Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados celebran su fundadora
La congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados celebra el 175 aniversario del nacimiento de su fundadora, Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars. Durante el año, las comunidades españolas visitan la casa natal en Aitona. La semana previa a Pentecostés viajaron 60 hermanas de la Comunidad Valenciana. Con ellas fueron dos religiosas de Castellón. No pudieron demorarse porque el domingo el Obispo presidía una eucaristía de acción de gracias.
En la homilía Mons. Casimiro López Llorente afirmaba que Santa Teresa Jornet fue “una mujer abierta al Espíritu y buscando en su juventud lo que Dios quería de su vida”. También resaltó el don que es para la Iglesia: “Un gran don donde tantas y tantas Hermanitas siguen su estela siendo sus continuadoras en la misión de atención y cuidado a tantos ancianos en sus casas”.
La Madre Lucía, superiora de la comunidad de Castellón, asegura la continuidad de esa misma misión: “El lema que nos ponía la Santa Madre era atender a los ancianos en todas sus necesidades, también en su vida cristiana”. En las casas de las Hermanitas se atiende las personas de manera integral, y con una preferencia para recibir los que menos pensión tengan. Así se preserva su carácter propio: “Hay muchas residencias, por tanto tenemos que distinguirnos por el trato cristiano”. E insiste que solo siendo fiel al carisma, la Providencia seguirá manteniendo esta obra en pie.
Al límite de la vida
En la residencia de Castellón, actualmente hay 13 religiosas. Las plazas disponibles son 143, y todas las habitaciones están llenas. La lista de espera es larga. La razón es la reputación que tienen las hermanas de cuidar con esmero a cada anciano hasta el final. “Hace poco murió una mujer de 105 años –explica la Madre Lucía – Al final, cuando vida y muerte es un hilo, ¿decimos que los ancianos molestan? En ese momento ya no se trata tanto de medicina como del trato y el cariño. Y el enfermo nota si se le quiere o si molesta”.
Desde su experiencia en el límite de la vida, las Hermanitas de los Ancianos Desamparados afirman que el sentido humano exige hacer todo lo que se pueda hasta el final. Cuando la familia lo ve, vive el tránsito con paz, aseguran. Por eso defienden el avance de la tecnología y la medicina en paliar el dolor, respetando la dignidad de la persona hasta si final natural.
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