De la Orden de los Carmelitas Descalzos de nuestra Diócesis, en el Desierto de las Palmas
Este mediodía, a las 12,00 coincidiendo con el Ángelus, ha dado comienzo la Eucaristía de celebración del 50 aniversario del Centro de Espiritualidad Santa Teresa, dirigido por los Carmelitas Descalzos de nuestra Diócesis en el Desierto de las Palmas (Benicàssim). La ceremonia ha estado presidida por Monseñor D. Juan José Omella, Cardenal Arzobispo de Barcelona y Presidente de la Conferencia Episcopal Española y concelebrada por nuestro Obispo, Monseñor D. Casimiro López Llorente, y por el Padre Antonio Ángel Sánchez, superior de la Provincia Ibérica de Santa Teresa de Jesús de los Carmelitas Descalzos. En la celebración también han estado presentes las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas, quienes durante años, se encargaron de dirigir el centro de espiritualidad, así como los hermanos superiores que precedieron en el cargo al Prior actual, el Padre Sebastián García, y los ocho hermanos Carmelitas que residen actualmente en el convento junto a dos jóvenes novicios que este año culminarán su formación y harán la profesión simple.
Hace 50 años, concretamente en 1971, los padres Carmelitas que habitaban desde 1790 el Convento de esta Orden religiosa en Benicàssim, pensaron que este era un lugar muy propicio para el encuentro con Dios. «Era casi pecado quedárselo solo para nosotros», asegura el Padre Sebastián García, actual Prior del Convento, por lo que decidieron compartirlo con todo aquel que quisiera vivir una experiencia de oración y meditación desde la soledad.
La Orden de los Carmelitas aprovechó el momento oportuno y cedieron parte del convento para, con una reforma, se creara lo que hoy, y desde hace 50 años, es el Centro de Espiritualidad Santa Teresa, siendo en aquel momento el primero de toda la Orden y también el primero de España. Para su puesta en marcha como tal, se ayudaron de las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas para organizar las actividades del centro, cumpliendo así con la función de convertirse en refugio espiritual de toda la Diócesis de Segorbe-Castellón.
Un cielo en la tierray lugar de encuentro con Dios
Durante la homilía, el Cardenal Arzobispo de Barcelona, Presidente de la CEE, ha elogiado la importante labor evangelizadora de este Centro de Espiritualidad que a lo largo de los años ha acogido a tanta gente que buscando el silencio del desierto se ha encontrado con Dios. Y citando a Santa Teresa de Jesús, ha ensalzado la labor y el servicio prestado en esta casa, «un cielo, si lo puede haber, en la tierra, para quien se contenta solo de contentar a Dios y no hace caso de contentos suyos» y ahí, ha resaltado dirigiéndose a los Hermanos Carmelitas, «está vuestra gran enseñanza, en el silencio de este desierto, para agradar a Dios y no buscar nuestra gloria».
Tal como se nos recuerda en la Sagrada Escritura, ha resaltado el Cardenal, «el desierto es un lugar de encuentro con Dios, con su palabra, que gota a gota nos fecunda, nos ilumina, nos sacia, nos da la vida y nos abre la puerta a la esperanza». A través del Evangelio vemos como Jesús fue llevado al desierto y allí, enfrentándose a numerosas dificultades, «también se encontró con Dios y salió preparado para llevar el Evangelio a las mujeres y hombres de su tiempo». Igual que entonces, ha destacado Mns. Omella, «esta casa, en esta montaña, es un lugar privilegiado para conocer a Jesús pues Él se manifiesta con toda su fuerza en medio de nuestras dudas y dificultades» y citando la liturgia de la palabra (2 Corintios 12,7-10) del Apóstol San Pablo, ha recordado que “la fuerza se realiza en la debilidad”.
Desierto de las Palmas: manantial de vida y de salvación
Por su parte, Mns. D. Casimiro López Llorente, ha tenido palabras de agradecimiento a los Carmelitas Descalzos y a las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas por mantener durante los años el Centro de espiritualidad «para facilitar el encuentro con el señor y la paz con Él». Cada Eucaristía, como la de hoy, ha resaltado nuestro Obispo, «es acción de gracias al Señor porque de ahí manan todos los dones que de Dios recibimos a través de su hijo, muerto y resucitado para que en Él tengamos vida. De ahí mana también este don de la naturaleza, el don de la espiritualidad que es el desierto donde la Orden Carmelitana está desde hace siglos, siendo presencia del silencio de Dios».
En este sentido, como Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón ha reconocido expresamente esta presencia y, a los Carmelitas, por mantenerla a pesar de las dificultades y de las vicisitudes, como único centro, junto al de las hermanas de Tales, «donde los grupos y las personas se pueden reunir para hacer retiro, para hacer oración, para reencontrarse, para sanar heridas y para abrir su corazón al amor y a la misericordia de Dios».
D. Casimiro, ha pedido la intercesión del Señor y de la Virgen del Carmen, «para que os siga concediendo la amabilidad que tenéis con todos cuantos aquí se acercan, así como la hospitalidad y la alegría con la que acogéis a visitantes y ejercitantes de retiros, siendo una referencia para aquellos que buscan a Dios en el silencio que es donde Él habla». Solo en el desierto, ha concluido nuestro Obispo, «se escucha esa suave brisa cuando Dios pasa para tocarnos el corazón y para descubrir nuestra verdadera vocación que no es otra que estar llamados por Dios, por amor y para el amor, para poder descubrir en el silencio de este desierto que Él es manantial de vida y salvación».
Las instalaciones deportivas del Seminario Mater Dei, en Castellón, acogieron el pasado fin de semana los últimos partidos que se han celebrado en este primer campeonato de fútbol de la Diócesis en el que han participado un total de dieciséis equipos. El campeonato, «La Copa del Obispo», organizado desde la Delegación Diocesana de Infancia y Juventud, ha conseguido motivar a los 180 jóvenes participantes que se agruparon por equipos según su pertenencia a diferentes parroquias o movimientos de la Iglesia diocesana.
Los partidos se celebraron durante varias jornadas y tras disputarse los cuartos de final, tras la fase eliminatoria, durante el pasado fin de semana se celebró la semifinal y la final, resultado vencedor el equipo de Universidad CEU Cardenal Herrera que disputó el encuentro contra el equipo formado por jóvenes del Camino Neocatecumenal de la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva (Castellón) que obtuvieron el segundo puesto en la clasificación. El tercer puesto de esta primera Copa del Obispo fue para el equipo formado por los seminaristas del Seminario Menor del Mater Dei.
Ya el domingo por la tarde se celebró la ceremonia de entrega de la copa que presidió el Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente que agradeció la iniciativa y la participación de los equipos. De hecho animó a organizarla de nuevo el próximo curso y aprovechar el deporte para crear lazos de amistad.
En respuesta al comunicado de la Diócesis de Segorbe-Castellón de fecha 27 de mayo del presente sobre la retirada de la Cruz del Parque Ribalta, el Vicario General a petición de la Sra. Concejala de Memoria Democrática del Excmo. Ayuntamiento de Castelló, se ha reunido hoy día 25 de junio con ella.
Manifestando Dña. Verónica Ruiz la decisión municipal de desmontar el conjunto de la Cruz del Parque Ribalta propone a este Obispado “hacerse cargo” de la Cruz latina del monumento reubicándola en un emplazamiento de su propiedad.
Ante la decisión inamovible del Ayuntamiento, el Vicario General, en coherencia con lo expresado en el comunicado de la Diócesis citado con anterioridad, sin opción de negociación para mantener el monumento resignificado en el año 1979 en recuerdo de las víctimas de la violencia situado en el Parque Ribalta, ha manifestado la disponibilidad a acoger la Cruz latina en un ámbito diocesano para así mantener el carácter religioso de la misma y conservarla adecuadamente.
En el momento en el que el Ayuntamiento proceda a la retirada de la Cruz, la Sra. Concejala se pondrá en contacto con el Vicario General de la Diócesis para trasladarla al destino considerado por el Obispado.
Valencia acogerá el II Congreso Internacional del Santo Grial, que tendrá lugar de forma on-line (por videoconferencias) los próximos días 30 de abril, 1 y 2 de mayo, organizado por el Centro Español de Sindonología (CES). Se abordará el estudio de la reliquia desde un punto de vista científico e histórico. Tras el éxito de la primera edición (2008), este congreso se celebrará en el marco del Año Jubilar del Santo Cáliz, que la diócesis valentina acoge del 25 de octubre de 2020 hasta el 28 de octubre de este año, bajo el lema ‘Cáliz de la Pasión’.
Según la organización, este Congreso pretende presentar y profundizar en las investigaciones científicas realizadas sobre el Santo Cáliz de la Última Cena, que se custodia en la Catedral de Santa María de Valencia.
El evento reunirá a reconocidos expertos de distintas disciplinas que abordarán el estudio de la reliquia desde distintos campos, concretamente se presentarán estudios científico-técnicos sobre la copa de ágata y la orfebrería, y otros estudios históricos del Santo Grial en época medieval.
Manuel Zarzo Castelló, diácono permanente de la Diócesis de Segorbe-Castellón y profesor titular de la Universitat Politècnica de València (UPV), es uno de los organizadores de este congreso, coordinador de la sección científica. Participará en este congreso con una conferencia bajo el título “Estudio de la copa de ágata del Santo Cáliz: patrón de diseño, datación y procedencia”. También, el castellonense Ferrán Arasa, doctor en arqueología y profesor titular de la Universitat de València (UV), realizará una conferencia que lleva por nombre “El Santo Cáliz de Valencia: un análisis desde la arqueología”.
Cabe indicar que en esta ocasión el Congreso será virtual a causa de la pandemia, retransmitiéndose la mayoría de conferencias en directo desde la sede del CES en Valencia. Las que sean en idioma extranjero serán subtituladas en castellano.
Presidida por el Obispo en la S.I. Catedral Basílica de Segorbe
A la hora aproximada en que ocurrió el acontecimiento que trajo la salvación al mundo, desde la Santa Iglesia Catedral Basílica en Segorbe, siendo las 17,00h de la tarde, se ha conmemorado, presidida por el Obispo de la Diócesis, «la hora del combate supremo y de la victoria definitiva, de la humillación y de la glorificación, la hora de pasar de este mundo al Padre». En la contemplación de esta tarde de Pasión, todos los cristianos han puesto sus ojos ante la Pasión del Señor. Desde la Catedral de Segorbe, con ayuda de las lecturas, los fieles han podido contemplar los pasos de Jesucristo y la salvación de la cruz que se adora hoy. La celebración ha sido retransmitida por Televisión de Castellón, seguida también por otras televisiones y por el canal diocesano de YouTube.
La Liturgia ha comenzado con el Obispo de la Diócesis postrado en el suelo del altar para adorar en silencio la Muerte del Señor. Los fieles que han seguido presencialmente la celebración lo han hecho de rodillas. Tras la lectura del Profeta Isaías (52, 13-53,12), los cristianos hemos podido acompañar a Jesús en su maltrato siendo «voluntariamente humillado y no abría la boca, como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron». También, antes de la proclamación del Evangelio, a través de la Carta a los Hebreos (4, 14-16; 5-7-9), se nos invitaba a «mantenernos firmes en la fe que profesamos» pues Cristo, dice la Carta, «con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen».
Tras las lecturas se ha dado paso al relato de la Pasión de Jesucristo según San Juan (Ju 18,1-19,42) que constituye uno de los elementos centrales la celebración de este Viernes Santo. A lo largo de este relato, desde la oración en el huerto de los Olivos hasta la crucifixión, Jesucristo no deja indiferente a nadie, se muestra como rey en todo momento y obediente a la voluntad de Dios Padre. Cristo cumple así las profecías antiguas sobre el Mesías prometido y exclama desde la cruz: “Todo está cumplido”. Obediente al Padre cumple con el plan que Él tenía preparado: salvar a la humanidad a través de la entrega voluntaria de su vida.
El verdadero sentido del Viernes Santo
En la homilía el Obispo ha recordado que el verdadero sentido del Viernes Santo «es el Misterio de nuestra salvación porque en la cruz, Cristo Jesús nos ha arrancado del pecado y de la muerte; con su cruz nos ha redimido y nos ha abierto las puertas de la dicha eterna». En la conmemoración de la Pasión y Muerte de Cristo, «contemplamos con fe el Misterio de amor, contemplamos a Dios que ha entregado a su Hijo por la salvación del mundo, contemplamos a Cristo, que obediente a la voluntad del Padre, entrega su vida por amor».
Retomando la lectura del profeta Isaías, D. Casimiro ha remarcado que Jesús «no es un héroe glorioso ni triunfante como había sido aclamado el Domingo de Ramos, sino el siervo desfigurado que no parece un Dios, no responde a los insultos, ni a las torturas ni a los desprecios, no abre la boca, sino para orar y perdonar». Lo que más impresiona, ha resaltado el Obispo, «es la profundidad de la entrega de Cristo, de su sacrificio en la cruz, pues, aún inocente y libre de todo pecado carga con los sufrimientos de todos los hombres».
«No ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate»
Con esta cita de Mateo, la meditación del Obispo de la Diócesis, ha recordado que Jesús, en la cruz, «carga con la tragedia de nuestros egoísmos, mentiras, envidias, traiciones y maldades que se echaron sobre él para condenarlo por una muerte injusta». Carga con todo pecado e injusticia humana, «los de entonces y los de ahora», ha enfatizado D. Casimiro, pues el pecado «no es otra cosa que el rechazo al amor de Dios fruto de nuestra soberbia y ese sueño imposible de suplantar a Dios y ser dioses al margen de Dios».
«Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»
En la contemplación del Misterio de la Pasión y Muerte de Jesús en la cruz, el Obispo también ha reflexionado sobre el mayor dolor de Jesús que fue «sufrir la experiencia espantosa de la soledad que produce el pecado», porque, ha dicho, «si el sufrimiento es proporcional al mal sufrido podemos entender el grado y la medida de este mal que Cristo cargó sobre sí». Y esa experiencia de abandono se convierte en oblación amorosa al encomendar al Padre su espíritu, solidarizándose con todos aquellos que por su culpa padecen el exilio de la patria del amor. Cristo, ha remarcado D. Casimiro en su meditación, «aniquila el mal en el ámbito espiritual de las relaciones entre Dios y la humanidad y llena ese espacio con el bien inmenso de un amor entregado hasta el extremo».
«Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»
En la cruz se encuentran la miseria del hombre y la misericordia de Dios para siempre, ha dicho el Obispo. «La cruz muestra el verdadero rostro de Dios pues nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos». Dios, como espectador del mundo, «no se regodea del sufrimiento de los hombres, en su hijo asume el dolor del sufrimiento humano y lo redime viviéndolo como don y ofrenda de los que brota la vida nueva para el mundo».
En este momento de dolor y de sufrimiento por la pandemia, D. Casimiro ha querido resaltar que la historia del sufrimiento humano «es también la historia de Dios con nosotros, pues en este momento de incertidumbre y de angustia, Dios está presente en el dolor humano y sufre con nosotros para contagiarnos del valor inmenso del sufrimiento ofrecido por amor a Dios». Acogiendo su amor, su misericordia y su presencia, «Dios no nos abandona, porque ha hecho suya la muerte para que el mundo hiciese suya la vida que brota del árbol de la cruz».
Unidos a Cristo en su Cruz como María
Antes de finalizar, el Obispo nos ha invitado a contemplar y a adorar la cruz de Cristo, junto a María, su Madre, «contemplando a todos cuantos hoy están crucificados, a los que sufren, a las víctimas de leyes injustas y que tienen que cargar con su cruz; contemplemos el pecado del mundo, nuestros propios pecados con los que Cristo hoy carga y unámonos a Cristo con su cruz, para dar nosotros también la vida por amor, al pie de la cruz como María, que unida a su Hijo, compartió su dolor y el amor de su entrega».
Tras la liturgia de la Palabra, se ha celebrado, tal como estaba previsto en las disposiciones especiales decretadas por el Obispo para esta Semana Santa de pandemia, la contemplación y adoración de la cruz a través de la genuflexión o de una inclinación con la cabeza al estar prohibido besarla como es tradición. Al mismo tiempo se ha recogido también la colecta para los Santos Lugares, para lo que D. Casimiro ha solicitado generosidad «con aquellos que mantienen viva la presencia de la fe cristiana a través de la conservación de templos y lugares santos que ayudan a mantener viva la fe de quienes los visitan, más en estos tiempos de pandemia que el turismo religioso, como el resto, están sufriendo ante las restricciones por la pandemia.
Vía Crucis meditado por el Obispo en la Concatedral de Santa María, en Castellón
A las 11 de esta mañana se ha celebrado, en la Concatedral de Santa María, en Castellón, el Vía Crucis de nuestro Señor Jesucristo recorriendo espiritualmente las calles de Jerusalén hasta el Santo Sepulcro. En la Monición inicial, Miguel Simón, párroco de Santa María ha recordado que el Vía Crucis está históricamente vinculado a los sitios que Jesús recorrió, sin embargo, ha dicho «hoy día ha sido trasladado también a muchos otros lugares, donde los fieles del Divino Maestro quieren seguirle en espíritu por las calles de Jerusalén». Habitualmente en nuestras iglesias las estaciones son catorce, como en Jerusalén entre el pretorio y la Basílica del Santo Sepulcro y, en este recorrido hoy, ha pedido, «tengamos presentes de modo especial a cuantos cayeron bajo la cruz del dolor, de la marginación y de esta pandemia que sufrimos».
En el Vía Crucis han participado también los vicarios parroquiales, Ángel Cumbicos y David Barrios, así como el Diácono, Daniel Cortesi y el acólito Raúl Engonga, además de los numerosos fieles que, desde sus bancos (tal como decretó el Obispo en las disposiciones generales para las celebraciones de esta Semana Santa) han meditado y rezado junto a D. Casimiro. Al órgano, entre estación y estación, Augusto Belau, organista titular de la Concatedral de Santa María.
1ª. Estación: Jesús es condenado a muerte – Evangelio según san Mateo. Mt 27, 22-23
La meditación del Obispo ha resaltado la condena a muerte de Jesús «porque el miedo al qué dirán ha sofocado la voz de la conciencia». Sucede así a lo largo de la historia donde los inocentes son maltratados, condenados y asesinados. D. Casimiro ha interpelado a las veces que «hemos preferido también nosotros el éxito a la verdad, nuestra reputación a la justicia» y ha pedido «fuerza en nuestra vida a la sutil voz de la conciencia, a tu voz, para que tu mirada penetre en nuestras almas y nos indique el camino en nuestra vida».
En esta primera estación se ha pedido por los médicos y los sanitarios que también entregan su vida al servicio de los enfermos.
2ª Estación: Jesús carga con la cruz a cuestas – Evangelio según san Mateo. Mt 27, 27-31
Habiéndose dejado escarnecer y ultrajar, el Obispo ha instado a «no unirnos a los que se burlan de quienes sufren o son débiles y a reconocer el rostro de Jesús en los humillados y marginados; a no desanimarnos ante las burlas del mundo cuando se ridiculiza la obediencia a la voluntad de Dios». «Danos fuerza para aceptar la cruz, sin rechazarla – ha enfatizado D. Casimiro- ante las dificultades de la vida y anímanos a recorrer el camino del amor y, aceptando sus exigencias, alcanzar la verdadera alegría».
En esta segunda estación se ha pedido por los niños y los jóvenes, para que les sepamos acompañar en estos días y sepan vivir en esta situación de emergencia sanitaria.
3ª. Estación: Jesús cae por primera vez – Del libro del profeta Isaías. Is 53, 4-6
Ante el peso de la cruz que hizo caer a Jesús, está «nuestro pecado y nuestra soberbia que no hace más que mancillar cada vez más profundamente la dignidad humana pensando que podemos transformar al hombre en una especie de mercancía, que puede ser comprada y vendida, una reserva de material para nuestros experimentos, con los cuales esperamos superar por nosotros mismos la muerte». «Ayúdanos Señor a renunciar a nuestra soberbia destructiva y, aprendiendo de tu humildad, a levantarnos de nuevo».
En esta tercera estación, Jesús carga con nuestros sufrimientos, nuestro dolor y nuestro pecado, por ello el Obispo ha pedido «perdón por nuestra maldad» y que nos ayude «a levantarnos».
4ª. Estación: Jesús se encuentra con su madre – Del Evangelio según san Lucas. Lc 2, 34-35. 51b
D. Casimiro ha reflexionado sobre la fidelidad de Santa María, Madre del Señor que habiendo creído ante el anuncio del Ángel aquello que parecía increíble – ser la madre del Altísimo – «también has creído en el momento de su mayor humillación» convirtiéndose en la Madre de los creyentes, Madre de la Iglesia.
En esta estación se ha pedido la protección de María, como madre, de todos aquellos a los que en su trabajo se arriesgan por estar al servicio de los demás.
5ª. Estación: El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz – Del Evangelio según san Mateo. Mt 27, 32; 16, 24
Habiendo abierto los ojos y el corazón al Cirineo, y la gracia de la fe al compartir la cruz, «ayúdanos a socorrer a nuestro prójimo que sufre y danos la gracia de reconocer como un don el poder compartir la cruz de los otros y experimentar que así caminamos contigo».
En esta quinta estación, el Obispo ha pedido «por las religiosas y religiosos que, fieles a su vocación, están al servicio de los demás, especialmente en estos momentos».
6ª. Estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús – Del libro del profeta Isaías. Is 53, 2b-3 y del libro de los Salmos. Sal 26, 8-9
El Obispo ha pedido «la inquietud del corazón que busca tu rostro» y la protección «ante la oscuridad del corazón que ve solamente la superficie de las cosas» para obtener «la sencillez y la pureza que nos permiten ver tu presencia en el mundo».
D. Casimiro ha pedido «que la iglesia sea imagen pura» de Jesús, «en medio del mundo estando al lado de los pobres y los que sufren».
7ª. Estación: Jesús cae por segunda vez – Del libro de las Lamentaciones. Lam 3, 1-2. 9
Jesús cae por nuestro peso y continúa llevándolo. «En lugar de un corazón de piedra danos de nuevo un corazón de carne, un corazón capaz de ver, no permitas que el muro del materialismo llegue a ser insuperable. Haz que te reconozcamos de nuevo. Haznos sobrios y vigilantes para poder resistir a las fuerzas del mal y ayúdanos a reconocer las necesidades interiores y exteriores de los demás», ha meditado el Obispo, que en esta estación ha pedido fortaleza ante la pandemia, la enfermedad y las dificultades económicas, laborales y sociales.
8ª. Estación: Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén – Del Evangelio según san Lucas. Lc 23, 28-31
Jesús nos llama a superar una concepción del mal como algo banal, con la cual nos tranquilizamos para poder continuar nuestra vida de siempre. «Haz que caminemos junto a ti sin limitarnos a ofrecerte solo palabras de compasión. Conviértenos y danos una vida nueva; no permitas que, al final, nos quedemos como el leño seco, sino que lleguemos a ser sarmientos vivos en ti, la vid verdadera, y que produzcamos frutos para la vida eterna» (cf. Jn 15, 1-10). A Jesús, que al ver a la gente como ovejas sin pastor, sintió pena y salió a su encuentro, «te pedimos por los que en estos días están alejados de sus familias».
9ª. Estación: Jesús cae por tercera vez – Del libro de las Lamentaciones. Lam 3, 27-32
D. Casimiro ha meditado respecto a la Iglesia que, «frecuentemente nos parece una barca a punto de hundirse, que hace aguas por todas partes, ten piedad de tu Iglesia». Al caer, ha dicho el Obispo, «quedamos en tierra y Satanás se alegra, porque espera que ya nunca podamos levantarnos; espera que tú, siendo arrastrado en la caída de tu Iglesia, quedes abatido para siempre. Pero tú te levantarás. Has resucitado y puedes levantarnos. Salva y santifica a tu Iglesia».
Habiéndose quedado siempre entre nosotros, en esta estación se ha pedido que el Señor fortalezca a los que cuidan de nuestros mayores en las residencias.
10ª. Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras – Del Evangelio según san Mateo. Mt 27, 33-36
Habiendo sido despojado de sus vestiduras, expuesto a la deshonra y expulsado de la sociedad Jesús carga con los sufrimientos y necesidades de los pobres, aquellos que están excluidos del mundo, pero así «como nos haces reconocer que tu Padre te tiene en sus manos, a ti, a nosotros y al mundo. Concédenos un profundo respeto hacia el hombre en todas las fases de su existencia y en todas las situaciones en las cuales lo encontramos. Danos el traje de la luz de tu gracia».
Siendo Jesús modelo de servicio a la humanidad, en esta estación se ha pedido al Señor que «ilumine a los gobernantes para que estén siempre al servicio de los demás y tomen las decisiones más adecuadas en cada momento. Protege a los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad y del ejército en su servicio en estos días de pandemia».
11ª. Estación: Jesús es clavado en la cruz – Del Evangelio según san Mateo. Mt 27, 37-42
Al dejarse clavar en la cruz, aceptó la crueldad de ese dolor, la destrucción de su cuerpo y de su dignidad, «ayúdanos a no desertar ante lo que debemos hacer, a unirnos estrechamente a ti, a desenmascarar la falsa libertad que nos quiere alejar de ti».
Se ha pedido «por nuestras comunidades parroquiales que estos días no pueden reunirse para los actos litúrgicos. Que cada hogar sea espacio donde se viva y celebre la fe en comunión los unos con los otros».
12ª. Estación: Jesús muere en la cruz – Del Evangelio según san Mateo. Mt 27, 45-50. 54
Con la muerte de Jesús «se oscureció el sol», ha dicho el Obispo. Jesús «es clavado en la cruz constantemente, también en este momento histórico vivimos en la oscuridad de Dios». Aunque por el sufrimiento y por la maldad de los hombres el rostro de Dios aparece difuminado e irreconocible, «en la cruz te has hecho reconocer, porque eres el que sufre y el que ama, eres el que ha sido ensalzado, precisamente desde allí has triunfado».
«Al contemplarte muerto en la cruz – ha dicho D. Casimiro – te encomendamos a nuestros hermanos difuntos, a los moribundos y a los que en estos días no pueden acompañar en la muerte a sus seres queridos».
13ª. Estación: Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre – Del Evangelio según san Mateo. Mt 27, 54-56
El cuerpo de Jesús es recibido por unas manos piadosas y envuelto en una sábana limpia (cf. Mt 27, 59). «Qué fácil es que nosotros, los hombres, nos alejemos y nos digamos a nosotros mismos: Dios ha muerto. Haz que en la hora de la oscuridad reconozcamos que tú estás presente. No nos dejes solos cuando nos aceche el desánimo. Y ayúdanos a no dejarte solo. Danos una fidelidad que resista en el extravío y un amor que te acoja en el momento de tu necesidad más extrema, como tu Madre, que te arropa de nuevo en su seno».
Con la misma ternura que Jesús fue acogido por su Madre, «enséñanos a estar al lado de nuestro prójimo, de nuestros familiares y de nuestros amigos, sobre todo cuando nos envuelven situaciones de tensión, violencia o de exclusión», ha pedido D. Casimiro.
14ª. Estación: Jesús es colocado en el sepulcro – Del Evangelio según san Mateo. Mt 27, 59-61
Desde el sepulcro Jesús «ilumina para siempre la promesa del grano de trigo del que procede el verdadero maná, el pan de vida en el cual te ofreces a ti mismo. La Palabra eterna, a través de la encarnación y la muerte, se ha hecho Palabra cercana; te pones en nuestras manos y entras en nuestros corazones para que tu Palabra crezca en nosotros y produzca fruto. Ayúdanos a amar cada vez más tu misterio eucarístico y a venerarlo, a vivir verdaderamente de ti, Pan del cielo».
«Te pedimos – ha concluido el Obispo – por intercesión de tu madre, esperanza nuestra, fortalécenos en este tiempo de prueba y ayúdanos a ser fieles a lo que nos pides en cada momento».
Al finalizar D. Casimiro ha resaltado que en el centro de esta contemplación y de nuestra meditación del Vía Crucis está la cruz, «que es fuente de vida y de salvación», pero para llegar a ella «hemos de purificarnos de todo aquello que causa dolor a Dios y a los demás». En la cruz, ha recordado el Obispo, «Jesús nos muestra su misericordia y que muere por cada uno de nosotros, acogiendo y soportando sobre sus hombros toda la maldad y el rechazo del amor de Dios, convirtiéndose en vida y salvación». También ha invitado a los fieles a mantenerse, durante el día de hoy, en contemplación y recogimiento, «que nos lleve a la Gloria de la Resurrección».
D. Casimiro ha agradecido a las catequistas y feligresas de la parroquia que han participado como lectoras durante la celebración.
Los cristianos celebramos esta Semana Santa con restricciones, pero aliviados por poder participar en las celebraciones litúrgicas que este año, a diferencia del pasado en el que el confinamiento adquirió todo el protagonismo, si se van a celebrar. Gracias a las disposiciones decretadas por nuestro Obispo, tanto las parroquias como las principales Cofradías de Segorbe-Castellón han organizado sus celebraciones.
Sede Episcopal de Segorbe (Junta Local de Cofradías)
Las principales celebraciones litúrgicas van a celebrarse en la Santa Iglesia Catedral Basílica de Segorbe, presididas por el Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente. Pero además, las Cofradías de la junta local de Segorbe han organizado los siguientes actos:
Viernes Santo, tras el Vía Crucis (10h) en el templo catedralicio se celebrará el Ejercicio de las Siete Palabras, organizado por la Cofradía de la Sangre-Santísimo Cristo de San Marcelo, predicado por el M.I. José Manuel Beltrán Albalat, canónigo de la S.I. Catedral y Prior de la Cofradía de la verónica y Cristo de la Misericordia.
Sábado Santo, a las 10,30, Oración y veneración ante Jesús Crucificado:
– Parroquia de san Pedro Apóstol – Cofradía de la Sangre, Santísimo Cristo de San Marcelo.
– Iglesia de San Joaquín y Santa Ana – Cofradía de la Santísima Trinidad, Santísimo Cristo de las Mercedes.
– Parroquia de Santa María – Cofradía de la Verónica, Santísimo Cristo de la Misericordia.
Sede Episcopal de Castellón
Cofradía Santa María Magdalena – Parroquia San Vicente Ferrer
– Jueves Santo 1 de Abril.- 10 h. Laudes. 19 h. Misa de la Cena del Señor. 20 h. Hora Santa.
– Viernes Santo 2 de Abril.- 10 h. Laudes. 11 h. Vía Crucis. 17 h. Oficios de la Pasión del Señor. 18:30 Charla para la Cofradía abierta a la Parroquia. A continuación proyección del video de Semana Santa.
– Sábado Santo 3 de Abril 10 h. Laudes 19 h. Vigilia Pascual.
– Domingo de Resurrección 4 de Abril.- 10-11-12 y 19 h. Santa Misa.
Hermandad de Paz y Caridad – Parroquia de la Santísima Trinidad
– Jueves Santo 1 de Abril.- 18:30 Santa Misa de la institución de la Eucaristía.A continuación: Hora Santa.
– Viernes Santo 2 de Abril.- 11 h. Vía Crucis. 18 h. Oficio de la Pasión del Señor (0rganizado por la Hermandad de Paz y Caridad) A continuación proyección del Video de Semana Santa.
– Sábado Santo 3 de Abril 16:30 Solemne Vigilia Pascual.
– Domingo de Resurrección 10-18:30 y 20 H. Misa de Resurrección.
M.I. Cofradía de la preciosísima Sangre de Jesús – Capilla de la Sangre
– Jueves Santo 1 de Abril 20 h. Celebración de la Cena del Señor.
– Viernes Santo 2 de Abril 8h. Vía Crucis en la Capilla.
17 h. Liturgia de la Pasión del Señor.
18 h. Vestición del Cristo del Santo Sepulcro y traslado a su lecho procesional. Acabado el acto vela del Cristo.
– Sábado Santo 3 de Abril. De 8 a 20 h. Vela del Cristo.
20 h. Subida del Cristo a la urna, seguidamente Vigilia Pascual.
– Domingo de Resurrección 4 de Abril. 11 h. Celebración de la Misa de Pascua.
Cofradía del Cristo de Medina Celi – Parroquia de la Sagrada Familia
– Jueves Santo 1 de Abril 17:30 Santa Misa.
19 h. Misa de la Cena del Señor.
20:30 h. Hora Santa.
– Viernes Santo 2 de Abril 10 h. Laudes.
10:30 Vía Crucis.
17 h. Liturgia de la Pasión del Señor.
– Sábado Santo 3 de Abril 10 h. Laudes
19:30 Vigilia de Pascua
– Domingo Santo 4 de Abril 11:30 Misa de Resurrección. 19H. Santa Misa
Junta Local de Semana Santa- Concatedral de Santa María
– Jueves Santo 1 de Abril.- 20 h. Santa Misa celebración de la Cena del Señor.
– Viernes Santo 2 de Abril 17 h. Oficio de la Pasión del Señor.
– Sábado Santo 3 de Abril 20 h. Solemne Vigilia Pascual.
– Domingo de Resurrección 4 de Abril.- 9-11-12-13 y 20 h. Santa Misa.
POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA,
OBISPO DE SEGORBE-CASTELLÓN
Por el presente y a tenor de la normativa eclesial anuncio que, D.m., el próximo día 15 de mayo de 2021, a las 11:00 horas, deseo administrar en la S. I. Catedral-Basílica de Segorbe el sagrado Orden del Diaconado (transitorio) a aquellos candidatos, que reúnan las condiciones establecidas en la normativa de la Iglesia, hayan cursado y superado los estudios eclesiásticos, se hayan preparado humana, comunitaria, espiritual y pastoralmente bajo la orientación de sus formadores y la autoridad del Obispo, y deseen libremente recibirlo.
Los aspirantes deberán dirigir al Sr. Rector del Seminario Diocesano respectivo, la correspondiente solicitud escrita, acompañada de la documentación establecida en cada caso, de conformidad con el can. 1050 del CIC, a fin de comenzar las consultas y, una vez realizadas las proclamas en las parroquias de origen y domicilio actual, otorgar, si procede, la autorización necesaria para que puedan recibir el sagrado Orden del Diaconado.
El Sr. Rector me presentará con la debida antelación a la citada fecha los informes recabados, y, una vez concluido el proceso informativo, trasladará a nuestra Cancillería toda la documentación correspondiente a los efectos pertinentes.
Publíquese este Decreto en el Boletín Oficial y en la web del Obispado y envíese copia a los Sres. Rectores para su público e inmediato conocimiento.
Dado en Castellón de la Plana, a veinticinco días de marzo del año del Señor de dos mil veintiuno, Solemnidad de Anunciación del Señor.
Celebración del Domingo de Ramos en la Contatedral de Santa María, Castellón
A las 12,00 h. de este mediodía se ha celebrado en la Concatedral de Santa María, en Castellón, la entrada triunfal de Jesucristo en Jerusalén. La celebración de este Domingo de Ramos da inicio a una Semana Santa que, a pesar de estar marcada por las restricciones de la pandemia, va a poder contar con la participación de los fieles. Esta tarde, a las 19.00h, se ha celebrado en la S.I. Catedral de Segorbe, en una celebración que también ha presidido el Obispo.
La celebración de este Domingo de Pasión ha estado presidida por nuestro Obispo, y se ha desarrollado siguiendo las orientaciones de la Conferencia Episcopal Española, según lo dispuesto por D. Casimiro en el decreto publicado el pasado 16 de marzo procurando el bien espiritual de pastores y fieles. Así, para este primer acto de celebración del presagio del triunfo real de Cristo y el anuncio de la Pasión, tras la monición de entrada se han bendecido los ramos y se ha entrado en el templo en procesión ante los feligreses que ocupaban sus asientos, tal como estaba previsto en las disposiciones.
En la celebración de la Eucaristía se ha proclamado el Evangelio de la Pasión, dando paso a la homilía en la que D. Casimiro ha destacado que, en este Domingo de Ramos «estamos acompañando a Jesús sabiendo que está presente en medio de nosotros como un amigo, como un hermano, también como rey, y nuestra alegría nace del saber que nunca estamos solos, incluso en estos momentos difíciles, incluso cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables».
Jesús se entrega por amor a los hombres
Recordando la primera lectura de Isaías (50,6) ha asegurado que Jesús entra en la Ciudad Santa «para recibir una corona de espinas, entra para subir al Calvario cargando un madero, entra en Jerusalén para morir en la cruz». El Obispo ha resaltado que Jesús se entrega voluntariamente a su pasión «por amor a la humanidad y fiel a la voluntad del Padre». Al contemplar a Jesús en su pasión «vemos los sufrimientos de toda la humanidad porque, aunque no tenía pecado , tomó sobre sí lo que el hombre no podía soportar: la injusticia, el mal, el pecado, la mentira, el odio, el sufrimiento y, por último, la muerte».
Vivir la Pasión de Cristo para renovar nuestra fe
La Semana Santa, ha dicho D, Casimiro, «nos sitúa de nuevo ante Cristo, vivo en su Iglesia y el Misterio Pascual, la pasión, muerte y resurrección, que revivimos durante estos días, es siempre actual», porque como discípulos, ha recordado el Obispo, «estamos llamados a decidir si lo acogemos, creemos en él y lo seguimos o no, si estamos con él o contra él, si somos simples espectadores de su pasión y muerte o, incluso, si le negamos con nuestras palabras, actitudes y comportamientos».
Vivir con fidelidad el ser cristiano
Iniciamos esta Semana Santa cantando «Hosana al Hijo de David, bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel, Hosana en el cielo» (Mt 21,9) y en la pasión se pone de relieve «la fidelidad de Cirsto frente a la infidelidad humana» ha destacado el Obispo que ha exhortado a los fieles a aprender de Jesús y de su Madre porque «la verdadera fidelidad del cristiano se muestra en el seguimiento de Cristo».
Finalmente nos invita a celebrar estos días en «contemplación meditativa» y que nuestra participación en las celebraciones litúrgicas «nos adentren en un renovado despertar de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestro amor».
Celebración del Domingo de Ramos en la Catedral, Segorbe
Este sábado se ha celebrado el retiro de Cuaresma para familias organizado por la Delegación Diocesana de Familia y Vida en el Seminario Mater Dei. Bajo el lema «Confinados con Cristo», «tratamos de ofrecer las claves y las herramientas necesarias para preparar la celebración de la Semana Santa en el seno de la familia a partir de la vivencia de esta Cuaresma y centrados en la necesidad de renovar la fe a partir de mañana mismo en que celebramos la entrada de Jesús en Jerusalén en el Domingo de Ramos», ha asegurado Luis Oliver, delegado diocesano de la Pastoral Familiar y de la Vida.
Ante el Santísimo Sacramento expuesto en el Altar, Juan Carlos Vizoso, rector del seminario Mater Dei, ha ofrecido una charla-meditación sobre «el pecado y la Misericordia» que se ha convertido en una maravillosa oportunidad para que los matrimonios, unidos ante el Señor, hayan podido mantener un diálogo íntimo con Él, al tiempo que se les proponía, ante el Santísimo, «desgranar cual es la voluntad de Dios para cada uno de nosotros y cómo el pecado intenta romper precisamente nuestra conexión con Dios y su voluntad para nosotros».
En este sentido, Juan Carlos Vizoso ha meditado junto a los matrimonios respecto a los principales designios de Dios para el ser humano. En primer lugar que «toda nuestra realidad humana es una plasmación de Dios y la raíz profunda de nuestra felicidad porque somos creados a su imagen y semejanza», ha dicho. Por esto, quien consigue vivir a Dios en cualquier parcela de su vida, vive una felicidad plena, mientras que el pecado, ha contrapuesto, «es un intento de cancelar, precisamente eso, la obra de Dios».
En segundo lugar, «la llamada a ser uno» que, desde el punto de vista del amor conyugal supone la necesidad de que «exista transparencia de los esposos en todas las dimensiones del amor humano porque el amor cristiano se tiene que encarnar y tiene que tocar la herida». En este sentido, «el pecado es causa y consecuencia de la división porque nos desgana ante la existencia del otro yendo en contra del designio de Dios que nos llama a ser uno».
El tercer pilar es «ser Hijo» y, por tanto «aceptar la relación de dependencia y obediencia de nosotros hacia alguien superior». Reconocer esa dependencia significa aceptar que «Dios es capaz de darme unas gracias, una historia y de llamarme a una vocación». El mundo de hoy, ha explicado, «pretende cancelar todo eso y el pecado se convierte en un ataque a esa visión de dependencia del ‘ser Hijo’ que pretende impedirnos ver la mano de Dios en la historia que Él ha creado para cada uno de nosotros».
Por último, «el designio de Dios para nosotros es la libertad y el dominio para ser reyes y no esclavos». El misterio, ha matizado, «es que hay un bien elegido por Dios para mí y un bien que establezco yo en contra de Dios y de los demás pensando que es bueno para mí». Arrogarse la capacidad de decir lo que está bien y lo que está mal independientemente de Dios es ponerse por delante de Dios. Citando el Génesis (2, 16-17: Dios impuso al hombre este mandamiento: de cualquier árbol del jardín puedes comer, pero del árbol del bien y del mal no comerás porque el día en que comieras morirás sin remedio), ha contribuido a que los matrimonios participantes en el retiro reflexionaran respecto a la importancia de ‘ser Hijos de Dios’.
El retiro se ha desarrollado entre las 11.30 y las 13.30 y se han celebrado actividades paralelas para los hijos, a modo de catequesis adaptada cuyo contenido y objetivo es el mismo: «vivir la Semana Santa en Familia y confinados con Cristo».
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