Nuevos métodos de evangelización en Ucrania
La familia de David Rubio y María Millán con sus siete hijos han visitado al Obispo, Mons. Casimiro López Llorente, aprovechando unos días de vacaciones en Castellón. Desde hace ocho años participan en una misión ad gentes en Odessa, Ucrania. Han vivido en primera persona los conflictos entre las facciones pro y contra Europa, así como la anexión de Crimea por parte de Rusia. El próximo curso van a aplicar nuevos métodos para evangelizar. Se trata de favorecer el contacto de la gente con la comunidad cristiana.
En un contexto de extrema secularización, abonado por décadas de un sistema comunista totalitario, la gente vive al margen de la fe y muy aislada. David Rubio reconoce que los compañeros de sus hijos vienen fácilmente a su casa y se sienten a gusto. Pero en cambio los padres son muy reticentes. Esto dificulta los contactos personales a través de los cuales compartir la fe.
El año pasado la comunidad, compuesta por un sacerdote, un seminarista, cuatro familias y tres célibes, se centró en la catequesis y sobre todo la escucha de sus conciudadanos. “Pero viendo las dificultades para llegar a la gente, hemos pensado proponer otras actividades: cursos de español, de guitarra… Así nos podremos conocer y entablar una relación”, explica David Rubio.
Primero la comunidad, después la capilla
Este tipo de misión ad gentes es una iniciativa del Camino Neocatecumenal que, en comunión con el obispo local, establece pequeñas comunidades en lugares descristianizados. A partir de aquí se comienzan a construir células de Iglesia. La comunidad de Odessa está bajo la protección de San Felipe Neri y San Martín de Porres – “la alegría y la humildad”, apostilla David Rubio – y casi una década después de comenzar ahora están buscando el terreno para construir una capilla.
Todos estos años se han reunido en un local: “La gente no quiere entrar en las iglesias”, advierte el misionero castellonense. Allí han sido bautizados cinco de sus hijos. Precisamente el testimonio de familia cristiana ha sido la principal interpelación que han mostrado: “La mejor respuesta a la situación tan marcada por el comunismo, es la familia. Mostrar cómo en ella está Cristo vivo, y que Él es causa de nuestra alegría a pesar de las dificultades”.
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