Ante la situación actual de crisis sanitaria por COVID19 y la próxima reapertura de los templos, de acuerdo con las disposiciones del Ministerio de Cultura y Deporte, a través de la Dirección General de Bellas Artes, la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural, hace las siguientes recomendaciones para la desinfección del Patrimonio Cultural:
- SOBRE INTERIORES DE BIENES INMUEBLES
En la medida de lo posible y en función de las circunstancias, evitar realizar labores de desinfección masiva en este tipo de elementos (no recomendándose realizar fumigaciones o pulverizaciones generalizadas dentro de los templos). Debe tenerse en cuenta que la mayoría de estos edificios y otros elementos de interés patrimonial, han estado cerrados y sin uso por las medidas de confinamiento y que, según establecen los científicos, la pervivencia del virus en los materiales es limitada en el tiempo pudiendo persistir en la superficie de ciertos materiales de seis a nueve días.
De manera generalizada para la desinfección los productos más eficaces utilizados de manera general son los siguientes: alcohol etílico (etanol), lejía (hipoclorito sódico) y peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) e incluso derivados del amonio cuaternario; sin embargo, estas soluciones son peligrosas para los materiales que componen el patrimonio cultural: piedra, ladrillo, cerámica, metales, vidrios, madera, pinturas y policromías, textiles, etc. Todas estas soluciones pueden dañar los materiales que forman parte de elementos patrimoniales, provocando daños de manera irreversible. De manera que nunca rocíe paredes con soluciones cloradas a base de lejía o con los productos mencionados, ni vaporice o nebulice estas soluciones en espacios interiores.
En cuanto a las actuaciones más recomendables en zonas interiores sin incidencia directa con bienes artísticos, es la pulverización controlada de Ozono, porque es el desinfectante y antiséptico que más destaca por ser altamente eficiente como bactericida, viricida y fungicida. Además, es inocuo con el medio ambiente e inofensivo para las personas. Esta actuación ha de hacerse por una empresa especializada. El Covid-19 en contacto con el ozono muere en cinco minutos.
Dentro de los templos para superficies que carezcan de valor histórico o artístico, se recomienda la limpieza mediante los siguientes medios:
- Los suelos modernos de baldosas o mármoles pueden limpiarse con agua y jabón e incluso con agua y lejía sin superar el 0,5% que recomiendan las autoridades sanitarias (no aumentar la concentración porque no se gana en efectividad y aumentan otro tipo de problemas). Debe evitarse el contacto con paredes y otro tipo de superficies.
- Los pavimentos antiguos y/o de madera se verán afectados por la lejía. Se debe utilizar jabón neutro (la mayoría de jabones ecológicos de limpieza que podemos encontrar en los comercios para estos usos lo son). Evitar lavavajillas, friegasuelos convencionales y humedecer en exceso formando charcos.
- Sobre enseres y equipamiento diverso (sin interés histórico o artístico): barandillas, pomos, bancos de iglesia, pasamanos, vitrinas, puertas y mobiliario moderno. La limpieza/desinfección deberá ser más cuidadosa. Hay que tener especial interés en las zonas que puedan ser posibles focos de contagio, tales como puertas, bancos, reclinatorios, confesionarios, pilas de agua bendita, entre otros.
Utilizar paños de tela desechables o rollos de papel de cocina y el jabón neutro recomendado para pavimentos antiguos. Este producto viene en gel por lo que puede mezclarse con agua en una botella pulverización o spray. También se puede utilizar etanol disuelto al 70% en agua, así como otros productos desinfectantes libres de lejía.
- Metales y cristales modernos. Pulverizar con la solución, dejar actuar un minuto y retirar con tela o papel humedecido en agua.
- Elementos como muebles y puertas de madera. El alcohol o la lejía daña los acabados y barnices. Mojar con la solución jabonosa un paño o papel, limpiar la superficie y dejar actuar. Luego retirar los restos jabonosos con paños o papel humedecido en agua y desecharlos tras la operación, procurando no mojar en exceso.
- Zonas museísticas. Cuando se abran al público se incluirán en los procedimientos de limpieza. De forma especial aquellas zonas que hayan podido ser tocadas por los visitantes, como superficies de exteriores, vitrinas, etc. Esta medida se recomienda mantenerla permanentemente, una vez se vuelva a la normalidad, para evitar la futura difusión de cualquier patógeno. No será necesario tomar ningún tipo de medida en el espacio interior de vitrinas ya que su acceso es restringido y sólo por el personal de cada parroquia.
Una vez efectuada la desinfección y limpieza de las zonas comunes favorecer siempre la ventilación de los espacios limpiados para evitar la acumulación de compuestos orgánicos volátiles (COVs) surgidos de la evaporación de las disoluciones desinfectantes. Esta operación se realizará principalmente por la seguridad y salud de las personas trabajadoras pero también por la correcta conservación del patrimonio cultural ya que la acumulación de COVs en espacios cerrados resulta dañina.
- SOBRE EXTERIORES DE BIENES INMUEBLES
En relación a la desinfección mediante pulverización de las zonas exteriores (espacios públicos) de los bienes inmuebles que se está desarrollando en muchos lugares, hay que estar alerta para que se evite rociar de manera directa los objetos o edificios de valor histórico-artístico, tales como portadas o imágenes que estén expuestas en la vía pública. En el entorno directo a estos bienes culturales (a menos de 1 metro de distancia, como aceras próximas o zócalos de edificios) se utilizará preferiblemente una disolución de etanol disuelto al 70% en agua proyectada a baja presión. Como indican las autoridades sanitarias, esta solución desinfectante resulta efectiva frente al virus y a su vez su pulverización resulta menos dañina que la de hipoclorito sódico (lejía) sobre materiales como la piedra, el ladrillo, la madera y el metal.
Los tratamientos desinfectantes se evitarán siempre en las proximidades de los bienes culturales policromados (por ejemplo portadas de iglesias) siendo mucho más recomendable mantener una línea perimetral de seguridad para evitar la aproximación y contacto directo de las personas. Nunca es recomendable tocar de manera directa los bienes culturales pero esta premisa, en una situación como la de ahora, es todavía más necesaria. Los virus sólo pueden desarrollarse en los seres vivos pero la permanencia de partículas víricas (provenientes del contacto directo o por la saliva) sobre las superficies puede suponer un foco de contagio. De esta forma también se evitará la necesidad de aplicar productos de limpieza o desinfección sobre los bienes culturales.
- SOBRE BIENES MUEBLES
SIEMPRE, antes de actuar sobre bienes muebles de interés histórico-artístico o declarados Bien de Interés Cultural, contactar con esta Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural, para señalar así los criterios previos y la idoneidad de los profesionales señalados para la esterilización de los mismos, evitando así daños irreparables a los mismos.
- NUNCA se debe realizar desinfecciones con productos corrosivos, virulentos ni agresivos, como la lejía o el amoniaco sobre los bienes muebles (esculturas, retablos, pintura, marcos y orfebrería). De igual modo, hay que evitar las pulverizaciones generales con otros productos o incluso agua con jabón, ya que pueden provocar alteraciones irreparables. Por lo general los productos de limpieza que se usan para desinfectar son derivados del cloro y provocan alteraciones sobre la materia base y con mucha probabilidad variaciones en la coloración, además de ser nocivo para la salud de las personas.
- No intentar desinfectar una obra de arte, un elemento histórico o documental sin previa consulta a la delegación de patrimonio. Si se tiene la sospecha que algún elemento pueda estar contaminado, retírese a zonas no accesibles el tiempo recomendado (el virus no permanecerá en las superficies más de nueve días, eleve el periodo de cuarentena a 14 días si quiere estar más seguro). Esto es válido para orfebrería, libros y pequeños objetos. Los objetos que por su peso y/o tamaño no pueden ser retirados a un espacio no accesible, deben protegerse con barreras físicas para evitar el contacto.
- Los vasos sagrados y otros elementos de orfebrería que se utilizan en la Eucaristía, se podrán desinfectar con una solución de alcohol a 70% o limpiándolos empleando un jabón neutro, secando bien toda la superficie al finalizar la limpieza. Se recomienda no utilizar en este periodo piezas significativas, de este modo evitamos una limpieza más incipiente sobre estos bienes. De igual modo estas indicaciones se hacen extensibles a los ornamentos litúrgicos textiles de mayor relevancia, para evitar tener que proceder a una desinfección que pueda alterar su estado. Es por ello, que se recomienda el uso de ornamentos sencillos, así como evitar el uso por diversos sacerdotes o ministros de la misma indumentaria.
- INDICACIONES SOBRE LA APLICACIÓN DE ESTAS RECOMENDACIONES.
Todos los procesos de limpieza y desinfección se realizarán siempre con los correspondientes EPIs que garanticen la seguridad de la persona. Es esencial conocer la naturaleza y composición de los productos a utilizar en la limpieza, así como del bien cultural sobre el que se van a aplicar, para valorar la compatibilidad de ambos. Se deben evitar mezclas de productos sin conocer de antemano su compatibilidad. Es el caso de la conocida reacción entre la lejía (hipoclorito sódico) y el amoniaco que genera vapores de elevada toxicidad. Ante cualquier duda con los procesos de limpieza y desinfección lo mejor es no aplicar ningún tratamiento, ya que se pueden generar daños irreversibles sobre el patrimonio cultural, y consultar con la Delegación de Patrimonio Cultural el proceso a seguir.
Castellón, a 3 de mayo de 2020