El Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, hizo hace unos días un llamamiento a toda la Diócesis para que se una en oración por la paz mundial y para que ofrezcan su apoyo a la diócesis ucraniana de Kamianec-Podilsky, que se encuentra en una situación crítica debido a los efectos devastadores de la guerra. En su carta, el obispo destaca la existencia de 56 conflictos activos en el mundo, subrayando la urgencia de la situación.
En respuesta a esta situación, Mons. López Llorente ha convocado a las parroquias, lugares de culto y comunidades cristianas a unirse en oración y a contribuir económicamente a esta causa, para lo cual deberán organizará un Santo Rosario por la paz durante el próximo fin de semana del 12 y 13 de octubre, coincidiendo con el mes del Rosario, así como una colecta extraordinaria para apoyar a esta diócesis ucraniana.
El Papa llama el 7 de octubre a una jornada de oración y ayuno para implorar la paz
Del mismo modo, el Papa Francisco ha convocado una jornada de oración y ayuno para hoy. día 7 de octubre, coincidiendo con el primer aniversario del ataque de Hamás a Israel. En su llamado, el Pontífice insta a los creyentes a unirse en oración y ayuno para implorar el don de la paz en medio de las crecientes tensiones globales, incluyendo la situación en Ucrania. Ayer, día 6 de octubre, visitó Santa María la Mayor para rezar el Rosario, pidiendo la participación de todos los miembros del Sínodo.
La Arciprestal San Jaime de Vila-real ha acogido esta mañana la Solemne Eucaristía en honor a la Virgen del Rosario, presidida por el Obispo D. Casimiro y concelebrada por los sacerdotes D. Javier Aparici, D. Vicent Gimeno, D. Juan Agost y D. Ángel Cumbicos. La celebración ha reunido a numerosas asociadas de la Asociación de Hijas de María del Rosario, quienes participan en un extenso programa de actos que se desarrollará durante los próximos días.
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Durante su homilía, D. Casimiro hizo una llamada a la recuperación de la fe en un mundo donde la secularización y la indiferencia religiosa se han vuelto predominantes. En este sentido, el Obispo invitó a todos a escuchar y acoger la palabra de Dios en sus vidas, siguiendo el modelo de la Virgen María. “La Iglesia nos llama a una nueva evangelización, a recuperar nuestra misión de seguir anunciando al Hijo de Dios, camino, verdad y vida”, enfatizó.
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Destacó cuatro palabras clave que deben guiar a los fieles en su vida espiritual: escuchar, creer, acoger y acompañar. Comenzando con la primera, subrayó la importancia de la escucha activa de la palabra de Dios, recordando que María “escucha con atención el saludo del ángel, porque está en constante comunicación con Dios a través de la oración”. Este acto de escucha no es solo pasivo, sino un compromiso de atención y reflexión que permite a los creyentes captar el mensaje divino en sus vidas cotidianas.
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En relación a la segunda palabra, creer, el Obispo instó a los fieles a fiarse de Dios incluso en momentos de dificultad. “La fe no es un acto aislado; es un viaje continuo de confianza en Dios, incluso cuando las circunstancias parecen adversas”, declaró, recordando cómo María mantuvo su confianza en Dios a pesar de las adversidades que enfrentó.
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La acogida fue la tercera palabra clave que resaltó, instando a acoger la vocación personal que Dios tiene para cada uno. “Como María, debemos estar dispuestos a decir ‘sí’ a la llamada divina, entendiendo que cada uno de nosotros tiene un papel en la historia de la salvación”, explicó. Esta acogida de la vocación personal se presenta como un acto de humildad y disposición a servir a los demás, reflejando el amor de Dios en nuestras acciones diarias.
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Por último, el Obispo enfatizó el valor del acompañamiento espiritual. “Estamos llamados a acompañar a los demás en su camino de fe, tal como lo hizo María al visitar a su prima Isabel”, subrayó. Este acompañamiento no solo implica estar presentes, sino también ofrecer apoyo, guía y amor a quienes nos rodean. “En un mundo lleno de incertidumbre y soledad, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de ser un faro de luz y esperanza para los demás”, agregó D. Casimiro, quien hizo una llamada especial a los jóvenes y a las familias para que se involucren en este proceso de acompañamiento, creando un entorno de fe y comunidad.
Ayer fue un día significativo para los segorbinos, que como cada primer sábado de octubre, participaron en la tradicional Romería al Santuario de la Virgen de la Cueva Santa, Patrona de la ciudad y de la Diócesis de Segorbe-Castellón. Los peregrinos realizaron el trayecto a pie, en coche o a caballo, en un ambiente de fervor y devoción.
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Por la tarde, el Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente, presidió la Santa Misa en el Santuario, seguida de la procesión de antorchas durante la cual se rezó el Santo Rosario. La celebración fue solemnizada por el Coro de la Catedral y contó con la participación de numerosos romeros, además de la presencia de las Reinas y Corte de Honor y los miembros de la corporación municipal, encabezados por la alcaldesa, Mª Carmen Climent.
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En su homilía, y a la luz de la Palabra de Dios, el Obispo subrayó la importancia del matrimonio como un don divino y destacó su carácter sagrado según la enseñanza cristiana. Reconoció los retos actuales que enfrenta el matrimonio, debido a la creciente tendencia a desvalorizarlo, pero insistió en que, según el plan de Dios, la unión entre un hombre y una mujer debe ser para siempre, reflejando así el amor divino.
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Remarcó que el matrimonio es mucho más que una simple unión física; es una comunidad de vida y amor que recibe la gracia de Dios para superar los desafíos. Animó a las familias cristianas a ser un testimonio vivo de la presencia divina, y a acompañar a las parejas jóvenes en su camino hacia una vida matrimonial plena y fiel. También recordó que el perdón mutuo y la misericordia son claves en la vida matrimonial.
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D. Casimiro también abordó los desafíos sociales y culturales actuales que afectan a la institución matrimonial, como la cultura del «usar y tirar» y el individualismo, que debilitan el compromiso y las relaciones familiares. Sin embargo, hizo un llamado a la esperanza, recordando que con la fe y el acompañamiento de la Iglesia, las parejas pueden encontrar la fuerza para vivir plenamente su vocación matrimonial.
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Finalmente, alentó a las comunidades cristianas a apoyar a las familias, especialmente aquellas que atraviesan momentos de crisis o sufrimiento. Subrayó que la pastoral familiar debe ser una prioridad en la acción evangelizadora de la Iglesia, ofreciendo espacios de escucha y acompañamiento. Concluyó su homilía pidiendo oraciones por las familias y matrimonios, para que permanezcan fieles a su vocación y sean testigos del amor de Dios en el mundo.
Queridos diocesanos, queridos catequistas y profesores de religión:
Al comienzo de cada curso pastoral, los catequistas y profesores de religión de nuestra Diócesis son enviados por el Obispo a catequizar en las parroquias o comunidades eclesiales o a enseñar la religión y la moral católica en colegios e institutos de iniciativa pública o social. Lo hacemos dentro de la celebración de la Eucaristía, que es la fuente y cima de la vida y de la misión de la Iglesia. De este modo queremos resaltar que es Jesús mismo quien los envía a través de su Iglesia a catequizar y a enseñar.
El gesto del envío nos conecta con el mismo Jesús. Los Apóstoles recibieron de Jesús la misión de proclamar el Evangelio en su nombre y con su autoridad: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15), les dijo. Esta misión se continúa en toda la Iglesia y, de un modo especial, en el ministerio apostólico de los Obispos, que lo hacen con la autoridad de Jesús y en su nombre. Los catequistas y profesores de religión participan mediante el envío de este ministerio apostólico y cooperan con él.
Por ello, como en el caso de los Apóstoles, quienes son enviados a la misión como catequistas o profesores de religión han de ser, antes de nada, discípulos del Señor: es decir, han de conocer, creer, amar y seguir a Jesucristo, a quien han de anunciar y de quien procede toda misión en la Iglesia. Él es el Hijo de Dios, el enviado por Dios Padre y ungido por el Espíritu para anunciar la Buena nueva. Como a los Apóstoles en su momento, Jesús llama a catequistas y profesores de religión a estar con Él, a intimar con Él, a conocerlo, a amarlo, a seguirlo y cumplir sus mandamientos, a ser coherentes con la fe en su vida, a participar de la vida de la comunidad eclesial para poder ser enviados a la misión. Aquí ha de fundamentarse la tarea catequética y la clase de religión. Aquí radica la necesidad de la formación inicial y permanente, doctrinal, pedagógica y espiritual de catequistas y profesores de religión. Este es alimento de su tarea diaria, de sus preocupaciones, de sus anhelos y de sus esperanzas. Esta es la fuerza para su dedicación y entrega cordial a catequizandos y alumnos.
Catequistas y profesores de religión no actúan en nombre propio sino en nombre de Jesús y de su Iglesia. Lo que han de ofrecer y transmitir no son sus ideas, ni sus opiniones, sino a Cristo mismo y su Evangelio tal como nos llega en la tradición viva de la Iglesia bajo de la guía de los Obispos en comunión con el Papa. Su objetivo es llevar al encuentro con Jesús y ayudar a madurar en la fe cristiana a quienes los padres y la Iglesia ponen en sus manos. Se trata de ayudarles a ser discípulos misioneros del Señor en el seno de la comunidad eclesial, a madurar integralmente como personas, y a saber darse y dar razón de su fe y de su esperanza. Catequistas y profesores de religión desempeñan su tarea en ámbitos distintos, pero complementarios, y necesarios para el proceso unitario de la iniciación cristiana y de la trasmisión de la fe a niños, adolescentes y jóvenes. Su objetivo es ayudarles a convertirse, con la ayuda de la gracia de Dios, en verdaderos cristianos: es decir, en creyentes y discípulos misioneros de Jesús en el seno de la comunidad eclesial.
Nadie es obligado a ser catequista o profesor de religión. A quienes piden serlo, se les exige, junto con la capacitación catequística y académica, vivir de forma congruente con la fe y trasmitir la doctrina y la moral que la Iglesia cree y enseña. No hacerlo no es honrado ni justo respecto de los alumnos, los padres, la Iglesia y la sociedad.
En nombre propio y de nuestra Iglesia diocesana os agradezco a tantos y tantos catequistas y profesores de religión vuestro trabajo, vuestra entrega y vuestra fidelidad a la tarea que la Iglesia os encomienda. No es fácil vuestra misión. Nunca ha sido fácil la tarea de educar y de ayudar a crecer en la fe: necesita de mucha paciencia y perseverancia. Ante las dificultades puede que surja la tentación del desaliento. En formas diferentes aparece a lo largo de la historia de los enviados por la Iglesia. Pero no tengáis miedo. Recordad la promesa de Jesús. “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 21). No, no estáis solos: el Señor resucitado os acompaña, os conforta y os alienta con la fuerza del Espíritu Santo y la cercanía de vuestra Iglesia, de vuestros compañeros y sacerdotes. Para sentir esta presencia es precisa la adhesión personal a Cristo y la comunión con su Iglesia.
Que la Virgen María, que supo acoger con fe y obediencia la Palabra de Dios y transmitirla fielmente a los demás, sea vuestro modelo de catequistas y profesores. Que Ella os aliente, conforte y proteja en vuestra misión.
Ayer por la mañana, los Arciprestes de la Diócesis de Segorbe-Castellón se reunieron con el Obispo D. Casimiro en el Palacio Episcopal de Castellón, en un encuentro que giró, de acuerdo con el objetivo del curso pastoral, en torno al Acompañamiento según el «Directorio del Arciprestazgo y del Arcipreste».
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La reflexión se centró en el papel de los arciprestes en sus relaciones tanto con los vicarios como con los sacerdotes de los respectivos arciprestazgos.
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Durante la reunión, también se presentó AUTEM, abordando sus objetivos y funciones dentro de la Diócesis. Cabe recordar que AUTEM es un instituto de liderazgo pastoral que se dedica a formar a sacerdotes y laicos para fomentar una cultura misionera dentro de la Iglesia. Su objetivo principal es facilitar un cambio de mentalidad en las parroquias, promoviendo un liderazgo más dinámico y participativo que impulse la evangelización.
Tras la presentación, se abrió un espacio para ruegos y preguntas, donde se trataron diversos asuntos de interés pastoral.
Esta mañana, en la festividad de los Ángeles Custodios, patronos de la Policía Nacional, los miembros del cuerpo han participado en una Eucaristía en la Basílica de Nuestra Señora del Lledó, en Castellón. La celebración ha sido presidida por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente.
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La Eucaristía ha contado con la concelebración del Prior, D. Joaquín Guillamón, y del Secretario Particular, D. Ángel Cumbicos. Junto a los miembros de la Policía Nacional, han estado presentes diversas autoridades políticas, encabezadas por la alcaldesa de la ciudad, Begoña Carrasco, así como representantes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, entre ellos el comisario provincial, D. Emilio Romero. La parte musical ha estado a cargo de Augusto Belau, al órgano, y de Juan Ledesma, quien ha aportado su voz a la celebración.
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Los Santos Ángeles Custodios son de gran importancia para la Iglesia, ya que representan la protección divina y la guía espiritual que Dios otorga a cada persona. Según la doctrina católica, cada fiel tiene un ángel guardián asignado que lo acompaña y lo protege a lo largo de su vida, ayudándole a mantenerse en el camino de la fe y a resistir las tentaciones.
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La festividad de los Ángeles Custodios, celebrada el 2 de octubre, invita a los creyentes a reflexionar sobre la presencia de estos seres celestiales y su papel en la vida espiritual. Además, resalta la creencia en la comunión de los santos y la importancia de la intercesión, fomentando un sentido de seguridad y acompañamiento en la vida cotidiana, lo que refuerza su confianza en la providencia y el amor de Dios.
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En la homilía, el Obispo subrayó la importancia de los Ángeles Custodios como mensajeros de Dios y protectores en la vida de cada persona, afirmando que «los ángeles nos hablan de esos seres espirituales que Dios pone en nuestro camino para decirnos Su Palabra, para acompañarnos en nuestro camino, para protegernos».
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D. Casimiro recordó que, al igual que el pueblo de Israel fue guiado y protegido por los ángeles hacia la tierra prometida, los miembros de la Policía también deben ser luz y guía para la comunidad, defendiendo la dignidad humana y promoviendo la justicia. “Acojamos hoy a los Ángeles Custodios como signos de la presencia de Dios en nuestra vida ordinaria”, instó, y advirtió sobre el peligro de vivir sin la presencia de Dios, enfatizando que “el olvido de Dios puede llevar al ocaso de la dignidad humana”.
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También pidió que los Ángeles Custodios sigan protegiendo a los agentes en su labor, recordando con gratitud a aquellos que han fallecido en acto de servicio: «Pidamos al Señor para que los Ángeles Custodios os sigan guardando, conduciendo y protegiendo en vuestra tarea diaria».
Ayer, en la Casa Sacerdotal Sagrada Familia de Nazaret, Castellón, se llevó a cabo el primer encuentro del clero joven de la Diócesis en este curso pastoral. El encuentro, presidido por el Obispo D. Casimiro, subrayó la importancia de estos espacios de formación continua y apoyo mutuo para el crecimiento espiritual y pastoral de los sacerdotes.
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Durante la jornada, los participantes compartieron experiencias y reflexionaron sobre los desafíos de su ministerio, recibiendo orientación y respaldo tanto de sus compañeros como del Obispo. Se promovió un diálogo sobre las necesidades de la Diócesis, fortaleciendo la comunión y colaboración entre ellos para mejorar su servicio a la comunidad.
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Tras la oración y la invocación del Espíritu Santo, el Vicario para el Clero, D. Marc Estela, introdujo el tema del Acompañamiento, eje central del presente curso pastoral. Destacó la necesidad de crear espacios de confianza donde los sacerdotes puedan expresar sus luchas, alegrías y sentimientos sin temor a ser juzgados. La primera parte del encuentro se centró en la importancia de ser acompañados, reconociendo que todos los sacerdotes necesitan apoyo en diversas facetas de sus vidas.
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D. Marc presentó un enfoque del Acompañamiento dividido en dos partes: la primera, dedicada a ser acompañados, y la segunda, a aprender a acompañar a otros. Subrayó que el Acompañamiento va más allá de la mera presencia; implica ayudar a discernir la voluntad de Dios y fomentar un sentido de comunidad entre los sacerdotes. También enfatizó la relevancia de reconocer las dificultades personales y las tentaciones que pueden obstaculizar la apertura hacia los demás.
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La reflexión se enriqueció con la lectura del Evangelio, resaltando que Jesús nunca envía a sus discípulos solos, sino de dos en dos. Esto refuerza la idea de que el Acompañamiento debe ser un esfuerzo comunitario y que el acompañamiento espiritual es esencial para reconocer las propias luchas y recibir apoyo en el camino hacia la conversión.
Finalmente, se invitó a los sacerdotes a reflexionar sobre su propia necesidad de Acompañamiento y los obstáculos que enfrentan en este proceso. Se recordó que el objetivo es crear un espacio de apertura, amistad y fraternidad que favorezca el encuentro con Cristo vivo.
En línea con la carta del Obispo sobre “El Acompañamiento Espiritual y Pastoral. Escuchar, Cuidar y Acompañar a las Personas”, que guía la presente Programación Pastoral, los sacerdotes jóvenes discutieron la necesidad de ser acompañados en su ministerio, así como el modo en que reciben este apoyo en todas las dimensiones de su vida (humana, espiritual, ministerial…) y las dificultades que encuentran.
El pasado domingo, 29 de septiembre, se conmemoró el 60º Aniversario del regreso de la Virgen de la Paciencia a Oropesa del Mar de donde es Patrona. El párroco, D. José Miguel Sala y la Junta de la Cofradía de la Virgen han organizado un completo programa de celebraciones religiosas para esta semana que comenzaron el pasado domingo con los actos principales de esta importante efeméride para todos los oropesinos.
Las calles del municipio se han vestido con banderolas con el monograma de la Santísima Virgen María, símbolo mariano que ayuda a identificar la devoción a la Madre de Dios. Del mismo modo se ha preparado diverso material gráfico que incluye, una pancarta gigante en la fachada del templo parroquial, que desde principios de septiembre ya anunciaba la conmemoración, así como un díptico que incluye el programa de celebraciones religiosas y la oración y la Salve a la Virgen, así como otros más simbólicos (punto de libro y pulsera conmemorativa).
La celebración del pasado domingo se vivió con especial fervor y devoción pues se recreó el momento del regreso de la imagen de la Virgen que estuvo durante tres siglos custodiada en un Convento de las Hermanas Carmelitas de la Diócesis de Valencia, desde que en 1619, fuera dañada por un ataque pirata. Tras el ataque, la imagen de la Virgen fue rescatada por el Conde de Cervellón que la trasladó al convento para su restauración y protección.
Ya en el s.XX, durante la guerra civil española fue acogida en la casa de la familia Marco-Prats hasta 1941 que regresó al convento donde permaneció hasta 1964. Fue entonces, gracias a las gestiones realizadas por el entonces párroco D. Juan Bayarri de la Figuera, regresó a su pueblo, en autobús y portada por el sacerdote, siendo acogida con gran fervor popular.
Así se celebró el pasado domingo esta significativa efeméride por parte de todos los oropesinos, así como fieles devotos de la Virgen y visitantes congregando a más de 700 personas.
La imagen de la Virgen de la Paciencia, que habitualmente está en su Capilla en el casco antiguo del municipio, fue trasladada hasta la C/ Ramón y Cajal en un autobús de época que consiguió recrear su regreso a Oropesa del Mar, de manos del párroco, D. José Miguel Sala y de la Camarera de la Virgen, Mª Dolores Claret Blasco.
Allí mismo se celebró una solemne Eucaristía de acción de gracias que estuvo presidida por D. José Miguel Sala y concelebrada por el Vicario Episcopal para el Clero D. Marc Estela que fue el encargado de la predicación.
La homilía fue una invitación a dejarse amar por Dios y, de la mano de la Virgen, tener un encuentro personal con Él. D. Marc Estela se sirvió de la historia de la imagen de la Virgen reconstruida para animar a los fieles a dejarse abrazar por Ella y de su mano llegar a su Hijo porque «solo Dios puede reconstruir los corazones rotos por las heridas, el orgullo o el rencor y darnos un corazón nuevo».
La Virgen estuvo acompañada por la Cofradía, que se ha volcado junto al párroco en la organización de los actos conmemorativos, así como por otras realidades parroquiales como la cofradía del Sagrado Corazón de Jesús, equipo de catequistas, el apostolado Emaús, el coro parroquial, el equipo de apoyo de la parroquia, así como diferentes asociaciones culturales y las autoridades civiles y militares del municipio. La parte musical de la celebración estuvo acompañada por la Unión Musical de Orpesa.
Tras la Eucaristía, la Virgen fue trasladada en procesión hasta el templo parroquial donde esta semana se la venera con gran devoción.
Visita de la Virgen de la Paciencia
Durante esta semana, la Iglesia parroquial está acogiendo la celebración del Septenario de la Virgen que se está celebrando a diario desde ayer lunes, a las 20h de la tarde. El apostolado parroquial Emaús, celebrará también su adoración semanal este miércoles a las 19.30h previa a la celebración de la Santa Misa de las 20h.
Por otra parte, la Virgen visitará este próximo jueves, 3 de octubre, el cementerio, el cuartel de la Guardia Civil, el Parque de Bomberos y el Centro de Salud del municipio. El recorrido de la Virgen para acoger las peticiones de los fieles finalizará en el Salón de Plenos del Excmo. Ayuntamiento de Oropesa del Mar.
Las celebraciones religiosas en honor a la Virgen de la Paciencia en este 60º Aniversario concluirán el próximo domingo 6. Por la mañana, a las 11.30 tendrá lugar la Misa Solemne, y ya por la tarde, a partir de las 18h se celebrará el último día del septenario y a continuación, la solemne procesión que recorrerá las principales calles del municipio.
Tal como recordaba el Obispo D. Casimiro López Llorente en su carta dominical, ayer la Iglesia celebró la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, bajo el lema «Dios camina con su pueblo». Este mensaje resalta el vínculo de amor y ternura que Dios establece con la humanidad a lo largo de la historia, y lanza una clara invitación a trabajar para crear comunidades más acogedoras y misioneras. En sintonía con el mensaje del Papa Francisco, se hace un llamamiento a caminar juntos y profundizar en la misión de la Iglesia de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados.
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Con motivo de esta celebración, el Secretariado para las Migraciones de la Diócesis organizó una serie de actos que se desarrollaron durante todo el fin de semana. Los eventos comenzaron el viernes 27 de septiembre en la parroquia de Santa Joaquina de Vedruna de Castellón con una Vigilia de Oración.
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El domingo 29 de septiembre, las actividades continuaron por la mañana en el edificio Menador de Castellón, donde se instaló una mesa informativa. A continuación, el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, y el Director del Secretariado para las Migraciones, D. Juan Crisóstomo, ofrecieron una ponencia titulada «Dios camina con su pueblo». Más tarde, la Plaza de las Aulas se llenó de color con un festival de folklore internacional que atrajo a numerosas familias y participantes.
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La jornada culminó con una Eucaristía presidida por el Obispo D. Casimiro López Llorente a las 19:30 h. en la Concatedral de Santa María de Castellón. En su homilía dedicó unas emotivas palabras a la difícil situación migratoria que se vive en Canarias, mencionando la reciente tragedia en la isla de El Hierro, donde a estas horas hay confirmados 9 fallecidos y 50 desaparecidos al volcar un cayuco a pocos metros de la costa. «No podemos olvidar a tantos hombres, mujeres y niños que han perdido la vida buscando un futuro digno», lamentó, al tiempo que recordaba que solo 27 personas fueron rescatadas con vida.
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D. Casimiro destacó el profundo significado de la acogida a los migrantes desde la óptica cristiana, recordando las palabras del Papa Francisco: «Es necesario hacer visible el Reino de Dios acogiendo, protegiendo, promoviendo e integrando a los migrantes y refugiados». En este sentido, el Obispo subrayó que la migración actual exige una respuesta activa por parte de la Iglesia: «Todos somos peregrinos en esta vida, y estamos llamados a acoger al extranjero como Cristo nos acoge a nosotros».
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El Obispo insistió en que esta jornada no solo invita a la reflexión, sino que demanda acciones concretas. Hizo un llamamiento a las comunidades cristianas a abrirse al encuentro con el otro: «La fe no puede vivirse de manera aislada. Debemos abrir las puertas de nuestras parroquias y nuestros corazones a aquellos que llegan en busca de una vida mejor». Reafirmó que la acogida no debe depender de la procedencia, religión o situación legal de los migrantes, sino del principio cristiano de amar al prójimo: «Jesús nos enseña que todo ser humano es nuestro hermano; no podemos cerrar los ojos ante su sufrimiento».
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Asimismo, abordó las dificultades que enfrentan los migrantes y refugiados, desde los peligros de sus travesías hasta la explotación y rechazo que a menudo encuentran al llegar a su destino. Abogó por políticas más inclusivas y justas: «No basta con ofrecer ayuda puntual. Es necesario trabajar por una sociedad más inclusiva, que permita a los migrantes y refugiados vivir con dignidad y participar plenamente en nuestras comunidades».
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Por último, D. Casimiro animó a las parroquias y fieles a ser verdaderos espacios de acogida: «Invito a nuestras comunidades a convertirse en lugares de encuentro, donde el migrante no solo sea bien recibido, sino donde encuentre un hogar y un lugar donde celebrar su fe».
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Con esta jornada, la Iglesia de Segorbe-Castellón reafirmó su compromiso de ser signo visible de la misericordia de Dios, llamando a la solidaridad y a la acción concreta en favor de los migrantes y refugiados.
Cada 29 de septiembre, la Iglesia conmemora a los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, figuras clave en la historia de la salvación y mensajeros de importantes misiones encomendadas por Dios. En esta ocasión, la Basílica de Ntra. Sra. del Lledó fue el escenario de la Eucaristía presidida ayer por el Obispo D. Casimiro, donde los miembros de la Policía Local de Castellón celebraron la festividad de su patrono, San Miguel Arcángel. Concelebró el Prior, D. Joaquín Guillamón, y el Secretario Particular, D. Ángel Cumbicos.
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La celebración contó con la presencia de destacadas autoridades, entre ellas Francisco Javier Catalán, comisario jefe; Begoña Carrasco, alcaldesa; Antonio Ortolá, concejal de Seguridad; Paula Torres, Reina de las Fiestas 2025; Marta Mateu, Na Violant 2025; y otras figuras representativas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como autoridades locales, provinciales y autonómicas.
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De acuerdo con la tradición cristiana, San Miguel es el Arcángel que encabeza la lucha contra el mal, protegiendo a la fe y a la Iglesia en su batalla contra las fuerzas malignas (Apocalipsis 12,7-8). Su nombre, que en hebreo significa «¡Quién como Dios!», simboliza la omnipotencia divina y la victoria sobre Satanás y los ángeles caídos, reflejando así la infinita justicia y amor de Dios. Más información aquí
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Durante su homilía, el Obispo D. Casimiro subrayó la necesidad de recuperar a Dios en todas las dimensiones de la vida: personal, familiar, social y política, afirmando que su ausencia lleva a la pérdida del sentido del bien y el mal, afectando la dignidad humana. «Sin Dios en el horizonte, se diluye la noción de la dignidad de la vida humana, donde algunos, como los no nacidos o los ancianos, parecen tener menos valor», afirmó.
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Refiriéndose a la lectura del Apocalipsis, destacó el papel de San Miguel como defensor ante el mal y protector de la humanidad. «San Miguel es un signo de esperanza. Nos recuerda que, aunque enfrentemos dificultades y retrocesos, el bien siempre triunfará sobre el mal», señaló. El Obispo también alentó a los policías locales a ser defensores de la justicia, la verdad y la paz en su servicio, destacando que «su labor es fundamental para velar por la convivencia y seguridad de la ciudadanía.»
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Finalmente, pidió a Dios, por intercesión de San Miguel, que continúe protegiendo tanto a la Iglesia como a la sociedad en su conjunto. «Oremos para que San Miguel siga siendo nuestro protector en la lucha diaria contra el mal, y para que os fortalezca a todos vosotros, quienes trabajáis por el bien común», concluyó el Obispo.
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