Hacia el Año Jubilar Diocesano
Queridos diocesanos:
Después de la pausa del verano os saludo de corazón a todos. Estamos comenzando un nuevo curso pastoral, que, sin olvidar las tareas ordinarias en la vida y misión de nuestra Iglesia, tendrá esta vez un carácter extraordinario.
Nos disponemos a preparar y celebrar un Año Jubilar Diocesano para conmemorar el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe. En efecto; el Papa Inocencio IV, mediante la bula Pie Postulatio, de 12 de abril de 1274, reconocía la jurisdicción real del Obispo sobre la Ciudad de Segorbe, verdadero origen de la sede episcopal en la Catedral de Segorbe y de la Iglesia diocesana del mismo nombre. Ya en el siglo XX, san Juan XXIII, mediante la bula Illas in Ecclesia catholica urbes, de 31 de mayo de 1960, dispuso que nuestra diócesis pasara a llamarse de Segorbe-Castellón, manteniendo la sede episcopal en la Catedral de Segorbe. Para celebrar debidamente esta efeméride y aprovechar espiritual y pastoralmente este singular acontecimiento, el Papa Francisco nos ha concedido la gracia de celebrar un Año Jubilar con la posibilidad de ganar Indulgencia Plenaria; comenzará el 12 de abril de 2022 y será clausurado el 16 de abril de 2023, Domingo de la Divina Misericordia.
Casi ocho siglos de historia diocesana bien merecen una celebración especial. Somos herederos de un rico legado de fe, de vida eclesial y de santidad. El Señor lo ha puesto en nuestras manos para que lo mantengamos vivo y lo sigamos ofreciendo a los hombres y mujeres de hoy. El Jubileo diocesano es un Año de gracia de Dios para hacer memoria agradecida del pasado, para purificarnos y renovarnos personal, comunitaria y pastoralmente, y para abrirnos a la acción del Espíritu Santo para llevar a todos la alegría del Evangelio. Hoy como antaño resuenan las palabras de Jesús Resucitado: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15).
Por ello, con este Año Jubilar deseamos en primer lugar dar gracias a Dios por el don de nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones con que hemos sido agraciados por Dios a lo largo de estos siglos. Hemos de pedir también perdón por nuestros pecados e infidelidades y convertirnos al Señor, para que se avive la fe y vida cristiana de cuantos formamos esta Iglesia. Debidamente vivido, este tiempo de gracia propiciará la conversión pastoral y misionera tan necesaria y urgente de nuestra Iglesia diocesana en sus miembros y comunidades, como nos pide insistentemente el Papa Francisco. Necesitamos crecer en comunión eclesial y en el sentido de pertenencia a nuestra Iglesia diocesana; el Señor nos llama a caminar juntos (sinodalidad) favoreciendo la corresponsabilidad de todos en la vida y misión de nuestra Iglesia. Todos, cada uno según su propia vocación, ministerio y carisma, estamos llamados a ser una Iglesia ‘en salida’, evangelizada y evangelizadora.
En este mismo sentido es necesario que en todos los que la formamos -fieles y comunidades-, crezca el afecto y el amor por nuestra Iglesia diocesana, simbolizada en la Catedral, la iglesia madre de todas la iglesias de la Diócesis. En ella, el Obispo tiene su sede o cátedra, signo de la sucesión apostólica, y así de la catolicidad y apostolicidad de nuestra Diócesis, de sus miembros y de sus comunidades.
No olvidemos que, ayer, hoy y siempre, el programa de la Iglesia es el anuncio de Jesucristo y de su Evangelio de Salvación. Pero para poder ser fiel a la misión recibida, nuestra Iglesia diocesana ha de tener en cuenta a los hombres y las mujeres de cada época, así como las circunstancias y las necesidades del momento en que vive y lleva a cabo su misión. Por ello, a la vez que nos preparemos para el Jubileo y lo celebremos, queremos discernir juntos los caminos para la misión en el presente, en un proceso sinodal de oración y de reflexión, personal y comunitaria. Se trata de ponernos a la escucha del Señor, de abrirnos a la moción del Espíritu Santo y de atender a los deseos y gemidos de nuestros contemporáneos para descubrir el plan de Dios, los caminos que Él nos indica para ser sus discípulos misioneros, aquí y ahora.
Para presentar este Año Jubilar diocesano y dicho proceso de oración y reflexión os convoco a todos los diocesanos a la Jornada diocesana de inicio del curso pastoral. Tendrá lugar, Dios mediante, el sábado 18 de septiembre, en el Seminario Diocesano Mater Dei. Todos estáis invitados; en especial, los sacerdotes, párrocos, delegados diocesanos, arciprestes, religiosos y religiosas, catequistas, profesores de religión y miembros de los distintos consejos de pastoral, de movimientos, asociaciones y cofradías. Os espero.
Con mi afecto y bendición,
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón