Presentación de los nuevos sacerdotes que serán ordenados el sábado 10
PhucPham Van, nació en NinhBinh, un pueblo de Vietnam, alrededor de 1979 (a penas cinco años después de terminar la guerra no se conservaron archivos fiables). Sí sabe que fue bautizado católico con el nombre de Francisco Javier. El mismo año nacía David Escoín en Castellón. Los separaban más de 10.000 km de distancia, pero este sábado los dos quedan unidos por la ordenación sacerdotal. Dos nuevos sacerdotes católicos (es decir, universales) al servicio de la Iglesia de Segorbe-Castellón.
El recorrido de cada uno hasta este día ha sido muy personal. Francisco J. PhucPham Van recuerda el ejemplo de sus padres que cada mañana se levantaban antes de la salida del sol para ir a misa a las 4:30 de la madrugada. En una parroquia que atendía a diez aldeas asistían de ordinario unas 250 personas, a pesar de la sombra de la represión gubernamental. Después entró en un centro vocacional en Hanoi. Allí fue donde conoció el Camino Neocatecumenal y, enviado por su obispo, comenzó su vínculo con el Seminario Redemptoris Mater de la Diócesis.
En el caso de David Escoín, Dios entra en su familia en el 2000 por la conversión de sus padres, y desde entonces él comienza un progresivo acercamiento a la Iglesia. Por eso cuando se le pregunta sobre las semillas de su vocación responde que “la llamada al sacerdocio es un proceso largo que no se descubre en un día, sino que es cuestión de años”. David Escoín se encuentra con Cristo en 2001. Se compromete en la parroquia de San Vicente, pero no reconoce su llamada hasta siete años después cuando D. Raúl López, por entonces diácono, le invita a tomar café después de misa y le suelta la pregunta que cambió su vida: “¿Sabes que podrías tener vocación?”.
Seis meses de diaconado
El pasado 11 de junio recibieron la ordenación diaconal en la parroquia de la Asunción de Onda. Durante estos seis meses han recorrido, ya como ministros ordenados, el último tramo hacia el sacerdocio. Francisco J. PhucPham en Santo Tomás de Villanueva de Santo Tomás, y David Escoín en la parroquia donde fueron ordenados. “Ha sido la experiencia de ser servidor del Pueblo de Dios”, explica el castellonense. “Siento la responsabilidad de dar testimonio con mi vida”, comparte el vietnamita.
Este sábado comienzan una nueva y definitiva etapa con la ordenación sacerdotal por la imposición de manos demons. Casimiro López Llorente. David Escoín, consciente que ha culminado su formación en el Seminario durante el Jubileo de la Misericordia, está convencido que el Señor le llama a “ser misericordioso y acoger a las personas pecadoras a través del sacramento de la misericordia para que sientan el abrazo de Dios a través del perdón”. Juan Francisco PhucPham lleva inscrito en su corazón un deseo misionero: “No hay que quedarse solo en la parroquia repartiendo los sacramentos a los que vienen a la iglesia; Hay muchas ovejas que están fuera por debilidad o pereza, y debemos hacer más actividades para buscarlos”.
En cualquier caso, tanto Escoín como Pham están convencidos que su labor no la pueden realizar sin la participación del Pueblo de Dios: “Es imprescindible que los sacerdotes busquemos nuestros colaboradores para que la Palabra de Dios llegue a todos los corazones de las personas”, declara uno. “La comunidad es un apoyo muy fuerte, en el que los hermanos sufren y rezan por ti, ayudándonos mutuamente para crecer en la fe”, añade el otro.
Felicidades a los dos y que Dios os bendiga
David en el nombre de tu padre y en el mío propio , Le damos infinitas gracias a Dios y a nuestra madre la Virgen Maria (propulsora) en tu vocacion.
Por tu llegada ha nuestra vida que ha sido una bendición un regalo de Dios
Estamos muy orgullosos de ti por el camino que has emprendido, entregarte a Dios para el servicio de los demás
Gracias por hacernos tan felices, Te Queremos hijo