Con motivo del Año Jubilar por el 775º aniversario de la Sede Catedralicia de Segorbe y el impulso del Cabildo Catedral, la Capilla Musical de la Catedral recupera la antigua rogativa medieval “O vere deus” de la Seo, conservada en los fondos musicales del Archivo Catedralicio. Un patrimonio inmaterial de enorme valor que plasma a la perfección la fe y las devociones populares seculares propias de los primeros tiempos de nuestra diócesis.
La pieza musical medieval ha llegado hasta nosotros, transcrita en gregoriano y ampliada con un motete a cuatro voces, gracias al músico segorbino José Gil Pérez (1715-1762), maestro de capilla de la Catedral desde el año 1754 hasta 1762, habiendo comenzado su formación como infantillo (1726-1732) y mozo de coro (1732-1742). Discípulo de José Conejos Ortells, Gil fue el gran renovador de la música en la Sede Segobricense, con la inclusión de grandes instrumentaciones en las composiciones corales.
La rogativa consistía en un canto repetitivo que pedía salud, paz y agua del cielo a través del sencillo y majestuoso texto latino cantado, que debió causar un gran impacto a través de los caminos y sendas que atravesaban el territorio del río Palancia. La comitiva procesional popular estaba encabezada por una bandera de grandes dimensiones, para ser vista y seguida desde la lejanía por todos los asistentes, la cruz procesional, el Sr. Obispo y el Cabildo de la Catedral, tal y como se realizó, por ejemplo, el 12 de marzo de 1805, ante la sequía que asolaba los campos del obispado.
El martes santo de este 2022 se celebrará una Eucaristía de apertura del Año Jubilar Diocesano que marcará el inicio de los actos programados con motivo de tal importante efeméride. Así lo confirmaba nuestro Obispo, Mons. D. Casimiro López Llorente en el acto de presentación que se celebró el pasado viernes en la Capilla de El Salvador de la S.I.Catedral de Segorbe. El 12 de abril coincide con la fecha en la que el Papa Pío IV, mediante la bula, Pie Postulatio, reconocía la jurisdicción real del Obispo sobre la Ciudad de Segorbe, verdadero origen de la sede episcopal en la Catedral de Segorbe y de la Iglesia diocesana del mismo nombre.
De aquí a entonces, «es importante preparar nuestros corazones para acoger la Gracia que el Señor derramará en este Año Jubilar», aseguraba nuestro Obispo en Herrera y Mediodía COPE Más Castellón. La participación de todos, como miembros de la Iglesia de Segorbe-Castellón, contribuirá a arraigar el sentimiento de pertenencia a lo que somos, «una porción del Pueblo de Dios». De esta forma, peregrinar a nuestro origen facilitará la necesaria «conversión personal y renovación de nuestra fe y de nuestra vida cristiana, así como de nuestra vida comunitaria en nuestras parroquias, porque así se avivará la comunión con Dios y con nuestros hermanos y saldremos con fuerza, ilusión y esperanza a la misión». Esta es la tarea que, en palabras de D. Casimiro, «nos encomendó entonces el Señor y que nos encomienda ahora porque en la Iglesia diocesana es donde actúa y se hace presente la Iglesia de Jesucristo».
El anuncio de la celebración ha sido destacado en diferentes medios de comunicación, que se han hecho eco de la noticia recogiendo los detalles de los actos que, la Comisión para la celebración del Año Jubilar, ha programado a tal efecto.
La 8 TV resalta la necesidad de incidir en el mensaje de la Iglesia y ahora también del Papa Francisco en pro de la causa misionera. Del mismo modo, el Periódico Mediterráneo, hace alusión a las conferencias que con diferentes temáticas (histórica, teológico-litúrgica y pastoral) se ofrecerán a lo largo del año, así como a la exposición itinerante y las peregrinaciones de los arciprestazgos al origen de la sede espiscopal. Por su parte, Castellón Diario, recoge las palabras de nuestro Obispo que animan a la participación en el Año Jubilar «para crecer juntos como Pueblo de Dios».
Fuera del territorio episcopal, la Linterna de la Iglesia, se hacía eco del objetivo y la finalidad de la celebración y otros medios, como es el caso de Andalucía información o Viva Sevilla, destacan la posibilidad de ganar Indulgencia Plenaria.
En la fiesta de las Candelas, el 2 de febrero, celebramos la presentación y consagración de Jesús a Dios-Padre en el templo de manos de María y José. Recordando este acontecimiento celebramos en este día la Jornada mundial de la vida consagrada. Junto con toda la Iglesia, damos gracias a Dios por todas las personas consagradas, por sus dones y carismas: por las monjas y monjes de vida contemplativa, por los religiosos y religiosas de vida activa, y por las vírgenes y todas las personas consagradas que viven en el mundo. Todos ellos se han consagrado a Dios para seguir las huellas de Cristo obediente, pobre y casto, en el carisma propio de su orden o instituto, y entregar su vida al servicio de la vida y misión de la Iglesia para el bien de la humanidad.
Recogiendo la llamada del papa Francisco a toda la Iglesia a caminar juntos, a vivir en modo sinodal, la Jornada de este año tiene como lema La vida consagrada, caminando juntos. La palabra caminar nos remite al mismo Jesús que se proclamó “camino, verdad y vida” (Jn 14, 6), recorrió el camino de subida a Jerusalén hasta la cruz (Lc 9, 51) y, una vez resucitado, y “se puso a caminar con ellos” , (Lc 24, 15), los discípulos de Emaús, que, desalentados y tristes, se alejaban de la comunidad; Jesús les explicó las Escrituras, que hablaban de Él, y lo reconocieron en la “fracción del pan”; este encuentro con Jesús les impulsó a volver a prisa a la comunidad de Jerusalén para anunciar con alegría a los Apóstoles su encuentro con Jesús resucitado. Como Jesús, nuestra Iglesia es una Iglesia peregrina que camina unida por los caminos de este mundo para llevar a todos la buena Noticia del Evangelio, que es Jesucristo mismo. El lema de este año es una invitación a todos los consagrados a caminar juntos con el resto del Pueblo de Dios en la consagración, la escucha, la comunión y la misión.
Caminar juntos como consagrados pide, en primer lugar, que sean conscientes de que su llamada a la vida consagrada es un don Dios, y la comparten la consagración con otros hermanos y hermanas. Esto les pide poner a Dios en el centro de su vida. A Él están consagrados y a Dios solo se le encuentra buscando su rostro día a día en la oración y en y en el rostro de los hermanos. El actual momento sinodal es un tiempo de gracia para que los consagrados fortalezcan su consagración; y es una oportunidad de encuentro con Dios y los hermanos.
A Dios sólo se le puede encontrar en la escucha atenta y orante de su Palabra, siendo dóciles a la acción del Espíritu Santo, y escuchando, a la vez, a los hermanos o hermanas de comunidad y alos hombres y mujeres de hoy con sus gozos y tristezas, con sus anhelos y decepciones. La verdadera escucha de los demás ha de ser paciente, humilde, recíproca, respetuosa y compasiva. Así los consagrados pueden encontrar los caminos para crecer y convertirse en testimonio interpelante en medio de la Iglesia y de la sociedad, que a veces cierran sus oídos a la voz de Dios y al grito de los más débiles.
Los consagrados están llamados a ser en la Iglesia y en el mundo “expertos en comunión”, testigos y artífices del “proyecto de comunión” que Dios tiene para toda la humanidad. Esta comunión es, en primer lugar, unión con Dios, al que han de amar sobre todas las cosas; y es comunión con los hermanos o hermanas de comunidad, siendo signo claro de verdadera fraternidad, así como con el resto de personas consagradas, con la Iglesia diocesana y con toda la humanidad, tan necesitada de superar odios y confrontaciones, y de restañar heridas y de curar llagas.
Y, finalmente, el lema de este año invita a todos los consagrados a caminar juntos con el resto del Pueblo de Dios en la misión, es decir a reforzar su corresponsabilidad y compromiso en la Iglesia diocesana aportando sus dones y carismas. Esto tiene muchas formas y ámbitos: la oración del claustro, la vida de las parroquias, los hospitales, los colegios, la atención a ancianos y necesitados o el encuentro a pie de calle. Así contribuyen a enriquecer la misión de nuestra Iglesia.
Siempre y en particular en esta Jornada damos gracias a Dios por la vida consagrada, un gran don de Dios a nuestra Iglesia y a la sociedad. Pidamos a Dios por los consagrados para que sean fieles a su vocación y consagración, lo vivan con alegría y sean faros luminosos que nos remitan a Dios y a los hermanos. Roguemos también para que Dios siga suscitando vocaciones a la vida consagrada tan escasas en nuestra Iglesia diocesana. En los últimos meses dos monasterios de clausura han tenido que cerrar por falta de vocaciones, y el resto de comunidades religiosas van envejeciendo y disminuyendo en número. Oremos a Dos: Los consagrados -mujeres y hombres- siguen siendo necesarios para la santidad, la vida y la misión de nuestra Iglesia diocesana.
Esta mañana, nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, ha presidido el acto de presentación del Año Jubilar con motivo del 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe (1247/2022), y, por ello, del nacimiento de nuestra Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón.
En la rueda de prensa, que se ha celebrado en la Capilla de El Salvador de la Catedral de Segorbe, ha intervenido también D. Federico Caudé, deán de la Catedral, que ha dado la bienvenida a los medios de comunicación y a todos los asistentes, y ha contextualizado históricamente la efeméride que se va a celebrar. Por otra parte, D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral y presidente de la Comisión Diocesana para el Año Jubilar ha explicado de forma general el programa de actos organizado para su celebración. Ha moderado D. Héctor Gozalbo, Delegado Diocesano para los Medios de Comunicación.
Es un Año de Gracia de Dios que debemos aprovechar espiritual y pastoralmente, una ocasión especial para “hacer memoria agradecida del pasado, de purificación y renovación personal, comunitaria y pastoral en el presente que nos aliente a salir a la misión, con la fuerza del Espíritu Santo, para llevar a todos la alegría del Evangelio”, decía el Obispo al inicio del presente curso, cuando presentó la Carta Pastoral con motivo de este jubileo que comenzará el día 12 de abril de 2022, Martes Santo, y que será clausurado el 16 de abril de 2023, Domingo de la Divina Misericordia.
Finalidad
La finalidad, recordemos, es dar gracias a Dios por el don de nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones recibidos, pedir perdón por nuestros pecados e infidelidades, favorecer la conversión personal y comunitaria, propiciar la conversión pastoral y misionera de nuestra Iglesia diocesana, fortalecer la comunión eclesial, y caminar juntos favoreciendo la corresponsabilidad de todos en la vida y misión de nuestra Iglesia diocesana según la propia vocación, ministerio o carisma para ser una Iglesia en salida, evangelizada y evangelizadora.
Lema
“Crecer en la Comunión para salir a la Misión”. Este es el lema elegido para vivir con intensidad este Año y cumplir el objetivo de crecer juntos como Pueblo de Dios, siguiendo la exhortación de la Carta Pastoral de D. Casimiro: “La tarea de la misión de nuestra Iglesia corresponde a la Iglesia entera, a cada uno de los bautizados conforme a su vocación, a su carisma y su estado en la Iglesia –laicos, religiosos, diáconos y sacerdotes- y a cada una de las comunidades cristianas. Nuestra Iglesia entera –miembros y comunidades- estamos llamados a ponernos en estado de misión y comprometernos en el anuncio del Evangelio, que lleve al encuentro personal con Jesucristo y da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.
En cuanto a la programación, la Comisión para el Año Jubilar Diocesano ha preparado un amplio calendario de actos y eventos con los que celebrar debidamente esta efeméride, y que nos ayudarán a hacer experiencia de Iglesia diocesana. Entre ellos contaremos con exposiciones, eucaristías, peregrinaciones, cadenas de oración, conferencias, convivencias, vigilias, encuentros y jornadas de formación.
Durante el transcurso del acto, el Obispo ha recordado que “el origen de la Iglesia no está en uno mismo, sino en Dios”. “Como hijos de Dios, como bautizados, debemos recordar el pasado siempre dando gracias para vivir el presente y mirar con esperanza al futuro”, ha puntualizado.
El logotipo
La imagen visual para conmemorar esta efeméride trata de visualizar la cátedra del Obispo a través de una interpretación del báculo.
Báculo: creado a partir del palo o asta original que acompaña al Obispo. El cayado o voluta se forma a partir de la tipografía utilizada para la numeración, concretamente a partir del semicírculo que se forma con el “5”, acompañado de la Cruz, que simboliza a Cristo como cabeza de la Iglesia. Este mismo elemento, pero dispuesto en ángulo diferente, forma la “S”en alusión a la “Sede” de “Segorbe”.
Color: la tonalidad utilizada, el rojo, en la variedad burdeos, lo es para otorgar notoriedad a la efeméride. Representa el Amor de Cristo y su Pasión.
Proyecto de Viviendas de Alquiler Social «Betania»
También se ha presentado el Proyecto de Viviendas de Alquiler Social «Betania», que se pone en marcha con motivo del Año Jubilar diocesano con el objetivo de buscar el acceso a un alquiler razonable para personas con unos ingresos mínimos, a través de la mediación en el alquiler por parte de Cáritas Diocesana.
Mañana, viernes día 28 de enero, la Capilla de El Salvador de la S.I. Catedral de Segorbe acogerá el acto de presentación del Año Jubilar Diocesano con motivo del 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe.
La rueda de prensa, que dará comienzo a las 12 h., estará presidida por Mons. D. Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón. Se explicarán todos los detalles de esta importante efeméride, cuáles son los objetivos de la celebración, así como la programación de actos organizados a tal efecto. Intervendrá también D. Federico Caudé, deán de la Catedral, que dará la bienvenida a los asistentes, así como D. Miguel Abril, Vicario de Pastoral y presidente de la Comisión Diocesana para el Año Jubilar, que explicará con más detalle dicho programa.
Cabe recordar que el Año Jubilar Diocesano con la posibilidad de ganar Indulgencia Plenaria fue concedido por el Papa Francisco en junio del año pasado. Comenzará el 12 de abril de 2022, y será clausurado el 16 de abril de 2023.
El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón participó ayer tarde en la presentación del «Anuario de Cope Castellón», en los salones del Casino Antiguo de Castellón en el que estuvo acompañado por el presidente ejecutivo de Ábside Media (COPE, Cadena 100, Rock FM, MegaStar y TRECE TV), Fernando Giménez Barriocanal. La publicación recoge los acontecimientos habidos durante el año 2021 en la provincia de Castellón, así como las reflexiones de diversas personalidades, entre las que destaca la de D. Casimiro López Llorente.
En su intervención nuestro Obispo puso de relieve las cuestiones más destacadas de la vida de la Iglesia diocesana que han marcado este 2021, poniendo el énfasis en «la acción caritativa y social de la Iglesia en este tiempo marcado por la pandemia». En este sentido destacó las obras de construcción del centro parroquial de los Santos Evangelistas y de “El Pati”, en Vila-real agradeciendo la colaboración institucional de su Ayuntamiento, a través del cual y gracias a la acción de Cáritas Diocesana, la Iglesia acogerá y reinsertará en la vida social a personas en situación de sin hogar. Tuvo también palabras de agradecimiento hacia la Diputación Provincial y de la Conselleria de Educación y Cultura por la colaboración para la recuperación y rehabilitación del conjunto patrimonial del Santuario de Sant Joan de Penyagolosa fruto del convenio a tres bandas que también se llevó a cabo en este 2021.
Del mismo modo invitó a los presentes a «vivir y participar» como miembros de la Iglesia diocesana en el Año Jubilar que nuestra Diócesis celebrará entre abril de 2022 y abril de 2023 con motivo del 775º Aniversario de la creación de la Sede episcopal en Segorbe pues, «casi ocho siglos de historia bien merecen recordar el legado de fe dando gracias a Dios por los dones con que hemos sido agraciados por Él a lo largo de estos siglos». La Iglesia, dijo el prelado, «no tiene su origen en uno mismo, sino en Dios», y por ello, enfatizó, «hay que dar gracias a Dios y también a todos aquellos que a lo largo de los años han ido creando este legado tan importante».
También anunció que mañana viernes tendrá lugar el acto de presentación de la programación de celebraciones durante todo el año y aseguró que «este Año de Gracia ha de serlo también de acción caritativa y social» anticipando que, con motivo de este Jubileo, la Diócesis emprenderá un importante proyecto social para mostrar a los demás que la fe nos lleva también a la acción social. Un proyecto, dijo D. Casimiro, «en el que se debe implicar toda la comunidad diocesana y que va a consistir en «ofertar viviendas de alquiler a las familias más vulnerables y tengan un espacio para crecer como familia».
D. Casimiro recibió el agradecimiento público por parte de la alcaldesa de Castellón «por las oraciones hacia todos los responsables públicos durante la difícil gestión de la pandemia», que ocasionó un aplauso generalizado por parte de todos los presentes.
Al finalizar el Ángelus del pasado domingo, el Papa Francisco expresó su preocupación ante las crecientes tensiones que amenazan con asestar un nuevo golpe a la paz en Ucrania, y propuso realizar hoy, 26 de enero, una jornada de oración para invocar la paz en este país.
“Sigo con preocupación el aumento de las tensiones que amenazan con infligir un nuevo golpe a la paz en Ucrania y cuestionan la seguridad en el continente europeo, con repercusiones aún más amplias”, fueron las palabras del Santo Padre.
Ante esta situación, “hago un sentido llamamiento a todas las personas de buena voluntad, para que eleven oraciones a Dios omnipotente, para que cada acción e iniciativa política esté al servicio de la fraternidad humana, más que a los intereses de las partes”, continuó.
Porque “quien persigue sus propios fines en detrimento de los demás, desprecia su propia vocación de hombre, porque todos hemos sido creados hermanos. Por esto y con preocupación, dadas las tensiones actuales, propongo que el próximo miércoles 26 de enero sea una jornada de oración por la paz”, concluyó.
En este séptimo día podemos seguir el mensaje de Monseñor Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal (Venezuela), orando para que se abran nuestros corazones al amor por los hermanos y hermanas que nos rodean.
Nuestras divisiones históricas, nuestras posturas erróneas consolidadas, reglamentadas y ritualizadas, y nuestra preocupación por asuntos mundanos, han destruido la comunión y nos han distanciado. El Señor desea un corazón apasionado y enamorado, corazones repletos de amor hacia Él y hacia nuestros hermanos y hermanas en Cristo de quienes vivimos separados; corazones de los que manan obras de misericordia; y corazones verdaderamente arrepentidos y deseosos de conversión: “Concédenos la determinación y los medios para trabajar en la transformación de este mundo, y para estar dispuestos a compartir nuestros dones para crecer en comunión”.
En este sexto día podemos seguir el mensaje del Prof. Caleb Sandoval, orando por los enfermos físicamente y espiritualmente, y para que, en medio de esta pandemia mundial, Dios quite las escamas de nuestros ojos, y podamos adorarle como Dios y redentor.
El Domingo de la Palabra de Dios nos recuerda el lugar fundamental de la Palabra de Dios para todo cristiano, para toda comunidad cristiana y para toda la Iglesia. Como Iglesia peregrina del Señor necesitamos la luz que ilumine nuestro camino personal, comunitario y pastoral, y el alimento para no desfallecer en el seguimiento del Señor y en la misión evangelizadora, que Él nos ha confiado. La Palabra de Dios es luz y alimento en nuestra vida personal, comunitaria y pastoral.
Es fundamental leer y conocer la Sagrada Escritura; de lo contrario no conoceremos a Cristo, sus palabras y sus obras, su muerte y su resurrección, que dan luz a nuestro caminar, que perdonan y salvan, que sanan y liberan; y tampoco conoceremos la misión que nos ha encomendado a todos los bautizados. Ya san Jerónimo dejó escrito: “la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo”. Y desconocer la Sagrada Escritura significa no conocer en profundidad la riqueza de la vida cristiana y de la misión de la comunidad de los discípulos de Jesús.
El Papa Francisco desea que el Domingo de la Palabra de Dios haga crecer en todo el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura, y que la comunidad cristiana se centre en el valor iluminador que tiene la Palabra de Dios en su existencia cotidiana. La vida personal y eclesial nos plantea interrogantes e inquietudes. En la Palabra de Dios encontramos la luz que resuelve nuestras dudas, que responde a las preguntas y nos alienta en el caminar. Es necesario que como discípulos de Cristo procuremos alimentarnos de la Palabra con el fin de ser buenos hijos de Dios y afianzar nuestra comunión con Cristo desde un conocimiento cada vez mayor de su persona y su obra.
Por ello, unidos a toda la Iglesia en el proceso sinodal, nos estamos preparando para el Año Jubilar diocesano mediante un proceso de oración y reflexión comunitaria a la luz de la Palabra de Dios y dóciles a la acción del Espíritu Santo. Así queremos discernir juntos los caminos para la vida y misión de nuestra Iglesia diocesana en el presente. Es preciso que nos pongamos a la escucha del Señor, y que abramos nuestras mentes y nuestros corazones a la moción del Espíritu Santo para dejarnos convertir al Señor y ser discípulos suyos para caminar juntos como Iglesia del Señor. La escucha de la Palabra nos llevará a atender los deseos y gemidos de nuestros contemporáneos para descubrir los caminos que Dios nos indica para vivir y anunciar hoy el Evangelio.
Estamos llamados a leer la Palabra de Dios personalmente y en comunidad, y a hacerlo con el sentir de la Iglesia. Como nos recordaba Benedicto XVI, leer la Sagrada Escritura no se puede hacer como cuando se lee un libro histórico cualquiera. Hay que leerla como Palabra de Dios, es decir, dejándose interpelar por Ella y entablando una conversación con Dios, que nos habla aquí y ahora. Antes de nada hay que ponerse en presencia de Dios y orar pidiéndole: “Ábreme la puerta. Ayúdame a entender tu palabra, lo que me quieres decir”. Además, la Sagrada Escritura nos introduce en la comunión con la familia de Dios, con la Iglesia. Por tanto, la Sagrada Escritura no se puede leer de forma individual. Es siempre importante leerla de un modo muy personal, en una conversación personal con Dios, pero al mismo tiempo hemos de leerla en compañía de las personas con quienes caminamos. Los grandes maestros de la “lectio divina” nos ayudan a penetrar en el sentido de la Sagrada Escritura, a comprenderla mejor y a aprender cómo se debe leer la sagrada Escritura. Pero sobre todo es importante y de modo especial leerla en la gran compañía del pueblo de Dios peregrino, es decir, en la Iglesia. Leamos la Sagrada Escritura en conversación personal con el Señor, acompañados por maestros que tienen la experiencia de la fe y en la gran compañía de la Iglesia. En la Sagrada Escritura, Dios habla realmente con nosotros hoy.
Hay tres pasos fundamentales en la lectura de la Palabra de Dios: primero hemos de leerla y estudiarla detenidamente para saber qué dice la Palabra de Dios; en segundo lugar, preguntémonos qué me y nos dice la Palabra de Dios, dejándonos interpelar por Dios; y, por último, veamos qué me y nos pide Dios en este momento.
Os animo a dialogar con Dios cada día a través de la Biblia, leyéndola no como palabra del pasado, sino como Palabra viva, que se dirige hoy a nosotros y nos interpela. Os aliento a la escucha dócil de la Palabra de Dios. Cada cristiano está llamado a acoger y a vivir cada día, con alegría y sencillez, la Palabra de verdad que el Señor nos ha comunicado. La Virgen María es nuestro modelo de escucha obediente de la Palabra. Aprendamos de Ella.
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