El pasado domingo 6 de octubre, numerosos fieles de Borriol se reunieron en la ermita de San Vicente para asistir a la bendición de su puerta, restaurada tras los daños sufridos en un intento de robo en septiembre de 2023. El incidente dejó al descubierto el mal estado de la puerta, lo que motivó una restauración integral realizada por la Carpintería Andueza de Segorbe.
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La intervención, con un coste total de 15.900 euros, fue posible gracias al apoyo económico del Fondo Común Diocesano, una subvención del Ayuntamiento de Borriol, y las aportaciones de numerosos devotos de San Vicente.
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Con motivo de este acto, la Misa de las 11h, que normalmente se celebra en la iglesia de Santa María, se trasladó a la ermita, donde los asistentes pudieron apreciar la restauración de la emblemática puerta, un símbolo de fe y devoción para los borriolenses, quienes cada segundo lunes de Pascua peregrinan hasta este lugar.
Ayer, día 24 de junio, se celebró en la Ermita de Sant Joanet del Riu Sec la festividad de San Juan Bautista, una Ermita situada en los «Masets del Cremor» y perteneciente a la parroquia de San José Obrero de Castellón.
La celebración comenzaba a las 20 h. y a ella acudieron más de 80 feligreses. Fue presidida por el P. Cristian Peña, párroco de San José Obrero, que como ha explicado ya de niño acudía como feligrés a esta fiesta. Predicó el Diácono Fr. Johnny Chacón. Terminó la Eucaristía con el canto de la Salve a la Mare de Déu del Lledó y los Gozos a Sant Joanet del Riu Sec.
La Ermita arrastra su historia desde 1914 cuando empezó a construirse en un «garroferal» para dar servicio dominical religioso a los vecinos de estos «masets». A lo largo de los años ha sufrido varias reformas y también periodos de abandono, pero hoy en día luce restaurada, hermosa y emblemática «vora Riu Sec».
Aunque de titularidad privada, acoge a feligreses y sacerdotes de la parroquia que, durante muchos años, los sábados de julio y agosto a las 20 h. celebraban la Eucaristía para culto de este barrio.
Este año, con ocasión de la Navidad se instaló un humilde Belén y una estrella iluminando su cenit. En Semana Santa, el Vía Crucis de la parroquia comenzó con su primera estación del recorrido en la Ermita, y a lo largo del año, diferentes grupos parroquiales han acudido para realizar oraciones al santo.
La Ermita de Sant Joanet del Riu, después de un siglo de existencia con todas sus vicisitudes, sigue reuniendo a vecinos devotos y feligreses para festejar su día y su fe. Orgullosos de conservar la Ermita del barrio, sonó su humilde campana para anunciar que el motivo de ilusión de nuestros antecesores sigue vigente.
Como todos los martes después de Pentecostés, los feligreses de la parroquia de Albocàsser celebraron la romería de la Pascua Granada a la ermita de san Pablo.
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Durante los 4 kilómetros de recorrido se cantaron las letanías de los santos y, tras un breve descanso para almorzar, se continuó la romería rezando el santo Rosario. A la llegada se celebró la solemne Eucaristía, se cantaron los gozos a san Pablo, se compartió la comida y, por la tarde, los bailes populares pusieron la nota festiva al encuentro. Este año la intención de la romería fue pedir por las lluvias tan necesarias para nuestros campos.
La adecuación de la ermita de los Santos Patronos de Sot de Ferrer. Humilde Iglesia interina del pueblo durante la construcción de su gran templo parroquial (1778-1787)
Ubicada en la entrada a la Diócesis de Segorbe-Castellón subiendo desde Valencia y Sagunto, por el Camino Real, a nadie escapa que Sot es una población visualmente pintoresca, sobre todo por la presencia de la gigantesca mole parroquial clasicista en el costado de un entorno urbano perfectamente ortogonal, de entramado sencillo con un caserío de escasas alturas y un fondo escenográfico de un monte escalado por el serpenteante y encalado camino del Calvario, con su hilera de estaciones que desembocan, en las alturas, en la ermita de San Antonio, una joya del barroco valenciano documentada desde 1681.
A nadie se le escapa que la población fue lugar de moriscos, perteneciendo a Hurtado de Lihori cuyo palacio, que aún conserva hermosos testimonios de ventanas, bóvedas aristadas y techumbres de época, junto a la Iglesia es, todavía, emblema y plasmación medieval de un pasado floreciente. Pasando, más tarde la población a dominio del Marqués Valdecarzana, su apellido de Sot del Gobernador, fue alterado en el siglo XVI, en honor de Jaime Ferrer, uno de los personajes que ostentó tal cargo de gobernante.
Si bien la primera Iglesia del pueblo correspondía a una capilla ubicada en el interior del Palacio del señor, donde debió estar ubicada la magnífica tabla de la Inmaculada de Juan de Juanes del siglo XVI, el primer templo parroquial fue bendecido, poco después de la expulsión de los citados moriscos, el 2 de septiembre del año 1621. Un edificio bien conocido por los planos del mismo, planta y sección, conservados en el archivo parroquial (Montolío, 2013) y por los restos de dicho edificio barroco, por la parte del coro, que aún pueden verse empotrados en los muros del exterior del costado este del palacio, en el patio de separación con el actual templo. Un humilde edificio de una sola nave con capillas entre contrafuertes.
No obstante, pese a todo, pronto quedó pequeña la construcción para albergar a todo el pueblo en los días importantes, por lo que la situación movió a los marqueses de Sot a plantear a sus vasallos una nueva edificación, dedicada a la Purísima Concepción. Un nuevo edificio cuyo proyecto no contaba con el beneplácito del Obispo diocesano.
El prelado segobricense fue uno de los más tempranos seguidores de la aplicación de las reales circulares de 23 y 25 de noviembre de 1777 dirigidas a los prelados de todo el Reino. Éstas, establecían la obligación de presentar a la Real Academia de San Fernando de Madrid todo tipo de edificios religiosos proyectados para proceder a su aprobación por la Institución. Así lo hizo con los planos de Mauro Minguet para nuestra Iglesia, maestro personal del señor marqués, siendo desaprobado por personajes de la altura de Miguel Fernández, Pedro Arnal, José Moreno o el propio Ventura Rodríguez.
El proyecto finalmente admitido, de los dos que se habían planteado desde Madrid a instancias del prelado, fue el probablemente realizado por el arquitecto Miguel Fernández (1778), director de dicha Academia, conocido en Roma por Alonso Cano y autor de las trazas para la Iglesia del Temple de Valencia (1761-1785). Consumado entre 1778 y 1787, concurriendo como maestro de obras Francisco Marzo. En el interior es de nave única de aire y decoración académica con crucero y cúpula, con frescos de José Vergara Ximeno (1726-1799) en las pechinas, representando las mujeres fuertes del Antiguo Testamento.
El templo nuevo resultó el ejemplo más monumental y trascendente de los tiempos clasicistas del academicismo ilustrado en nuestra diócesis. Una magnífica construcción de corte clasicista, resultado y expresión del pensamiento del Obispo Alonso Cano Nieto (1770-1780), muy contraria en sus planteamientos a los esquemas acostumbrados de su tiempo en las diócesis valencianas, presentando una gran fachada que bien recordaba los modelos de San Pedro del Vaticano o San Lorenzo del Escorial, articulada con órdenes clásicos de pilastras gigantes, campaniles, entablamento, ático y dos torres gemelas en los flancos, la situada al este original reaprovechada y redecorada del edificio anterior, entre las que se asoma la monumental cúpula.
La ermita de los Santos Patronos y la Iglesia interina
Sin embargo, no es muy conocida la adecuación de la antigua ermita de los Santos Patronos para recibir el Santísimo Sacramento y albergar los oficios durante las obras. Alzada en 1723 y bendecida el día de Santa Bárbara de 1724, en la actual plaza de la Iglesia, fue remodelada en 16 días en 1777 para servir como Iglesia interina del pueblo tras el derrumbe programado del templo barroco y la finalización del gran conjunto neoclásico definitivo. Para dicho servicio, se le colocaron sendos tramos al pequeño ermitorio primitivo para albergar un espacio diferenciado a hombres y mujeres, con accesos independientes, tal y como se aprecia en los planos del Libro de Fábrica.
Como era una obra que iba a estar en activo muy poco tiempo, la ampliación se realizó con materiales muy perecederos, sin ningún tipo de cimientos, salvo el mismo suelo de la plaza, con puntales de madera en lugar de pilares de piedra y tejados dispuestos sobre troncos de chopo, cañizos y teja. Todo ello dio como resultado un edificio muy inestable, nada impermeable e inundable y muy propicio a ser un horno en verano y una nevera en invierno. Además, su acusada pequeñez le hacía impracticable para los oficios más solemnes.
En definitiva, una curiosa y temporal «solución» que, prácticamente a pie de obra, emplazaba diariamente a todos los fieles de Sot a la sombra del nuevo gran edificio parroquial, cual templo de Jerusalén, mientras asistía a las celebraciones en una popular choza improvisada y efímera que, aún desaparecida hasta de la memoria, nos ha parecido interesante reconstruir y contar parte de su pequeña historia, como escalón imprescindible, aunque humilde, del devenir de la fe de todo un pueblo.
El martes pasado, día 30 de mayo, tras la celebración de Pentecostés, la ermita de San Pablo de Albocàsser se vistió de fiesta para congregar a los fieles de la parroquia, quienes se dirigieron en romería desde la población llevando en andas una pequeña y antigua imagen del santo, y también su reliquia, que fue venerada al terminar la solemne Eucaristía con canto de los gozos.
La devoción al Espíritu Santo, unida a la de San Pablo, así como pasar el día en la ermita es una antigua tradición local. Después, en el «prat» se reúnen las familias para hacer las paellas y celebrar así una fraternal comida, animada por la banda del pueblo.
La Diócesis de Segorbe-Castellón, atenta a la conservación de su patrimonio, inicia por vía de urgencia, ante el inesperado colapso de la cubierta de la ermita del Calvario de Nules, los trabajos de recuperación de la misma.
La ermita del Calvario, ubicada junto al Barranco de la Serraleta, se encuentra en la parte posterior de la Residencia de ancianos “Virgen de la Soledad”. La ermita, construida a finales del siglo XVII, formaba parte del conjunto de antiguas estaciones del Vía Crucis destruido durante la guerra civil española, del que constituía la última estación. Esta ermita consta de fachada sencilla con puerta, óculo en el centro del hastial y remate de espadaña. Es un edificio sencillo uninave cubierto con bóveda de decoración esgrafiada y tejado a dos aguas, y por el flanco norte, lleva adosada la casa del ermitaño.
Hace un año se realizó, por parte de los técnicos del Obispado, un estudio fotográfico e informe técnico del estado de la ermita, no apreciándose peligro inminente de derrumbe. Muy degradada en los últimos años, al encontrarse fuera de culto, la bóveda ha colapsado recientemente de manera repentina e imprevista. Ante la inesperada situación de derrumbe de la cubierta, la Diócesis está trabajando para la estabilización del edificio y la recuperación de los materiales originales para su reposición y restauración. Para ello también solicitará la colaboración de otras entidades y administraciones.
Los trabajos arqueológicos llevados a cabo durante estas últimas semanas en la ermita de San Francisco Javier de Soneja han sacado a la luz importantísimos hallazgos para la historia de la iglesia diocesana de Segorbe-Castellón. Así lo manifestaba el vicario general de la propia diócesis, Javier Aparici, en la visita que ayer realizó junto al arquitecto diocesano Ángel Albert y a David Montolío, de la Delegación de Patrimonio también de la diócesis. Aparici destacaba que “el descubrimiento permite sacar a la luz la comunidad cristiana más antigua conocida de la diócesis de Segorbe-Castellón perteneciente de pleno a los siglos iniciales del cristianismo en nuestras tierras valencianas”.
El equipo de restauración desveló hace algunos días diferentes fases constructivas del edificio barroco y neoclásico e importantes restos históricos tardoantiguos de vital importancia para la historia religiosa de la diócesis. David Montolío, señalaba que “dentro de la gran estructura religiosa datada más de mil años antes del inicio de la construcción de la ermita y con orientación norte-sur se ha ubicado la presencia de un gran templo, con una nave principal de más de veinte metros de longitud, con numerosos enterramientos vinculados y una gran capilla bautismal adyacente, con una fuente por inmersión excavada en el suelo”.
CARACTERÍSTICAS DEL BAPTISTERIO
La estructura bautismal, ubicada en el centro de una construcción propia, dispone de tres escalones de ingreso y otros tres de salida y responde a otras similares localizadas arqueológicamente en ámbito hispánico, en este caso de planimetría circular y probablemente –según el arqueólogo que lleva a cabo estos trabajos, Rafael Martínez- tendría estuco decorativo en sus paredes a raíz de los fragmentos documentados.
El importante recinto se complementa con muros de mampostería y argamasa de cal y la presencia de fosas simples y múltiples, con cubierta de losas de piedra y enterramientos humanos en su interior, un pavimento central realizado en opus signinum (material de construcción utilizado en la antigua Roma) a modo de vía sacra. Todo ello ha permitido a los expertos proponer una primera cronología de alrededor de los siglos VI-VII, datación que coincidiría con la conversión al catolicismo de la población visigoda, llevada a cabo hacia el año 589.
Los investigadores han encontrado también restos de mármoles y molduras trabajadas y estucos decorados que hablan de la gran riqueza interior que debió tener el edificio en su tiempo de máximo esplendor, la primera construcción católica conservada en las demarcaciones de nuestra Diócesis.
Las obras de rehabilitación de la ermita de San Francisco Javier de Soneja han sacado a la luz importantes restos y evidencias históricas de gran interés, y no sólo se están documentando las diferentes fases constructivas del edificio barroco, desde sus inicios a las diferentes reformas posteriores, de tiempos ilustrados hasta el S. XX, sino que también se ha descubierto la existencia en su subsuelo de un edificio tardoantiguo, posiblemente visigodo.
Cabe recordar que el edificio es obra de nueva planta, edificado a finales del S. XVII por influencia de los jesuitas en la comarca del Alto Palancia, y en el que actualmente se estaban realizando varios trabajos con el objetivo de reforzar su cimentación, de cambiar la pavimentación interior del edificio, así como de mejorar la de red de saneamiento.
Así, tras las prospecciones ordinarias de control y seguimiento arqueológico realizadas en el subsuelo del templo, se ha encontrado una estructura datada mil años antes del inicio de la construcción de la ermita, y con orientación norte-sur.
Los potentes muros de mampostería y argamasa de cal, junto con la presencia de fosas simples y múltiples, con cubierta de losas de piedra y enterramientos humanos en su interior, un pavimento central realizado en opus signinum (material de construcción utilizado en la antigua Roma) a modo de vía sacra, han permitido a los expertos acotar una primera cronología de alrededor de los siglos VI-VII.
Los investigadores, aún en pleno proceso de trabajos y estudios previos, se enfrentan a un gran edificio, posiblemente religioso, revocado de estucos y policromías interiores, que podría constituir casi con toda probabilidad una de las primeras construcciones conservadas, esencialmente dedicadas al culto cristiano en tierras de nuestra diócesis de Segorbe-Castellón.
El Obispado de Segorbe-Castellón, la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Vilafranca han hecho posible, gracias a su buena y estrecha colaboración, la rehabilitación de la ermita de Sant Roc de la localidad del Alt Maestrat, que fue inaugurada el pasado 16 de agosto, día de la fiesta del santo, por el vicario general de nuestra Diócesis, Javier Aparici. En esta ocasión, el párroco de la citada población, Salvador Prades, ha querido que la procesión, que se celebró a las 10:30 horas, discurriera desde el templo parroquial hasta la ermita de Sant Roc, donde seguidamente se celebró la Misa Mayor en honor del santo presidida por el mencionado vicario en representación del Obispo de la Diócesis, Monseñor López Llorente. Leer más
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