Procesión General en honor a San Pascual Bailón
A las 18:30 h. de ayer, festividad de San Pascual Bailón, tuvo lugar la Procesión General por las calles de la ciudad de Vila-real.
A las 18:30 h. de ayer, festividad de San Pascual Bailón, tuvo lugar la Procesión General por las calles de la ciudad de Vila-real.
Patrono de la Diócesis y de la Ciudad de Vila-real
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Basílica de San Pascual, Vila-real – 17.05.2022
(Ecco 2, 7-13; Sal 33: 1 Cor 1, 26-31; Mt 11, 25-30)
Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor.
Saludo de corazón a los sacerdotes concelebrantes, a los diáconos y seminaristas. Un saludo agradecido a las Hnas. Clarisas que nos acogen en esta Basílica, al Sr. Alcalde y Miembros de la Corporación municipal de Vila-real, a la Reina Mayor e Infantil de las Fiestas y a sus damas, a los representantes de Asociaciones y entidades de la Ciudad. Sed bienvenidos cuantos os habéis unido a esta celebración de la Eucaristía en la fiesta de San Pascual, aquí en la Basílica o desde vuestros hogares a través de la televisión. Un recuerdo y saludo muy especial para vosotros, las personas mayores, los enfermos y los impedidos para salir de casa.
1. El Señor Jesús nos convoca en torno a la mesa de su Palabra y de su Eucaristía para recordar y honrar a San Pascual Bailón, patrono de Vila-real y patrono también de nuestra Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón. Este año nuestra fiesta tiene un cariz especial porque estamos celebrando un Año jubilar para conmemorar el 775 Aniversario de la creación real de la sede episcopal en Segorbe y así el origen de nuestra Iglesia diocesana, hoy de Segorbe-Castellón. Un año de gracia de Dios para crecer en comunión con Dios y con los hermanos y salir a la misión. Hoy damos gracias a Dios por san Pascual y por su santidad de vida. Esta mañana lo honramos como nuestro patrono, es decir, que nos guía siempre y en este Jubileo en el que el Señor nos llama a la conversión personal y comunitaria, y a la renovación pastoral y misionera de nuestra Iglesia diocesana en sus miembros y comunidades.
2. Al celebrar la Fiesta de san Pascual vienen a nuestra memoria su vida sencilla de pastor y de hermano lego, sus virtudes de humildad y de confianza en Dios, su entrega al servicio de los hermanos y su caridad hacia los más pobres y necesitados; recordamos también su gran amor a la Eucaristía y su profunda devoción a la Virgen Santísima. De san Pascual se ha destacado siempre un rasgo de extraordinario valor evangélico: su amor al prójimo y, en especial, a los más pobres, un amor que alimentaba en su profunda devoción a la Eucaristía, fuente inagotable de la caridad. Pascual servía a todos con alegría. Sus hermanos de comunidad no sabían qué admirar más, si su austeridad o su caridad. Pascual “tenía especial don de Dios para consolar a los afligidos y ablandar los ánimos más endurecidos”, dicen muchos testigos. Su deseo era ajustar su vida al Evangelio según la Regla de San Francisco, desgastándose por Dios y por sus hermanos. Y todo ello con el espíritu de pobreza, austeridad y oración, propio de la orden franciscana. Sus oficios de portero, cocinero, hortelano y limosnero favorecieron el ejercicio de su caridad, impregnada siempre de humildad y de sencillez. Para los pobres se privaba hasta de la propia comida. Decía que no podía despedir de vacío a ninguno, pues sería despedir a Jesucristo.
Los santos como Pascual son siempre actuales. Sus biografías reflejan modelos de vida, conformados según el Evangelio y a la medida del Corazón de Cristo, y, a la vez, cercanos al hombre de su tiempo y, en último término, al hombre de todos los tiempos. Son modelos extraordinariamente humanos, precisamente porque son cristianos, surgidos del seguimiento de Cristo. A través de ellos, Jesucristo se hace presente en el corazón de la Iglesia y en medio del mundo, y muestra la extraordinaria fuerza que brota del Amor de Dios: un amor que es capaz de renovar y transformar todo: las personas, las comunidades, la Iglesia, los matrimonios y las familias, y toda la sociedad.
Los santos son grandes figuras de renovación espiritual en su entorno eclesial y social. Su forma de ser, de estar y de actuar en el mundo no suele ser espectacular. Con frecuencia pasan desapercibidos. Rehúyen los halagos y aplausos. Son humildes y sencillos. Su alimento es la oración, la escucha de Dios, la unión y la amistad con Cristo. En la entrega de sus vidas a Dios y a los hermanos cifran el sentido de su vida. San Pascual Bailón, nuestro Patrono, es uno de esos santos; y de enorme actualidad para toda nuestra Iglesia diocesana. Pascual nos muestra la vía inequívoca por la que ha de caminar nuestra Iglesia diocesana para su renovación personal y comunitaria, pastoral y misionera.
3. Fijémonos en este Año Jubilar diocesano en la santidad y el testimonio de caridad de Pascual.
Nuestro Patrono destaca por su santidad, vivida en su caridad hacia Dios y hacia el prójimo. De él pudieron decir que se mantuvo íntimamente unido a la verdadera vid que es Cristo, que alimentaba en su profunda devoción a la Eucaristía y a la Virgen María. Sí: Pascual es santo y puede ser llamado dichoso, bienaventurado y feliz, porque temió a Dios, porque confió y esperó en Dios (Sal 33). Hombre sencillo y humilde, Pascual supo abrir su corazón a Dios y centrar su vida en Él, supo dejarse amar por Dios y dejarse transformar progresivamente por la gracia de Dios; nuestro santo supo amar a Dios sobre todas las cosas, darle gracias, buscar su gloria, y descubrir la grandeza de sus obras y la profundidad de sus designios. Porque se dejó amar por Dios y llenar de su gracia, porque vivía en comunión con Dios, Pascual pudo y supo amar al hermano siendo misericordioso para con todos. Dios escoge siempre a “la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor” (1 Cor 1,30). Sí, hermanos: sólo desde la humildad, que es vivir en la verdad, se descubre la presencia de Dios en la existencia diaria y se ve a Cristo en el rostro del hermano a nuestro lado.
La santidad no está pasada de moda. La llamada a la santidad es siempre actual, también en nuestros días. Porque la santidad no es otra cosa que caminar hacia la perfección del amor, que lleva a la vida verdadera y eterna y a la felicidad completa. Santo es quien acoge el amor de Dios y se va dejando transformar por el Espíritu Santo; santo es quien vive unido a Dios y a los hermanos, viviendo el mandamiento nuevo del amor. Quien así vive, desborda amor desinteresado a su alrededor, hacia el prójimo, hacia el pobre, hacia el necesitado, hacia la Iglesia, hacia la familia y hacia la sociedad. Santo es aquél que con perseverancia va madurando en la perfección del amor. En este camino, el cristiano sigue a un modelo único e irrepetible, Jesucristo. Y el Señor Jesús no sólo llama a seguirle sino que, además, lo hace posible, viniendo a nuestro encuentro cada día con su amor más grande.
“Por la comunión de los santos”, Pascual sigue unido a nosotros; él nos alienta a no detenernos en el camino y nos estimula a seguir caminando hacia la meta, hacia la santidad. Él nos dice hoy, aquí y ahora, que todos estamos llamados a la santidad, que es posible ser santos, que no nos conformemos con una existencia cristiana mediocre, tibia, aburrida, aburguesada, egoísta, indiferente hacia Dios y hacia los hermanos. La semilla de la santidad fue plantada en nosotros el día en que fuimos bautizados; si la regamos con la gracia de Dios en la oración y los sacramentos, en especial en la Penitencia y en la Eucaristía, y si la vivimos en las tareas ordinarias y sencillas del día a día amando a Dios y al prójimo, esa semilla irá creciendo. Por este sendero vamos peregrinando en todas las etapas de nuestra vida hasta llegar a su final que es la eternidad, que es la dicha eterna con Dios.
4. Pascual es un testigo del amor de Dios, es un evangelizador y misionero siendo misericordioso con los hermanos. Precisamente porque fue humilde, porque se dejó amar y transformar por Jesucristo en la Eucaristía, y le amó con toda su alma, pudo entregarse al servicio de los pobres y a las tareas más humildes del convento. Cuando un corazón es humilde se hace generoso; cuando un corazón está cerca de Jesucristo, que ha amado hasta entregar su vida en la Cruz, se hace caridad con los demás. La alegría de Pascual era saberse amado por Jesucristo. Y esa alegría se desbordaba para que la cercanía y el amor de Cristo llegaran a los más pobres y necesitados.
Pascual nos enseña en este Año Jubilar, que experimentar el amor de Dios en la Eucaristía, nos pide salir a la misión que está en la puerta de al lado, nos pide ir a las periferias para que por nuestras palabras y obras el Evangelio llegue a todos. La Buena Noticia del amor de Dios está destinada a todos. Como Pascual estamos llamados a dar de comer al hambriento y de beber al sediento, a visitar y cuidar de los enfermos, a dar posada al forastero o refugiado, a vestir al desnudo, a visitar a los encarcelados; pero también somos enviados a enseñar al que no sabe, a dar buen consejo al que lo necesita, a corregir fraternalmente al que se equivoca, a perdonar de corazón al que nos ofende, a consolar al triste, a sufrir con paciencia los defectos del prójimo y a rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.
Anunciar el Evangelio con palabras y sobre todo con obras no es un añadido en la vida de la Iglesia y de los cristianos; pertenece a nuestro ser y a nuestra misión, que brota de la Eucaristía, manantial permanente del amor de Cristo hacia todos. Como el buen samaritano hemos de atender con diligencia y gratuidad, con corazón compasivo y misericordioso, al prójimo necesitado, cercano o lejano. Jesús nos dice: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40). Cristo nos apremia a vivir desde Él y con Él la misericordia en nuestro tiempo. Hagamos de nuestra vida una existencia eucarística y evangelizadora.
5. ¡Que san Pascual interceda por nosotros para que sepamos vivir santamente, imitándole en su sencillez evangélica; que por su intercesión se aviven en nosotros la fe y la confianza en Dios, el espíritu de oración y la participación en la Eucaristía, para que seamos testigos creíbles del amor de Dios en el amor a los hermanos. Que toda nuestra Iglesia diocesana en sus grupos y comunidades crezca en comunión para salir a la tarea urgente de la evangelización.
¡Que san Pascual y la Mare de Déu de Gracia protejan a todos los hijos e hijas de Vila-real y a sus familias en su salud física y espiritual, en su bienestar material y espiritual! Amén.
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
«Les fahedures de una imatge de Sant Jaume»
Coincidiendo con el Año Santo Jacobeo, la Congregación de las Hijas de María inmaculada de Vila-real ha organizado una exposición honrando a Santiago Apóstol, su Copatrono, titular de la parroquia Arciprestal donde radica, y patrón de España.
La exposición ha sido inaugura este mediodía, el la Casa Social de les Purissimeres, por el obispo de nuestra Diócesis tras la Eucaristía celebrada en la Basílica de san Pascual Bailón por su festividad.
Hace 633 años. Nicolás Palacia, sacristán mayor de la parroquia de san Jaime, única existente en aquella época en Vila-real, entregaba al platero En Coscolsa, afincado en valencia, 280 sueldos recibidos del Consejo por realizar “les fahedures de una imatge de Sant Jaume” destinada al altar mayor de la Iglesia. La plata para su construcción la dejó en testamento Domingo Guerola, rector de la Parroquia. Así consta en la “Clavería” (libro de cuentas) de 1389-1390 conservado en el Archivo Histórico de Vila-real.
La exposición se puede visitar desde hoy hasta el próximo domingo, 22 de mayo, de 18.30 a 20.00 horas en la Casa social.
D. Casimiro nos exhorta a seguir el ejemplo del Santo para nuestra renovación personal, comunitaria, pastoral y misionera
Convocados en torno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, esta mañana se ha celebrado en la Basílica de San Pascual Bailón, la festividad del patrón de Vila-real y de la Diócesis de Segorbe-Castellón. El volteo de campanas de ayer tarde advertía que la de hoy sería una jornada festiva excepcional en la que se ha recordado y honrado a San Pascual, el eterno adorador.
A las 11.00h daba comienzo la Solemne Eucaristía que ha congregado a cientos de fieles, así como a las autoridades locales, las Reinas de las fiestas y una nutrida representación del tejido social de la ciudad.
Ha estado presidida por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón Mons. Casimiro López Llorente, a quien han acompañado una nutrida representación de sacerdotes (especialmente del Arciprestazgo de Vila-real), diáconos y seminaristas.
Y es que este año, la festividad se celebra en el contexto del 775º Aniversario de creación de la Sede Episcopal en Segorbe, aspecto que ha estado muy presente por ser un año de gracia de Dios «para crecer en comunión con Dios, con los hermanos y salir a la misión» ha destacado nuestro Obispo, que ha tenido palabras de agradecimiento a las Hermanas Clarisas por la acogida.
La Santa Misa lo ha sido en acción de gracias a Dios por todo aquello que llevó a san Pascual a la santidad: «sus virtudes de fe y confianza en Dios, por su amor a la Eucaristía y su devoción a la Virgen Santísima, y por su gran amor a Dios y al prójimo», ha puesto de relieve D. Casimiro ante quienes, con fervor, han participado de la Eucaristía, bien presencialmente, bien a través de la retransmisión por televisión, teniendo palabras especialmente cariñosas con las personas mayores, los enfermos y aquellos otros que estando impedidos les ha resultado imposible acudir al templo.
La Liturgia de la Palabra ya nos instaba a recordar al santo: «los que teméis al Señor, confiad en él, y no se retrasará vuestra recompensa. Los que teméis al Señor, esperad bienes, gozo eterno y misericordia. Porque un don eterno con alegría es su recompensa» (Ecco 2, 7-13), invitándonos a fijarnos en «las generaciones antiguas».
Igualmente el Apóstol San Pablo (1 Cor 1, 26-31) nos ha guiado en la reflexión respecto a la sabiduría de Dios que escoge a aquellos que el mundo rechaza para que trabajen en su obra. Como nos recordaba hoy la primera lectura, Dios no está interesado en el talento humano brillante, ni en la capacidad natural de las personas. En san Pascual encontró la persona humilde entregada a Él. Esta invitación a seguirle se ha visto refrendada en la proclamación del Evangelio (Mt 11, 25-30).
Así se ha dado paso a la homilía de nuestro Obispo, en la que ha puesto en valor el importante legado espiritual y de fe del santo, a quien ha puesto como ejemplo a seguir y «vía inequívoca por la que ha de caminar nuestra Iglesia diocesana».
Ha repasado con detalle la vida de San Pascual resaltando su gran devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen María. También se ha referido a su «extraordinario valor evangélico: su amor al prójimo y, en especial, a los más pobres, sirviendo siempre con alegría».
Su trayectoria de vida, por aquellos oficios que desarrolló, ha dicho D. Casimiro, «favorecieron el ejercicio de su caridad, impregnada siempre de humildad y de sencillez». Y como nuestro patrono, la vida de los santos «es actual y son modelos extraordinariamente humanos, precisamente porque surgen del seguimiento de Cristo». Y lo son, ha destacado nuestro Obispo, porque «su forma de ser, de estar y de actuar en el mundo no suele ser espectacular, pasan desapercibidos; rehúyen los halagos y aplausos; son humildes y sencillos; su alimento es la oración, la escucha de Dios, la unión y la amistad con Cristo».
Espíritu evangelizador y misionero en el Año Jubilar
A través de la santidad y la caridad de san Pascual, el Obispo de Segorbe-Castellón nos ha exhortado a vivir este Año Jubilar poniendo nuestra mirada en el santo patrono porque «sólo desde la humildad, que es vivir en la verdad, se descubre la presencia de Dios en la existencia diaria y se ve a Cristo en el rostro del hermano a nuestro lado». En este peregrinar, D. Casimiro nos ha recordado que la santidad es siempre actual porque supone caminar hacia la perfección del amor». Santo es quien «acoge el amor de Dios y se va dejando transformar por el Espíritu Santo; santo es quien vive unido a Dios y a los hermanos en el mandamiento nuevo del amor».
Siguiendo el ejemplo evangelizador y misionero de San Pascual, en este Jubileo, estamos todos llamados, «a salir a la misión» ha enfatizado D. Casimiro, «ir a las periferias para que por nuestras palabras y obras el Evangelio llegue a todos porque a todos está destinada la Buena Noticia del Amor de Dios». También somos enviados, ha dicho el Obispo, «a enseñar al que no sabe, a dar buen consejo al que lo necesita, a corregir fraternalmente al que se equivoca, a perdonar de corazón al que nos ofende, a consolar al triste, a sufrir con paciencia los defectos del prójimo y a rezar a Dios por los vivos y por los difuntos».
La homilía ha concluido pidiendo la intercesión a San Pascual para que «sepamos vivir santamente, imitándole en su sencillez evangélica; que por su intercesión se aviven en nosotros la fe y la confianza en Dios y que toda nuestra Iglesia diocesana, en sus grupos y comunidades, crezca en comunión para salir a la tarea urgente de la evangelización».
La celebración ha continuado dando paso a la Litrugia de la Eucaristía, núcleo de toda la celebración, y centro del encuentro personal con el Señor que ha dado paso al Rito de la Comunión.
La parte musical a cargo de la Coral «Sant Jaume», Veus de Cambra, Supramúsica y la Unión Musical » La Lira»; bajo la dirección de D. Alfredo Sanz y al órgano Dª María Isabel Casalta. Tras finalizar la Misa, se ha visitado a San Pascual en su Real Capilla y se han cantado los Gozos, dando por clausurada la celebración de esta mañana.
Esta tarde, a las 18,30 tendrá lugar la Procesión general en honor a San Pascual que recorrerá las principales calles de Vila-real con el siguiente itinerario: Virgen de Gracia, Bayarri, San Roque, San Antonio, Cervantes, Plaza Mayor, Plaza de la Vila, Calle Mayor San Jaime, Arrabal de San Pascual y Basílica.
Hoy, martes 17 de mayo, se ha reunido la Comisión del Fondo Diocesano ante el Covid-19 para valorar las solicitudes de ayuda presentadas por las Cáritas en la Diócesis.
Esta semana se han presentado 4 solicitudes, aprobándose todas ellas, por parte de las Cáritas Parroquiales de Santa María y de San José Obrero de Castellón. También de la Cáritas Interparroquial de La Vall d´Uixó a través de un caso perteneciente a la parroquia del Santo Ángel Custodio.
Con ello se han podido cubrir facturas de alquiler, de suministros de luz, agua y gas, y se han podido comprar unas gafas. La cantidad total de esta semana ha sido de 717,16 €.
Tras dos años sin poder celebrarse, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) en Segorbe-Castellón ha organizado, el próximo sábado día 21 de mayo, su quincuagésimo quinta Ultreya Diocesana. Será en el Seminario Mater Dei bajo el lema “¡Volvamos a Galilea!”.
La Jornada comenzará a las 10 h. con la acogida a todos los asistentes, para posteriormente iniciar la oración de Laudes. Entre otros actos programados, a las 11:30 h. está previsto que el Presidente Diocesano de MCC, D. Fernando Puchol, salude a los presentes y realice una intervención. La Jornada concluirá con una Eucaristía que tendrá lugar a las 16 h.
Celebradas en Madrid el 12 y 13 de mayo
La Diócesis de Segorbe-Castellón ha estado presente en las Jornadas de Trabajo que reunieron la semana pasada en Madrid a los miembros de las comisiones diocesanas para el mantenimiento de la Iglesia.
Nuestra Diócesis ha estado representada por el Ecónomo, D. Tico Gómez, el Delegado de Medios de Comunicación, D. Héctor Gozalbo, Vicente Navarro Mir, de la administración diocesana.
Las jornadas se inauguraban el pasado 12 de mayo por parte del obispo responsable del secretariado, Mons. Joseba Segura, dando paso a la ponencia titulada “Naturaleza, claves e idiosincrasia del sostenimiento de la Iglesia”.
En la misma, Diego Zabildea sacerdote y profesor de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra, puso el acento en “la lógica del don” para afirmar que el sostenimiento de la Iglesia es la inversión más rentable. Tras la primera ponencia los ecónomos de varias diócesis españolas compartieron con los asistentes sus experiencias.
Las jornadas, contaron también con sesiones específicas en las que el secretario general de la Conferencia Episcopal, Mons. luis Argüello, que habló sobre la dimensión pastoral; el vicesecretario para Asuntos económicos, Fernando Giménez Barriocanal, sobre la dimensión económica; y el director de la Comisoión Episcopal para las Comunicaciones Sociales, Josetxo Vera, en cuya disertación se refirió a la dimensión comunicativa.
La parte más internacional de las jornadas corrió a cargo del responsable del Servicio de Promoción del Apoyo Económico a la Iglesia de la Conferencia Episcopal Italiana; y de la responsable, de la Oficina de Desarrollo de la Archidiódecis de Nueva York. También hubo espacio para el intercambio de opiniones de los participantes sobre los fines, objetivos y funcionamiento de las Comisiones Diocesanas. En el transcurso de las jornadas se presentó la Memoria de Actividades del 2020.
#HazMemoria #HmCatequesis
El servicio del catequista dentro de la Iglesia es muy antiguo. Ya en el Nuevo Testamento encontramos que se llama maestros a los encargados de enseñar la vida cristiana a los que van a recibir el bautismo y el mismo evangelista Lucas escribe su evangelio con afán de transmitir las cosas que se han vivido en su tiempo para dar una enseñanza sólida y segura y fuerza a cuantos han recibido el Bautismo.
Desde sus orígenes, la comunidad cristiana ha ido generando nuevos ministerios para el desarrollo de su misión. Unos ayudan en la celebración de la eucaristía, otros sirven a los necesitados, otros colaboran en el anuncio del Evangelio, entre los más lejanos, como los misioneros, y entre los más cercanos.
Son los catequistas, más de 85.000 en la Iglesia en España los que han recibido el encargo de la Iglesia de acompañar en la fe, por medio de la formación, a quienes se preparan para dar un paso más en la vivencia de esa fe. Es el Espíritu Santo el que mueve el corazón de los cristianos para servir a la Iglesia en cualquiera de sus servicios, también en el de catequista.
Catequistas son los bautizados que ejercen en la comunidad el servicio de transmitir la enseñanza de los apóstoles, de los evangelistas y de toda la Iglesia de manera organizada, en estrecha relación con las circunstancias del tiempo presente y de las circunstancias en que viven los catecúmenos. La Iglesia reconoce este servicio como una expresión concreta del carisma personal que ayuda notablemente al crecimiento de la misión evangelizadora.
La historia de la evangelización de estos dos milenios muestra la eficacia de la misión de los catequistas. Laicos, hombres y mujeres animados por una gran fe y auténticos testigos de santidad que, en algunos casos, fueron además fundadores de Iglesias y llegaron incluso a dar su vida al servicio de la catequesis, a fin de que la fe fuese un apoyo válido para la existencia de cada persona.
Algunos, además, reunieron en torno a sí a otros hermanos y hermanas que, compartiendo el mismo carisma, constituyeron órdenes religiosas dedicadas completamente al servicio de la catequesis.
También en nuestros días, muchos catequistas capaces y constantes están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe. Para continuar esa misión, el Espíritu llama a nuevos catequistas que salgan al encuentro de todos los que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana.
Se ha celebrado durante el pasado fin de semana en el Seminario Diocesano Mater Dei
La Diócesis de Segorbe-Castellón ha consolidado el Proyecto Amor Conyugal que, entre otras actividades, ofrece un retiro de fin de semana para matrimonios. Apenas han pasado tres meses desde que, en el pasado febrero, se celebró el primer retiro. Tal fue la demanda que muchos matrimonios interesados se quedaron sin plaza, cuestión que ha sido decisiva para programar este segundo retiro que ha tenido lugar entre el 13 y el 15 de mayo en el Seminario Mater Dei de Castellón.
En este segundo retiro que se ha ofrecido han participado un total de 48 matrimonios, más otros 10 que lo han hecho en calidad de «servidores» atendiendo aspectos organizativos y de acompañamiento a las parejas participantes. El Proyecto Amor Conyugal es un método fundado desde hace ya una década por un matrimonio de Málaga quienes, atravesando una crisis conyugal, se ampararon en la Virgen de Fátima, superando las dificultades que casi les llevó al divorcio. La historia de superación y de fe de José Luis Gadea y Magüi Galvez es ejemplo para multitud de parejas que han experimentado una auténtica transformación en su matrimonio, y fruto de ello, este proyecto está implantado en la práctica totalidad de diócesis españolas.
En la de Segorbe-Castellón, tiene su inicio en la Parroquia de Santa Isabel, en Vila-real. A finales del año pasado, se presentó también el proyecto en la Parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón. Con el apoyo de la Delegación Diocesana para la Pastoral Familiar y Defensa de la Vida, se organizó un primer retiro cuyos frutos se recogieron de inmediato pues varios matrimonios participantes se sumaron a este itinerario parroquial que, de la mano de la Virgen María, ayuda a los matrimonios a vivir la vocación conyugal tal como Dios la pensó.
El proyecto no empieza y acaba en el retiro, sino que tiene una continuidad en la parroquia donde, tal como afirma el Delegado Diocesano para la Pastoral Familiar y Defensa de la Vida, D. Luis Oliver, «una vez al mes se celebran encuentros de formación basados en las catequesis de Juan Pablo II expuestas por uno de los matrimonios que forman parte del grupo». En estos encuentros mensuales hay momentos íntimos del Señor con los matrimonios a través de la adoración al Santísimo.
Actualmente hay dos grupos de matrimonios en nuestra Diócesis, uno en la parroquia de la Trinidad en Castellón, y otro en la de Santa Isabel, en Vila-real. No es necesario haber hecho el retiro de Proyecto de Amor Conyugal para asistir a estos encuentros mensuales.
Ayer se celebró la iniciación cristiana de Jaume Bleda Rodríguez-Bobada, de 23 años de edad, a quien el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, administró los Sacramentos del Bautismo y la Confirmación en una celebración que tuvo lugar en la Parroquia de San Juan Bautista del Pueblo Seco, en el barrio de San Agustín y San Marcos, en Castellón.
En el V Domingo de Pascua, la Iglesia Diocesana celebró con júbilo y alegría esta nueva incorporación en la que además, D. Casimiro también administró la Confirmación a la madre del joven catecúmeno, Dª. María Manuela Rodríguez-Bobada. Una celebración en la que nuestro Obispo dio gracias a Dios pues, como rezaba el salmo del día «el Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas» y acogió en sus brazos de padre a su hijo Jaume.
A la luz de la palabra proclamada (Juan 13, 31-33. 34-35) nuestro Obispo, durante la homilía, se refirió a la Eucaristía como «el encuentro ante el Señor que nos anima a vivir la verdad siguiendo su ejemplo». Puso el acento en el mensaje del «amor de Dios» y en «el mandamiento nuevo del amor», y advirtió del profundo significado de los Sacramentos administrados a Jaume. En primer lugar, a través del Bautismo, dijo al catecúmeno, «hoy entras en la vida de Dios, una vida a la que fuiste llamado por amor y que, como decía el Evangelio, sigas el mandamiento nuevo». No hay nada más triste en este mundo, dijo D. Casimiro, «que no sentirse amados y no saber amar». En la misma celebración, se le administró, junto a su madre, la Confirmación, a través de la cual, dijo D. Casimiro, «Dios os va a llenar del Espíritu Santo para que sigáis caminando y creciendo como discípulos del Señor».
La celebración fue doblemente emotiva dadas las particulares circunstancias de la familia. Hasta hace escasamente unos años, tanto el joven catecúmeno como su familia, habían practicado su espiritualidad en otras creencias distintas a la católica. Sin embargo, cayeron en el desaliento, al tiempo que sentían la necesidad de un acercamiento a Dios que se veía acrecentada al mantener contacto con algunos sacerdotes a quienes hacían partícipes de sus anhelos, lo que les motivó a dirigir su camino de fe hacia la Iglesia Católica participando en las Eucaristías celebradas en la Parroquia.
Poco tiempo después Dª Manuela y su hijo Jaume se dirigieron al Párroco de San Juan Bautista del Pueblo Seco, el Rvdo. D. Vicente José Paulo Gómez, manifestándole el deseo de Bautismo para Jaime y la Confirmación para Dª Manuela, iniciándose el expediente.
Ha sido un proceso no exento de dificultades ya que poco después, la pandemia nos llevó al confinamiento. Pese a todo, pudo mucho más su deseo de pertenecer a la Iglesia Católica y las limitaciones propias de los aislamientos se superaron gracias a Joaquín, hijo y hermano de los solicitantes, que siendo católico y ejerciendo de catequista en la parroquia de San Francisco, en Vila-real, asumió la tarea de catequizar a su madre y hermano quienes, supervisados por el párroco, fueron conociendo los misterios de la fe, los sacramentos y la vida cristiana.
Previo a la celebración de ayer, tal y como se establece en el Rito de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA), Jaume hizo su confesión de fe culminando así la catequesis requerida.
#JornadaMundialdelasComunicacionesSociales
📄✍️ Hoy se celebra la 58º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. «#InteligenciaArtificial y sabiduría del corazón: para una comunicación plenamente humana» es el tema que propone @Pontifex_es 💻❤️
#CartaDelObispo #MayoMesDeMaria
💐🙏 El Obispo nos exhorta, en su carta semanal, a contemplar a la Virgen e imitarla en su fe, esperanza y caridad, porque ella dirige siempre nuestra mirada hacia Jesús; y nos ofrece y nos lleva a Cristo ✝️
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