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La Hoja del 17 de octubre

16 de octubre de 2021/0 Comentarios/en Noticias, De Catequesis y Catecumenado, De Enseñanza, De Misiones y Cooperación con las Iglesias, Delegación para la Vida Consagrada, La Hoja, Ordenaciones /por obsegorbecastellon

En La Hoja del 17 de octubre:

  • Misión de transmisión y profundización de la fe. Maestros y catequistas reciben el encargo de nuestro Obispo.
  • Carta del Obispo, D. Casimiro: “Envío de catequistas y profesores de religión».
  • Colecta DOMUND 2020.
  • El Obispo ordena a tres nuevos sacerdotes y les exhorta a «aprender a vivir, a sufrir y a actuar con Cristo, por Él y como Él».
  • La Diócesis de Segorbe-Castellón celebrará, esta semana, el 350 Aniversario del Convento de Monjas Carmelitas de Caudiel.
  • Entrevista a Mª Dolores Montoliu, Misionera en Colombia.
  • El Papa de cerca: «El corazón de la catequesis».
Puedes leer La Hoja AQUÍDescarga
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Ordenación de tres nuevos sacerdotes, «para aprender a vivir, a sufrir y a actuar con Cristo, por Él y como Él»

9 de octubre de 2021/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Ordenaciones /por obsegorbecastellon

Desde este mediodía, la Diócesis de Segorbe-Castellón cuenta con tres nuevos sacerdotes. Se trata de David Vázquez de 27 años y natural de Morón de la Frontera (Sevilla); Wilson González, que tiene 31 años y es de Santo Domingo (República Dominicana); y de Jae Kang Albino Hang, de 37 años y natural de Corea del Sur. Formados en el Seminario Internacional Redemptoris Mater de Betxí, han recibido, a través de la imposición de las manos de nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, el Sacramento del Orden Sacerdotal en la S. I. Concatedral de Santa María, en Castellón, consagrándose así al Ministerio del servicio a la Iglesia y a Dios.

Familiares, amigos y hermanos de sus respectivas comunidades han participado en esta celebración que alegra, fortalece y alienta a la Iglesia de Segorbe-Castellón gracias a la generosa respuesta de los jóvenes sacerdotes a los que hoy Cristo ha consagrado y enviado a la misión sacerdotal por la fuerza del Espíritu. A partir de hoy, David Vázquez, Wilson González y Jae Kang Albino harán presente a Jesucristo sirviendo a la Iglesia, cumpliendo así con la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo entre las gentes de la Diócesis, anunciando el Evangelio como ministros de los sacramentos y de la Eucaristía.

Proclamación de la Palabra

Tras la proclamación de la Palabra ha dado comienzo el Rito del Orden Sacerdotal, siendo los candidatos llamados, por su nombre, por el Rector del Seminario Redemptoris Mater, D. Pablo Vela, superior que los ha presentado ante el Obispo de la Diócesis como dignos de recibir la ordenación sacerdotal por parte De la Iglesia, dando paso a la homilía de D. Casimiro.

Tras el saludo inicial a los sacerdotes concelebrantes, al Cabildo de la Concatedral, a los Vicarios, a los rectores de los seminarios y los ordenados, también a seminaristas y consagradas presentes en la celebración, se ha dirigido a los padres y familiares. Lo ha hecho, especialmente, a través del canal de youtube de la Diócesis a los padres de Wilson González que han seguido en directo la ordenación de su hijo; y también a los presentes, padres de David González y, en coreano, a los padres y familiares de Jae Kang Albino, lo que ha supuesto un aplauso espontáneo en agradecimiento sincero hacia nuestro Obispo, D. Casimiro.

En alusión al Salmo cantado: «El Señor es mi Pastor, nada me falta», ha comenzado la homilía de D. Casimiro que ha dado gracias a Dios «porque hoy nos regala tres nuevos sacerdotes» para así solicitar de todos los presentes «la renovación de nuestro agradecimiento a Dios por el don del sacerdocio». Nuestro Obispo ha puesto en valor el Ministerio sacerdotal citando a San Pablo, porque el sacerdocio, ha dicho, «es una gracia preciosa, renovadora y sacramental de la presencia del Buen Pastor que camina y cuida de su pueblo llamando hombres a este Ministerio». Así ha solicitado al Señor, en nombre de todos los sacerdotes presentes «que nos conceda la Gracia de hacernos cada día más conscientes del don inmenso que hemos recibido para no cansarnos de vivirlo en servicio a nuestros hermanos, y para no dejar de pedirle que siga enviando pastores a su pueblo».

«Lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá»

La homilía se ha centrado en tres pilares fundamentales: la elección de Dios para que estos tres nuevos sacerdotes sean «amigos de Jesús»; consagrados a Él «para siempre»; y «enviados para ser pastores del Pueblo de Dios».

«No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo el que os ha elegido, dice el Señor», ha resaltado D. Casimiro, quien les ha hecho saber que «os ha elegido a pesar de vuestra pobreza y de vuestra debilidad, os hizo sus amigos y os elige para ser, en su nombre, pastores del Pueblo santo de Dios, no lo olvidéis nunca». La elección de Dios para el sacerdocio ordenado, ha dicho el Obispo, «es un gran regalo del amor del Señor para cada uno de vosotros pues llegáis al sacerdocio, no por méritos propios, sino por el amor de Jesús a cada uno», dirigiéndose a los tres diáconos. De hecho, ha enfatizado, «en este día de vuestra ordenación Jesús, además os dice, ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos», destacando que este es realmente el significado profundo de ser sacerdote, «ser amigo de Jesucristo y comprometeros con esta amistad cada día; amistad de pensamiento, de voluntad, de sentimientos de vida y de acción que implica conocer a Jesús de una manera cada vez más personal, dejándoos encontrar por Él, en la oración, en la escucha orante de la Palabra, en la Eucaristía, en las personas que pone en vuestro camino o en los acontecimientos de cada día para que calen en vuestro corazón hasta identificaros con Él para desempeñar el servicio sacerdotal y llevar a Cristo y su Evangelio a los hombres y mujeres de hoy».

Partiendo del texto de las lecturas proclamadas en la liturgia de la Palabra (Juan 15, 9-17), D. Casimiro ha instruido al pueblo y a los elegidos sobre el Ministerio de los presbíteros. «Esto os mando, que os améis unos a otros como yo os he amado», ha dicho el Obispo recordando el Evangelio para incidir en que ser sacerdote es «ser hombre de oración para aprender a vivir, a sufrir y a actuar con Cristo por Él y como Él». Les ha exhortado a mantener la amistad con Cristo desde la comunión con el Obispo, con sus hermanos sacerdotes y en el amor y la cercanía al santo Pueblo de Dios. «Solo unidos a Cristo y en el amor al hermano tenemos la garantía de permanecer en el amor de Dios». Por ello les ha invitado a “no caer en el rencor, los chismes, las críticas o las envidias” porque así, ha dicho «no permanecemos en el amor de Dios, sino que nos engañamos a nosotros mismos».

Respecto a su consagración como sacerdotes, nuestro Obispo ha recordado a los ordenados que quedarán «capacitados para santificar en nombre de Cristo, el sumo y eterno Sacerdote. Ello pide de vosotros una permanente conversión a Él y una identificación profunda con Aquel a quien vais representar». En el ejercicio del sacerdocio, ha dicho D. Casimiro, «vais a ser, en nombre de Cristo, rectores y guías de la comunidad», solicitando para los tres «que Jesucristo, el Buen Pastor, os conceda crecer cada día en caridad pastoral y en amor a los fieles; que los améis con entrañas de padre, los acompañéis y dirijáis con auténtico espíritu de servicio; que descubráis cada día su presencia en los más pobres y sencillos, en los enfermos, los ancianos, los niños y los jóvenes, amando y sirviendo a todos».

Citando la exhortación de San Pedro de la segunda lectura de la liturgia de la Palabra, D. Casimiro ha recordado el modo de obrar de los pastores del Pueblo de Dios, que es, ha dicho, «un verdadero programa de vida para vosotros que comenzáis hoy vuestro Ministerio como presbíteros». Los ha invitado «a pastorear el rebaño de Dios como testigos auténticos», llevando lo que han visto y oído, y lo que viven en su encuentro con el Señor, «al pueblo que se os encomiende porque el único modo de responder a la misión que se nos ha encomendado es la generosidad de nuestra entrega, sin pensar en la ganancia, el éxito personal o pastoral, el reconocimiento o un futuro brillante».

La homilía ha finalizado pidiendo la intercesión de María, «la Redemptoris Mater y Mater Dei, os mantenga siempre en el amor a su Hijo, el Buen Pastor,  os proteja y aliente en la nueva etapa de vuestra vida, que ahora va a comenzar con vuestra ordenación sacerdotal».

Rito del Orden Sacerdotal

Frente al Obispo de la Diócesis, los ordenados han expresado públicamente su deseo de ser sacerdotes prometiendo ser fieles en el cumplimiento de su ministerio sacerdotal, en la predicación de la Palabra de Dios, en la celebración de los sacramentos y en la oración asidua, así como obediencia a la Iglesia en la persona del Papa, del Obispo y de sus superiores.

Así se ha dado paso al rito central de la celebración litúrgica, con los elegidos postrados en tierra en señal de humildad, de amor y de donación a Dios que les ha llamado, y se han cantado las letanías de los Santos pidiendo su intercesión por los ordenados.

Arrodillados ante el Obispo de nuestra Diócesis, mediante la imposición de sus manos les ha sido transmitido el poder sacramental del Espíritu Santo siendo acompañados por toda la Asamblea en pie y en oración silenciosa, dando paso a la oración consagratoria de D. Casimiro quien, ha elevado súplica al Padre Todopoderoso para conferir a David Vázquez, Wilson González y Jae Kang Albino, la dignidad del presbiterado, renovando en su corazón el Espíritu de santidad, recibiendo de Él, el segundo grado del Ministerio Sacerdotal y sean, con su conducta, ejemplo de vida.

A continuación se les ha investido con los ornamentos sacerdotales, les han sido ungidas las manos con el Santo Crisma y se les ha entregado la patena con el pan y el cáliz con el vino, como gesto concluyente del rito a través del cual los tres han sido ordenados sacerdotes para celebrar el sacrificio eucarístico y participar en el sufrimiento y la cruz redentora del Señor.

El rito ha finalizado con el abrazo de la paz, que D. Casimiro ha dado a los tres nuevos sacerdotes, como signo de caridad sacerdotal.

A continuación se ha celebrado la liturgia Eucarística, en la que han concelebrado, junto a nuestro Obispo, los tres nuevos sacerdotes, dando paso al rito de la Comunión.

Antes de la bendición final, D. Casimiro ha anunciado a la Asamblea la misión encomendada a cada uno de ellos que, a partir del próximo lunes, D.M., David Vázquez la tendrá como Vicario Parroquial de Santo Tomas de Villanueva, en Benicàssim, y Adscrito a la parroquia de Oropesa del Mar; Jae Kang Albino como Vicario Parroquial de Nules; y Wilson González como Vicario Parroquial de Nules y sacerdote encargado de Bejís, Teresa y Torás, y que con estas encomiendas aprendan a ejercer el Ministerio invitándoles a ser Iglesia «en salida y en misión».

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Homilía en la Ordenación Presbiteral de tres Diáconos

9 de octubre de 2021/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Homilías, Homilias 2021, Ordenaciones /por obsegorbecastellon

Castellón, S.I. Concatedral de Santa María, 9 de Octubre de 2021

(Jer 1,4-9; Sal 22; 1 Pt 5,1-4; Jn 15,9-17)

Queridos hermanos sacerdotes; Sres. Vicarios y Cabido Concatedral.

Queridos Rectores y formadores de los Seminarios Redemptoris Mater y Mater Dei, equipo de formadores.

Queridos David, Wilson y Albino que hoy recibís el orden sagrado del presbiterado.

Queridos diáconos y seminaristas.

Queridos consagrados y consagradas.

Querido padres, familiares y amigos de los ordenandos.

Hermanas y hermanos todos en el Señor.

Acción de gracias

1.»El Señor es mi Pastor nada me falta» (Sal 22), hemos cantado con el salmista. Sí, el Señor Resucitado, el “Pastor y Guardián de nuestras vidas” (1 Pt 2, 25) y de su Iglesia, no nos abandona nunca, y hoy nos regala tres nuevos sacerdotes. Demos damos gracias al Buen Pastor, por el don de estos nuevos pastores del pueblo santo de Dios.

Sí, queridos hermanos sacerdotes, queridos diáconos que hoy accedéis al presbiterado, querido pueblo de Dios, renovemos nuestro agradecimiento a Dios por el don del sacerdocio, de nuestro sacerdocio. Todo es gracia, dice San Pablo; el sacerdocio es gracia, una gracia renovadora y sacramental de la presencia del Buen Pastor que camina y cuida de su pueblo. Debemos dar gracias a Dios que sigue llamando a hombres a este ministerio. Dios no se cansa de llamar. Que el Señor nos conceda la gracia de hacernos cada día conscientes de este don inmenso que hemos recibido, para no acostumbrarnos a él, para no cansarnos de vivirlo en servicio a nuestros hermanos, para no dejar de pedirle que siga enviando pastores a su pueblo.

Elegidos y amigos del Señor.

2. “No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os ha elegido” (Jn 15,16), os dice Jesús hoy también a vosotros. «Soy yo quien os ha elegido»; y lo ha hecho a pesar de vuestra pobreza y fragilidad. Cada uno tenéis vuestra propia historia vocacional. Quizá andabais despistados como ovejas sin pastor, quizá erais renuentes a la llamada del buen Pastor; pero Él os atrajo hacía sí con sus silbos amorosos, os hizo sus amigos, y os elige para ser en su nombre pastores del Pueblo santo de Dios. No lo olvidéis. No le habéis elegido vosotros a Él; Él es quien os ha elegido a vosotros a través de su Iglesia.

Vuestra elección para el sacerdocio ordenado es un gran regalo del amor del Señor por cada uno de vosotros. No llegáis al sacerdocio por vuestros méritos, sino por  el amor que Jesús os tiene a cada uno de vosotros. En este día de vuestra ordenación, Jesús os dice además: “ya no os llamo siervos… a vosotros os llamo amigos”.  Si estáis abiertos a la amistad que Cristo os ofrece, esta será la fuente permanente de vuestra alegría sacerdotal para una entrega total de vuestras personas al orden que hoy recibís.

Ya no os llamo siervos, sino amigos. Este es el significado profundo de ser sacerdote: ser amigo de Jesucristo. Tenéis -tenemos- que comprometernos con esta amistad cada día. Amistad significa comunión de pensamiento, de voluntad y de sentimientos. Esto implica conocer a Jesús de una manera cada vez más personal, escuchándole, viviendo junto a Él, estando con Él, dejándoos encontrar personalmente por Él: en la oración, en la Palabra de Dios, en la Eucaristía, en las personas que Él pone en vuestro camino o en los acontecimientos de cada día. Debéis contemplar sus palabras, su manera de ser y de actuar para que calen en vuestro corazón hasta identificaros con Él. Sólo así podemos los desempeñar nuestro servicio sacerdotal, sólo así podemos llevar a Cristo y su Evangelio a los hombres. Nuestro actuar exterior quedará sin fruto y perderá su eficacia si no nace de la comunión íntima con Cristo.

El tiempo que dedicamos a la oración es también actividad pastoral. La verdadera oración, la oración del pastor, no nos aleja de la gente; todo lo contrario: nos lleva a la gente, a sus gozos y sufrimientos, a sus alegrías y a sus penas, a sus dificultades y necesidades, a sus desalientos y a sus esperanzas. El sacerdote tiene que ser sobre todo un hombre de oración. Ser amigo de Jesús, ser sacerdote, significa ser hombre de oración. De este modo aprendemos a vivir, a sufrir y a actuar con Él, por Él y como Él.  

La amistad con Jesús es siempre por antonomasia amar a los suyos, a los hermanos sacerdotes y a todos sus discípulos. “Esto os mando; que os améis unos a  otros” (Jn 15, 17). Sólo podemos ser amigos de Jesús en la comunión con el Cristo total, con la Cabeza y el cuerpo, que es la Iglesia del Señor. La amistad con Jesus os ha de llevar a estar cercanos y amar a vuestro obispo y a los hermanos sacerdotes del presbiterio diocesano, en el que hoy sois recibidos. Sois los principales colaboradores del obispo; nos os alejéis de él, y en los malos momentos llamadlo. Aunque no os guste, el Señor os lo da como vuestro padre. Amaos y estad cercanos entre vosotros, los sacerdotes. No habléis nunca mal de un hermano sacerdote. Si tenéis algo contra otro sacerdote, id y hablad con él. No caigáis en el rencor, en los chismes, en las críticas o en las envidias. Y, finalmente, y  lo más importante, amad y estad cercanos al santo pueblo fiel de Dios.

Recordad siempre la exhortación del Señor: «Como el Padre me amado, así os he amado yo: permaneced en mi amor» (Jn 15,9). Unidos con Cristo y amando como él nos amó, tenemos la seguridad de que Dios permanece con nosotros.

Para ser consagrados sacerdotes para siempre.
3. Hoy, a través de mis manos, Jesús os va a consagrar para ser sus presbíteros y de su Iglesia. Mediante la imposición de mis manos y la plegaria de consagración, quedaréis convertidos y configurados para siempre para ser imagen visible de Cristo, Cabeza invisible de su Pueblo, para actuar en su nombre y en su persona. Configurados con Cristo, participaréis de su misma misión de Maestro, Sacerdote y Rey, para que cuidéis de su grey mediante el ministerio de la Palabra y de los Sacramentos y como Guías de la comunidad.

En el ejercicio de vuestro ministerio, queridos diáconos, vais a representar a Jesucristo, Maestro, Sacerdote y Rey. Vais a enseñar en su nombre. Antes de predicar la Palabra de Dios, acogedla en vuestro corazón, creyendo lo que escucháis y viviendo lo que enseñáis. En el anuncio de la Palabra de Dios, no olvidéis nunca la comunión con la Iglesia, pues ella es su depositaria e intérprete. No sois dueños de la Palabra, sino servidores de la Palabra de Dios que nos llega en la tradición de la Iglesia. No olvidéis tampoco el testimonio de vida, pues los discursos más brillantes, sólo estimulan si van acompañados de las obras y el buen ejemplo.

Hoy quedaréis capacitados también para santificar en nombre de Cristo, el sumo y eterno Sacerdote. Ello pide de vosotros una permanente conversión a Él y una identificación profunda con Aquel a quien vais representar. En la administración de los sacramentos, vais a entrar en la esfera de la santidad de Dios. Ello pide de vosotros una vida santa, inspirada en el radicalismo evangélico: una vida, como la de Jesús, pobre, casta, humilde y obediente, edificada y recreada cada día en la oración. Que Él lo sea todo para vosotros. En la oración y en la celebración diaria de la Eucaristía, descubriréis el gozo y el valor de vuestra propia vida. A la vera del Señor encontrarás la alegría, la fortaleza y la seguridad necesarias para la exigente tarea que os espera.

En el ejercicio de vuestro sacerdocio, por fin, vais a ser, en nombre de Cristo, rectores y guías de la comunidad. Que Jesucristo, el Buen Pastor, os conceda crecer cada día en caridad pastoral y en amor a los fieles; que los améis con entrañas de padre. Que los acompañéis y dirijáis con auténtico espíritu de servicio. Que descubráis cada día su presencia en los más pobres y sencillos, en los enfermos, los ancianos, los niños y los jóvenes, amando y sirviendo a todos, buscando la oveja perdida, perdonando los pecados, consolando a los afligidos, sanando los corazones destrozados, liberando a quienes son víctimas de tantas cadenas (Is 63,1-3). Hacedlo siempre en nombre de Aquel que no vino a ser servido, sino a servir a dar su vida en rescate por todos.

Y enviados para ser pastores del Pueblo de Dios

4. Elegidos y consagrados sois enviados para ser pastores del Pueblo de Dios tras las huellas del Buen Pastor. En la comunidad que se os encomiende, seréis de todos y para todos, sin acepción de personas; además, mirad siempre, con respeto y afecto, a los que están lejos, a los que no vienen; también a ellos sois enviados. Salid e id a su encuentro para llevarlos al Señor y su Evangelio. En el corazón del pastor, como en el corazón de Dios, caben todos. Que los pobres encuentren en vosotros un padre y un hermano que escucha, acoge y comprende; nunca le neguéis una palabra ni un gesto que les haga sentirse personas, y no dejéis que salgan de nuestras comunidades sin conocer un poco más a Dios y su amor.

La exhortación de San Pedro que hemos escuchado en la segunda lectura muestra con sencillez y belleza el modo de obrar de los pastores del pueblo de Dios; es un verdadero programa de vida para vosotros que comenzáis hoy vuestro ministerio como presbíteros. Estáis invitados a pastorear el rebaño de Dios como testigos auténticos. Lo que habéis visto y oído, lo que vivís en vuestro encuentro con el Señor, llevadlo al pueblo que se os encomiende. Es necesario que el sacerdote mire a su comunidad, y la mire de buena gana, es decir, con el mismo amor y entrega de Jesús. El único modo de responder a la misión que se nos ha encomendado es la generosidad de nuestra entrega, sin pensar en la ganancia, el éxito personal o pastoral, el reconocimiento o un futuro brillante.

El apóstol advierte de un peligro que puede aparecer en el ejercicio de nuestro ministerio: el despotismo, la tentación de hacer de nuestro ministerio un instrumento de dominio y no de servicio. Frente a este peligro, hemos de ser modelos del rebaño. Nuestro pueblo de Dos, nuestras comunidades, esperan que seáis y seamos hombres de Dios a imagen de Jesús, el Buen Pastor. La santidad es el modelo que el pueblo necesita y espera de nosotros.

5.  Queridos hermanos, recemos por estos hermanos que hoy reciben la gracia del Orden sacerdotal, recemos por los sacerdotes, recemos por los jóvenes para que sean generosos en la respuesta a la llamada de Dios. Y no olvidemos las palabras de San Agustín: “si hay buenas ovejas, hay también buenos pastores, pues de las buenas ovejas salen buenos pastores.”

Que María, la Redemptoris Mater y Mater Dei, os mantenga siempre en el amor a su Hijo, el Buen Pastor,  os proteja y aliente en la nueva etapa de vuestra vida, que ahora va a comenzar con vuestra ordenación sacerdotal. Amén.

+Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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Ordenación sacerdotal de tres hombres llamados para servir a Dios y a la Iglesia

8 de octubre de 2021/0 Comentarios/en Seminarios, Entrevistas, Noticias destacadas, Ordenaciones /por obsegorbecastellon

El pasado día 16 de mayo, tres seminaristas del Seminario Diocesano Internacional y Misionero “Redemptoris Mater” recibieron el Orden del Diaconado. Se trataba de David Vázquez, que tiene 27 años y es natural de Morón de la Frontera (Sevilla); de Wilson González, tiene 31 años y es de Santo Domingo (República Dominicana); y de Jae Kang Albino Hong, tiene 37 años y es de Corea del Sur. Comenzaron así una vida de servicio al Señor y a la Iglesia siendo servidores de la caridad, de la Palabra de Dios y de la Eucaristía.

Ordenación Diaconal

Mañana, día 9 de octubre a las 11:00 horas, nuestro Obispo, D. Casimiro, les administrará el sagrado Orden del Presbiterado en la S. I. Concatedral de Santa María, Castellón. Será una ceremonia cargada de emoción, y estarán acompañados de familiares, de hermanos de comunidad y de amigos, en un día que quedará grabado en la memoria de estos tres jóvenes que, a partir de mañana, en comunión con el Obispo y con la gracia de Dios, harán presente a Jesucristo sirviendo a la Iglesia, cumpliendo con la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo entre las gentes de la Diócesis, y anunciando el Evangelio como ministros de los sacramentos y de la Eucaristía.

Estas ordenaciones sacerdotales podrán seguirse en directo por el canal diocesano en Youtube (Diócesis Segorbe-Castellón). En el siguiente enlace:

Entrevista a David Vázquez, Wilson González y Albino Hong

¿Cómo afrontáis este momento tan importante?, ¿quiénes os acompañarán?

David: Yo lo intento afrontar desde la oración. Porque en este tiempo de preparación de la ordenación es muy fácil distraerse con los preparativos y los quehaceres del día a día. Y creo que es fundamental tener más momentos de intimidad con el Señor, por eso hemos organizado alguna vigilia, retiro etc. Y también creo que es importante afrontarlo con humildad, sabiendo quién soy, siendo consciente de mis debilidades y pobrezas, para que así pueda aparecer la gracia de Dios, que es quien lleva a cabo la misión. Como dice san Pablo: “la fuerza se realiza en la debilidad”. Gracias a Dios me podrán acompañar mis familiares y amigos de Morón que, con esto de la pandemia, estaba más en el aire. Y también mi comunidad y parroquia en la que he vivido la fe estos años de Seminario.

Wilson: Con mi fuerza no, sino con la ayuda de Dios. Esto lo digo, porque viéndome a mí, que soy una persona débil que le cuesta hacer la voluntad de Dios, puedo decir que esto lo estoy afrontando con la ayuda de Dios, concretamente con la oración y con los sacramentos.  Me acompañaran mis padres, mis hermanos de comunidad de Santo Domingo, mis hermanos de comunidad de Castellón, el Obispo, los presbíteros, el seminario, mis amigos y los feligreses de la parroquia de Nules. Para mí es importante que todas estas personas me acompañen en el momento más importante de mi vida, porque ahí se ve la comunión de los santos y la comunión de la Diócesis de Segorbe-Castellón.

Albino: Estoy muy bien, y muy contento. En este momento primero me acompaña el Señor, me ayuda y me anima para seguir su voluntad. Y me acompaña D. Manolo Agorreta, párroco de Nules, y Wilson González, el diácono que está conmigo en esta parroquia, con mucho amor y paciencia. También los fieles de Nules me acogen con mucho cariño y me ayudan a aprender sobre el amor.

Es largo el recorrido realizado para llegar al sacerdocio. ¿Cómo habéis vivido las diferentes etapas formativas, en el Seminario?

David: En mi caso han sido 10 años, pero creo que han sido necesarios. Y si lo miras bien no son tantos años para lo que vas a realizar después. Yo he vivido las etapas formativas como un regalo, porque he ido viendo la actuación de Dios en mi vida, y tengo la experiencia de que el Señor me ha ido sanando y preparando para la misión que me quiere dar. De todos estos años la conclusión que saco es que Dios siempre te da lo que necesitas.

Wilson: La verdad que, para mí, el tiempo de formación en el seminario fue y es una ayuda, porque gracias a la formación que recibí puedo decir que Dios tiene poder de sacar a una persona de la muerte y llevarlo a su Iglesia; eso es lo que ha hecho el Señor conmigo. El tiempo del seminario lo he vivido como una gracia.

Albino: Antes del tiempo del seminario yo era un chulo, un orgulloso y un gran soberbio. Pero no me conocía mucho. Por el tiempo del Seminario, el Señor me iluminó a conocerme, me bajó en la realidad y me ayudó a entender toda mi historia desde su amor. Ahora ya sé que soy soberbio y no soy nada, pero el Señor siempre me acompaña para vivir en la vida. Todo lo lleva Él, es lo mejor para mi salvación. También sé que soy incapaz de ser un pastor, hay dificultades, el idioma por ejemplo, por eso siempre le pido al Señor que me acompañe, que me mande el Espíritu Santo, que abra mi boca y mueva mi corazón. Y la oración me anima mucho a seguir la Voluntad de Dios, me ayuda a hacer las cosas por amor a Dios.

En este tiempo habéis recibido vuestro primer destinado pastoral, ¿dónde estáis?, ¿qué balance hacéis de este tiempo?

David: Mi destino es Benicàssim, donde llevo varias semanas viviendo. Ya he empezado a conocer los distintos grupos, catequistas, feligreses etc. Y veo que el trato que me dan es muy bueno, sobretodo del párroco y del vicario, que me están cuidando y ayudando mucho. Aun me tengo que asentar y conocer mejor a la gente, pero estoy contento.

David Vázquez

Wilson: Estoy en la parroquia de San Bartolomé y San Jaime de Nules. Mi experiencia es la siguiente: estar en una parroquia es para mí algo nuevo, porque es la primera vez que estoy en una parroquia ya no como seminarista sino como diácono, y luego como presbítero. Esto para mí es un regalo porque me ayuda a salir de mi mismo. La verdad, estoy muy contento por esta misión que Dios me ha dado.

Wilson González

Albino: Estoy en la parroquia San Bartolomé y San Jaime de Nules. Allí estoy aprendiendo las cosas de la parroquia, conociendo a la gente de Nules, sirviendo a la Iglesia.

Albino Hong

En el 2019, en un encuentro que tuvo el Papa Francisco con los seminaristas de Bolonia, decía que el sacerdocio no es una carrera profesional, sino una vocación de servicio. ¿A qué o a quién queréis servir en vuestro ministerio?

David: En mi ministerio quiero servir a la Iglesia y a toda la gente que el Señor me ponga delante. La vocación al sacerdocio no es una carrera profesional, pues sin una llamada de Dios no puedes entrar en ese servicio. Porque con la vocación puedes confiar en la gracia y te nacerá de forma automática el ponerte al servicio.

Wilson: Partiendo de mi experiencia, puedo decir con toda sinceridad que Dios me ha elegido para servirle a Él a través de los feligreses de la parroquia. Yo quiero servir a Cristo, porque ha sido Él quien me ha salvado y me ha sacado de la muerte en la que estaba metido.

Albino: El sacerdote no es un líder de la Iglesia y de la parroquia, sino que es un servidor de la Iglesia en el Señor. Hay que servir a la Iglesia, a la parroquia, al Papa y al Obispo, al Pueblo de Dios. Es escuchar a la gente y los que sufren, acompañarles, anunciar la Buena Noticia de que Jesucristo ha resucitado, anunciar la Resurrección y la salvación de los hombres. No es porque habla bien, porque es inteligente, porque sabe mucho, porque es santo, sino que es un servidor que está para servir al Señor y seguir la voluntad de Dios, para servir a la Iglesia, al Pueblo de Dios y para servir a todos los hombres para que se acerquen y conozcan al Señor.

¿Tenéis ya fecha para vuestras primeras misas?

David: Si, mi primera Misa será el 10 de octubre por la tarde en la parroquia de Ntra. Sra. de la Merced de Burriana, que es la parroquia donde he vivido la fe con mi comunidad los 7 últimos años de Seminario.

Wilson: Sí. Mi primera Misa será el 10 de octubre en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Castellón, a las 12h del medio día, y luego el 11 de octubre haré una primera Misa en Nules, a las 19 h.

Albino: Sí. Voy a celebrar mi primera Misa el día 10 de octubre a las 13:00 h. en el convento de Nules.

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El Obispo realiza la convocatoria para conferir el sagrado Orden del Presbiterado

28 de julio de 2021/0 Comentarios/en Noticias, Ordenaciones /por obsegorbecastellon

El Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente, ha realizado la convocatoria para conferir el sagrado Orden del Presbiterado a aquellos candidatos que reúnan las condiciones establecidas: que «hayan cursado y superado los estudios eclesiásticos, se hayan preparado humana, comunitaria, espiritual y pastoralmente bajo la orientación de sus formadores y la autoridad del Obispo, y deseen libremente recibirlo».

D. Casimiro les administrará el Sacramento del Orden el día 9 de octubre de 2021, a las 11:00 horas, en la S. I. Concatedral de Santa María de Castellón. Para ello, los aspirantes deberán presentar la correspondiente solicitud acompañada de la documentación establecida, y el Rector deberá remitir los informes recabados al Obispo con la debida antelación.

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Convocatoria de Órdenes al Presbiterado

28 de julio de 2021/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Decretos, Decretos 2021, Ordenaciones /por obsegorbecastellon

CASIMIRO LÓPEZ LLORENTE,

POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA,

OBISPO DE SEGORBE-CASTELLÓN

Por el presente y a tenor de la normativa eclesial anuncio que, D.m., el próximo día 9 de octubre de 2021, a las 11:00 horas, deseo administrar, en la S. I. Concatedral de Santa María de Castellón, el sagrado Orden del Presbiterado a aquellos candidatos que reúnan las condiciones establecidas en la normativa de la Iglesia, hayan cursado y superado los estudios eclesiásticos, se hayan preparado humana, comunitaria, espiritual y pastoralmente bajo la orientación de sus formadores y la autoridad del Obispo, y deseen libremente recibirlo.

Los aspirantes deberán dirigir al Sr. Rector del Seminario Diocesano respectivo, la correspondiente solicitud escrita, acompañada de la documentación establecida en cada caso, de conformidad con el can. 1050 del CIC, a fin de comenzar las consultas y, una vez realizadas las proclamas en las parroquias de origen y domicilio actual, otorgar, si procede, la autorización necesaria para que puedan recibir el sagrado Orden del Presbiterado.

El Sr. Rector me presentará con la debida antelación a la citada fecha los informes recabados, y, una vez concluido el proceso informativo, trasladará a nuestra Cancillería toda la documentación correspondiente a los efectos pertinentes.

Publíquese este Decreto en el Boletín Oficial y en la web del Obispado y envíese copia a los Sres. Rectores para su público e inmediato conocimiento.

Dado en Castellón de la Plana, a veintisiete días del mes de julio del año del Señor de dos mil veintiuno.

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

Por mandato de S. Excia. Rvdma.

Doy fe

Ángel E. Cumbicos Ortega

Canciller-Secretario General

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El Obispo, D. Casimiro, ordena a tres nuevos diáconos: “Toda vuestra vida será desde hoy servicio”

16 de mayo de 2021/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Ordenaciones, Redemptoris Mater /por obsegorbecastellon

Esta mañana, la S.I. Catedral de Segorbe se ha vestido de fiesta para acoger la ordenación de tres nuevos diáconos para la Iglesia de Segorbe-Castellón. El Obispo, D. Casimiro López Llorente, ha ordenado diáconos a David Vázquez, Wilson González, Jae Kang Albino Hong, del Seminario Diocesano, Internacional y Misionero “Redemptoris Mater”.

Al inicio de la homilía, el Obispo se ha unido a la alegría de los tres seminaristas y sus familias, y ha alabado a Dios “por vuestra vocación sacerdotal y por vuestra ordenación diaconal”, sobre todo “en estos tiempos de escasez vocacional”, por lo que nuestra Iglesia “se ve de nuevo agraciada y enriquecida en vuestras personas, Dios no nos abandona nunca”.

También ha expresado su agradecimiento al Señor por cuidar de ellos “durante todos estos años de formación en los que habéis sabido acoger, discernir y madurar su llamada”, les ha dicho, signo de “la acción amorosa y misericordiosa de Dios”, que les “ha ayudado a superar miedos y temores”.

“Habéis ido descubriendo, cada uno con su historia personal, con vuestras dudas, resistencias y huídas en algún caso, que Dios os había elegido desde siempre para ser sacerdotes; no por vuestros méritos ciertamente, sino por pura gracia”, ha dicho dirigiéndose a ellos.

A raíz de la primera lectura proclamada (Jr. 1,4-9), les ha alertado de que “puede que os embargue también el miedo, miedo ante vosotros mismos por vuestras limitaciones y debilidades, miedo ante la misión en un mundo secularizado y la debilidad de nuestra Iglesia en muchos de sus miembros y comunidades, miedo ante un ambiente cada vez más indiferente ante Dios y hostil frente a su Iglesia”, y ante ello les ha recordado las palabras del Señor a Jeremías: “No les tengas miedo, que yo estaré contigo para librarte”.

Pues “Dios, que os concede el don del ministerio diaconal, os dará también la fuerza para poder vivirlo”, aunque para ello “es necesario acoger y vivir hoy y siempre la vocación y el ministerio con el temor de Dios, para que os sintáis siempre pequeños y pobres ante Dios, para que seáis conscientes hoy y siempre de vuestra flaqueza y debilidad ante la grandeza de Dios y de la misión”.

Mediante la imposición de las manos del Obispo “el Señor va a enviar sobre vosotros su Espíritu Santo y os va a consagrar diáconos”, les ha explicado. Este sacramento “es una gracia que no sólo os capacita para una misión, sino que toca vuestro propio ser, haciendo de vosotros un hombre nuevo”. “Toda vuestra vida será desde hoy servicio”, y “lo que sois, lo que pensáis, lo que sentís, lo que tenéis, incluso lo que esperáis llegar a ser, ya no es vuestro, es del Señor, y en Él, de los hermanos”, ha proseguido nuestro Obispo, invitándoles a seguir el ejemplo de Cristo.

Como servidores de la caridad, “los pobres no os pueden ser ajenos, forman parte de la esencia de vuestra vocación y ministerio diaconal”, pues “ciertamente hoy la pobreza se manifiesta en rostros muy diversos, y vuestra misión es descubrir esos rostros y servirlos como lo hace el mismo Señor, servirlos como serviríais a Cristo, con entrega y delicadeza, con tiempo y con paciencia, con acogida y compasión”.

También serán servidores de la Palabra de Dios, “que habréis de proclamar de un modo creíble”, “pasando por vuestros ojos al leerla, por vuestros oídos al escucharla, por vuestra inteligencia al estudiarla, por vuestro corazón al contemplarla, y por toda vuestra persona al asimilarla y hacerla vida”.

Como servidores en la Eucaristía, “a partir de ahora acompañaréis al Obispo y a los presbíteros en la celebración eucarística”, que es “expresión del amor entregado y servidor de Jesucristo”. “Adorad a Cristo en el servicio eucarístico que vais a ejercer, y recordad que sólo se adora en el amor”, les ha recordado.

“Dentro de un instante vais a prometer obediencia a vuestro Obispo”, les decía, y “ser obediente no está en las palabras, se lleva en el corazón, pues se es obediente en el abandono a la voluntad de Dios, en la aceptación de sus planes que no coinciden con los nuestros, en la renuncia a mis preferencias para afirmar con mi vida y mi actitud la primacía de Dios”.

En relación a la promesa de celibato, ésta “será para vosotros símbolo, y al mismo tiempo estímulo de vuestra caridad pastoral y fuente peculiar de fecundidad apostólica en el mundo”, y gracias a ella “os resultará más fácil consagraros, sin dividir el corazón, al servicio de Dios y de los hombres, y con mayor facilidad seréis ministros de la obra de la regeneración sobrenatural”.

Por último, D. Casimiro les ha animado a perseverar en la oración, pues “vuestra oración diaria, unidos a toda la Iglesia, aunque la hicierais solos, es expresión de intimidad con el Señor y de amor a vuestro pueblo”. “Rezad cada día con pausa y devoción la oración de la Iglesia, que tiene como centro la Eucaristía, y que consagra a Dios nuestro esfuerzo cotidiano ofreciéndole nuestro tiempo, y en él nuestra vida”.

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Homilía en la ordenación de tres diáconos

16 de mayo de 2021/0 Comentarios/en Noticias, Homilías, Homilias 2021, Ordenaciones, Redemptoris Mater /por obsegorbecastellon

(David Vázquez Parente, Wilson González Lluberes, Jae Kang Albino Hong)

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S.I Catedral-Basílica de Segorbe, 15 de mayo de 2021

(Jr 1,4-9; Sal 83; Hechos ó, 1-7b; Mt 20,25b-28)

Amados todos en el Señor

Alabanza y acción de gracias

1. “Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre” (Sal 83). En esta mañana nos unimos a vuestra alegría, queridos Albino, David y Wilson; y con vosotros alabamos al Señor por su gran amor hacia vosotros, y, en vuestras personas, hacia vuestras familias y hacia toda nuestra Iglesia. El Salmista nos invita a la alabanza y a la acción de gracias a Dios: hoy lo hacemos por vuestra vocación sacerdotal y por vuestra ordenación diaconal: son gracias de Dios para vosotros, pero ante todo para su Iglesia. En estos tiempos de escasez vocacional, nos vemos de nuevo agraciados y enriquecidos en vuestras personas; Dios no nos abandona nunca.

Gracias sean dadas a Dios, que os llamado al sacerdocio, que ha cuidado de vosotros a lo largo de estos años de formación en los que habéis sabido acoger, discernir y madurar su llamada. En todo este proceso vuestro no hay aparentemente nada de extraordinario, salvo la acción amorosa y misericordiosa de Dios. Gracias le sean dadas por vuestro corazón disponible y generoso a su llamada; gracias por vuestra fe confiada en el Señor, que os ha ayudado a superar miedos y temores.

Quiero también expresar mi profunda gratitud y felicitación a vuestros padres y familiares, a cuantos han cuidado de vuestra formación: a vuestros catequistas, formadores y a todos los que os han ayudado a madurar la llamada del Señor; y mi agradecimiento también a cuantos, en momentos de crisis, os han animado a corresponder a la llamada con alegría, confianza y generosidad. Estoy seguro de que seguirán cerca de vosotros y así podáis cumplir la misión que el Señor os confía hoy.

La vocación: elección, don y fuerza de Dios

2. En la primera lectura hemos proclamado la llamada del profeta Jeremías: “Antes de formarte en el vientre, te escogí; ante de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles” (Jer 1, 4-5). Jeremías es elegido y llamado por pura gracia de Dios. El Señor le llama no por mérito propio, sino por puro don y gracia. Jeremías, por su parte, se siente indigno ante la grandeza de la elección e incapaz para la difícil misión que Dios le encomienda; tiene miedo ante la misión. Es la elección de Dios, es su llamada y es su fuerza las que hacen de Jeremías profeta del Señor.

Vosotros también, queridos Albino, David y Wilson, habéis ido descubriendo poco a poco –cada uno con su historia personal, con vuestras dudas, resistencias y huídas en algún caso – que Dios os había elegido desde siempre para ser sacerdotes; no por vuestros méritos ciertamente, sino por pura gracia. Vosotros también habéis escuchado la llamada certera del Señor a su seguimiento. El también os dice hoy: “Antes de formarte en el vientre, te escogí”; y, como a los apóstoles, os dice: «No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido» (Jn 15. 17).

Como en el caso de Jeremías puede que os embargue también el miedo: miedo ante vosotros mismos por vuestras limitaciones y debilidades, miedo ante la misión en un mundo secularizado y la debilidad de nuestra iglesia en muchos de sus miembros y comunidades; miedo ante un ambiente cada vez más indiferente ante Dios y hostil frente a su Iglesia. En estas circunstancias resuenan hoy de nuevo las palabras del Señor a Jeremías: “No les tengas miedo, que yo estaré contigo para librarte” (Jer 1, 30). La iniciativa y la fuerza de Dios rompen siempre los débiles razonamientos humanos.

¡No les tengas miedo! os dice el Señor hoy a vosotros. Dios, que os concede el don del ministerio diaconal, os dará también la fuerza para poder vivirlo. Es necesario, sin embargo, acoger y vivir hoy y siempre la vocación y el ministerio con el temor de Dios, para que os sintáis siempre pequeños y pobres ante Dios, para que seáis conscientes hoy y siempre de vuestra flaqueza y debilidad ante la grandeza de Dios y de la misión. Jeremías se ve indigno e incapaz; es la fuerza de Dios lo que le hace superar sus miedos y la que mueve su ministerio.

Consagrados por la imposición de la manos

3. Queridos Wilson, David y Albino: Como lo hicieron los apóstoles con los primeros diáconos, mediante la imposición de mis manos y la oración consagratoria, el Señor va a enviar sobre vosotros su Espíritu Santo y os va a consagrar diáconos. El sacramento, que vais a recibir, es una gracia que no sólo os capacita para una misión, sino que toca vuestro propio ser, haciendo de vosotros un hombre nuevo; es la gracia que os transforma en diáconos, en servidores. Toda vuestra vida será desde hoy servicio. Lo que sois, lo que pensáis, lo que sentís, lo que tenéis, incluso lo que esperáis llegar a ser, ya no es vuestro, es del Señor, y en Él, de los hermanos.

El servicio es entender y vivir la vida como la entendió y la vivió Cristo, nuestro Señor. El modelo de vuestro servicio ha de ser siempre el modelo del Evangelio. Cristo Siervo ha de inspirar cada momento de vuestra vida, cada rincón de vuestra existencia, nada en nosotros escapa del don que hoy recibís en el diaconado. Con el Siervo Jesús lo podréis todo, sin Él no podréis nada.

A partir de vuestra ordenación diaconal, seréis, pues, en la Iglesia y en el mundo signo e instrumento de Cristo, que no vino “para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20,28). Hoy quedaréis configurados con Cristo Siervo para siempre. Habréis, pues, de vivir y mostrar en todo momento con vuestra palabra y con vuestra vida esta vuestra condición de signo de Cristo Siervo, obediente hasta la muerte y muerte de Cruz, para la salvación de todos.

Para el servicio de la caridad, la Palabra y la Eucaristía 

4. Los primeros diáconos, según nos cuenta el libro de los Hechos de los apóstoles, fueron instituidos para el servicio de las mesas, es decir, para el servicio de la caridad, de los pobres. Los pobres, queridos hermanos, no os pueden ser ajenos, forman parte de la esencia de vuestra vocación y ministerio diaconal. Ciertamente hoy la pobreza se manifiesta en rostros muy diversos; vuestra misión es descubrir esos rostros y servirlos como lo hace el mismo Señor, servirlos como serviríais a Cristo, con entrega y delicadeza, con tiempo y con paciencia, con acogida y compasión.

Recuerdo unas hermosas palabras del Papa Benedicto XVI en la Catedral de la Almudena, dirigida a los seminaristas: “Pedidle, pues, a Él que os conceda imitarlo en su caridad hasta el extremo con todos, sin rehuir a los alejados y pecadores, de forma que, con vuestra ayuda, se conviertan y vuelva al buen camino. Pedidle que os enseñe a estar muy cerca de los enfermos y de los pobres, con sencillez y generosidad. Afrontad este reto sin complejos ni mediocridad, antes bien como una bella forma de realizar la vida humana en gratuidad y en servicio, siendo testigos de Dios hecho hombre, mensajeros de la altísima dignidad de la persona humana, y, por consiguiente, sus defensores incondicionales”.

La primera obra de caridad será mostrar el camino de la fe. Como dijo San Juan Pablo II: “el anuncio de Jesucristo es el primer acto de caridad hacia el hombre, más allá de cualquier gesto de generosa solidaridad” (Mensaje para las migraciones, 2001). Por eso, el ministerio que se os va a encomendar os convierte también en servidores de la Palabra de Dios, que habréis de proclamar de un modo creíble. Cuando os entregue el Evangelio os diré: “convierte en fe viva lo que lees, y lo que has hecho fe viva enséñalo y cumple aquello que has enseñado”. Dejaréis que la Palabra pase por vuestros ojos, al leerla; por vuestros oídos, al escucharla; por vuestra inteligencia, al estudiarla; por vuestro corazón, al contemplarla; y por toda vuestra persona, al asimilarla y hacerla vida.

Junto al servicio de la caridad y de la Palabra, se os encomienda la diaconía de la Eucaristía, el servicio del altar. A partir de ahora, acompañaréis al Obispo y a los presbíteros en la celebración eucarística. Colaborando con el Obispo y el sacerdote, sois servidores del “misterio de la fe”, que es misterio de amor y de servicio. La Eucaristía es expresión del amor entregado y servidor de Jesucristo, por eso el servicio cristiano encuentra su fuente en el sacrificio eucarístico. Adorad a Cristo en el servicio eucarístico, que vais a ejercer, y recordad que sólo se adora en el amor.

Con plena disponibilidad

5. “No digas ‘soy un muchacho’, que a donde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás” (Jer 1,7), dice Dios a Jeremías. Conscientes de vuestra debilidad como Jeremías, habéis hecho vuestras las palabras de Jesús Siervo: “Aquí estoy, Señor para hacer tu voluntad”. Es la muestra de vuestra plena disponibilidad, que nos habla de obediencia. Dentro de un instante vais a prometer obediencia a vuestro Obispo. Bien sabéis que no es este un rito sin más, ni un acto de cesión de vuestra libertad; todo lo contrario: es el mayor acto de libertad que quiere quedar rendida a la voluntad de Dios expresada en la comunión de la Iglesia, en el ministerio apostólico del Obispo. Ser obediente no está en las palabras, se lleva en el corazón. Se es obediente en el abandono a la voluntad de Dios, en la aceptación de sus planes que no coinciden con los nuestros, en la renuncia a mis preferencias para afirmar con mi vida y mi actitud la primacía de Dios. El acto de obediencia es unirme a Cristo en la obra de la salvación de los hombres.

Expresión también de esta disponibilidad es el celibato que hoy asumís. El celibato “será para vosotros símbolo, y al mismo tiempo, estímulo de vuestra caridad pastoral y fuente peculiar de fecundidad apostólica en el mundo. Movidos por un amor sincero a Jesucristo, el Señor, y viviendo este estado con una total entrega, vuestra consagración a Cristo se renueva de modo más excelente. Por vuestro celibato, en efecto, os resultará más fácil consagraros, sin dividir el corazón, al servicio de Dios y de los hombres, y con mayor facilidad seréis ministros de la obra de la regeneración sobrenatural” (Ritual de la ordenación de los diáconos).

Vuestra vocación al ministerio sagrado es un misterio, una gracia grande dada a nuestra pequeñez, ¿cómo poder responder entonces a esta llamada?, ¿cómo realizar la misión a la que se nos envía? La respuesta, mis queridos hermanos, está en el Evangelio la unión con Cristo, como los sarmientos a la vid. Unidos a Él lo podemos todo, sin Él no podemos nada. Los frutos del ministerio no son el resultado de nuestras cualidades personales, ni del esfuerzo humano, son el don de la presencia del Señor por la fuerza del Espíritu Santo en nuestra vida.

La Iglesia pone también hoy en vuestras manos, queridos hijos, un medio precioso para la unión con el Señor: la Liturgia de las Horas. Vuestra oración diaria, unidos a toda la Iglesia, aunque la hicierais solos, es expresión de intimidad con el Señor y de amor a vuestro pueblo. Rezad cada día con pausa y devoción la oración de la Iglesia, que tiene como centro la Eucaristía, y que consagra a Dios nuestro esfuerzo cotidiano ofreciéndole nuestro tiempo, y en él nuestra vida. Aunque en muchas ocasiones el cansancio os tiente a dejar la oración, no cedáis, dedicad vuestro mejor tiempo al encuentro con el Señor que será también la mejor garantía de fecundidad apostólica, pues sin Él no podemos hacer nada.

 Y mirad siempre a María, la esclava  del Señor, que acompaña nuestro ministerio con el consuelo y la alegría de los que siguen a Cristo. Que ella os acompañe en el camino de servicio que hoy emprendéis. Que ella ruegue siempre por la Iglesia y por cada uno de nosotros. Amén

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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Jesús Chávez, un pastor para darse, conocer y buscar a las ovejas

12 de septiembre de 2020/0 Comentarios/en Noticias, Noticias destacadas, Ordenaciones /por obsegorbecastellon

La S.I. Concatedral de Santa María, en Castellón, ha acogido esta mañana, 12 de septiembre, la ordenación sacerdotal de Jesús Chávez. El templo estaba todo lo lleno permitido dentro de las limitaciones de prudencia sanitarias. A los fieles presenciales se sumaron más de 500 personas más a través de las redes sociales. Durante la homilía, D. Casimiro López Llorente exhortó al nuevo presbítero a “representar a Cristo y actuar en su nombre como Pastor”. Para ello, tres condiciones: darse, conocer y buscar. (En la foto, de izquierda a derecha, Jesús Chávez, el Obispo, y los padres del ordenando)

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Homilía en la Ordenación de los Presbíteros César Igual y Jon Solozabal

20 de junio de 2020/0 Comentarios/en Homilías 2020, Noticias, Noticias destacadas, Ordenaciones /por obsegorbecastellon

S.I. Concatedral de Sta. María de Castellón, 20 de junio de 2020

(Dt 7,6-11; Salmo 102; Hechos 20,17-28-32.36; Mt 11, 25-30)

 

Amados todos en el Señor!

Acción de gracias

  1. “La misericordia del Señor dura por siempre” (Sal 88). Con estas palabras del Salmo de hoy os invito a poner, antes de nada, la mirada en Dios. Esta mañana le bendecimos y damos gracias, porque nos concede el don de dos nuevos sacerdotes. Sois, queridos César y Jon. dones del amor misericordioso de Dios para nuestra Iglesia diocesana, que se ve agraciada en vuestras personas. Nos unimos a vuestra alegría, y juntos cantamos al Señor por su gran amor para con vosotros, para vuestras familias y para nuestra Iglesia. Dios nunca abandona a su Iglesia, es eternamente fiel y nos sigue concediendo “pastores según su corazón” (cf. Jr 3,15).

 

Quiero expresar también mi sincera gratitud y mi cordial felicitación a todos cuantos han cuidado de vuestra formación: rectores, formadores, profesores, padres espirituales y párrocos; mi gratitud y felicitación también para vuestros padres, catequistas, familiares, sacerdotes amigos y para cuantos os han ayudado en el camino hasta el sacerdocio. Estoy seguro de que seguirán estando cerca de vosotros con la oración y el apoyo humano y espiritual necesario para que perseveréis con alegría y generosidad en el ministerio sacerdotal y podáis cumplir la misión que el Señor os confía hoy.

 

Elegidos y consagrados

  1. Esta mañana, el Señor os elige y consagra presbíteros para ser pastores en la Iglesia y actuar en el nombre “et in persona” de Jesucristo, el Buen Pastor. Mediante la imposición de mis manos y la plegaria de consagración, quedaréis convertidos en presbíteros para ser pastores del pueblo santo de Dios, “que él adquirió con su propia sangre” (Hech 20. 18).

 

Sois elegidos por el Señor. «No sois vosotros los que me habéis elegido a mí, sino yo quien os ha elegido a vosotros», os dice Jesús (Jn 15,16). Como al pueblo de Israel, en la primera lectura de hoy, es el Señor mismo quien os ha elegido para ser santos y propiedad suya. “El Señor se enamoró de vosotros y os eligió” (Dt 7,7). Vuestro sacerdocio es fruto de una iniciativa amorosa del Señor, “por puro amor a vosotros”, totalmente gratuita por su parte. Él es quien os ha elegido, ha ido por delante en vuestra vida, os ha ido os sacando de vuestras esclavitudes, os ha ido probando y forjando según su corazón. Vuestra respuesta -ciertamente generosa, alegre, confiada y tenaz- es la acogida de este amor divino. Así lo habéis expresado al ser presentados, con la palabra: ‘presente’. Y el Señor hoy os consagra, es decir os hace sacerdotes de su propiedad. Nos lo recuerda el gesto de la imposición de las manos. Cuando os imponga las manos, es el Señor mismo quien lo hace. Él tomará posesión de cada uno de vosotros diciéndoos: “Tú me perteneces”. Pero de este modo os dice también: “Tú estás bajo la protección de mis manos, como lo estuvo el pueblo de Israel. Tú estás bajo la protección de mi corazón. Tú estás protegido en mis manos y te encuentras en la inmensidad de mi amor”. Y Dios es fiel y “mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y observan sus preceptos” (Dt 7, 9).

 

Es vital que mantengáis vivo en vuestra memoria y en vuestro corazón este momento de vuestra ordenación. El Señor siempre estará en vosotros y a vuestro lado para protegeros y alentaros, para cuidaros en la inmensidad de su misericordia. Él será vuestra fuerza y sustento. Dirigid siempre vuestra mirada hacia Él y dadle la mano; así no correréis el peligro de abandonar el amor primero (cf. Ap 2,4) de este día de vuestra ordenación. Dejad que la mano del Señor os tome; así no os perderéis en la obscuridad de la niebla ni os hundiréis ante la mar alborotada. La fe en Jesús, Hijo del Dios vivo, os llevará a coger su mano en los momentos de cansancio apostólico, de debilidad personal, o de dificultad y desaliento pastoral.

 

Para ser pastores en nombre del Buen Pastor

  1. Sois elegidos y consagrados para ser pastores del Pueblo santo de Dios en nombre y representación de Jesús, el Buen Pastor. Los sacerdotes no podemos olvidar nunca esta referencia fundamental: somos pastores del rebaño de Jesucristo, Cabeza y Pastor. Como partícipes de su sacerdocio, estamos llamados a actuar en su nombre y con su autoridad. Por lo tanto, hemos de ser transparencia cabal de Jesús y, para ello, hemos de mirarnos en Él.

 

Y Jesús nos dice: “Yo soy el Buen Pastor” (Jn 10, 11). Así se presenta Jesús ante sus discípulos. Frente a los falsos pastores de Israel, que sólo piensan en sí mismos y no se preocupan de las ovejas; frente a los pastores incapaces de arriesgar su vida en el peligro; frente a los pastores pusilánimes, que ven venir al lobo, abandonan las ovejas y huyen, Jesús se presenta ante sus discípulos como el Buen Pastor. Él es el pastor abnegado hasta el agotamiento, que cuida a sus ovejas, que busca a la extraviada, que cura a la herida, que carga sobre sus hombros a la extenuada y que en su sacrificio pascual, en obediencia al Padre y por amor a los hombres, da la vida por sus ovejas. Cristo ama y conoce a sus ovejas, da la vida por ellas y ninguna le resulta extraña (cf. Jn 10,11-14). Su rebaño es su familia y su vida. No es un jefe temido por las ovejas, sino el pastor que camina con ellas y las llama por su nombre (cf. Jn 10, 3-4). Y quiere reunir a las ovejas que todavía no están con él (cf. Jn 10,16). ¡Qué hermoso programa de vida para todo sacerdote!

 

Según el Corazón de Jesús

  1. Para ser trasparencia cabal del Buen Pastor es necesario que como sacerdotes dejéis que vuestro corazón se penetre por el estilo de Jesús y os dejéis configurar por los sentimientos de su corazón. Ayer, en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, pudimos contemplar su Corazón, es decir, su interioridad, las raíces más solidas de su vida, el núcleo de sus afectos; en una palabra, el centro de su persona y su corazón como Buen Pastor. Nuestra Iglesia y nuestra sociedad necesitan sacerdotes y pastores según el Corazón de Cristo.

 

Entre otras muchas características, el Corazón de Jesús es un corazón misericordioso. En palabras del Papa Francisco, dirigiéndose a los sacerdotes, “el corazón del Buen Pastor… es la misericordia misma. Ahí resplandece el amor del Padre; ahí me siento seguro de ser acogido y comprendido como soy; ahí, con todas mis limitaciones y mis pecados, saboreo la certeza de ser elegido y amado. Al mirar a ese corazón, renuevo el primer amor: el recuerdo de cuando el Señor tocó mi alma y me llamó a seguirlo, la alegría de haber echado las redes de la vida confiando en su palabra (cf. Lc 5,5)” (Homilía de 3.06.2016). Jesús además pasa curando y haciendo el bien a todos aquellos que son prisioneros del mal; desciende a los abismos de la debilidad humana y del pecado para revelar el corazón misericordioso del Padre. El sacerdote es él mismo y en primer lugar destinatario de la misericordia y necesitado de experimentar asiduamente el perdón de sus pecados en el sacramento de la Reconciliación. Y a la vez es ministro de la misericordia y de la reconciliación. Necesitamos sacerdotes con experiencia personal de la misericordia y con actitud misericordiosa, capaces de acoger, escuchar, acompañar a los hermanos, de modo particular en el sacramento de la Confesión.

 

El Corazón de Jesús es un corazón agradecido: da gracias al Padre porque ha revelado los misterios del Reino de Dios a los pequeños y sencillos (cf. Mt 11,25) o le da gracias antes de tomar el pan y el cáliz en la última Cena al instituir la Eucaristía, el memorial de su Pascua, la acción de gracias por excelencia. Como Jesús, el sacerdote ha de ser también de corazón agradecido y ha de dar constantemente gracias a Dios: por su elección gratuita, por el sacerdocio inmerecido y por tantos otros dones recibidos; y también por el pueblo que Dios le ha encomendado a través de la Iglesia. La acción de gracias por excelencia es la “eucaristía” que el sacerdote celebra y adora diariamente. En la Eucaristía, el sacerdote es atraído por el corazón de Jesús, que lo vincula a su sacrificio de amor por su pueblo. Él pronuncia las palabras de la consagración en nombre de Jesús, pero en primera persona: “Esto es mi cuerpo entregado por vosotros. Esta es mi sangre derramada por vosotros” (cf. Lc 22,17-19).

 

Jesús siente una profunda compasión ante las multitudes exhaustas y oprimidas, ante el dolor y el sufrimiento de los enfermos, ante la marginación o cualquier forma de pobreza material y espiritual, ante el cansancio y el agobio de la vida. “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo aliviaré” (Mt 11, 28). Él es el buen Samaritano que se detiene delante de la carne herida de los hermanos, la sana y la restablece, convirtiéndose en manifestación viviente del amor de Dios Padre. A los sacerdotes se nos pide el mismo corazón compasivo de Jesús, que se expresa en la cercanía a los que sufren, en la capacidad de reavivar la esperanza, en el cuidado de las heridas del Pueblo, especialmente a través de la mediación de la gracia sacramental. Nosotros mismos hemos de recalar en Jesús para descansar de nuestros cansancios pastorales y poner en él los agobios de nuestra vida.

 

Contemplando su Corazón, vemos que Jesús vive la propia misión desde el Padre y desde el pueblo. Sus jornadas se alimentan de su relación con Dios y de su entrega amorosa a los hermanos. La caridad de sus gestos nunca está separada del silencio y de la oración, del cultivo de su íntimo diálogo con Dios Padre. El sacerdote según el Corazón de Cristo es aquel que habita entre el Señor a quien ha consagrado la vida y el pueblo al que ha sido llamado a servir. El corazón del sacerdote es un corazón traspasado por el amor del Señor; por eso no se mira a sí mismo, sino que está dirigido a Dios y a los hermanos. Es un corazón arraigado en el Señor, cautivado por el Espíritu Santo, abierto y disponible para los hermanos.

 

El corazón del Buen Pastor es misionero, está siempre en salida, su amor no tiene límites, no se cansa y nunca se da por vencido. En él vemos su continua entrega; en él encontramos la fuente del amor dulce y fiel, manso y humilde, que nos hace libres; en él volvemos cada vez a descubrir que Jesús nos ama “hasta el extremo” (Jn 13,1). El corazón del Buen Pastor está inclinado hacia nosotros, especialmente al que está lejano; así revela que desea llegar a todos y no perder a nadie. Sed pastores con corazón misionero.

 

Exhortación final

  1. Damos gracias a Dios por vuestra ordenación sacerdotal. Ojalá que vuestro ejemplo aliente también a otros jóvenes a seguir a Cristo con igual disponibilidad. Oremos para que el “Dueño de la mies” siga llamando obreros al servicio de su Reino, porque «la mies es mucha y los obreros pocos» (Mt 9, 37).

 

Que María, en el día que celebramos la memoria de su Inmaculado Corazón, os mantenga siempre en el amor a su Hijo, el Buen Pastor, os enseñe a conservar, como ella, todas estas cosas en vuestro corazón, y os proteja y aliente en la nueva etapa de vuestra vida, que ahora va a comenzar con vuestra ordenación sacerdotal. Amén.

 

+Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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Este pasado Sábado 28 de Enero se celebró el XX Encuentro Diocesano de la Infancia Misionera, esta vez, el lugar escogido para el encuentro fue el Seminario de Segorbe, con motivo del Año Jubilar Diocesano.

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La Santa Iglesia Catedral Basílica de Segorbe acogió ayer la celebración el Domingo de la Palabra de Dios que este año se ha presentado con el lema “Os anunciamos lo que hemos visto” (Jn 1,3).
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Intenciones de oración de la CEE y del Papa en febrero - Obispado Segorbe-Castellón

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Misa de desagravio en la Parroquia de Francisco de Misa de desagravio en la Parroquia de Francisco de Asís de Castellón
Resumen XX Encuentro Diocesano de la Infancia Misi Resumen XX Encuentro Diocesano de la Infancia Misionera

#infanciamisionera #omp #segorbe #mision #iglesia #jubileo #añojubilar #puertasanta #niños #diversion #mcm #peregrinacion #eucaristia
🎉 Estamos de Aniversario 🎉 Las Hermanitas de 🎉 Estamos de Aniversario 🎉
Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados cumplen 150 años. 
150 años de amor a Jesús expresado en el Servicio de nuestros mayores.

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Presentación del Anuario de COPE Castellón #cop Presentación del Anuario de COPE Castellón

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Abierto el plazo de inscripción para participar e Abierto el plazo de inscripción para participar en la JMJ 2023 con la Delegación para la Infancia y Juventud de nuestra Diócesis (+info 601 201 098 o por e-mail jmj2023castellon@gmail.com )

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Oración Unida con los Hermanos Evangélicos Oración Unida con los Hermanos Evangélicos
Comunicado ante una nueva profanación de la Eucar Comunicado ante una nueva profanación de la Eucaristía

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Conocer y divulgar la Palabra de Dios (Podéis v Conocer y divulgar la Palabra de Dios 

(Podéis ver el vídeo en el Canal Diocesano de YouTube - @DiocesisSegorbeCastellon)
La Parroquia de Santo Tomás, en Benicàssim, está inmersa en los actos de celebración de Sant Antoni
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Actos en la Diócesis de Segorbe Castellón

#semanadeoracion #conferenciaepiscopalespañola #oracion #cristianos
#MisaFuneral #BenedictoXVI 🙏 Esta mañana de s #MisaFuneral #BenedictoXVI

🙏 Esta mañana de sábado, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, ha presidido la Misa Funeral por el eterno descanso del alma de Su Santidad el Papa Emérito Benedicto XVI en la Concatedral de Santa María, #Castellón, que se ha llenado de fieles.

✝ “Permanezcamos firmes en la fe. Vivamos con alegría nuestra condición de cristianos”.
#BenedictoXVI Nuestro Obispo, Mons. Casimiro Lóp #BenedictoXVI

Nuestro Obispo, Mons. Casimiro López Llorente, convoca a todo el Pueblo de Dios en la Diócesis de Segorbe-Castellón a participar, el próximo sábado, en la Misa Funeral por el eterno descanso del Papa emérito Benedicto XVI.

⛪️ Santa Iglesia Concatedral de Santa María, #Castellón
🗓 7 de enero
⌚A las 11:30 h.
D.Casimiro preside la Eucaristía en la Solemnidad D.Casimiro preside la Eucaristía en la Solemnidad de la Natividad del Señor y nos exhorta a "celebrar la fe y la alegría del nacimiento del Salvador, el Mesías, el Señor"
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👷‍♀⛪ El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, visitó ayer el desarrollo de las obras de rehabilitación y restauración del Santuario de Sant Joan de Penyagolosa, junto a las autoridades y representantes de las tres instituciones implicadas.
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"Ella nos da a conocer el verdadero rostro de Dios, que es amor, que crea por amor y llama a la vida en la perfección del amor”.
Los jóvenes de la Diócesis de Segorbe-Castellón Los jóvenes de la Diócesis de Segorbe-Castellón se unen a Jesucristo en la Vigilia de Oración organizada por la Delegación para la Infancia y la Juventud y ser "Todos forofos de Todos"
Cientos de fieles de la Diócesis de Segorbe-Caste Cientos de fieles de la Diócesis de Segorbe-Castellón rinden pleitesía a la Mare de Déu dels Desamparats en su visita al Santuario de la Cueva Santa con motivo de los actos preparatorios de la celebración del Centenario de su Coronación Canónica
Vigilia de oración de jóvenes presidida por D.Ca Vigilia de oración de jóvenes presidida por D.Casimiro bajo el lema "Todos forofos de todos". Cientos de jóvenes acuden a la Concatedral convocados por la Delegación Diocesana de Infancia y Juventud, en comunión con nuestro Obispo y crecer en comunión en este Año Jubilar🥰❤️🙏
#AñoJubilar #Mártires ✝ Durante este mes de #AñoJubilar #Mártires

✝  Durante este mes de noviembre, en el marco del Año Jubilar, se van a celebrar dos Vigilias de oración a los mártires diocesanos
🗓 ⛪ Viernes 18 de noviembre en la Catedral de #Segorbe.
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