La misión esencial de la Iglesia se reúne en tres mandatos del Señor: Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio; haced esto en conmemoración mía; y amaos los unos a los otros como yo os he amado. Por eso decimos que el mandamiento del amor es imprescindible en el hacer de la Iglesia. Una Iglesia que no hace visible el amor de Dios y su predilección por la persona no es del todo la Iglesia de Jesús.
Los cristianos manifiestan su condición en la vida pública de maneras muy diversas. Entre todas ellas, una forma preeminente e imprescindible es el amor al prójimo que se manifiesta de maneras muy diversas: el servicio al bien común, la acción política, los comedores sociales, la atención a la discapacidad, la acción contra la pobreza. La caridad es la forma habitual de expresarse la conciencia cristiana en la vida pública y se configura como un desborde natural de una identidad vivida y una misión realizada: el amor se manifiesta en obras mucho mejor que en palabras.
Lo que ha sido anunciado y celebrado se derrama en la vida de la Iglesia a todas las personas y, de manera especial, a todos los necesitados en lo que se llama la caridad, reflejo y expresión del amor de Dios. Pero el amor al prójimo no es solo un desbordarse la vida cristiana, también en muchas ocasiones es un punto de comienzo en la vida cristiana.El ejemplo de cristianos entregados al servicio del prójimo, que aman y que se aman, es, desde los primeros siglos, la herramienta más eficaz para la evangelización de los no creyentes. De hecho, muchos jóvenes, también hoy, conocen a Jesús a partir del testimonio entregado que unas religiosas, unos sacerdotes o sus mismos amigos les ofrecen durante unas convivencias, un campo de trabajo, o un voluntariado en cualquier lugar del mundo.
Ese amor al prójimo se hace más necesario y explícito cuando aumentan las dificultades. La situación ocasionada por la pandemia, la grave crisis económica y social, las consecuencias de las guerras que llegan a todas partes en este mundo globalizado son un dolor grande que han puesto a prueba la resistencia moral y social de las personas y del conjunto de la sociedad. Para los cristianos, estos tiempos difíciles son también una oportunidad para los cristianos para hacer explícito y eficaz, una vez más su rasgo esencial: el amor al prójimo. Esto ya ha pasado en el tiempo. Las circunstancias citadas han hecho que, en los últimos meses, los cristianos se hayan volcado con los más cercanos, con independencia de creencias, ideologías o situaciones particulares. Ayudar al que está cerca es siempre posible, no es gravoso, no es costoso y además humaniza al que recibe la ayuda y a la que la da.
Pero las necesidades no han acabado, se mantienen en el presente y se proyecta, seguramente acrecentadas en un futuro cercano. La palabra del Señor tiene vigencia hasta el final de los tiempos y el promete que los pobres y necesitados estarán con nosotros hasta el final de los tiempos. Para ellos también está la Iglesia, contigo y con todos.
En la celebración del 65 aniversario de Cáritas Diocesana
Ayer tarde, en la Iglesia del Seminario Menor Diocesano de Segorbe, se celebraba la apertura de los actos de celebración del 65 aniversario de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón, con una Eucaristía que presidió el Obispo de la Diócesis, Mons. D. Casimiro López Llorente y concelebraron, el Cabildo de la S.I. Catedral de Segorbe. D. Federico Caudé; y el Delegado episcopal en Cáritas Diocesana, D. Sergio Mendoza, a quienes acompañaron una representación de sacerdotes de la Diócesis.
La celebración comenzaba con las palabras del Director de Cáritas Interparroquial de Segorbe, D. Vicente Nemesio que recordó el recorrido de Cáritas Diocesana desde su creación y la importante labor social que ha venido realizando desde entonces. Amplia fue la participación de directores y voluntarios de las Cáritas Interparroquiales, encabezada por el Director de Cáritas de Segorbe-Castellón, Juan Manuel Aragonés.
A la luz de la Palabra proclamada, el Obispo celebró esta efeméride como «una ocasión propicia para hacer memoria agradecida del pasado, y, mirando el presente, abordar el futuro con esperanza y con compromiso renovado». La celebración lo fue de acción de gracias, dijo D. Casimiro «por todos estos años, por todos los voluntarios, trabajadores y colaboradores», así como, «por las comunidades y grupos que, con su dedicación y entrega personal o con su aportación económica, han hecho posible el servicio de la caridad de nuestra Iglesia diocesana». También hubo reconocimiento para «las congregaciones, cofradías, asociaciones, que se esfuerzan diariamente por hacer realidad la ayuda a los pobres».
Durante su homilía destacó tres puntos clave «para mirar al presente y centrar la esperanza en el futuro». En primer lugar, para responder «a la llamada de Jesús que nos invita a aprender del Maestro entregándonos para que el amor de Dios se derrame a todos» porque, tal como enfatizó, «la fuente de la caridad en la Iglesia es Dios mismo que es amor». En segundo lugar dijo, «descubrir las necesidades de las personas como criaturas de Dios y, por tanto, dignas de respeto, cercanía y misericordia, aprendiendo de Él para dejar tocar nuestro corazón». Y por último, citando a Benedicto XVI, exhortó a vivir como misioneros del Señor a través del anuncio de la Palabra, la celebración de los Sacramentos y el servicio a la caridad», una caridad que «ha de ser afectiva y efectiva porque para todos está destinado el amor de Dios», animando a los presentes a, como decía San Pablo «ser perseverantes en la tarea de llevar a todos el amor de de Dios».
No pasó inadvertido en la celebración, el agradecimiento de nuestro Obispo a Dios, por el Año de Gracia que vamos a vivir a partir del próximo 12 de abril, fecha en la que, como anunció, «se celebrará la apertura del Año Jubilar diocesano» con motivo de la celebración del 775º Aniversario de la creación de la Sede Episcopal en Segorbe.
La homilía concluyó con una referencia al mensaje del Papa Francisco para esta Cuaresma a partir de este miércoles de Ceniza invitándonos a «no cansarnos de hacer el bien, no cansarnos de orar y no cansarnos de acoger la Misericordia de Dios» para lo que pidió la intercesión de la Virgen y que «nos aliente y nos acompañe para, siguiendo su ejemplo, seamos capaces de hacer lo que Él nos diga».
La parte musical de la celebración corrió a cargo de la Capilla Musical de la S.I. Catedral, dirigida por D. David Montolio, que interpretaron entre otras piezas, el «Kirie» de Aragües, «Atende Domine y Agnus» del mismo autor, o el «Ave María» de Gómez. Para finalizar entonaron el «Salve Regina».
El Obispo, D. Casimiro, inauguró ayer en La Vall d´Uixó el «Café en la Inter», un espacio informal de intercambio de información y conocimientos que van a llevar a cabo una vez al mes los equipos de voluntariado de las Cáritas parroquiales.
En este espació también partició D. Pascual Andrés, Director de la Cáritas Interparroquial de La Vall d’Uixó, y el sacerdote D. Vicent Pasqual Esteller, Consiliario de Cáritas en La Vall d´Uixó.
D. Casimiro habló al voluntariado de “la caridad y la justicia en la misión de la comunidad cristiana”, y recordó “que la caridad está dentro de la comunión y de la misión de la Iglesia, no es algo añadido”. “Cuando se ejerce la caridad cristiana estamos también evangelizando”, dijo, porque como Iglesia, como comunidad cristiana, “nuestra misión es llevar la cercanía del amor de Dios a todos, que en el caso de Cáritas se concreta con los más necesitados, y también tener en cuenta el cuidado hacia la creación”, explicó.
Haciendo referencia a la encíclica `Deus caritas est´ de Benedicto XVI, el Obispo recalcó que, en la vida de todo cristiano, como en toda comunidad cristiana, “no puede faltar la caridad”, que forma parte de “tres elementos que se alimentan: la Palabra, la Eucaristía, y la caridad”.
Los cristianos “proclamamos el amor de Dios manifestado y ofrecido en Cristo Jesús”, indicó, y lo celebramos en la Eucaristía, que hace presente el misterio pascual, “la manifestación suprema del amor de Dios hacia la humanidad”, indicó, y “Él nos envía a vivir lo proclamado y lo celebrado”.
Por lo tanto, “si falta la caridad algo le falta al cristiano, a la comunidad, o a la Iglesia diocesana”, añadió, y “algo le falta a la caridad si no se alimenta de la Eucaristía y de la Palabra”. “El cristiano, si quiere ser de verdad un cristiano, una parroquia, la Iglesia diocesana – subrayó- debe ser siempre presencia del amor de Dios en el pueblo, en el barrio o en el territorio diocesano”, y “esa es nuestra razón de ser, llevar a otros al Señor”.
También exhortó a “buscar la comunión con Dios, con los demás y con la creación”, tanto en nuestra vida personal como en la comunitaria, “es la triple dimensión que se rompe con el pecado original”. Del mismo modo que “la dimensión caritativa no puede faltar en cualquier cristiano que quiera vivir en plenitud su fe”, afirmó, “tampoco puede faltar esta dimensión en una comunidad cristiana”.
Con la mirada puesta en la caridad y, siendo el mandamiento nuevo, la razón profunda de su existencia, arrancó ayer este nuevo curso pastoral en nuestra Cáritas Diocesana en el que participaron socios, voluntarios y representantes de las Cáritas Interparroquiales de nuestra Diócesis, arropados por su Presidente, Juan Manuel Aragonés.
La celebración de la Eucaristía de este inicio de curso tuvo lugar en la Iglesia de la Sagrada Familia de Castellón y estuvo presidida por el Delegado Diocesano, Sergio Mendoza cuya homilía puso en valor «la actividad realizada por los voluntarios y trabajadores de Cáritas para que de ella se obtengan frutos apostólicos». Del mismo modo elevó petición para que «las personas con las que tratamos al largo del día, a través de nuestra acción se acerquen a Dios».
En este sentido apreció que «el trabajo bien realizado santifica, porque se convierte en una prolongación de la Eucaristía». Por ello, ese trabajo- dijo- «lo presentamos junto con el pan y con el vino en el ofertorio, como forma de entregar tu vida por amor».
Así se vive en Cáritas Diocesana donde el ser y obrar del cristiano se hace así instrumento eficaz del obrar divino, del Reino de Dios presente en el mundo, porque, tal como afirmó Sergio Mendoza, «sois llamados a Dios sobre todas las cosas, para que llenos del amor de Dios podáis amar al prójimo como a vosotros mismos».
El miércoles pasado, día 30 de junio, se reunió la Comisión del Fondo Diocesano ante el Covid-19 para valorar los casos presentados por las Cáritas en el territorio.
Esta semana se han presentado 7 solicitudes, por parte de las Cáritas Parroquiales de San Francisco, de Santa María y de la Santísima Trinidad de Castellón.
Las ayudas se han destinado a cubrir gastos de alquiler y para tramitar documentación. La cantidad económica ha ascendido a un total de 2.650 €.
Como todas las semanas, ayer martes se reunió la Comisión del Fondo Diocesano ante el Covid-19 para valorar los casos presentados por las Cáritas en el territorio.
Esta semana se han presentado solicitudes por parte de la Cáritas Parroquial de San Bartolomé de Onda, y del Santo Ángel Custodio y de Jesús Obrero a través de la Cáritas Interparroquial de La Vall d´Uixó.
Las ayudas se han destinado a cubrir gastos de alquiler y de suministro de agua. La cantidad económica ha ascendido a un total de 1.256 €
Como todas las semanas, ayer martes se reunió la Comisión del Fondo Diocesano ante el Covid-19 para valorar los casos presentados por las Cáritas en el territorio.
En esta ocasión se han presentado 5 solicitudes por parte de la Cáritas Parroquial de Santo Tomás de Castellón, de la Cáritas Parroquial del Santo Ángel a través de Cáritas Interparroquial de La Vall d’Uixó, y de la Caritas Parroquial de San Bartolomé de Onda.
Las ayudas se han destinado a cubrir necesidades de alquileres y de suministros de agua y luz. La cantidad económica ha ascendido a un total de 1.367,70€.
Desde la Comisión del Fondo han agradecido a las Parroquias, Cofradías, a las diferentes realidades y agrupaciones de la Iglesia, así como a entidades privadas y a donantes particulares, que sigan nutriendo el Fondo con sus donaciones.
Nuestro Obispo, D. Casimiro, ha presidido esta tarde la Eucaristía en la Solemnidad del Corpus Christi en la Catedral, en Segorbe. Además de los sacerdotes concelebrantes ha participado un gran número de fieles, los niños y niñas de Primera Comunión de la ciudad junto a sus catequistas, así como una representación de la corporación municipal.
Tras la proclamación de la Palabra de Dios, el Obispo ha resaltado tres palabras en su homilía: Memorial, Banquete y Presencia. “La Eucaristía es memorial del sacrificio redentor de Jesús en la cruz, que actualizamos cada vez que celebramos la Santa Misa”, ha explicado.
Este sacramento, indicaba, “nos descubre el verdadero rostro de Dios”, que es amor, un amor “hasta el extremo de entregar a su propio Hijo por nosotros y por nuestros pecados”. Toda su vida, decía de Jesús, “no tuvo otro fin que darnos a conocer y comunicarnos” este amor.
La Eucaristía es también banquete, ha continuado, ya que “Jesús mismo se nos da en comida”. “Es el centro de la vida de cada cristiano y de toda la Iglesia”, y sin ella “no podemos vivir”, porque “cuando falta la Eucaristía nuestra fe y nuestra vida cristiana languidece y termina muriendo”.
D. Casimiro ha mostrado su preocupación por “tantos niños que hacen la Primera Comunión siendo la última”, y por “tantos bautizados que menosprecian la participación en la Eucaristía”. «Sine dominico non possumus», ha dicho citando a los Santos mártires de Abitinia, es decir, sin reunirnos el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir.
Además, en este Día de la Caridad también ha explicado que de ella “brota el mandamiento nuevo del amor: Amaos unos a otros como yo os he amado”, que este año vivimos bajo el lema `Tiende tu mano y comprométete”, para que el amor de Dios “llegue a todos, en especial a los más pobres y excluidos de nuestra sociedad”, más aún hoy ante “las consecuencias de la pandemia”.
Por último, la Eucaristía es presencia, pues “Jesús se queda en medio de nosotros como fuente inagotable de amor para que nos acerquemos a Él”, y nos “dejemos empapar de su amor para llevarlo a los demás”.
Tras la celebración solemne ha tenido lugar la procesión claustral con el Santísimo, que sostenido por el Obispo se ha detenido en la puerta que da a la calle Santa María para bendecir a la ciudad y a toda la Diócesis.
“Tiende tu mano y comprométete” es el lema de la Memoria 2020 de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón, marcada, sin duda, por la pandemia de la COVID-19 y sus consecuencias sanitarias, económicas y sociales, y que se ha presentado esta mañana en la Casa Sacerdotal «Hogar de Nazaret», en Castellón.
En el acto, presidido por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, ha intervenido Juan Manuel Aragonés, Director de Cáritas, y el Delegado Diocesano de Cáritas, Sergio Mendoza.
D. Casimiro ha indicado la íntima relación entre el Corpus Christi y la caridad. «La Eucaristía, que es el centro de la celebración del Corpus Christi, es la fuente, la razón y el envío para vivir la caridad», y por ello, «la Iglesia está en el ámbito caritativo como desarrollo del mandamiento nuevo del amor: que os améis unos a otros; como yo os he amado».
En relación al contexto de la pandemia que estamos viviendo, nuestro Obispo ha recordado las graves consecuencias sanitarias, laborales, sociales, económicas y políticas, y ante ellas ha querido agradecer «la movilización y la respuesta de toda la comunidad diocesana y de otras personas de buena voluntad», tanto por la «implicación personal como por la generosidad económica» en favor de los más desfavorecidos.
También ha recodado y ha agradecido la labor de tantos sacerdotes que desde las parroquias han distribuido alimentos y no han dejado de atender a quienes han necesitado ayuda. En este sentido, ha mencionado el bien que la Iglesia diocesana está haciendo con el Fondo ante el Covid, «pensado para cubrir aquellas necesidades que las parroquias no pueden atender», y que va a permanecer abierto, pues las necesidades continúan llegando.
Memoria de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón 2020
La respuesta a las situaciones derivadas de la COVID-19 ha marcado la labor de Cáritas en el año 2020 ante una pandemia que ha puesto de relieve lo vulnerables e interconectados que estamos todos. Frente a la cara negativa del virus, que se contagia y propaga causando muerte, dolor, pobreza…, surge la cara positiva de la solidaridad (fraternidad) que hace ver que tenemos capacidad de ayudar con simples y pequeños gestos.
Esta fraternidad ha llevado a Cáritas a atender y acompañar a 16.815 participantes (un 16% más que el pasado año) y a 26.432personas beneficiarias (un 3,5% más).
La pandemia ha agudizadola pobreza y la vulnerabilidad de los colectivos sociales que ya estaban marginados, y sus consecuencias, sobre todo en materia de empleo, lo que ha supuesto que se hayan incrementado las solicitudes de atención y acompañamiento. Sin embargo, resaltan desde Cáritas, «la cara positiva ha sido una ola de solidaridad, con personas dispuestas a ayudar personal y económicamente». En este sentido, también en Cáritas han tenido que redoblar esfuerzos, centrándose en las personas que sufren, y poniéndose a prueba para adaptar la encomiable labor social que realizan con iniciativas novedosas e imaginativas para no dejar a nadie al margen o desatendido. Entre ellas la de “Entidades con corazón” que lanzó la campaña #LaCaridadNoCierra‐#CadaGestoCuenta y contactó con 600 empresas y entidades cuyas donaciones sumaron 170.464,64€, 63.827,67 € en especie, o el especial acompañamiento y apoyo en la realización de trámites telemáticos en una imparable digitalización de nuestra sociedad.
El coronavirus afectó especialmente a personas sin hogar para quienes se habilitó un nuevo albergue provisional con 45 camas en el polideportivo “Castalia” que dio cobijo a 112 personas sin hogar. Hubo 3.240 pernoctaciones y se sirvieron 9.550 comidas.
La pérdida de empleo ha sido una de las consecuencias de la pandemia para muchas personas. Desde el equipo de Empleo estuvieron muy activos y coordinados con Servicios Sociales recopilando información y buscando nuevas oportunidades de empleo, ayudando en trámites y gestiones, orientando y haciendo seguimiento y apoyo a los participantes con el “Servicio Empleo COVID”.
La brecha digital se ha convertido en un elemento exclusógeno, es decir, es consecuencia y a la vez causa de la exclusión social. Una parte de las personas atendidas en las acogidas de Cáritas están en “apagón tecnológico” al no contar la gran mayoría con conexión, dispositivos electrónicos o competencias suficientes para manejarse en la red.
Una consecuencia del confinamiento para las familias con niños y adolescentes fue ladificultad para no quedarse atrás en el rendimiento escolar, ya que éste, se ha visto afectado tanto por la brecha digital como por la incapacidad de los progenitores para apoyar la realización de las tareas escolares.
La fatiga de la pandemia hace mella en la salud física y psicoemocional como consecuencia de situaciones de estrés y ansiedad provocados por la pérdida de empleos e ingresos y también por la gran cantidad de tratamientos de salud que han sido retrasados.
Se aprecia un agotamiento de la ayuda mutua y un aumento de la soledad. Las familias en situación de exclusión están perdiendo redes de apoyo, es decir, siguen teniendo buenas relaciones, pero la capacidad de apoyo material de estas redes es cada vez menor. Por otro lado, el aislamiento ha afectado especialmente a personas mayores, y aunque no es una realidad nueva, sí se ha visto intensificada.
La COVID ha hecho aflorar la urgencia de un cambio en el acceso a las necesidades más básicas de las personas atendidas. En este sentido, Cáritas apuesta por un modelo centrado en la persona, reconociendo su dignidad, su autonomía y su corresponsabilidad, por ello se ha centrado el esfuerzo en sustituir la ayuda en especie y ofrecer alternativas más dignificantes con una visión más humana de las necesidades básicas.
El desafío planteado ha llevado a Cáritas Diocesana a dedicar el 90 % de sus recursos a los proyectos de Acogida y Acompañamiento, para atender las necesidades básicas y de promoción de una población golpeada por la pandemia y evitar que las personas vulnerables y en riesgo de exclusión quedaran aún más al margen de la sociedad.
En la respuesta a las necesidades de la pandemia han jugado un papel decisivo los voluntarios que han aumentado un 10,5% con 97 nuevas incorporaciones. Sin ellos, la misión de Cáritas no se podría llevar a cabo, al igual que la dimensión social de la generosidad de colaboradores, donantes, entidades y empresas ha sido un valor añadido fundamental que en Cáritas agradecen y aplauden, porque la pandemia nos ha mostrado que una sociedad fraterna, inclusiva, justa y de derechos se construye sobre la roca del bien común.
Memoria Fondo Diocesano ante el COVID-19
El 16 de abril de 2020 nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, anunciaba la creación del Fondo Diocesano ante el Covid-19. Como en otras ocasiones, nuestra Iglesia diocesana no podía quedar indiferente ante esta situación. Este fondo está destinado a prestar ayuda a las Cáritas parroquiales, arciprestales o interparroquiales que no puedan cubrir con fondos propios las peticiones de personas o familias necesitadas (alimentos, suministros, vivienda, medicamentos…). El total de asignaciones en el 2020 fue de 68.913,45€ y se atendieron las solicitudes de 195 familias.
En Cáritas preocupa, especialmente, el ámbito de la vivienda. De hecho, el 60% de las asignaciones fue para pago de alquileres y suministros, por un total de 41.072,42€. Se ha observado también las dificultades que muchas personas tienen para poder vivir en un hogar con las mínimas condiciones de habitabilidad; personas y familias viviendo en habitaciones, el difícil acceso a alquileres por carecer de nóminas o por no poder adelantar varios meses de fianza, o cortes de suministro por impago de recibos. Teniendo en cuenta que la vivienda y el poder habitarla en condiciones dignas, es un derecho humano, desde Cáritas hacen visible esta realidad para que pueda mejorarse.
Colecta día del Corpus
El Día de Caridad es la jornada en la que Cáritas solicita la colaboración económica de la comunidad cristiana, para sostener su actividad sociocaritativa. Por ello, todas las colectas del día del Corpus, como también las de los primeros domingos de mes, se destinan a las más de 100 Cáritas Parroquiales, 6 Cáritas Interparroquiales y a Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
También, comprometidos con la transparencia, las diferentes Cáritas, rinden cuentas ante sus comunidades informando del destino de la colaboración económica recibida y de su gestión en la acogida y el acompañamiento a las personas necesitadas, para que vean reconocidos sus derechos y puedan vivir con dignidad.
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