M. Calvo: «El padre muestra su cariño intentado hacer fuertes a los hijos»
María Calvo Charro, autora de «La masculinidad robada» y «Padres destronados»
María Calvo Charro (Madrid, 1967) combina su labor docente en la Universidad Carlos III como profesora titular de Derecho Administrativo con múltiples actividades en el ámbito de la educación. Desde su experiencia profesional y por haber criado 4 hijos, ha podido elaborar una reflexión profunda y lúcida sobre la masculinidad y la paternidad.
- ¿Qué elementos son esenciales o accidentales de la masculinidad?
- Creo que la masculinidad no es ni blanca ni negra, sino que contiene una multiplicidad de grises. Nos podemos encontrar con un niño que le gusta mucho el fútbol y que es muy bruto, y otro que se siente poeta y le gusta el teatro. Y uno no es más que otro. Sí que es cierto al mismo tiempo que hay unos rasgos porcentuales que se adaptan más a la masculinidad, que se ven de pequeños y siguen durante el resto de la vida.
- Los niños suelen ser más movidos que las niñas.
- Sí, porque entre los 6 y 8 años tienen un movimiento muscular provocado por la testosterona, y por eso necesitan hasta ocho descansos en la jornada escolar mientras que a la niñas les basta con uno. Además, a esta edad el corte frontal está menos desarrollado y les cuesta más inhibir impulsos. Esto hace que en muchos casos se les califica de malos o hiperactivos porque se les compara con las niñas, y lo que pasa es sencillamente que es un varón.
- ¿Qué diferencias hay después, en la edad adulta?
- Como adultos el hombre tiende más a disciplinar el hijo y fortalecerlo para que sea capaz de afrontarse el mundo exterior. El padre muestra su cariño intentando hacer fuertes a esos hijos. Mientras que la madre tiende a juegos más tranquilos o a canciones, el padre usa más el contacto físico, y a través de volteretas o levantar en el aire ayuda a los pequeños tener una mayor autoestima y capacidad de asumir riesgos. Todo tiene su finalidad en la naturaleza.
- ¿Qué retos se presentan al hombre en la sociedad actual?
- Tenemos un fracaso escolar en los niños que es el doble que las niñas, y solo un 40% de hombres llegan a la universidad. No se sabe muy bien a qué se debe, pero puede que sea por la falta de respeto por las características masculinas. Vivimos en un momento en que al tener muy pocos hijos, tarde y programados, la mujer tiende a sobreprotegerlos con una relación excesivamente fuerte, y como decía el Papa Francisco, “los ahogamos en nuestro amor”. En cambio el padre rompe ese cordón umbilical, y por raro que les suene a la generación del Mayo del 68, da libertad a madres e hijos. No hay crecimiento sin separación, y ésta corresponde al padre, favoreciendo la emancipación de forma responsable.
- ¿Cuándo comenzó la crisis en la masculinidad?
- En gran parte tiene su origen en la revolución del 68, cuando se suponía que las mujeres nos emancipamos, y se exaltó lo femenino en detrimento de lo masculino. También por una influencia muy fuerte de la ideología de género que dice que no hay diferencia sexual, que todo es construcción social. Pero en cambio lo orienta hacia el lado femenino, provocando una evolución hacia el hombre blando, suave, con miedo a exteriorizar… Es verdad que los varones son más tiernos, pero a menudo les falta ese impulso natural masculino.
- ¿Cómo se define el rol del esposo?
- Las mujeres nos hemos introducido en el mundo profesional, y ahí estamos, pero queremos seguir siendo las reinas de nuestro hogar. Entonces queremos que el esposo se implique, ¡pero a nuestra manera! Por eso lo primero que la esposa tiene que hacer para mantener una salud matrimonial es comprender que estamos ante un hombre, diferente en la forma de ver la vida, de comprender las palabras y la sexualidad, con intereses diversos…
- Verlo así puede ahorrar muchas frustraciones y conflictos.
- Pero de nuevo la ideología de género hace un daño terrible al considerarnos idénticos, de modo que y que si no comprenden nuestro mundo es que tienen un problema. No son defectos de nuestro esposo, sino diferencias y, en realidad, virtudes que nos complementan. Nosotras tenemos mucho que aprender del código masculino y ellos del femenino. Por la complementariedad se llegará a un amor más grande que beneficiará en último término a los hijos.
- ¿En el plano espiritual se puede hablar también de un perfil masculino?
- Es importante porque la relación de los hijos con su padre es la primera imagen condiciona la relación con Dios Padre. Mientras que una relación difícil dificulta, una positiva facilita el camino para comprender la paternidad divina y tener una relación espiritual.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!