El Obispo celebrará en la Catedral de Segorbe el Domingo de la Palabra De Dios y se multiplican actos en la Diócesis
El próximo domingo, III del tiempo ordinario y 26 de enero, la Iglesia universal inaugura una nueva jornada convocada por el Papa Francisco: el Domingo de la Palabra de Dios. Se trata, como explica el Obispo en su próxima carta dominical, de que «la Iglesia reviva el gesto del Resucitado con sus discípulos que abre también para nosotros –sus discípulos de hoy- el tesoro de su Palabra para que comprendamos y podamos anunciar por todo el mundo su riqueza inagotable». D. Casimiro López Llorente presidirá con este motivo la Eucaristía en la S.I. Catedral de Segorbe el mismo domingo a las 19h, a la que invita a todos los fieles.
En la Diócesis se organizarán otros actos inspirados en esta iniciativa. En la parroquia del Santo Ángel de la Vall d’Uixò comienzan el martes, 21 de enero, con una presentación a las 20h de la carta apostólica Aperuit illis, por la que el Papa convoca esta jornada. La explicación correrá a cargo del Delegado Diocesano de Liturgia y Música Sacra, Antonio Sanfélix. El miércoles está prevista una sesión de Lectio Divina a las 20h en la Casa Abadía, y el domingo a las 11h una catequesis específica para niños y jóvenes. Las eucaristías dominicales también marcaran la jornada.
En la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, en Chilches, se presentará el Motu propio Aperuit illis el miércoles a las 19:30. El viernes 24 se realizará una sesión de Lectio divina a las 19:39, y el sábado en la Misa de las 19h, la bendición y envío de los lectores de la parroquia. En la parroquia del Santísimo Salvador en La Llosa, le presentará la jornada el jueves 23 a las 18 y en la misa dominical del 26, a las 11:30, se bendecirán y enviarán los lectores, concluyendo con una catequesis de la Palabra de Dios con los niños a las 12:30.
Aún bajo la inspiración del Domingo de la Palabra de Dios, el fin de semana del 8 y 9 de febrero el Seminario Mater Dei acogerá un retiro sobre el Amor desde la Biblia. El predicador es el hermano Moïse Ballard, biblista que ha vivido durante una década en Tierra Santa acompañando grupos de peregrinos. El fin de semana une la jornada con el objetivo diocesano de este curso y está organizado por la Comunidad de las Bienaventuranzas (bienaventuranzasesp@gmail.com/647.854 .915).
Un fruto del Jubileo de la Misericordia
La idea de dedicar un domingo a la Palabra de Dios, ya se anunció en la carta de conclusión del Jubileo de la Misericordia, Misericordia et misera, en 2016. En ese momento recomendaba que «sería oportuno que cada comunidad, en un domingo del Año litúrgico, renovase su compromiso en favor de la difusión, el conocimiento y la profundización de la Sagrada Escritura: un domingo dedicado enteramente a la Palabra de Dios para comprender la inagotable riqueza que proviene de ese diálogo constante de Dios con su pueblo».
En el motu propio Aperuit illi, atrae la atención sobre cómo la Palabra «une a los creyentes y los convierte en un solo pueblo», aconseja a los pastores, anima a los catequistas, explica la relación con la fe, la Eucaristía y los sacramentos, y argumenta cómo la Palabra inspirada tiene la finalidad de salvar, cómo el Espíritu Santo sigue inspirando en el Magisterio y la Tradición, y cómo «el texto sagrado tiene una función profética que se refiere al presente de aquellos que se nutren de ella».
Propuestas de celebración
Para poder aprovechar esta novedosa jornada, el delegado diocesana Liturgia, Antonio Sanfélix, ha enviado a los párrocos una guía para la celebración de la Eucaristía dominical. «Será útil destacar su proclamación y adaptar la homilía para poner de relieve el servicio que se hace a la Palabra del señor», explica. Por ejemplo, se propone que el libro de los Evangelios se lleve solemnemente en la procesión de entrada y que se entronice, presentar a la comunidad parroquial los lectores, o ofrecer la veneración de los fieles la Sagrada Escritura al final de la celebración. En definitiva, un domingo que debe impregnar el resto del año de modo que crezca «en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura» (Aperuit illis, 15)
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