Este martes, 10 de noviembre, D. Casimiro López Llorente ha cumplido 70 años. Debido a la situación sanitaria no se ha hecho una celebración en la curia, como es costumbre.
De todos modos, al final del Consejo de Presbiterio convocado para esta misma mañana, los sacerdotes participantes han felicitado al Obispo en nombre del presbiterio diocesano. El Vicario General, Javier Aparici, le ha entregado como regalo por este aniversario una mitra episcopal.
Al final, en el claustro de la Concatedral de Santa María, Castellón, se le ha obsequiado con una tarta, y los sacerdotes presentes le han cantado Ad multos annos.
Trayectoria
D. Casimiro López Llorente nació el 10 de noviembre de 1950 en El Burgo de Osma (Soria). Cursó los estudios clásicos y de filosofía en el Seminario Diocesano de Osma-Soria. En 1973 obtuvo la Licenciatura en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca. Fue ordenado sacerdote en la Catedral de Burgo de Osma el 5 de abril de 1975.
Los primeros años de su ministerio sacerdotal los desarrolló en Alemania. A la par, cursó, en el Kanonistisches Institut de la Ludwig-Maximilians Universitä de Munich los estudios en Derecho Canónico, donde obtuvo la Licenciatura en 1979. De 1975 a 1986, fue capellán de Religiosas y encargado de la Pastoral de emigrantes en Alemania. Además, de 1977 a 1985 fue asistente científico en el Instituto de Derecho Canónico de la Universidad de Munich.
Al regresar a España, desempeñó diversos cargos en Osma-Soria hasta su nombramiento como Obispo de Zamora en 2001, recibiendo la ordenación episcopal el 25 de marzo del mismo año. El 25 de abril de 2006 se hizo público su nombramiento como Obispo de Segorbe-Castellón, y el 23 de junio del mismo año tomó posesión de la Diócesis.
¿Qué otros aspectos son esenciales cuidar en los pacientes graves o en situación terminal?
#NoHayEnfermosIncuidables
#SembradoresDeEsperanza
En el imaginario colectivo del paciente terminal no aparece un problema que puede ser mucho más serio: la soledad. No en el sentido de ausencia de personas: las hay, entrando y saliendo de la habitación del enfermo y haciendo cosas, así como la presencia y la atención de la familia. Es algo que podríamos llamar más bien «soledad vital»: el enfermo debe hacer frente a la crisis interior que le está produciendo su enfermedad sin tener alguien en quien apoyarse para ese proceso anímico, que hemos llamado la búsqueda de sentido.
La actitud de la medicina ante las enfermedades se resume en el adagio al que ya hicimos referencia anteriormente: «Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre». Con los medios actuales, curamos ya bastantes veces, y podemos aliviar siempre. Pero esa eficacia técnica nos ha hecho olvidar la última parte, consolar. Esa palabra se refiere en primer lugar la compañía que aporta calor humano a la situación de enfermedad, y hace más llevadero el sufrimiento.
El acompañamiento fundamental lo proporciona ante todo la propia familia y el entorno de amistades del paciente. También el personal sanitario está llamado a prestar esta compañía. Este es un aspecto en el que aún tenemos que mejorar. Este acompañamiento, así como la asistencia espiritual cuando el paciente lo requiere, pueden ayudarle a afrontar la crisis que supone la situación de enfermedad y resituarse ante este desafío, madurando como persona y profundizando en el sentido de la propia vida.
También quisiéramos referirnos a las dificultades que experimentan las familias a la hora de acompañar y sostener en la enfermedad a sus seres queridos. En muchas ocasiones se encuentran desorientadas sobre las decisiones que deben tomar. Es necesario hacerse cargo de esta dificultad y ofrecerles con delicadeza indicaciones adecuadas y realistas que faciliten la toma de decisiones sobre el modo de proceder en cada momento. Es necesario hacer ver a las familias que en los momentos difíciles no están solas y que serán sostenidas con la ayuda que necesiten.
Nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y los jóvenes de la Diócesis, se reunirán este viernes 13 de noviembre a las 21 h., para celebrar la Vigilia Diocesana de Juventud en la Concatedral de Santa María, en Castellón.
Está organizada por la Delegación de Infancia y Juventud junto a los Equipos de Nuestra Señora (ENS) jóvenes. En esta ocasión, se centrará en el espíritu de Santa Teresa de Calcuta, y se ha realizado una invitación a todas aquellas personas que puedan, no solo a los jóvenes, a aportar un kilo de comida y productos de higiene que se destinarán a Cáritas.
El próximo domingo celebramos la IV Jornada Mundial de los Pobres, instituida por el Papa Francisco como consecuencia del Año Jubilar de la Misericordia, y que en esta ocasión lleva por lema “Tiende tu mano al pobre” (cf. Si 7,32).
En el mensaje de Francisco para la ocasión, la Iglesia realiza “una llamada a llevar las cargas de los más débiles”, así como “una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino”.
Invita a poner nuestra mirada sobe los pobres y necesitados de la sociedad, y para ello cita el libro del Eclesiástico porque “expone sus consejos sobre muchas situaciones concretas de la vida, y la pobreza es una de ellas”.
Los cristianos debemos ponernos al servicio de los demás, especialmente de los más débiles, y ésta no es “una exhortación opcional, sino que condiciona de la autenticidad de la fe que profesamos”, explica el Papa.
La caridad y la justicia social
Precisamente en este curso, con las graves consecuencias de la pandemia presentes en nuestras vidas, la caridad y la justicia social son los principales objetivos pastorales de nuestra Diócesis.
En la introducción de la Programación Pastoral, nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, indica que «es en los pobres donde Dios nos llama de forma apremiante a hacernos próximos, mostrarles nuestra cercanía real y cordial, valorarlos en su bondad propia y en su modo de vivir la fe, reconocer su belleza, que está más allá de su apariencia, no utilizarlos para nuestros intereses personales o políticos, y acompañarlos en su proceso de liberación luchando también por su dignidad humana negada».
El Vicario de Pastoral, Miguel Abril, ha explicado que esta Jornada “la celebraremos en todas las parroquias con un gesto y participando en la liturgia”, y el Obispo, D. Casimiro, presidirá la Eucaristía en la Concatedral de Santa María a las 12 h., “a la que se unirán las entidades de la Pastoral Caritativo Social de la ciudad de Castellón, en representación de todas las de la Diócesis, e invitándose de un modo especial a diferentes personas y familias participantes en alguno de los programa de inserción”.
“Iglesia, servidora de los pobres”
Esta es la instrucción pastoral con la que la Conferencia Episcopal Española (2015) nos invita a mostrarnos solidarios con los necesitados, y a perseverar sin desmayo en la tarea de ayudarles y acompañarles.
Dirigiéndose a los mismos pobres, los obispos indican que “las víctimas de esta situación social sois nuestros predilectos, como lo sois del Señor. Queremos, con todos los cristianos, ser signo en el mundo de la misericordia de Dios. Y queremos hacerlo con la revolución de la ternura a la que nos convoca el papa Francisco: `Todos los cristianos estamos llamados a cuidar a los más frágiles de la Tierra´”.
Miguel Abril ha informado de que, “de un modo especial en este curso, los sacerdotes, en los arciprestazgos, y desde los movimientos y entidades con carácter social, vamos a trabajar desde el marco de actuación que suponen las orientaciones de esta instrucción, en el servicio a los más necesitados”.
La Fundación FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) se constituyó en 1965 con el impulso de Cáritas Española para conocer de forma objetiva la situación social de España. Del `Informe 2020´ sacamos los siguientes datos, en relación a aquellas personas y hogares en situación de grave precariedad:
1º. Hoy, 3 de cada 10 personas carecen de cualquier tipo de ingreso.
2º. Solo 1 de cada 4 hogares se puede sostener con los ingresos de su propia actividad laboral.
3º. La mitad de los hogares no pueden hacer frente a los pagos de hipoteca o alquiler de la vivienda, ni a los gastos de suministros.
4º. El 60% de los hogares ha visto cómo empeoraba su estado psico-emocional, y el 26% considera que ha empeorado su estado físico.
5º. Para 1 de cada 3 hogares está disminuyendo el rendimiento escolar de sus hijos e hijas al no poder seguir el ritmo marcado.
6º. Un 18% de los hogares con menores de edad ha renunciado a un puesto de trabajo para hacerse cargo de ellos.
7º. La familia y los entornos cercanos siguen ayudando, pero cada vez menos, porque cada vez hay menos desde donde ayudar.
El pasado 24 de noviembre los Equipos de Nuestra Señora (ENS) celebraron la apertura del curso. Se trata de un año especial porque lo inician con nuevos responsables: el matrimonio Santi Parra y Amany Taimur. Además, inician un nuevo tema de estudio centrado en la misión. En la Diócesis están constituidos 16 equipos, a los que se suman dos de Ibiza con los que forman el sector de Levante. Se les puede encontrar en Castellón, L’Alcora, Almazora y Burriana.
Este domingo celebramos el Día de la Iglesia Diocesana. Es una ocasión muy apropiada para conocer algo más a nuestra Iglesia diocesana, para sentirla y amarla como propia, y así implicarse más, si cabe, es nuestra propia gran familia.
Nuestra Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón es antes de nada la comunidad, que formamos todos los cristianos católicos que vivimos en el territorio diocesano. Está presidida por el Obispo quien, como sucesor de los apóstoles y con la cooperación de los sacerdotes, la pastorea en nombre de Jesús, el Buen Pastor; nuestra Iglesia diocesana anuncia, celebra y realiza el Evangelio de Jesús, la Salvación de Dios, para todos. Está integrada por 146 comunidades parroquiales y por otras comunidades eclesiales, que son como células o miembros de un cuerpo mayor: la Iglesia diocesana; una gran familia de familias. Todas ellas serán células vivas y evangelizadoras, verdaderas comunidades eclesiales, si están unidas con la Iglesia diocesana en su vida y misión.
Como nos enseña el Concilio Vaticano II, en la Iglesia diocesana – unida a la Iglesia universal- vive y actúa la Iglesia de Cristo. Sólo unidas a la Iglesia diocesana, las parroquias y otras comunidades serán de verdad comunidades eclesiales donde se anuncie, celebre y viva la comunión de Dios en la comunión fraterna, siendo así signo y sacramento de unidad con Dios y entre los hombres.
Nuestra Iglesia diocesana no es algo ajeno a cada uno de los que la formamos; es nuestra Iglesia, es la gran familia de los creyentes, es nuestra propia gran familia. Nuestra Diócesis es un don del amor gratuito de Dios para todos y cada uno de nosotros. Es querida por Jesucristo y está alentada por la presencia del Espíritu Santo para ser el lugar de la presencia del Señor y de su obra salvadora, sanadora y liberadora entre nosotros y para todos. El mismo Jesús nos ha encomendado la hermosa misión de anunciar el Evangelio, de celebrar los sacramentos, de vivir la caridad y la misericordia de Dios para que su Vida y Salvación lleguen a todos. Hemos de saber acogerla con gratitud y amarla de corazón.
Muchos cristianos se han alejado de la fe y de la Iglesia. Otros muchos acuden a la Iglesia sólo cuando la necesitan; satisfecha la necesidad, la olvidan y viven al margen de ella, de su vida y de su misión, y de sus necesidades personales y materiales. Con frecuencia no valoramos debidamente tantos bienes recibidos a través de ella, como son, entre otros: la fe en Jesucristo y su Palabra, la vida nueva del Bautismo, la Eucaristía y los demás sacramentos, la educación en la fe de niños, adolescentes, jóvenes y adultos, el acompañamiento de matrimonios y familias, la atención a mayores y enfermos, la ayuda a los necesitados, el compromiso con nuestra tierra y la esperanza en la vida eterna. En estos tiempos de pandemia hemos podido observar la implicación de nuestras cáritas, la entrega de sacerdotes y capellanes de hospitales, de catequistas, de voluntarios y de un largo etcétera, para seguir sirviendo a los enfermos y sus familias, a los necesitados, a los mayores o a los niños en su formación cristiana.
A los católicos nos urge redescubrir y vivir nuestra identidad cristiana y eclesial. Ambas son inseparables. No se puede ser cristiano al margen de la comunidad de los creyentes. Amar, sentir y vivir la Iglesia como algo propio no será posible si cada uno no vive la fe y la vida nueva recibidas en el bautismo; y esto siempre, en el seno de la comunidad parroquial unida a la gran familia de la Iglesia diocesana. Un cristiano solo no existe, decía S. Agustín; somos cristianos junto con el resto de los cristianos, como miembros de una gran familia: la gran familia de los hijos de Dios.
Amemos a nuestra Iglesia diocesana, valoremos y agradezcamos los bienes que recibimos de ella. Cada uno la necesitamos si queremos vivir nuestra condición de bautizados, máxime en tiempos de pandemia, de crisis económica y social, de desesperanza e incertidumbre. Como en nuestra propia familia, la vida y la misión de nuestra Iglesia piden nuestro compromiso. La prueba del grado de nuestro amor a nuestra Iglesia será nuestro compromiso en la vivencia de la fe y vida cristianas, y en la cooperación en sus tareas.
Para llevar a cabo su misión, nuestra Iglesia diocesana tiene muchas necesidades materiales que atender y que cubrir. Esto no es posible sin la generosa colaboración económica de todos sus miembros. Hemos de crecer en la comunicación de bienes, de las personas y de las comunidades. Seamos generosos. Muchas gracias a todos.
Esta mañana, viernes 6 de noviembre de 2020, ha sido publicado en el DOGV, el DECRETO 16/2020, de 5 de noviembre, del President de la Generalitat, por el que se restringe el aforo de los lugares de culto al 30%. En el apartado Tercero del Decreto, dice: “La permanencia en lugares de culto, para reuniones, celebraciones y encuentros religiosos, incluidas las ceremonias nupciales u otras celebraciones religiosas específicas, no podrá superar el 30% de su aforo. El aforo máximo deberá publicarse en lugar visible del espacio destinado al culto y se deberán cumplir las medidas generales de seguridad e higiene establecidas por las autoridades sanitarias”. Esta norma del 30% del aforo “surtirá plenos efectos desde las 00:00 h del día 7 de noviembre de 2020” (DISPOSICIÓN FINAL, punto 2). Desde esta Vicaría General se comunicará cuando deja de estar en vigor esta medida.
Este mismo día, la Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública, ha publicado la RESOLUCIÓN por la que se acuerdan medidas adicionales extraordinarias como consecuencia de la situación de crisis sanitaria. Las medidas que nos pueden afectar son:
Cuando esta resolución habla de “Medidas relativas a velatorios y entierros” no se refiere a las celebraciones realizadas en lugares de culto. Solo a las comitivas de acompañamiento del féretro hasta la iglesia o el cementerio. En estos casos la comitiva “se restringe a un máximo de 25 personas en espacios al aire libre” (Art. 1.1.2).
“No se autoriza ningún tipo de evento o actividad multitudinaria” (Art. 1.3), por lo que la celebración de procesiones o actos públicos se debe comunicar, a través de la Vicaría General, a la Subdelegación del Gobierno para su posible autorización.
En la preparación de convivencias y encuentros de grupos, movimientos o diocesanos, hay que tener en cuenta, que “la celebración de congresos, encuentros, reuniones de negocios, conferencias y eventos, que se organicen de manera presencial, promovidos por cualesquiera entidades de naturaleza pública o privada, se llevará a cabo sin superar en ningún caso el 50% del aforo” (Art. 1.16.2).
El punto que afecta directamente a la catequesis parroquial, considerada como enseñanza no reglada, dice lo siguiente: “Podrá impartirse de forma presencial, guardando la distancia de seguridad interpersonal y manteniendo las medidas de higiene y prevención, y siempre que no se supere el 50% del aforo máximo de la instalación” (Art. 1.19.2).
Si no hay una corrección de la Consellería de Sanidad, las medidas citadas estarán en vigor hasta el 9 de diciembre: “la presente resolución producirá efectos desde las 00:00 h del día 7 de noviembre de 2020 hasta las 23:59 h del día 9 de diciembre de 2020” (Art. 6).
Para cualquier duda o aclaración, estoy a vuestra disposición. Sigamos siendo responsables en el cuidado de la vida propia y la de los demás.
En la parroquia de Santa Isabel, dos crucifijos se miran frente a frente. Al fondo del templo, el de la antigua iglesia; en el presbiterio, el actual. Los separan 50 años de evangelización, como asegura el párroco, Estaban Badenes. La celebración principal será el domingo 22 con una Eucaristía a las 12 h. presidida por el Obispo, D. Casimiro López Llorente. Aunque las celebraciones ya comienzan este primer viernes de mes, 6 de noviembre, con una vigilia de testimonios y adoración a las 20:30h animada por el grupo juvenil Hakuna.
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