7ª edición de «Encuentro Castellón» en el Real Casino Antiguo, en el que participará, D. José Luis Restán, Presidente de Ábside Media
La Asociación Cultural “Encuentro Castellón” celebrará este fin de semana el 7º Encuentro bajo el título “Por la libertad se puede y debe aventurar la vida”, tendrá lugar en el Real Casino Antiguo de Castellón a partir de este jueves y hasta el domingo 12 de febrero.
El origen de estos encuentros, tal como asegura, Pilar Chiva, presidenta de la Asociación, «nace de la experiencia que los miembros de esta Asociación Cultural vive en la Iglesia a través del carisma de Comunión y Liberación, ante el desafío de si verdaderamente la fe incide en todos los aspectos de la vida y si la fe puede ser incidente en el momento histórico y las circunstancias en que vivimos».
Prueba de ello es la posibilidad de proponer un espacio público, como son estos encuentros, sobre aquellas cuestiones que preocupan a las mujeres y hombres de hoy. El objetivo, por tanto es generar espacios de diálogo y de entendimiento que, como afirma Pilar Chiva, “nos han venido a confirmar los encuentros anteriores que se han producido entre creyentes y no creyentes, y también entre personas de ideologías políticas diferentes”.
En esta ocasión se va a abordar “la libertad” desde diferentes perspectivas teniendo como punto de partida algunos pasajes de la obra literaria del Quijote. De esta forma, a partir del anhelo de libertad con el que todo ser humano nace y convive, y que aparentemente, nos resulta imposible de satisfacer, será el eje a partir del cual se han programado diferentes charlas para el viernes y el sábado, así como la exposición que se inaugurará este jueves.
El Presidente del Grupo Ábside Media, D. José Luis Restán será uno de los ponentes, que tratará de dar respuesta a si la verdadera libertad necesita vínculos con la realidad para que la vida pueda convertirse en una aventura interesante.
El salón de actos del Seminario Mater Dei de Castellón ha sido el escenario donde se han llevado a cabo las Jornadas de Formación dedicadas a los sacerdotes, diáconos, religiosos y seglares de nuestra diócesis. Y de modo especial, a catequistas, a profesores cristianos y de religión y a estudiantes. Unas jornadas que comenzaron en enero del 2020, y que tras la pandemia han vuelto a retomarse.
En la invitación para participar en las mismas el propio Obispo, D. Casimiro; señalaba que “corren tiempos recios para poder vivir como comunidad de ´discípulos misioneros´ del Señor y para la misión evangelizadora. En este contexto nos cuesta encontrar caminos para llevar al encuentro con Jesucristo y para ofrecer el Evangelio al hombre y mujer de hoy” y por eso animaba a través de estas dos jornadas a “volver nuestra mirada al Señor resucitado y a la acción del Espíritu Santo, presentes en nuestra Iglesia”.
Por eso la necesidad de profundizar y conocer lo que Jesús quiere de nosotros como Iglesia diocesana, para amarla más y ser fieles a la misión que Él nos ha confiado. En esa línea D. Casimiro indicó que “cada uno de nosotros debería sentir la necesidad de formación para ser fieles hoy a la misión que el Señor nos ha confiado como Iglesia suya”.
Con este fin se programaron las charlas que sobre la Iglesia y bajo el título “Fieles a la misión del Señor ante el actual cambio de época” impartió los días 6 y 7 de febrero, el Doctor Raúl Orozco Ruano, profesor de la Universidad Eclesiástica de San Dámaso de Madrid. El ponente hizo una introducción sobre el momento histórico actual y señaló que estamos llamados a tener una mirada de fe sobre el tiempo no como kronos (sin trama ni forma) sino como verdadero kairos (sello sacramental). Y citando al Papa Francisco señaló que “no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época. Por tanto, estamos en uno de esos momentos en que los cambios no son más lineales, sino de profunda transformación”.
Por eso advirtió de que hay dos peligros que debemos evitar: la recepción acrítica de la cultura y el rechazo fideísta de un diálogo verdadero con la cultura contemporánea. Y animó a que el creyente “interprete la situación histórica a través del discernimiento evangélico” (tan fundamental para el análisis teológico-pastoral del ejercicio y la espiritualidad del ministerio del sacramento del orden y los planes de formación sacerdotal). Y remitió a que “la crisis que padecemos en la vida presbiteral está provocada por los cambios profundos que se han dado en la sociedad”. Todo este cambio de época supone una transformación en los paradigmas de pensamiento. Y entre otras transformaciones la consecuencia histórica desemboca en la aparición del nihilismo, en donde el hombre ilustrado es sustituido por el Tolle Mensch u hombre loco de Nietzsche. Y por consiguiente señaló que con la muerte de Dios llega la desaparición del orden metafísico, axiológico y moral; así como el debilitamiento del sujeto en la era post-humanista.
Todo ello nos lleva a una crisis de la paternidad que se transmite en una dificultad cultural para transmitir la fe y en una crisis de la sacramentalidad. Llegando a privatizar la religión. “Los cristianos deben participar en la sociedad como sujetos activos que se hacen presentes en la plaza pública como testigos sacramentales de un encuentro con una Persona que es la Verdad” afirmaba con rotundidad Raúl Orozco, señalando esta actitud como una propuesta de respuesta cristiana ante el cambio de época. Siendo así testigos de una Verdad viviente y personal. Y destacó que “no hay lugar para el cristianismo anónimo o privado en el encuentro con Cristo”. Así la presencia cristiana en la sociedad permite devolverle al tiempo su sello sacramental. Por eso uno de los retos para los ministros ordenados en un cambio de época es encontrar en la configuración con Cristo Hijo-Siervo el sentido y la forma concreta de su representación sacramental de Cristo Cabeza-Pastor. Y concluyó señalando que “la actitud fundamental está en la permanente conversión personal al amor de Dios”.
El Obispo D. Casimiro dirigió unas palabras para concluir las jornadas de formación en las que recordó que “estos dos días también promueven la fraternidad y nos ayudan a crecer en la unidad. Y a superar nuestras mundanidades”.
Los próximos 9 y 10 de febrero, en el contexto de celebración del Año Jubilar
Este próximo fin de semana tendrá lugar, en dos sesiones, la Conferencia de Pastoral, que se va a celebrar en el contexto de celebración del Año Jubilar Diocesano.
Bajo el título «Segobricensis 775, una Pastoral para nuestro tiempo», D. Juan Manuel Gallent, tratará de «volver a las huellas de Jesús guiados por el Espíritu Santo» con el objetivo de realizar una «mirada evangélica a nuestra Diócesis» desde la renovación espiritual y pastoral, pero también estructural, haciendo una lectura atenta de los signos de los tiempos para afrontar los caminos de renovación de nuestra Diócesis a partir de la luz de la Palabra de Dios.
Así, este próximo jueves, 9 de febrero, la conferencia tendrá lugar en el salón de actos de la Parroquia de Santa María, en Castellón, a las 19.00h de la tarde.
Ya, el viernes, 10 de febrero, para todos los fieles de la comarca del Alto Palancia, se celebrará, a las 19.30h de la tarde, en la S.I. Catedral de Segorbe.
Bajo el lema «Una comunicación atenta al mundo actual» se celebró los pasados días 1, 2 y 3 de febrero la Asamblea Anual de Delegados Diocesanos de Comunicación en Madrid, convocada por la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS). En el encuentro también participó nuestra Delegación Diocesana de Medios, a través de la figura de su Delegado, D. Héctor Gozalbo; quien representó a todo el equipo de trabajo encargado de esta labor en la Diócesis.
Aunque la Asamblea comenzó la tarde del día 1 de febrero, por la mañana se procedió a la concesión de los Premios ¡Bravo! 2022, en la Sede de la Conferencia Episcopal Española. Con la entrega de estos galardones, que alcanzan este año su 53º edición, se reconoce «por parte de la Iglesia, la labor meritoria de todos aquellos profesionales de la comunicación en los diversos medios, que se hayan distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores evangélicos”.
Así pues, la Asamblea se inauguró la tarde del miércoles 1 de febrero, con una conversación sobre la actualidad en el mundo de la comunicación a cargo de Jorge Bustos, subdirector de El Mundo y Premio ¡Bravo! de Prensa 2022.
A continuación, el presidente de la CECS, Mons. José Manuel Lorca Planes, saludó a los delegados diocesanos y presentó el Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2023, que con el lema “Hablar con el corazón: Veritatem facientes in caritate” se celebrará el próximo 21 de mayo, día de la Ascensión del Señor.Esta primera jornada se cerró con la aportación de distintas experiencias diocesanas en comunicación a cargo de Alberto Cuevas, Lorena Jorna y Santiago Ruiz.
La mañana del jueves 2 de febrero se programaron unas sesiones sobre comunicación ante una situación de crisis. Silvia Rincón impartió una charla bajo el título «La correcta gestión ante una situación de crisis» y después el conocido periodista Alfredo Urdaci (periodista especializado en Comunicación Corporativa y Gestión de crisis, además de Comunicación Personal) habló de «cómo prevenir las crisis» y sobre «las estrategias de comunicación». La primera de las ponencias abordó el tema desde el ámbito de la reflexión académica y la segunda desde el ámbito profesional. La mañana concluyó con la intervención de José Luis Restán, presidente no ejecutivo de COPE.
La sesión de la tarde se dedicó al trabajo en comunicación de los gabinetes de prensa y su relación con los medios de Cáritas, OMP y CONFER. Durante el último día de la Asamblea, el viernes 3 de febrero, se impartió un taller de técnicas avanzadas para grabación y edición de video para redes sociales. En el transcurso de la mañana, Julio de la Iglesia Trinidad expuso cómo obtener excelentes resultados con la aplicación multiplataforma de edición CapCut. El programa de la Asamblea Anual de la CES finalizó con la sesión de clausura a última hora de la mañana.
Un nutrido grupo de fieles han peregrinado a la tierra de Jesús
La tierra que vio nacer, vivir, morir y resucitar a Jesucristo ha acogido a un nutrido grupo de fieles de la parroquia de Ntra. Sra. de La Asunción, en La Vall d’Uixó, que peregrinaron a Tierra Santa recientemente. Acompañados por el párroco D. Marc Estela, han podido vivir con la misma intensidad que narran las Sagradas Escrituras, los acontecimientos que cambiaron la historia de la humanidad, y visitar los lugares en los que acontecieron.
Renovación de las promesas matrimoniales
Así, Caná de Galilea fue la primera parada de la peregrinación. En el mismo lugar donde Cristo realizó el primer milagro convirtiendo el agua en vino, los esposos peregrinos pudieron renovar sus promesas matrimoniales. Allí todo el grupo, se unió en oración por aquellos otros de la parroquia, que ya descansan junto al Padre.
En el mismo lugar donde María recibió el anuncio del Ángel, los peregrinos visitaron la casa donde vivió María y rezaron el Ángelus junto a los Padres Franciscanos. En la casa de José, donde vivió y trabajó la Sagrada Familia, dieron gracias a Dios por el don de la familia y rezaron, especialmente, por todas las de la Parroquia. Pudieron revivir la transfiguración de Jesucristo bajo la quietud y el silencio del Monte Tabor en una jornada que estuvo cargada de fe.
Dejándose encontrar por Jesucristo, de la mano de San Pedro, visitaron el monte de las Bienaventuranzas y el lugar donde se produjo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, paseando también a orillas del lago, visitando también la ciudad de Cafarnaún donde Jesús vivió en la casa de Pedro, predicó en su sinagoga y obró varios milagros. Frente a las ruinas de la ciudad de Magdala, pudieron conocer el manantial de la vida de Pedro, Pablo y María Magdalena, que no es otro que Cristo.
Desde Nazaret hasta Belén, recorrieron el mismo camino que tomaron José y María, y visitaron el lugar donde María daría a luz al Salvador y rezar en la Basílica de la Natividad donde sigue resonando la buena noticia que llena de alegría el mundo entero. En el trayecto también pudieron renovar la gracia que se nos concede a todos el día de nuestro bautismo en el mismo río Jordan donde fue bautizado el Señor.
Junto a Jesucristo, entraron triunfantes en Jerusalén, y tras visitar la Iglesia de la Ascensión y del Padrenuestro, rezaron el oficio de Laudes en el mismo lugar en el que Jesús, conmovido, lloró ante la ciudad Santa. También hubo ocasión para rezar en silencio en la Basílica de la Agonía situada en el huerto de los olivos y visitar la Iglesia en la que los hermanos ortodoxos conservan la tumba de la Virgen. Se unieron a Cristo en el mismo lugar donde estuvo encarcelado, así como el Cenáculo, lugar donde instituyó la Eucaristía y el sacerdocio, y donde después de su Resurrección, tuvo lugar la efusión del Espíritu Santo a los apóstoles, reunidos con María.
Frente al muro de las lamentaciones rezaron por la tan deseada paz y desde el punto exacto del pretorio de Pilato acompañaron al Señor por la Vía Dolorosa al Señor, recorriendor las calles de la ciudad vieja de Jerusalén meditando cada una de las estaciones del Vía Crucis.
Ya en la Basílica del Santo Sepulcro, y no exentos de emoción, visitaron la capilla de la crucifixión y el Edículo del Sepulcro, donde Jesús venció la muerte. Emaús fue la última parada, y lugar donde tuvieron la oportunidad de revivir la misma experiencia de los discípulos a los que Cristo salió a su encuentro viendo renacer el entusiasmo de la fe, el amor a la comunidad, y la necesidad de comunicar la buena nueva, dando testimonio de todo lo vivido durante la peregrinación.
Los peregrinos han participado diariamente en las Eucaristías que ha celebrado el párroco, D. Marc Estela en lugares tan emblemáticos como la Basílica de la Encarnación, donde “el Verbo se hizo carne”; a orillas del lago de Galilea, donde Pedro manifestó su amor a Cristo; en Jericó; o en el mismo ‘Cenaculin’ donde, de forma especial, pidieron por todos los sacerdotes, y acompañaron al párroco en la renovación de las promesas del día de su ordenación sacerdotal.
Ante la inminente celebración del VI Encuentro de adolescentes y jóvenes en proceso de Confirmación, el Obispo de la Diócesis ha publicado una carta dirigida a los jóvenes e invitándolos a participar en el encuentro que se celebrará el próximo 25 de febrero,en Segorbe.
Con la complicidad y el cariño que D. Casimiro muestra habitualmente a los jóvenes, recuerda lo entrañable y hermoso que fue el encuentro del pasado año ya salvadas las limitaciones de la pandemia. Una ocasión única, dice el Obispo en esta carta, «para conocernos, para compartir la alegría de ser amigos de Jesús y para ver que somos muchos los que le seguimos y formamos su Iglesia».
Del mismo modo, les traslada el gozo que supone para él «estar con vosotros este día, para conocernos, para escuchar vuestros anhelos y esperanzas, y también –claro está- vuestras dificultades y vuestras peticiones a nuestra Iglesia para poder ser y vivir como cristianos hoy».
Y bajo el lema del encuentro «Conectados», les anima a cumplir con el deseo de Jesús de crecer en comunión para salir a la misión, participando en la peregrinación desde la Cueva Santa hasta Segorbe para después celebrar la Eucaristía y disfrutar de los talleres y actividades organizadas por la Delegación para la Infancia y la Juventud.
Recibid un cordial saludo todos cuantos os estáis preparando para recibir el sacramento de la Confirmación. El motivo de esta carta es invitaros a todos al VI Encuentro diocesano de adolescentes y jóvenes en proceso de Confirmación. Esta vez será el próximo día 25 de febrero, sábado, en Segorbe, porque estamos celebrando el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, y con ello el origen de nuestra Iglesia diocesana, que hoy se llama Segorbe-Castellón,
Por este motivo estamos celebrando un Año Jubilar, un año de gracia y de alegría para dar gracias a Dios por todos los dones que hemos recibido de Él a lo largo de estos casi ocho siglos. Muchas personas, grupos y parroquias están peregrinando a la Catedral diocesana en Segorbe para celebrar el Jubileo. El sábado, 28 de enero, lo hicieron varios cientos de niños y niñas de Infancia Misionera, acompañados por sus catequistas, padres y monitores. Fue un día muy hermoso para todos. También vosotros, queridos jóvenes, tenéis la oportunidad de uniros al Jubileo peregrinando hasta la Catedral, el día 25 de febrero. Saldremos a las 10:30 desde el Santuario de la Virgen de la Cueva Santa, nuestra Patrona, en Altura y caminaremos hasta nuestra Catedral en Segorbe, donde celebraremos la Eucaristía y ganaremos el Jubileo pasando por la Puerta Santa. Después de la comida, tendremos varios talleres muy interesantes para terminar con un concierto y la adoración del Señor.
Cuantos tuvimos la ocasión de participar en el anterior Encuentro, quedamos muy contentos. Fue un día muy bello para todos y nos dejó con muchas ganas de volver este año. Es una ocasión única para conocernos, para compartir la alegría de ser amigos de Jesús y para ver que somos muchos los que le seguimos y formamos su Iglesia. Para mí personalmente es un verdadero gozo estar con vosotros este día, para conocernos, para escuchar vuestros anhelos y esperanzas, y también –claro está- vuestras dificultades y vuestras peticiones a nuestra Iglesia para poder ser y vivir como cristianos hoy.
Jesús nos llama a crecer en comunión para salir a la misión. De ahí el lema del Encuentro: “Conectados”. Porque Jesús quiere que estemos conectados a Él para vivir la alegría que brota de ser sus amigos, y de saberse queridos y acompañados en todo momento por Él. Esto nos da la fuerza y la luz necesarias para seguir caminando en nuestra vida como auténticos cristianos. Por ello en el centro de nuestro encuentro estará Jesús, el Señor resucitado, que desea que nos dejemos encontrar personalmente por Él para darnos su amor, su luz y su vida.
¡Ánimo! Os espero a todos en el Encuentro del día 25 de febrero. Haced un pequeño esfuerzo, porque merece la pena. No os arrepentiréis.
Hasta ese día os aluda con afecto, vuestro Obispo,
Ha estado presidida por Mons. Casimiro López Llorente
La Concatedral de Santa María en Castellón, ha acogido esta mañana la Eucaristía de inicio de la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas de Segorbe-Castellón. Ha estado presidida por el Obispo de la Diócesis y concelebrada por el párroco de Santa María, D. Miguel Simón, los Vicarios parroquiales, D. Ángel Cumbicos y D. David Barrios, y por el Consiliario de Manos Unidas. D. Juan Crisóstomo, asistidos por el diácono.
Junto a la presidenta, Dª Amparo Faulí, a la cabeza, se ha unido una representación de voluntarios, así como representantes de diferentes comarcales de Manos Unidas de Segorbe-Castellón comprometidos en dar a conocer y denunciar la existencia del hambre y de la pobreza, sus causas y sus posibles soluciones.
Por todo ello, cada año trabajan para reunir medios económicos para financiar los programas, planes y proyectos de desarrollo integral dirigidos a atender necesidades en aquellos lugares del mundo donde la pobreza es extrema. Los fondos que recaudan proceden de las cuotas de los propios socios, la colecta anual en las parroquias, cuyos datos se han publicado en la Hoja Parroquial de este domingo, así como las aportaciones de colegios, empresas, organismos públicos y otras donaciones.
Durante la celebración de la Eucaristía, D. Casimiro, sensible siempre hacia los más pobres y desfavorecidos ha valorado la tarea eclesial de esta Asociación del la Iglesia Católica haciéndolo «desde el Señor y desde la Eucaristía», fuente de la Palabra de Dios que hoy, como ha dicho el Obispo, es muy acorde «a la misión de Manos Unidas».
Y es que a través de la Palabra proclamada, como ha puntualizado D. Casimiro, «Jesús invita a sus apóstoles llegados de la misión a descansar ,pero era tanta la gente que le abordaba pidiéndole ayuda, guía y orientación que Él siente compasión de aquella multitud que parecían ovejas sin pastor».
Así ha recordado el Salmo de hoy en el que hemos proclamado que Jesús es nuestro pastor y con Él nada nos falta,. «nos lleva a fuentes tranquilas y repara nuestras fuerzas», ha dicho el Obispo dirigiéndose a las voluntarias y voluntarios de Manos Unidas como miembros de la Iglesia de Segorbe-Castellón, invitándoles a «reposar en el Señor porque Él calma vuestras ansiedades ante tantas necesidades como vemos, Él repara vuestras fuerzas y os enseña el camino justo para cumplir la tarea que ha puesto en vuestras manos como lo hizo con aquellos apóstoles que fueron elegidos para estar con el Señor y después enviarles a predicar». Les ha recordado también, cómo Jesús acude a la multitud con compasión, incidiendo en que ésta «no es tener lástima porque eso nos lleva a la tristeza ante tanta necesidad como detectáis».
El Pastor de nuestra Iglesia les ha animado a «ofrecer sacrificios espirituales», recordando la Carta a los Hebreos, «para ofrecer la propia persona, el propio tiempo como hacéis vosotros, de forma gratuita, desinteresada e incondicional» y ese es el sacrificio que pide el Señor, le has recordado, «haciéndolo desde el amor fraterno, como Dios nos ama a través de su Hijo Jesucristo, de forma desinteresada y gratuita para hacer el bien a los más necesitados, aquellos que no tienen ni lo más elemental para sobrevivir y que se traduce en pobreza, y no solo de pan, sino también de cultura y que afecta como se recoge en el material de la campaña, a tantas mujeres», ha dicho D. Casimiro, sensible a la desigualdad a la que se refiere el lema de esta campaña.
Y para eso cuenta el Señor con nuestras manos, para luchar contra la desigualdad, «sobre todo con las de las voluntarias y voluntarios de Manos Unidas que con vuestra campaña vais a interpelar para concienciar a la sociedad y, con sus aportaciones, poder solucionar tantos problemas». En este sentido, el Obispo, se ha referido a la importante «tarea de tarea de concienciar a la sociedad opulenta que vive desechando tantas cosas que afectan a toda la creación y es fuente de la injusticia y de tantas desigualdades». Por ello, «hay que compadecerse -ha puntualizado D. Casimiro,-,“sufrir con ellos, empatizar y ponerse en su lugar para tener la compasión que nos muestra Jesús ante esa multitud y hacerlo como Iglesia diocesana». Como signo en el ofertorio, voluntarios de Manos Unidas han ofrecido los proyectos en los que durante este 2023, Manos Unidas, tratará de conseguir fondos.
El Señor pone de nuevo a misión a Manos Unidas de Segorbe-Castellón este año, con una nueva campaña, «para que llegue a todas las parroquias y a toda la comunidad diocesana que es la primera interpelada, pero también, a través de ellos a toda la sociedad para que esos programas puedan cumplirse como este año pasado». Finalmente, ha pedido intercesión a María la Virgen, «para que os proteja en esta tarea», recordando los de más de 60 años de historia de Manos Unidas «que pusieron en marcha aquellas mujeres, que como vosotras, pusieron en marcha la Campaña contra el Hambre para saciar el hambre de pan, de cultura y de Dios».
En este 2023, Manos Unidas comienza un quinquenio cuyos esfuerzos van a centrarse en algunas de las brechas de desigualdad que siguen creciendo y comprometen la dignidad de todo ser humano. Desde esta Asociación de la Iglesia Católica, aseguran que para promover sociedades más justas, pacíficas e inclusivas, no basta con reducir la pobreza y el hambre, o mejorar la calidad de la educación o del medioambiente, sino que es necesario apostar decididamente por la eliminación de las inequidades que atentan contra la vida digna de millones de personas.
Presentación de la campaña
El próximo martes, 7 de febrero, en el edificio Menador, en la Plaza Huertos Hogueros, a las 18.30 de la tarde,se presentará oficialmente la Campaña contra el Hambre para este 2023 y podremos conocer los proyectos para los que Manos Unidas de Segorbe-Castellón tratará de conseguir fondos.
La enfermedad forma parte de nuestra condición y experiencia humana. Tarde o temprano toca a nuestras puertas. La pandemia del Covid-19 nos ha recordado que somos frágiles, vulnerables y mortales; y también que nos necesitamos los unos de los otros. El reconocimiento de esta realidad nos invita a ser humildes, a practicar la solidaridad y, sobre todo, a abrir nuestra mirada a Dios, que nunca nos abandona. A través de la experiencia de la fragilidad y de la enfermedad podemos aprender a caminar juntos según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura. La enfermedad y el sufrimiento, si se viven en el aislamiento y en el abandono, si no van acompañados del cuidado y de la compasión, pueden llegar a ser inhumanos.
Los enfermos no nos pueden ser indiferentes: no podemos abandonarlos, olvidarlos o marginarlos. Jesús siempre se acercaba y atendía a los enfermos, especialmente a los que habían quedado abandonados y arrinconados. Su cercanía y compasión hacia los enfermos, sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase son un signo maravilloso de que Dios ha visitado a su pueblo y del amor de Dios hacia cada uno de ellos. La compasión de Jesús hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: “estuve enfermo y me visitasteis” (Mt 25, 36).
En la fiesta de la Virgen de Lourdes, el 11 de febrero, celebramos la Jornada Mundial del Enfermo, que nos llama a cuidar de ellos, como hace el buen Samaritano (cf. Lc 10,30-37). Recordemos como dos transeúntes, considerados religiosos, ven a un robado y malherido por unos ladrones en el camino de Jerusalén a Jericó, dan un rodeo y no se detienen. Un tercero, en cambio, un samaritano, objeto de desprecio, siente compasión y se hace cargo de aquel forastero, tratándolo como a un hermano. Lo cura de sus heridas, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo lleva a una posada. “Cuida de él” (v. 35) es el encargo del samaritano al posadero, al despedirse al día siguiente. Jesús, al final de la parábola nos exhorta: “Anda y haz tú lo mismo” (v. 37). Se trata de un mandato incisivo porque, con esas palabras, Jesús nos indica cuales deben ser también hoy la actitud y el comportamiento de todos sus discípulos en especial con enfermos y los que sufren. El Samaritano, comentan muchos Santos Padres de la Iglesia, es el mismo Jesús. Mirando cómo actuaba Cristo podemos comprender el amor infinito de Dios, sentirnos parte de este amor y enviados a ser samaritanos con nuestra atención y nuestra cercanía a todas las personas que necesitan ayuda porque están heridas en el cuerpo y en el espíritu.
Jesús pide que nos acerquemos al enfermo, lo escuchemos y establezcamos una relación personal con él, que sintamos empatía y conmoción con la persona enferma, y nos dejemos involucrar en su sufrimiento hasta llegar a hacernos cargo de su cuidado. Este es el amor fraterno que todo cristiano, toda familia cristiana y toda comunidad cristiana hemos de tener hacia los enfermos. El cuidado cercano y fraterno de los enfermos, hecho con compasión y gratuidad, no puede faltar nunca en nuestra Iglesia diocesana y en cada parroquia. Los enfermos han de ocupar un lugar prioritario en la oración, vida y misión de todas nuestras comunidades cristianas y de los cristianos, siguiendo las palabras de Jesús y su ejemplo, al modo del buen samaritano. Contamos con un buen número de visitadores de enfermos en muchas parroquias y, en los hospitales, con muchos voluntarios: junto con los sacerdotes y los capellanes, se acercan y atienden a los enfermos y a sus familias humana y espiritualmente. Pero cada vez hay más personas enfermas y solas a las que acercarse y cuidar.
El cuidado integral de los enfermos pide cuidar también la dimensión espiritual de los enfermos. La fe en Cristo Jesús, muerto y resucitado, cura y sana, y da aliento y esperanza en la enfermedad al enfermo y a la familia. Es lamentable que haya quienes priven a sus familiares enfermos de la atención y cercanía del sacerdote o de los visitadores sea en casa o en los hospitales. No olvidemos que en todos los hospitales existe un servicio religioso católico, que se ha pedir expresamente en la recepción o en planta para que los capellanes o visitadores puedan acudir a las habitaciones.
Con ocasión de la Jornada Mundial del Enfermo oremos por todos los enfermos y sus cuidadores en el seno de las familias, en los centros sanitaros y residencias. Y damos gracias a Dios por todos cuantos trabajan en la pastoral de la salud: sacerdotes, religiosos y religiosas, voluntarios y visitadores de enfermos. Y damos gracias por el trabajo de todos los sanitarios. A todos los ponemos en manos de la Virgen, Nuestra Señora de Lourdes.
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