Los jóvenes de la Diócesis se reúnen en la Concatedral para la Vigilia Diocesana, recibiendo un mensaje de esperanza
Anoche, la Concatedral de Santa María de Castellón acogió la primera Vigilia Diocesana de Jóvenes de este curso pastoral, presidida por el Obispo D. Casimiro López Llorente. El evento, organizado por la Delegación para la Infancia y la Juventud en colaboración con la Casa de Misericordia, congregó a jóvenes de toda la Diócesis con un mensaje central: «Peregrinos de Esperanza».
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El Obispo, en su homilía, destacó que la esperanza no es solo un sentimiento, sino una persona: Jesucristo. «El amor de Dios se nos ofrece a través de Jesucristo, cuya muerte y resurrección nos regalan la plenitud de la esperanza», afirmó. También recordó las llamadas del Papa Francisco a centrar nuestra mirada en la esperanza, que nace del corazón traspasado de Jesús en la cruz, una fuente inagotable de misericordia y amor para todos.
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La Vigilia, además de ser un espacio de oración y reflexión, invitó a los jóvenes a experimentar la misericordia de Dios, especialmente a través del sacramento de la penitencia, para renovar su esperanza y caminar con fe hacia la plenitud de la felicidad prometida. «No podemos caminar solos, necesitamos que Jesús entre en nuestras vidas», destacó el Obispo, señalando que, aunque el camino hacia la santidad y el amor perfecto pueda ser desafiante, la misericordia de Dios nos acompaña en cada paso.
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En esta ocasión, el Evangelio proclamado fue el pasaje de San Juan (Jn 16, 29-33), en el que Jesús anuncia la paz y la victoria sobre el mundo. Esta Vigilia, en preparación para el Jubileo de los Jóvenes en Roma en 2025, fue una oportunidad única para fortalecer la fe y la comunión entre los jóvenes, animándolos a ser «signos de esperanza» en sus comunidades y en la sociedad. La Delegación de Juventud también anunció una peregrinación especial a Roma para este evento jubilar, que se celebrará del 23 de julio al 4 de agosto de 2025, invitando a todos los jóvenes a unirse en esta experiencia de fe compartida.
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Miriam y Miguel, jóvenes de Casa de Misericordia, compartieron sus experiencias de fe y peregrinaciones durante un testimonio. Miriam, de 17 años, explicó cómo su familia cristiana la ha acompañado en su formación espiritual desde pequeña. Relató cómo encontró su lugar en la fe a través de diferentes movimientos y su participación en las peregrinaciones, destacando especialmente la JMJ. Compartió cómo en esos momentos de caminar y oración, sintió la paz de confiar en que su vida está en las manos de Dios. Además, mencionó la importancia del silencio y cómo Dios se manifiesta en esos espacios de calma.
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Por su parte, Miguel, de 19 años, recordó cómo su participación en Casa de Misericordia y en la JMJ le permitió profundizar en su relación con la Virgen María, especialmente después de recibir un rosario de Tierra Santa. Relató momentos de conexión profunda con otros jóvenes en actividades como «hacer el desierto», donde pasó tiempo a solas con Dios, y cómo la peregrinación le permitió sentirse parte de una gran comunidad de fe. Subrayó la alegría de compartir esos momentos con jóvenes de todo el mundo, fortaleciendo su convicción de que la fe es un camino que se vive en comunidad y en servicio a los demás.
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