juntos todos los días, las Laudes, a primera hora de la mañana, y esto es un pilar fundamental en el que nos apoyamos. Sin esta oración no podríamos ni siquiera estar juntos como matrimonio cristiano, ni estar en misión. Con ella lo que hacemos es poner a Dios lo primero cada día, y decir que `yo no soy Dios´, que `hay Otro que es Dios, que es el que me ama y que provee´.
Otro pilar es la sinceridad, el hablar el uno con el otro y contarnos nuestros sufrimientos, apoyándonos y pidiéndonos perdón cada vez que discutimos. Otro pilar es la mesa. En ella comemos juntos todos los días, con nuestros hijos, y la bendecimos antes de comer. Este momento es muy importante, porque es ahí donde hablamos con los niños y les preguntamos como están, y ellos nos cuentas como ha ido el día, los problemas que han tenido en el colegio…, y muchos días, cuando el Señor me lo inspira sacamos la Biblia y leemos alguna lectura durante la comida, y les explicamos la Palabra. Todo esto nos lo ha transmitido nuestra madre la Iglesia a través del Camino Neocatecumenal.
Creo que para que una familia pueda manifestarse cristiana tiene que habitar Cristo en ella. Para que Cristo pueda habitar en la familia primero tiene que habitar en sus miembros, de tal forma que alguien que no es creyente, viendo a una familia cristiana pueda ver a Cristo.
Mi experiencia es que Cristo puede habitar en mí si yo no me separo de la Iglesia, si voy de su mano y vivo en comunión con ella, si voy de la mano de mis catequistas, si obedezco al Obispo, en la apertura a la vida, en tener los hijos que Dios quiera, en no vivir egoístamente el acto conyugal, en la forma de vestirse, en la forma de educar a los hijos, en la relación con las redes sociales…, Ahí el mundo puede ver que existe Cristo, cuando lo primero que se pone en la familia es a Él.
La transmisión de la fe a los hijos es un reto para todos, ¿cómo lo hacéis vosotros?
D- Es verdad que es un reto, pero es fundamental para la Iglesia, porque su futuro son los hijos, y si a ellos no les transmitimos la fe el futuro de la Iglesia está en riesgo. ¿Cómo lo hacemos nosotros?, como nos ha enseñado la Iglesia a través del Camino Neocatecumenal. A través de la oración, rezando con ellos las Laudes todos los domingos. Eso ha sido muy importante en mi vida, porque es como mis padres me transmitieron a mí la fe desde pequeño, y así es como ahora María y yo se la transmitimos a nuestros hijos. Todos los domingos nos reunimos alrededor de la mesa y rezamos todos juntos, y después elegimos un personaje de la Biblia o un evangelio y lo leemos, y les damos una catequesis haciéndoles ver que en la Sagrada Escritura está su vida y la sabiduría de Dios, la riqueza del cristianismo, y les preguntamos cómo les ayuda esta palabra que les damos en su vida. Es una celebración preciosa, en la que los niños participan cantando, leyendo, nos cuentan como están, los sufrimientos que tienen, le piden aquello que necesitan al Señor, nos damos la paz, también los padres nos pedimos perdón delante de ellos, les hablamos de nuestra historia y de los milagros que ha hecho Dios en nuestra vida. Vivimos el domingo de una forma distinta. Es el día del Señor, el día que nos ha dado para descansar y para transmitir la fe a los niños, poniéndole a Él lo primero y haciendo una comida especial.
M- También los hijos ven como el domingo es el día del descanso, no de la pereza y de no hacer nada, sino al contrario. Nos levantamos temprano, nos vestimos de una forma elegante para ponernos de cara a Dios en la oración de las Laudes, y lo hacemos todo en familia. La transmisión de la fe no solo son momentos concretos como estos, sino que es algo diario, que tiene mucho que ver con el modo en el que vivimos nosotros, con el ejemplo que les damos a nuestros hijos. Creemos que una forma de transmitirles la fe es que vean que vamos a la celebración de la Palabra, a la Eucaristía, a las convivencias, poniendo siempre a Dios lo primero en nuestra vida. Eso es lo que ven y reciben, aun con precariedad y debilidad, pero poniéndole a Él lo primero todos los días. También es muy importante que ellos puedan conocer nuestra historia, porque en la historia se manifiesta Cristo resucitado, y en cada acontecimiento de muerte Él ha sacado vida.
D- Los hijos son muy inteligentes. Los padres les podemos contar, nos podemos saber muy bien la Biblia de memoria, podemos contarles la vida de los santos…, pero si ellos no ven en nosotros una coherencia y una sinceridad de lo que decimos con lo que hacemos, la fe no se transmite. Pero si ellos ven una concordancia entre lo que decimos y nuestra forma de vivir, la fe se pasa, se transmite.
Esta web utiliza 'cookies' propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Pulsando en "aceptar" consientes el uso de todas las cookies, pero puedes cambiar la configuración de 'cookies' en cualquier momento.
Como la mayoría de los servicios en línea, nuestro sitio web utiliza cookies propias y de terceros para varios propósitos. Las cookies de origen son principalmente necesarias para que el sitio web funcione correctamente y no recopilan ninguno de sus datos de identificación personal.
Las cookies de terceros utilizadas en nuestros sitios web se utilizan principalmente para comprender cómo funciona el sitio web, cómo interactúa con nuestro sitio web, mantener nuestros servicios seguros, proporcionar anuncios que sean relevantes para usted y, en general, brindarle una mejor y mejor experiencia del usuario y ayudar a acelerar sus interacciones futuras con nuestro sitio web.
Cookies Necesarias
Algunas cookies son esenciales para que pueda experimentar la funcionalidad completa de nuestro sitio. Nos permiten mantener las sesiones de los usuarios y prevenir cualquier amenaza a la seguridad. No recopilan ni almacenan ninguna información personal. Por ejemplo, estas cookies le permiten iniciar sesión en su cuenta y agregar productos a su carrito y pagar de forma segura.
Respetamos completamente si desea rechazar las cookies, pero para evitar preguntarle una y otra vez, permítanos almacenar una cookie para eso. Puede optar por no participar en cualquier momento u optar por otras cookies para obtener una mejor experiencia. Si rechaza las cookies, eliminaremos todas las cookies establecidas en nuestro dominio.
Le proporcionamos una lista de las cookies almacenadas en su computadora en nuestro dominio para que pueda verificar lo que almacenamos. Por razones de seguridad, no podemos mostrar ni modificar cookies de otros dominios. Puede comprobarlos en la configuración de seguridad de su navegador.
Cookies para Google Analytics
Estas cookies almacenan información como el número de visitantes al sitio web, el número de visitantes únicos, qué páginas del sitio web se han visitado, la fuente de la visita, etc. Estos datos nos ayudan a comprender y analizar qué tan bien funciona el sitio web y donde necesita mejorar.
Si no desea que rastreemos su visita a nuestro sitio, puede deshabilitar el rastreo en su navegador aquí:
Otros servicios externos
También utilizamos diferentes servicios externos como Google Webfonts, Google Maps y proveedores de video externos. Dado que estos proveedores pueden recopilar datos personales como su dirección IP, le permitimos bloquearlos aquí. Tenga en cuenta que esto podría reducir considerablemente la funcionalidad y la apariencia de nuestro sitio. Los cambios entrarán en vigor una vez que vuelva a cargar la página.
Google Webfont:
Google Maps:
Google reCaptcha:
Vimeo and Youtube videosembeds:
Política de Privacidad
Puede leer sobre nuestras cookies y la configuración de privacidad en detalle en nuestra Página de Política de Privacidad.