Nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, se encuentra estos días en Madrid, participando en la 121º Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que tendrá lugar hasta el 21 abril.
El encuentro comenzó ayer, lunes 17, con el discurso del presidente y arzobispo de Barcelona, Cardenal Juan José Omella, y con la intervención del Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito C. Auza.
Información y temas relacionados con las Comisiones Episcopales
La Asamblea Plenaria recibirá información, como es habitual, de las actividades de las distintas Comisiones Episcopales.
La Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana va a presentar a la Plenaria el proyecto de los corredores de Hospitalidad que ya ha puesto en marcha.
A la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la vida le corresponde hacer balance de la Semana del Matrimonio 2023, que se ha celebrado, por segundo año consecutivo, en torno al 14 de febrero, coincidiendo con San Valentín.
Por su parte, la Subcomisión Episcopal para la Juventud y la Infancia intervendrá para hablar de los preparativos de la Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Lisboa del 1 al 6 de agosto de 2023.
Además, la Comisión Episcopal para la Liturgia informará sobre distintos temas la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado.
Otros temas del orden del día
Los obispos también van a elegir a los Padres Sinodales que van a representar a la CEE en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en el Vaticano en octubre de 2023.
Como es habitual, aprobarán las Intenciones de la Conferencia Episcopal Española para el Apostolado de la Oración en España. Además, Mons. José María Gil Tamayo presentará la ponencia del nuevo Proyecto del Comité de Estudios y Proyectos.
Los obispos recibirán información sobre la situación actual de la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat y sobre el estado actual de Ábside (TRECE y COPE).
La S. I. Catedral Basílica de Segorbe acogió ayer tarde, con toda solemnidad, la Eucaristía de clausura del Año Jubilar Diocesano con motivo de la celebración del 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe.
Durante todo este año, como como recordó D. Casimiro ante el Nuncio Apostólico de S.S. «hemos rememorado nuestros orígenes, hemos vivido y sentido el importante legado de fe que nos dejaron nuestros antepasados en la fe con el fin último de, con renovado espíritu, emprender la misión evangelizadora que nos encomienda el Señor».
Antes de dar comienzo la Eucaristía, Mons. Casimiro López agradeció a Mons. Bernardito C. Auza haber acogido su invitación para clausurar este Año de Gracia del Señor. Manifestó su alegría y su gratitud, ante la asamblea, a su hermano en el episcopado, porque en su persona está representado el Papa Francisco y así, dijo, «le damos traslado de nuestro deseo de fortalecer nuestra unión con él, y a través de él, con la Iglesia Universal».
Nuestro Obispo expuso todo lo que ha vivido y sentido durante este año como Pastor de nuestra Iglesia, sobre todo porque «aquí, donde el Señor ha tocado el corazón de muchos peregrinos que han recibido el perdón y la misericordia de Dios», y ese, dijo, es el primer fruto recibido en este año, «habernos abierto a la acción de la gracia del Señor». Se refirió también a otros frutos de caridad como el Complejo Parroquial de los Santos Evangelistas y la Casa de acogida El Pati que se inauguró este sábado y que, siguiendo la encomienda del Papa Francisco, está destinado a la labor social de la Iglesia en favor de los más necesitados y los más vulnerables.
Tras las palabras de nuestro Obispo daba comienzo la Eucaristía ante cientos de files que en este II Domingo de Pascua y de la Divina Misericordia tuvieron la oportunidad de celebrar presencialmente al Señor resucitado, y siempre vivo, para interceder por nosotros en la clausura de este Año jubilar.
Por ello, el Nuncio inició la celebración evocando cómo Dios, por medio del bautismo, nos injertó en la muerte y resurrección de su Hijo y nos otorgó el perdón de todos nuestros pecados, elevando petición al Señor para bendecir el agua con la que posteriormente aspergió a los fieles rememorando así nuestro bautismo.
Tras la proclamación de la Palabra de Dios, el Nuncio Apostólico se dirigió a la asamblea litúrgica. En primer término agradeció a nuestro Obipso la invitación a la solemne clausura «como signo de filial afecto y comunión con el Santo Padre». En esta celebración, recordó, se tuvo presente «a todos los miembros de esta Iglesia Diocesana, en particular a los que sufren, a los que están impedidos y a los más necesitados que siguen la ceremonia a través de los medios de comunicación». Y a todos dio traslado del saludo afectuoso del Santo Padre.
Mons. Bernardito C. Auza, recordó las palabras de la Carta Pastoral de nuestro Obispo en la que nos marcaba los objetivos de este Año de Gracia del Señor. Así se refirió, a la necesidad de «volver la mirada a Dios, profundizar en la alabanza y en la acción de gracias a Dios Padre, cultivar el encuentro personal con Jesucristo y pedir el don de la conversión personal y comunitaria para restaurar la comunión con Dios y con los hermanos». Del mismo modo, recalcó «la necesidad de avivar nuestro compromiso social para curar las llagas de la injusticia».
El Nuncio apostólico hizo hincapié en el lema que nos ha guiado como Iglesia Diocesana este año: «Crecer en comunión para salir a misión», remarcando la necesidad de formar «comunidades cristianas vivas y afirmar el compromiso según el estado y carisma de cada uno por el anuncio del Evangelio».
Amor misericordioso
La clausura del Jubileo ha coincidido con la celebración del Domingo de la Divina Misericordia. En este sentido, Mons. Bernardito Auza, recordó que si el propósito de este año ha sido comprometerse con el anuncio del Evangelio, «la fiesta de hoy no deja de ser una providencia para experimentar, agradecer y proclamar la Misericordia que el Señor ha tenido, y tiene permanentemente con nosotros, infundiéndonos también los rasgos de su corazón compasivo».
Recordó también a San Juan Pablo II, que instituyó este II Domingo de Pascual como el de la Divina Misericordia. «por constituir una acción de gracias por la bondad de Dios», que a través de su Misterio Pascual, «nos ayuda a comprender mejor la inestimable riqueza del bautismo que nos ha purificado, el Espíritu que nos ha hecho renacer, y la sangre que nos ha redimido». La Iglesia es consciente, continuó, de que «esa inestimable riqueza es un don del Dios de misericordia infinita que recibimos en la vida sacramental, en cada una de vuestras parroquias y comunidades bajo la guarda del Obispo diocesano». Un don, dijo, «derramado y compartido en esta Iglesia local desde hace ya 775 años».
Un don que se alimenta constantemente «en la Sagrada Eucaristía, memorial de la entrega de nuestro Señor en la cruz y que se experimenta en el Sacramento de la Confesión», dijo en alusión a la Palabra proclamada (Juan 20,19-31): «recibid al Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos», y así se refirió a la «misericordia del Señor por instituir este sacramento que nos da su gracia».
La existencia del pecado es una realidad, «pero mayor es la misericordia». Así afirmó que el perdón de los pecados es posible, pero nos exhortó a que «no se endurezca nuestro corazón hasta el límite de no dejar una mínima apertura a la humildad». El perdón está abierto siempre a través del Sacramento de la Reconciliación «porque por el perdón misericordioso de Dios, todos nosotros renacimos». Y esto, resaltó, es precisamente el fin de la fiesta de la Divina Misericordia: «hacer llegar al corazón de todos esta serena convicción que se centra en el constante recuerdo de amor de Dios al hombre al que estamos invitados a reconocer dejándonos amar por el Señor».
En este sentido, manifestó su deseo de que «en el recuerdo de este feliz aniversario infunda en todos vosotros una fidelidad más profunda a Jesucristo y una fe que opera en la caridad y el convencimiento de que Dios tiene su corazón abierto a todos».
Tuvo también un recuerdo para todos los damnificados por el reciente incendio que afectó a diversos municipios de la Diócesis y elevó petición «al amor misericordioso de Dios por todos ellos». Circunstancias como ésta, dijo, nos recuerdan «que no somos poderosos ni autosuficientes, sino que somos vulnerables».
Para terminar elevó súplica a la Virgen María, Madre de la Misericordia para «que nos lleve de la mano hasta esa fuente inagotable del amor misericordioso de su Hijo, para que nos nos apartemos jamás de Él».
Una vez concluida la homilía continuó la ceremonia que, con gran solemnidad estuvo acompañada en la parte musical por el Coro de la Capilla Catedral, el Coro Parroquial del Santo Ángel Custodio de La Vall d’Uixó, y la orquesta «Jubilate Deo» bajo la dirección de Juan Felipe Durá,y el organista Santiago Díaz Santamaría.
La conclusión de la clausura se celebró entonando el Te Deum, un canto de alabanza a la gloria de Dios por ser ésta una gran ocasión en la vida eclesial de nuestra Diócesis. Durante la interpretación, diferentes miembros representantes de la comunidad eclesial, fueron prendiendo incienso en el pebetero como signo de la oración de acción de gracias al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.
Peregrinación a Roma
Antes de la procesión de retorno y de cerrarse simbólicamente la Puerta Santa, Mons. Casimiro López Llorente tomó la palabra para trasladar al Nuncio de S. S. tres ruegos. El primero de ellos que, como muestra de gratitud por su visita, aceptara el presente que se le ha ofrecido en recuerdo de los días que ha compartido con la Iglesia de Segorbe-Castellón: un plato de la Muy Ilustre Cerámica de l’Alcora con el escudo episcopal del Nuncio y el de nuestra Diócesis.
En segundo lugar, transmitir al Santo Padre «nuestro cordial saludo, afectuosa unión, y agradecimiento por la concesión de este Año Jubilar con Indulgencia Plenaria». Y por último, anunció una peregrinación a Roma de clausura del Año Jubilar para manifestar la comunión con el sucesor de Pedro. En este sentido pidió su intercesión para que sea concedida una audiencia privada con el Santo Padre.
La celebración finalizó en el Seminario Diocesano de Segorbe donde se sirvió un ágape en el que participó el conjunto del presbiterado, junto con nuestro Obispo y el Nuncio Apostólico, así como los fieles y las autoridades políticas, civiles y militares.
La celebración fue retransmitida en directo por la 8 televisión, Canal 13 y el canal Diocesano de Youtube.
Presidida por Mons. Bernardito C. Auza, Nuncio Apostólico de S.S., en España
Será retransmitida en directo la 8 TV y por Canal 13
Esta tarde a las 18.00 h, la S.I. Catedral Basílica de Segorbe acogerá la Solemne Eucaristía de Clausura del Año Jubilar Diocesano.
Desde el pasado 12 de abril de 2022, en la Diócesis de Segorbe-Castellón hemos vivido un Año de Gracia del Señor con motivo de la celebración del 775º aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe. Fruto de ello, hoy daremos Gracias a Dios, por los innumerables dones concedidos a nuestra iglesia Diocesana a lo largo de los siglos, habiendo hecho memoria agradecida del pasado y, fruto de las peregrinaciones jubilares, haber abierto el corazón al Señor para la necesaria renovación espiritual y así, juntos, emprender la misión evangelizadora de nuestra Iglesia en el momento actual.
La Solemne Eucaristía estará presidida por el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito C. Auza, que se encuentra de visita en nuestra Diócesis invitado por Mons. Casimiro López Llorente con motivo de tan significativa e importante efeméride. El Nuncio de S.S., ha sido partícipe durante este din de semana, de la realidad diocesana gracias al encuentro con representantes de toda la Iglesia de Segorbe-Castellón.
Del mismo modo, ayer sábado, el Nuncio de S. S. inauguró el Complejo Parroquial Santos Evangelistas y la Casa de Acogida El Patí de Vila-real, comprobando el grado de compromiso de nuestra Iglesia, tal como nos pide el Papa Francisco, con los más desfavorecidos, los más pobres y los más necesitados.
La Solemne clausura de hoy, tendrá una amplia cobertura mediática, respondiendo así a la importancia de la celebración para toda la Iglesia Diocesana. De esta forma, todos aquellos que por impedimento físico o enfermedad no puedan acudir presencialmente a la Catedral de Segorbe, puedan unirse en acción de gracias por todos los dones que hemos recibido, así como por los frutos de este Año de Gracia que dejarán una huella imborrable en el episcopado de Mons. Casimiro López Llorente y, un legado de nuestra fe a todas las generaciones venideras.
Retransmisión en directo : La ceremonia se podrá seguir en directo a través de 8 televisión; Canal 13 y Canal diocesano de Youtube siguiendo el enlace adjunto
Ayer tarde, el Nuncio Apostólico de su Santidad bendijo el Complejo Parroquial Santos Evangelistas y la Casa de Acogida El Pati, en Vila-real, en el contexto de la clausura del Año Jubilar de la Diócesis de Segorbe-Castellón y como fruto del mismo.
Mons. Bernardito C. Auza, estuvo acompañado por Mons. Casimiro López Llorente, Obispo de la Diócesis y anfitrión de la visita del Nuncio con motivo de la Clausura del Año Jubilar Diocesano que tendrá lugar esta tarde a las 18.00h en la S.I. Catedral de Segorbe. Asistieron además, los Vicarios Episcopales, el Director de Cáritas Diocesana, D. Francisco Mir, el Presidente de Cáritas española, D. Manuel Breton, así como el Alcalde de Vila-real, D. José Benlloch, que estuvieron acompañados por responsables de instituciones y empresas que han contribuido en la realización de las obras, así como una significativa representación de miembros y voluntarios de Cáritas.
El Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana, D. Sergio Mendoza, expuso las características de los edificios que componen el complejo dando paso a las intervenciones.
«Conmigo lo hicisteis»
En primer término, el Director de Cáritas Diocesana, D. Francisco Mir, comenzó su intervención con el versículo de San Mateo (25, 40) para asegurar que en Cáritas de Segorbe-Castellón, «queremos seguir el camino que nos señala Cristo resucitado, con la fuerza del Espíritu Santo». Este camino, prosiguió, no es más que «practicar y hacer realidad el mandamiento del amor al prójimo, a través de la caridad y en especial a los más pobres, a los más débiles, a los que más sufren, a los descartados, como dice nuestro Papa Francisco».
Tal como expuso, la Casa de Cogida San Pascual el Pati forma parte del complejo, y va a ser gestionada por Cáritas, dando continuidad, dijo, «a la labor caritativa que viene desarrollándose desde hace 30 años en Villarreal», para que, » si Dios quiere», matizó, «que «sea por mucho tiempo el hogar en el que muchos hermanos nuestros acuden».
Así, puso de ejemplo a David, usuario de la Casa, que, en nombre de todos cuanto son acogidos en El Pati, puso en valor «la acogida de Cáritas para poder tener una vida digna». Personas como David, explicó D. Francisco Mir, «en situación de calle y abandono que tienen la acogida, el calor y la comprensión y adquieren en justicia los mismos derechos que como personas les corresponde. al igual que cualquiera de nosotros».
Las palabras de David ante los presentes fueron el testimonio visible de que El Patí y la labor social de Cáritas contribuyen, como expuso D. Francisco Mir, a que tengan «un hogar en el que pueden decidir y realizar su proyecto de vida, con la ayuda de todos». Agradeció la implicación en la reinserción social, de personas, trabajadores, voluntarios y voluntarias de Cáritas, que dedican su vida y su tiempo a procurarles lo necesario para conseguirlo».
Construyendo oportunidades
Por su parte, el Presidente de Cáritas Española, D. Manuel Bretón, trasladó el mensaje de «agradecimiento y de reconocimiento de los casi tres millones de personas atendidas, tanto dentro como fuera de nuestro país y también en coordinación, como siempre hacemos, con las caritas hermanas de todo el mundo con las que colaboramos».
Trasladó también un mensaje «de gratitud, aliento, cariño y fuerza de todo el equipo directivo de Cáritas española,» así como el de los voluntarios y trabajadores de la Confederación que se hace presente hoy con vosotros». La vida, dijo, «no consiste en tener buenas cartas, sino en saber jugar las que tienes», y Caritas, apuntó, «juega siempre en las cartas que tiene acompañando personas que se encuentran en situaciones especialmente difíciles». Esta labor es posible, aseguró, «porque trabajamos en comunidad y nos exigimos contar con los mejores medios técnicos, con espacios de calidad, con estructuras adecuadas como las que hoy inauguramos, con profesionales cualificados y motivados, con metodologías innovadoras». Todo ello, concluyó, «estando cerca de las personas que más sufren, con los pobres».
Día histórico para Vila-real
La Casa de Acogida San Pascual del Pati «simboliza esta voluntad de atender, acompañar y ayudar a personas sin hogar y con graves problemas de exclusión social para que puedan desarrollar un proyecto de vida digno integrados y acogidos a la sociedad», dijo el Alcalde de Vila-real, D. José Benlloch, que puso en valor el corazón del pueblo, «que a lo largo de sus siete siglos y medio de historia ha forjado un carácter acogedor, solidario y volcado a los más vulnerables».
Agradeció la visita del Nuncio de S.S y expresó el privilegio que supuso para él como máxima autoridad municipal y católico, la audiencia con Papa Francisco en 2017, en la que pudo «compartir y departir con el Santo Padre sobre el legado de generosidad y entrega a los demás que representa nuestro Patrón San Pascual, un ejemplo de vida para los vilarrealenses y para tantos católicos».
Recordando palabras del Papa Francisco en la última jornada mundial de los pobres, aseguró, que «es momento de no ceder en el compromiso de la solidaridad, porque aquello que salva a quienes no tienen nada es la atención sincera y generosa» en referencia a la obra social que prestará la Casa de Acogida El Pati, «dando una oportunidad a aquellos que en un momento de su vida necesitan una mano que les guíe en el camino».
Manifestó, del mismo modo, el compromiso del Ayuntamiento y el apoyo de todas las fuerzas políticas «con la construcción de este magnífico espacio que no solo ofrecerá cobijo a las personas sin hogar, sino que será un lugar de refugio y seguridad, un hogar de esperanza que ofrecerá una oportunidad de encuentro, desarrollo personal, laboral y social de sus usuarios».
«Dad gracias al Señor porque es bueno»
Fueron las primeras palabras de nuestro Obispo, Mons. Casimiro López, resaltado que el proyecto ha sido posible «gracias a Dios» porque desde Él nos brotan todos los dones que nos ayudan a caminar como Iglesia peregrina del Señor. Un fruto visible del Año Jubilar Diocesano que mañana se clausura, ha dicho D. Casimiro, «que muestra lo que es verdaderamente la Iglesia: la Caridad». Recordando la Encíclica del Papa Benedicto XVI, puso el énfasis en los tres cimientos sobre los que se construye la Iglesia: «el anuncio del Evangelio, la celebración, y lo que se celebra se lleva a la vida, que es la caridad».
Agradeció la presencia del Nuncio Apostólico «por acoger la invitación para bendecir e inaugurar este Complejo dedicado a la evangelización y a la caridad». Del mismo modo mencionó a todos su colaboradores en la administración Diocesana que estudiaron la viabilidad del proyecto para hacerlo posible. En este sentido agradeció la colaboración del Ayuntamiento de Vila-real y a todas las empresas que, con su aportación generosa han hecho posible que el Complejo sea hoy una realidad.
El proyecto que ayer se inauguró, dijo el Obispo, es uno de los frutos del Año Jubilar para que «los más desfavorecidos o aquellos otros que se sienten perdidos, sean acogidos, recuperen su libertad como personas y encuentren el camino para vivir con la dignidad que merecen como hijos e hijas de Dios que son». La obra que ahora concluye, dijo nuestro Obispo, es ya «parte del legado de fe de nuestra Diócesis para hacer presente a Jesucristo». Y a esa misión es la que todos estamos llamados, apuntó refiriéndose a «los voluntarios y los colaboradores con su generosidad, para que esta casa tenga vida».
Cumplir la misión evangelizadora de la Iglesia
Mons. Bernardito C. Auza, traslado elsaludo del Santo Padre, a quien representa en España, también, dijo «su afecto y su bendición». Enfatizó sobre el valor que el Papa Francisco concede «a la tarea y los esfuerzos que se realizan por llevar a cabo este servicio que tiene por finalidad paliar la necesidad de las personas en situaciones muy difíciles».
Del mismo modo aseveró que actuaciones como la del Complejo Santos Evangelistas y la Casa de acogida El Pati, forman parte de la idiosincrasia de la Iglesia, «que practica esta ayuda, que siempre fue pionera , no como una intromisión, sino como parte integrante esencial de su misión de evangelización, y de proclamación del Evangelio».
Así, dijo, «Caritas es obra de la Iglesia y concreta el deber de la caridad en la Iglesia» tal como el Papa lo ha indicado con frecuencia, «que encarna la institución del amor de la iglesia». La labor de Cáritas, puntualizó, «lleva la caricia, la ternura, y la cercanía» del Señor a la situación concreta de quien lo necesita.
Se mostró complacido de poder «palpar la realidad de la Diócesis y de la Iglesia de Segorbe-Castellón que colabora como parte integrante de su misión en la ayuda a las personas, que por sus diversas necesidades invocan su ayuda en muchas partes». Una ayuda, dijo, «que se atiende de la manera más digna que se puede».
Se refirió a la realidad de la Cáritas española, haciendo referencia a las «más de 7.200 caritas, centros de caritas y otros centros de obra de caridad y de acción social que están allí para este fin, y ayudar, asistir, y alentar a las personas en situaciones difíciles». Aquí, aseveró, «hay un hermoso ejemplo que parte de la última década de los 80 y principios de las 90 del pasado siglo, con la suma de los miembros de Caritas, asociaciones y movimientos de la Diócesis Segorbe-Castellón que emprendieron acciones para socorrer las necesidades. Se refirió a la Fundación Tots Units que nació en 1990 como aportación a la labor de la Iglesia y «ejemplo por el que damos gracias a Dios».
Del mismo modo mostró su alegría por comprobar «la colaboración mutua de la Iglesia de Segorbe-Castellón y el apoyo de las instituciones que integran el municipio con sus autoridades al frente». Agradeció al alcalde,y a la corporación municipal «por esta ilustración y «la demostración de una auténtica y concreta colaboración para el bien de todos».
Alentó a todos a «seguir adelante, colaborando para que este centro pueda, hoy y en el futuro, sea realmente un centro de caridad, de amor, y de cariño para los más necesitados, porque siempre será necesario el servicio del amor». Por más justa que sea la sociedad, concluyó, «necesitará estar siempre presente en unos o en otros, de una manera o de otra, para atender el sufrimiento» poniendo el acento en la Casa de Acogida El Pati «que es posible con el»gracias al esfuerzo de cuántos lo han hecho posible».
Clausura del Año Jubilar Diocesano
La visita del Nuncio Apostólico a nuestra diócesis concluirá hoy mismo tras la Solemne Clausura del Año Jubilar Diocesano que se celebrará a las 18.00h de esta tarde en la S. I. Catedral Basílica de Segorbe.
La ceremonia será retransmitida en directo por 8 televisión, con carácter regional, y también por Canal 13, con carácter nacional. del mismo modo se podrá seguir por el canal diocesano de Youtube a través del siguiente enlace:
Durante el encuentro que se ha producido este mediodía en el Seminario Diocesano Mater Dei
Desde el pasado 12 de abril de 2022 la Diócesis de Segorbe-Castellón ha celebrado el Año Jubilar con motivo de la celebración del 775º aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, que será clausurado mañana, Domingo de la Misericordia, en una Solemne Eucaristía presidida por el Nuncio de S.S., Mons. Bernardito C. Auza, en la Catedral de Segorbe.
En comunión con nuestro Obispo, emprendíamos camino para regresar a nuestros orígenes y sentirnos piedras vivas para arraigar el sentimiento de pertenencia al Pueblo de Dios en la Iglesia de Segorbe-Castellón. Juntos, tal como nos pedía nuestro Obispo, hemos hecho memoria agradecida del pasado, por el importante legado de fe que, a lo largo de estos casi ocho siglos, dejaron nuestros antepasados, pero también abriendo nuestro corazón al Señor, para fijar la mirada en el presente y caminar juntos hacia la misión encomendada.
Muchos han sido los actos que con carácter histórico y cultural, además del enorme valor espiritual de las peregrinaciones a la Iglesia Madre de nuestra Diócesis, se han celebrado a lo largo de estos 12 meses.
Desde la Delegación de Medios de Comunicación se ha producido un vídeo-resumen que, este mediodía se ha presentado ante el Nuncio Apostólico. El Vídeo muestra la realidad de la iglesia de Segorbe-Castellón desde sus orígenes hasta su concepción actual. Es un repaso histórico de nuestra esencia como Pueblo de Dios, que muestra, no solo el importante legado de fe que nos dejaron nuestros antepasados, sino también el importante valor artístico y cultural de nuestra Iglesia a los largo de los siglos.
El vídeo muestra también la realidad actual de la configuración diocesana a partir de sus arciprestazgos y supone un repaso de las peregrinaciones con marcado carácter de renovación espiritual para todos los fieles que han participado en las mismas.
El Nuncio de S. S. el Papa en España ha pedido «compromiso» a los sacerdotes, «confianza en el Señor» a la Vida Consagrada, y «anunciar la alegría del Evangelio» a los laicos
El Nuncio de S.S. el Papa Francisco en España, Mons. Bernardito C. Auza ha presidido esta mañana, en la Iglesia del Seminario Diocesano Mater Dei, una Eucaristía que marca el inicio de su agenda en la Diócesis de Segorbe-Castellón durante este fin de semana.
La visita responde a la invitación de nuestro Obispo, Mons. Casimiro López, con motivo de la Clausura del Año Jubilar Diocesano que tendrá lugar mañana domingo en la S.I. Catedral Basílica de Segorbe.
La importancia de la visita radica, precisamente, en la necesidad de comunión de nuestra Iglesia Diocesana con la Iglesia Universal. La oportunidad de agradecer personalmente al máximo representante de las diócesis españolas, y del Papa en España, la concesión de este Año de Gracia, es motivo también para mostrarle que la Iglesia de Segorbe-Castellón, está en camino, como nos pide el Papa, y sale, con renovado espíritu, a cumplir con la tarea evangelizadora.
La jornada de hoy, coincidiendo con la octava de Pascua, se ha iniciado con la Eucaristía. Así, a través de la Palabra de Dios, y de la comunión en Cristo, los asistentes se han preparado para el encuentro que el Nuncio ha tenido posteriormente con los sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas, así como con la Comisión del Año Jubilar Diocesano, y con los laicos a través de sus representantes en los diferentes Consejos Pastorales Parroquiales, incluyendo movimientos, asociaciones y diferentes realidades parroquiales.
La Eucaristía daba comienzo con las palabras de bienvenida y de agradecimiento de Mons. Casimiro López Llorente hacia el Nuncio de S.S. por el encuentro y a través de él con el Papa Francisco a quien representa en España y ante todas las Diócesis españolas con el fin de que «se fortalezcan los lazos de comunión de la Iglesia de Segorbe-Castellón con la Iglesia Universal a través del Santo Padre». El de hoy, ha dicho D. Casimiro, será un día de «acción de gracias al Señor a través de la Eucaristía que es la fuente, el centro y la cima hacia donde camina la Iglesia peregrina de Segorbe-Castellón y cada uno de los que formamos parte de ella».
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio»
Providencialmente la Palabra que se ha proclamado nos invitaba a todos, a través de San Marcos (16,9-15) a cumplir con la misión evangelizadora, y en esa misma Palabra ha basado su homilía Mons. Bernardito C. Auza en este sábado de la octava de Pascua. A través del Evangelio, el Nuncio Apostólico ha puesto de relieve «la Palabra que hoy dirige el Señor al colegio apostólico que pasan al colegio episcopal y también necesariamente a los colaboradores de los Obispos: los presbíteros».
Y lo ha hecho destacando la importancia del Seminario Diocesano Mater Dei como lugar de la celebración «por ser el espacio donde todo circula en torno a la tarea evangelizadora cuyo núcleo vital es la Eucaristía, de donde nace y se nutre la Iglesia». Así, se ha referido a la Eucaristía como «el principio y el fin de toda la acción de la Iglesia; el lugar donde se ilustra la mente, pero también se educa y se forma el corazón con la amistad y convivencia con Cristo».
El mensaje de Mons. Bernardito C. Auza se ha dirigido a los sacerdotes y seminaristas; a los representantes de los religiosos y religiosas, así como a la Vida Consagrada; y a la representación de los laicos presentes.
«Contad lo que hemos visto y oído«
En su mensaje a los sacerdotes y seminaristas, el Nuncio de S.S. se ha servido de la 1ª lectura (Hch. 4, 13-21) exhortándolos «a contar lo que hemos visto y oído, como advirtió Pedro, ante aquel Tribunal, inspirado por el Espíritu Santo, y en predicar la Divina Palabra sin disminuirla y darla tal como han recibido».
En este sentido ha invitado a los sacerdotes concelebrantes, a hacer del trato, de la intimidad y de familiaridad con la Palabra y con la vida del Señor, nuestra experiencia de vida cotidiana, porque sin la experiencia de Cristo es arriesgado entrar en un estado de vida que lo pide absolutamente todo». Se ha dirigido a ellos como «colaboradores esenciales del Obispo», invitándoles «a crecer en el amor a Cristo a través de la oración, de la práctica sacramental, la dirección espiritual y la convivencia sincera y fraterna, porque así también crece el interés por el conocimiento de la Iglesia Universal y Diocesana, y de todas sus necesidades y realidades».
En el contexto «de estos tiempos recios», ha agradecido el compromiso del Obispo y de los formadores en el acompañamiento y el camino de la formación hacia los seminaristas, animando a éstos a prepararse ante un futuro «que no es fácil». En este sentido ha recordado el mensaje de los Obispos en el Plan Pastoral 2021-2025 cuando se refieren a la sociedad actual como «una sociedad post-moderna líquida y voluble» que ha dejado atrás, aquella sociedad moderna «que buscaba la solidez en los grandes principios ideológicos y las grandes causas» en la que prima «la desconfianza en los vínculos humanos» que se deja llevar por «el individualismo y se caracteriza por relaciones efímeras en las que no se mantienen la lealtad ni el compromiso adquirido». Son tiempos líquidos, ha insistido, «en una sociedad líquida, donde el amor es líquido y el hombre es líquido porque solo quiere ser ciudadano del mundo sin ataduras ni en el amor, ni en la forma de vida». Y a este tipo de sociedad «ha de dirigirse nuestro compromiso en la formación», ha dicho.
Por ello, ha continuado, «los sacerdotes ordenados y quienes se preparan para el Ministerio sacerdotal deben de participar de la riqueza y la belleza del sacerdocio de Cristo, siendo conscientes que el sacerdocio ordenado es una llamada dentro de la llamada universal de un sacerdocio de todos los bautizados».
Se ha referido también a las enseñanzas de San Juan de Ávila como ejemplo de «predicar lo que recibía del Señor a través de la oración, desde el corazón; un hombre que escuchaba con la fe, miraba desde el amor, y predicaba con el corazón». Les ha exhortado a «permanecer generosos en el compromiso a su ministerio, testimoniando la misericordia de Dios en las tareas de cada día».
Mensaje del Papa Francisco
Depositar la confianza en el Señor
A las religiosas, religiosos y representantes de la Vida Consagrada que han participado en la Eucaristía, les ha alentado a depositar la confianza en el Señor. Ha puesto en valor la encomiable labor que realizan en beneficio de la Iglesia y de la sociedad en general en todas aquellas tareas y labores que realizan. Desde las diferentes congregaciones e institutos, ha dicho Mons. Bernardito C. Auza, «respondéis a la voz de la Iglesia que cuenta con vuestra entrega y vuestra fidelidad para asegurar el bien de la misma Iglesia y de las personas que se benefician de vuestra acción según vuestra vocación y carisma».
También ha recordado la próxima celebración de la 52ª Semana de la Vida Consagrada que se va a centrar en el déficit de esperanza en la Iglesia y en la sociedad, con el objetivo de dar respuesta a las muchas inquetudes manifestadas por los consagrados, ante la amenaza de extinción de algunos institutos de Vida Consagrada. En este sentido les ha agradecido «la insustituible labor» que realizan en la Iglesia de Segorbe-Castellón y, encomendado su tarea a la Virgen, les ha animado y alentado a mantener «el coraje para seguir adelante».
Es la hora de los laicos
También ha tenido palabras para los representantes del laicado de nuestra Diócesis: movimientos, asociaciones, apostolados y miembros de los Consejos parroquiales. Les agradecido, en nombre del Santo Padre, «su compromiso en la Diócesis colaborando y actuando con el compromiso de fe asumido en el Bautismo» así como por su participación en la convocatoria del Papa Francisco en el proceso sinodal.
Como miembros de la Iglesia, ha dicho, «los fieles laicos tenéis la vocación y la misión de anunciar el Evangelio en estos tiempos recios en que decae la fe y la práctica religiosa por parte de nuestros contemporáneos». En este sentido, les ha exhortado a «ser comunidades fuertes y comprometidas para emprender la Nueva Evangelización». Llevar el mensaje del Evangelio a la sociedad contemporánea «con nuevos métodos y nuevas formas en la vida comunitaria pero también entre quienes no practican la fe recibida en el Bautismo».
Por último, les ha recordado el mensaje del Papa Francisco durante el Congreso de Laicos celebrado en Madrid en 2020: «es la hora de hombres y mujeres comprometidos en todos los ámbitos, que con su modo de vivir son capaces de llevar la alegría del Evangelio allí donde estén».
Tras la Eucaristía, sacerdotes, religiosos, diáconos y seminaristas, y los laicos a través de sus representantes en los diferentes Consejos Pastorales Parroquiales, incluyendo movimientos, asociaciones y diferentes realidades parroquiales, han mantenido un encuentro con Mons. Bernardito Auza en el que han podido conocer los acentos, las dificultades y los anhelos que están en el corazón del Santo Padre, asumiéndolos como propios y seguir el camino marcado en este Año Jubilar como Iglesia peregrina que camina, en comunión con el Papa y con el Obispo, en la tarea evangelizadora de la Iglesia misionera del Señor.
También se ha proyectado un vídeo resumen del Año Jubilar Diocesano que ha producido la Delegación Diocesana de Medios de Comunicación y que, en palabras de D. Casimiro, refleja «cómo hemos vivido este Año de Gracia del Señor.
Este II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia clausuramos el Año Jubilar diocesano que hemos venido celebrando con motivo de los 775 años de la creación de la Sede episcopal en Segorbe. Lo haremos con una Santa Misa solemne en la Catedral diocesana en Segorbe, presidida por el Sr. Nuncio de su Santidad en España. Con la presencia del Sr. Nuncio queremos mostrar la comunión de nuestra Iglesia particular de Segorbe-Castellón con el Santo Padre y la Iglesia universal, y agradecer al Papa que nos haya concedido la gracia de celebrar un Año Jubilar y ganar la Indulgencia Plenaria a lo largo de este año.
Nuestra Iglesia diocesana ha vivido intensamente este Jubileo. Con exposiciones, conferencias, conciertos, catequesis, acciones caritativas y peregrinaciones hemos podido conocer nuestra Iglesia diocesana para amarla y sentirnos todos Iglesia del Señor. De todos estos actos quiero resaltar las peregrinaciones a la Catedral, donde está la cátedra del Obispo, sucesor de los Apóstoles. La Catedral es la iglesia madre de la diócesis, la casa de la comunidad diocesana, llamada a ser ella misma la morada de Dios entre los hombres.
Aún están vivas en nuestro corazón las peregrinaciones de las parroquias por arciprestazgos, de catequistas y profesores de religión, de niños y adolescentes de nuestros colegios diocesanos, de los jóvenes y universitarios, de los voluntarios de Cáritas o de Manos Unidas, de Cofradías o ‘Retiros de Emaús’, entre otros. Antes de peregrinar a la Catedral, en la capilla del Seminario, el Señor Jesús nos reunía en torno a Si en la exposición del Santísimo y nos ofrecía en el sacramento de la Penitencia el perdón de nuestros pecados, que nos reconcilia con Dios y con la Iglesia. Experimentábamos así lo que es nuestra Iglesia diocesana: un misterio de comunión con Dios en Cristo y con los hermanos. Juntos, como Iglesia peregrina del Señor, caminábamos a la Catedral para entrar por la Puerta santa, signo de Cristo, la puerta por la que entramos a esta familia de los hijos de Dios. En torno a la pila bautismal, con la profesión del Credo y la aspersión del agua bendita, recordábamos nuestro propio bautismo, por el que renacimos a la nueva Vida de los hijos de Dios y fuimos incorporados a su familia, la Iglesia diocesana. En la estación en la capilla del Santísimo experimentábamos la presencia real de Cristo en entre nosotros. La celebración culminaba con la celebración de la Eucaristía, fuente y cima de la vida y misión de la Iglesia y de todo cristiano. La Palabra de Dios nos exhortaba a ser ‘piedras vivas’ de su templo, la Iglesia, caminando hacia la santidad; el mismo Señor Resucitado nos enviaba a todos a la misión de anunciar el Evangelio y hacer discípulos suyos a todos los pueblos; Él nos prometía su presencia todos los días hasta el final de los tiempos.
Todo el que haya participado en la peregrinación es testigo de la alegría en los rostros de los presentes: era la profunda alegría que brota de la experiencia del encuentro o reencuentro con el Señor y de sentirse miembro de esta Iglesia diocesana, morada y familia de Dios entre los hombres.
Es la hora de la acción de gracias a Dios por nuestra Iglesia diocesana y por tantos dones recibidos a lo largo de este Jubileo. Ha sido un tiempo en el que hemos podido experimentar, casi palpar en muchos casos, la misericordia infinita de Dios en muchas personas, que han sentido su amor, su cercanía, su consuelo, su perdón, su aliento y su presencia. El Jubileo ha sido un tiempo de gracia para la conversión y la renovación personal y comunitaria, para la renovación de nuestra vida cristiana, y para la renovación pastoral y misionera de nuestra Iglesia y de nuestras comunidades.
Todos los diocesanos, aunque no todos estemos físicamente presentes en la Misa de Clausura en la Catedral, estamos llamados a unirnos en la acción de gracias a Dios. “Dad gracias a Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Sal 118, 1), cantamos en este tiempo pascual. Cantemos al Señor al finalizar el Jubileo porque Dios ha sido una vez más bueno y grande con nosotros. Su presencia y su misericordia nunca abandonan a esta su Iglesia peregrina de Segorbe-Castellón. El Domingo de la Divina Misericordia nos invita de nuevo a afrontar con confianza en la benevolencia divina las dificultades y las pruebas de este tiempo para crecer en comunión y salir a la misión.
El Resucitado está con nosotros y camina con nosotros. Él nos envía el Espíritu Santo, que nos empuja y alienta a salir sin miedo a la misión.
El Obispo hace balance en El Espejo de la Iglesia (COPE) del Jubileo Diocesano que se clausura este domingo
El Nuncio de S.S. en España, Mons. Bernardito C. Auza presidirá la Solemne Eucaristía de Clausura
Este domingo de la Divina Misericordia, la S.I. Catedral Basílica de Segorbe acogerá la Solemne Eucaristía de Clausura del Año Jubilar Diocesano que estará presidida por Mons. Bernardito C. Auza. Tendrá lugar a las 18.00h de la tarde y será retransmitida en directo por 8 Televisión, Canal 13, y el canal diocesano de Youtube.
El pasado 12 de abril de 2022, coincidiendo con la Santa Misa Crismal, se inauguraba, en la Catedral de Segorbe, el Año Jubilar Diocesano en una solemne Eucaristía a la que acudían cientos de fieles. En este Jubileo Diocesano hemos conmemorado el 775º Aniversario de la Creación de la Sede Episcopal de Segorbe.
Ha sido de Gracia del Señor para todos los que formamos la Iglesia de Segorbe-Castellón, que la sentimos como nuestra y que, unidos en comunión con nuestro Obispo, nos hemos preparado para salir a la misión de transmitir la alegría del Evangelio.
Este mediodía, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón ha hecho balance de este Año de Gracia en El Espejo de Cope Castellón donde ha reconocido que ha podido sentir «la alegría que se ha producido del encuentro con el Señor» a través de las peregrinaciones que miles de fieles han realizado a la Iglesia Madre de nuestra Diócesis: la Catedral de Segorbe.
Ha sido un año, en el que nuestro Obispo nos pedía, a través de una Carta pastoral, «crecer en comunión para, con espíritu renovado, salir a la misión». Hoy, en El Espejo de la Iglesia de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente ha hecho balance de esta importante efeméride.
Segorbe, S.I. Catedral-Basílica, 9 de abril de 2023
(Hch 10,34a.37-43; Sal 117; Col 3,1-4; Jn 20,1-9)
Cristo ha resucitado
1. ¡Verdaderamente ha resucitado el Señor, Aleluya! Es la Pascua de resurrección: “el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Hoy el Señor resucitado nos invita a salir de nuestras dudas, a superar nuestros miedos y a confiar en Dios y creer de verdad que Jesús ha resucitado. Dejémonos encontrar por el Resucitado para que avive nuestra fe, esperanza y caridad, para que nuestra alegría pascual sea completa.
En el Credo confesamos que Jesús, después de su crucifixión, muerte y sepultura, “al tercer día resucitó de entre los muertos”. Pero¿lo creemos de verdad? Y ¿qué incidencia tiene en nuestra vida? El evangelio de hoy nos invita, en primer lugar, a dejarnos llevar por la luz de la fe ante el sepulcro vacío de Jesús. Este hecho desconcertó en un primer momento a María Magdalena y a los mismos Apóstoles, Pedro y Juan. María Magdalena quedó sorprendida al ver retirada la losa del sepulcro, y corrió enseguida a comunicar la noticia a Pedro y a Juan: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto” (Jn 20,1-2). Los dos van corriendo hacia el sepulcro y Pedro, entrando en la tumba, vio “las vendas en el suelo y el sudario… en un sitio aparte”. Después entró Juan, y “vio y creyó” (Jn 20, 6-7). Sólo Juan, el discípulo a quien Jesús amaba, “vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos» (Jn 20,8-9). El cuerpo de Jesús ya no estaba en el sepulcro; no porque hubiera sido robado o puesto en otro lugar, sino porque había resucitado. Aquel Jesús a quien habían seguido, vive, porque ha resucitado; en Él ha triunfado la vida sobre la muerte, el bien sobre el mal, el amor de Dios sobre el odio del mundo.
Dios Padre ha librado de la muerte a su Hijo Jesús y lo ha glorificado, resucitándolo de entre los muertos a una vida gloriosa. Su resurrección no es una vuelta a esta vida mortal; su cuerpo pasa a la Vida inmortal y gloriosa de Dios. Su resurrección es el paso -la Pascua- a la Vida de Dios. Y no sólo para sí, sino para todos los que creen en Él. En Cristo resucitado se alumbra la Vida de Dios para toda la humanidad, para cada uno de nosotros. La resurrección de Cristo cambia la historia, es el centro mismo de la historia: en Cristo resucitado queda restaurada toda la creación, toda la humanidad y la misma historia. Cuantos la acogen con fe participan ya de su gloria.
La Resurrección de Cristo: hecho real, sucedido en la historia
2. ¡Cristo ha resucitado! Esta es la gran verdad de nuestra fe cristiana, es la Buena Noticia por antonomasia. Aquel, al “que mataron colgándolo de un madero” (Hech 10, 39) ha resucitado verdaderamente. Ante quienes niegan la resurrección de Cristo o la ponen en duda hay que afirmar sin titubeos que Jesús ha resucitado verdaderamente. Su resurrección es un acontecimiento que ha sucedido en nuestra historia, aunque supera las coordenadas del tiempo y espacio. El que murió bajo Poncio Pilatos, éste y no otro, es el Señor resucitado de entre los muertos: Jesús vive ya glorioso y para siempre.
La resurrección de Jesús no es fruto de una experiencia mística; no es una historia piadosa o la invención de unos discípulos fracasados. María Magdalena encuentra el sepulcro vacío y piensa que han trasladado a otro lugar el cuerpo inerte de Jesús. Los discípulos de Jesús, salvo el discípulo amado, tuvieron que encontrarse con el Resucitado, comer y beber con Él, para creer. Tomás tuvo que tocar las llagas de sus manos para creer.
¡Cristo ha resucitado! Esta Buena noticia resuena hoy en medio de nosotros con nueva fuerza. Y nos invita a creer en Dios, que es Amor y Vida; nos invita a creer a Dios, a fiarnos de su Palabra, que nos llega en la cadena ininterrumpida de la tradición de los apóstoles y de los creyentes, en la tradición viva de la fe de la Iglesia; esta día nos exhorta a aceptar la Palabra de Dios y creer personalmente que Jesús de Nazaret, el hijo de Santa María Virgen, muerto y sepultado, ha resucitado de entre los muertos, por cada uno de nosotros. Dejémonos encontrar personalmente por el Resucitado, como los apóstoles. Él sale a nuestro encuentro hoy para que se avive en nosotros la alegria que de sabernos amados siempre por Dios en su Hijo resucitado y así se renueve nuestra esperanza.
Los bautizados: partícipes ya de la resurrección por el Bautismo
3. Los bautizados participamos ya de la resurrección del Señor. “Habéis resucitado con Cristo” (Col 3, l), nos recuerda San Pablo en su carta a los fieles de Colosas. Por el bautismo renacimos un día a la nueva Vida de los Hijos de Dios: lavados de todo vínculo de pecado, Dios Padre nos acogió amorosamente como a su Hijo y nos hizo partícipes de la nueva Vida resucitada de Jesús. Así hemos quedado para siempre unidos a Dios, y, a la vez, unidos a la familia de Dios. Los bautizados hemos quedado unidos a Cristo, y, por ello, debemos vivir las realidades de arriba (Col 3, l), donde Cristo está sentado a la derecha del Padre.
Para el cristiano, la vida no puede ser un deambular por este mundo sin saber hacia dónde va. “Somos ciudadanos del cielo” (Ef 2, 6); caminemos hacia el cielo. Aspiraremos “a los bienes de arriba no a los de la tierra” (Col 3, 2).
Por todo ello: Es verdadero cristiano quien se deja encontrar por Cristo, se deja transformar por la Vida nueva del Resucitado y pasa a ser un hombre nuevo. Porque por el bautismo toda nuestra persona y nuestra existencia queda afectada y comprometida. Nuestro bautismo pide una respuesta total de nuestra persona, que implica fe y conversión, es decir, un cambio radical en la forma de pensar, de sentir y de actuar: nuestro bautismo implica seguir a Jesucristo, a su persona y sus caminos, y dejar los caminos de un mundo alejado de Dios.
Creer y celebrar que Cristo ha resucitado implica vivir como Jesús vivió, que “pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo” (Hech 10,38); implica vivir como Jesús nos enseñó a vivir. “Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn 15,12). De la fe en la resurrección del Señor surge un hombre nuevo, que no se pertenece a sí mismo, sino que pertenece a su Señor y vive para él.
Testimoniar la Resurrección del Señor
4. El bautizado se convierte así en testigo de la resurrección. La fe en la resurrección ilumina y transforma su vida, como a los Doce y a Pablo. La fe en la resurrección le hace su testigo para proclamarla con audacia, firmeza y perseverancia. Al verdadero creyente, nada ni nadie le podrá impedir el anuncio de la resurrección de Cristo, Vida para el mundo, pues a todos está destinado. Nada ni nadie lo podrán impedir: ni las amenazas o castigos de las autoridades, ni la increencia o la indiferencia ambiental, ni el desdén de algunos ni la vergüenza de muchos de confesarse cristianos. Es preciso dar testimonio a todos de la fe que ha llegado a nosotros desde los Apóstoles. No tengamos miedo, no nos avergoncemos de ser cristianos. Cristo ha resucitado y ha sido constituido Señor de la vida: todos estamos llamados a resucitar.
Pascua es el triunfo de la Vida sobre la muerte, del perdón y la reconciliación sobre el odio y la crispación, de la justicia de Dios sobre las injusticias humanas, de la paz sobre la violencia y la guerra. Cristo resucitado es la luz para el mundo y la humanidad (cf. Jn 1,9; 3, 19). Cristo abre horizontes de esperanza y de eternidad al ser humano. Porque Cristo Jesús ha resucitado sabemos que nuestro destino no es la tumba: Si Cristo ha resucitado, todos nosotros resucitaremos, nos recuerda S. Pablo (1 Cor 6, 14; 2 Cor 4, 14; cf Rom 8,11) y ello fundamenta nuestra esperanza, de modo que podamos vivir con el gozo del Espíritu.
El cristiano orienta hacia Dios las realidades terrenas, con alegría y con esperanza. La caridad de Cristo nos apremia a los bautizados a dar testimonio del Resucitado, Vida para el mundo, ante un ambiente social y político cada vez más crispado y ante una cultura de la muerte que se extiende como una mancha de aceite en nuestra sociedad. Demos testimonio alegre y esperanzado de la dignidad sagrada de toda persona, desde su inicio hasta su muerte natural. Demos testimonio con una vida honesta y honrada. Los santos han fecundado continuamente la historia con la experiencia viva de la Pascua. Vivamos también hoy los cristianos con alegría y fidelidad el misterio pascual difundiendo su fuerza renovadora en todas partes.
Vivamos fielmente nuestra fe en la resurrección; caminemos por el mundo dando a los hombres ‘razón de nuestra fe y de nuestra esperanza’. Con nuestra actitud, con nuestras palabras y con nuestro obrar. Así podremos ser testigos de la resurrección de Jesucristo.
Segorbe, S.I. Catedral-Basílica, 8 de abril de 2023
1. “No temáis; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado como había dicho” (Mt 28,5). Las mujeres habían acudido a ver el sepulcro al alborear el primer día de la semana. Habían vivido los acontecimientos trágicos de la pasión y crucifixión de Cristo en el Calvario; habían experimentado el dolor, la tristeza y el desaliento. Aquella mañana van al lugar donde Jesús había sido enterrado para abrazarlo por última vez. Las empuja el amor. Aquel mismo amor que las llevó a seguirlo por los caminos de Galilea y Judea hasta al Calvario. En un instante todo cambia. Jesús “no está aquí, ha resucitado como había dicho”. Este anuncio del ángel cambia su tristeza en alegría y corren a anunciarlo a los discípulos.
2. ¡Cristo vive! Aquel, a quien creían muerto, está vivo. La muerte ha dado paso a la vida; a una vida gloriosa para no morir más. La luz de Cristo irradia sobre la faz de la tierra y disipa las tinieblas de la noche, las tinieblas del pecado y de la muerte. Esta es “la noche clara como el día, la noche iluminada por el gozo de Dios”.
Sí, hermanos: Cristo ha resucitado y se ha convertido en Luz y Vida para todos. Él es nuestra esperanza, la esperanza de toda la humanidad. Porque en esta noche, la historia santa de Dios con la humanidad, su designio universal de vida y de salvación, iniciada en la creación y preparada en el Pueblo de Israel, llega a su término en Cristo. “Esta es la noche, en que rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo”. La Pascua es una nueva y definitiva creación. En la resurrección de Cristo todo es redimido, todo es recreado, todo se recupera su bondad original, según el designio creador de Dios. Sobre todo el hombre, el hijo pródigo que ha malgastado el bien precioso de su libertad alejándose de Dios por el pecado, recupera su dignidad perdida: ser criatura amada de Dios, hecho a su imagen y semejanza.
¡Qué profundas suenan estas palabras en la noche de Pascua! Y que enorme actualidad tienen para el hombre de hoy; un hombre consciente de sus posibilidades de dominio, pero también un hombre cerrado a Dios y confuso sobre el sentido auténtico de su existencia, porque no sabe ya reconocer las huellas del Creador.
3. ¡Cristo ha resucitado, Aleluya! El dolor y la tristeza del Viernes santo, y el silencio del Sábado santo se convierten en canto de alegría en el Aleluya pascual: una alegría y un canto destinados a avivar nuestra fe en Cristo resucitado y nuestra condición de bautizados.
Porque en Cristo, primogénito de entre los muertos, hemos resucitado en nuestro bautismo. La victoria de Jesucristo sobre la muerte y sobre el pecado es también nuestra victoria. “Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección como la suya” (Rom 6, 3-4).
Hermanos: la victoria de Cristo es nuestra victoria. En Cristo estamos todos. Él es nuestra Cabeza y nosotros somos su Cuerpo. Su sangre ha sido derramada por todos. Y la nueva vida, que surge en la resurrección de Cristo alcanza a todos los bautizados en el bautismo. En Cristo resucitado todos empezamos a participar ya de la vida eterna. Lo que ha sucedido en Cristo, sucederá también en todos que nos hemos incorporado a Cristo.
Esta es la gran verdad que hoy celebramos: si nuestra vida está unida a la de Cristo, estamos pasando ya de la muerte a la vida, estamos entrando ya en una vida nueva que no conoce la muerte. Lo que sucedió ya, sacramentalmente, en el bautismo – nuestra incorporación a Cristo – tiene que irse realizando día a día, en la fe, en la esperanza y en el amor, iluminando y transfigurando, con la fuerza del Espíritu, nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones, en la vida diaria, aun en las cosas mas pequeñas.
4. Por ello la Iglesia nos invita esta noche a renovar las promesas bautismales. Renunciemos de corazón a Satanás y a todas sus obras y seducciones para seguir firmemente a Cristo y su camino de salvación. El amor de Dios nos despierta esta noche y nos recuerda el misterio de nuestra propia vida, que se ilumina con nuevo resplandor recordando nuestro bautismo.
Renunciemos, digamos “no” al demonio, a sus obras y a sus seducciones. Quitémonos las ‘viejas vestiduras’ con las que no se puede estar ante Dios. Esta ‘vestiduras viejas’ son, como nos recuerda Pablo en Carta a los Gálatas,las “obras de la carne”. Es decir: “fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, contiendas, celos, rencores, rivalidades, partidismo, sectarismo, envidias, borracheras, orgías y cosas por el estilo” (Ga 5,19ss.). Estas son las vestiduras que hemos de dejar: son vestiduras de pecado y de muerte, impropias de todo bautizado.
Revistámonos de la ‘vestiduras’ de Cristo. Confesemos nuestra fe y que esta dé nueva orientación a nuestra vida. Dejemos que Dios nos vista con el vestido de la vida. Pablo llama a estas nuevas “vestiduras” de Dios, “fruto del Espíritu”: Y son: “Amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí” (Ga 5, 22).
5. Sostenidos por la fuerza del Espíritu Santo, perseveremos en nuestra fidelidad a Cristo y proclamemos con valentía que Cristo ha resucitado. Esta noche santa nos invita a anunciar con palabras y con el testimonio de vida el latir del Resucitado. Eso cambió el paso de María Magdalena y la otra María, que corrieron a toda prisa a dar la noticia a los discípulos (cf. Mt 28,8). Vuelven a la ciudad a encontrarse con los otros discípulos.
Vayamos con ellas a anunciar la noticia de la resurrección del Señor. Vayamos a todos esos lugares donde parece que el sepulcro tiene la última palabra, y donde parece que la muerte es la única solución. Vayamos a anunciar, a compartir, a descubrir que es cierto: el Señor está Vivo. Vivo y queriendo resucitar en tantos corazones que han sepultado la esperanza, que han sepultado el sentido de la vida y que han sepultado la dignidad del ser humano.
Que María, testigo gozoso de la Resurrección, nos ayude a todos a caminar “en una vida nueva” y que como María Magdalena y la otra Maria anunciemos con alegría que Cristo ha resucitado. Aleluya. Amén.
Esta web utiliza 'cookies' propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Pulsando en "aceptar" consientes el uso de todas las cookies, pero puedes cambiar la configuración de 'cookies' en cualquier momento.
Como la mayoría de los servicios en línea, nuestro sitio web utiliza cookies propias y de terceros para varios propósitos. Las cookies de origen son principalmente necesarias para que el sitio web funcione correctamente y no recopilan ninguno de sus datos de identificación personal.
Las cookies de terceros utilizadas en nuestros sitios web se utilizan principalmente para comprender cómo funciona el sitio web, cómo interactúa con nuestro sitio web, mantener nuestros servicios seguros, proporcionar anuncios que sean relevantes para usted y, en general, brindarle una mejor y mejor experiencia del usuario y ayudar a acelerar sus interacciones futuras con nuestro sitio web.
Cookies Necesarias
Algunas cookies son esenciales para que pueda experimentar la funcionalidad completa de nuestro sitio. Nos permiten mantener las sesiones de los usuarios y prevenir cualquier amenaza a la seguridad. No recopilan ni almacenan ninguna información personal. Por ejemplo, estas cookies le permiten iniciar sesión en su cuenta y agregar productos a su carrito y pagar de forma segura.
Respetamos completamente si desea rechazar las cookies, pero para evitar preguntarle una y otra vez, permítanos almacenar una cookie para eso. Puede optar por no participar en cualquier momento u optar por otras cookies para obtener una mejor experiencia. Si rechaza las cookies, eliminaremos todas las cookies establecidas en nuestro dominio.
Le proporcionamos una lista de las cookies almacenadas en su computadora en nuestro dominio para que pueda verificar lo que almacenamos. Por razones de seguridad, no podemos mostrar ni modificar cookies de otros dominios. Puede comprobarlos en la configuración de seguridad de su navegador.
Cookies para Google Analytics
Estas cookies almacenan información como el número de visitantes al sitio web, el número de visitantes únicos, qué páginas del sitio web se han visitado, la fuente de la visita, etc. Estos datos nos ayudan a comprender y analizar qué tan bien funciona el sitio web y donde necesita mejorar.
Si no desea que rastreemos su visita a nuestro sitio, puede deshabilitar el rastreo en su navegador aquí:
Otros servicios externos
También utilizamos diferentes servicios externos como Google Webfonts, Google Maps y proveedores de video externos. Dado que estos proveedores pueden recopilar datos personales como su dirección IP, le permitimos bloquearlos aquí. Tenga en cuenta que esto podría reducir considerablemente la funcionalidad y la apariencia de nuestro sitio. Los cambios entrarán en vigor una vez que vuelva a cargar la página.
Google Webfont:
Google Maps:
Google reCaptcha:
Vimeo and Youtube videosembeds:
Política de Privacidad
Puede leer sobre nuestras cookies y la configuración de privacidad en detalle en nuestra Página de Política de Privacidad.